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Achacaba José Antonio Primo de Rivera a la derecha el gran defecto de volver repulsivo todo lo que tocaba, sobre todo lo noble y bello. A pesar del plagio descarado que desde Vox han realizado de consignas falangistas, la comprensión del mensaje no ha sido precisamente la correcta por parte del partido V.E.R.D.E. Ahora salen en Murcia planteando que los colegios reproduzcan cada mañana el himno nacional, y que haya banderas de España en las puertas y retratos de Felipe VI en las aulas. Semejante propuesta, que delata un chovinismo propio del televisivo Antonio Recio, ha desatado la mofa de la izquierda sociológica en las redes sociales. Y no es para menos.
Desconozco cuánto habrán cambiado los colegios desde que superé esa etapa académica, pero recuerdo haber estudiado en un centro público donde estaba el retrato de Juan Carlos I y si hoy escribo estas líneas no se debe a que la visión diaria de ese señor fortaleciese mi patriotismo. Por otra parte, las banderas en los edificios públicos son obligatorias por ley (otra cuestión es que determinadas autonomías y ayuntamientos la incumplan impunemente). En la práctica, la única originalidad de Vox consiste en proponer que suene todas las mañanas el himno nacional. Si esperan que con eso la juventud se aleje del pensamiento único del progresismo imperante y rezume patriotismo por los cuatro costados, no pueden estar equivocados. La misma derecha sociológica que hoy se entusiasma con Vox ya usurpó la parafernalia falangista en el pasado, por ejemplo, y los muchísimos niños cantando el Cara al Sol en las escuelas no se reflejó políticamente tras el suicidio político del franquismo en un falangismo organizado y con influencia social, sino en el oportunismo centrista y en un constante renegar de lo que habían sido. Como acostumbran, desde la derecha priorizan más los símbolos que los valores que representan. De ahí la caricatura que, posiblemente sin pretenderlo, han realizado los murcianos de Vox del patriotismo.
Los símbolos y los valores que representa el patriotismo no necesitan de la endofobia ni de leyendas negras para convertirse en una caricatura. Las buenas intenciones a la hora de reivindicarlos en exceso pueden ser todavía más perjudiciales. Los niños españoles no necesitan el himno nacional sonando cada mañana para serlo, ni la bandera o el retrato del Jefe de Estado que marquen las circunstancias temporales. Sí necesitan que desde las instituciones exista preocupación y trabajo por mejorar su instrucción académica dotándoles de los medios necesarios y, sobre todo, que exista un sistema educativo y no la pluralidad que padecemos ahora. Esta cacofonía de sistemas educativos, entre otros aspectos, cuenta una Historia diferente en cada chiringuito autonómico. Además de una única Historia de España para todos los alumnos del sistema educativo español, necesitamos una materia rigurosa que se atenga a la Verdad y a la Justicia. Y, para alcanzar ese objetivo, la propaganda chovinista y patriotera es tan contraproducente como la endofobia progre y negrolegendaria.
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