28/04/2024 13:34
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Esta es la segunda parte de la serie sobre el libro Largo Caballero, El tesón y la quimera, de Julio Aróstegui. La primera parte, con la introducción, está aquí.

  1. De Chamberí a Pablo Iglesias (1869-1890)

Trata de los comienzos de Caballero; su niñez y juventud.

Chamberí constituía más bien una trama urbana donde convivían entreveradas las familias de menestrales, artesanos y oficiales especializados, con una pequeña burguesía que tenía pocas posibilidades de aparentar buena posición

Su padre, Ciriaco Largo, era de Toledo, carpintero. Su madre,  Antonia Caballero Torija, era «alta, delgada y rubia», de Brihuega. Fue bautizado. El matrimonio naufragó muy pronto. Caballero dirá textualmente que su padre pegaba a su madre. Al año y cuatro meses de haber nacido el hijo el matrimonio se deshacía. Largo Caballero vivió «una infancia dickensiana». Su madre volvió a su oficio de sirvienta.

Se trasladaron a Granada, pero volvieron a Madrid pronto. Estudió tres años en los Escolapios, de Granada y de San Antón de la calle de Hortaleza. A los siete años empieza a trabajar, armando cajas de cartón, después en un taller de encuadernación, y después en una cordelería… Abandona todo hasta que por casualidad empieza a trabajar de estuquista:

… oficio, relativamente aristocrático en el mundo obrero, muy técnico y cuya actividad, que consistía en aplicar una capa de escayola fina, el estucado, a las paredes interiores de edificios de calidad, iba destinada a satisfacer a los ricos. Solo se hacía en «casas confortables».

Sobre el panorama social:

… predominaba la economía antigua basada en las pequeñas empresas y los oficios, el artesano de taller y largo aprendizaje, con ciertos resabios gremiales.

 

La jornada no era, por lo común, inferior a las once horas, y a veces se extendía sencillamente de sol a sol. No existía aún el descanso semanal, al menos en los oficios más ejercitados.

 

un 60 por ciento se iba en alimentación,

 

trabajaba desde las seis de la mañana «hasta que se encendían los faroles de la vía pública», con una hora de interrupción para comer.

 

tenían que trabajar los domingos y eran los lunes el día dedicado al asueto, que consistía sobre todo en comer, beber y estar juntos… «en el Puente de Vallecas, Ventas del Espíritu Santo, Tetuán de las Victorias o Puerta de Hierro».

Empieza su andadura sindicalista:

Corría el año 1890 y aquella fiesta [del Trabajo del Primero de Mayo] se organizaba por vez primera en España. Fue entonces también cuando, con poco más de veinte años de edad, oyó hablar del dirigente socialista Pablo Iglesias.

Se afilia a la Unión General de Trabajadores de España» con veintiún años y constituye la Sociedad de Estuquistas en un local de las Escuelas Pías de San Antón, donde había aprendido parte de sus primeras letras, cedido por los religiosos escolapios. Como CCOO, también constituido en locales parroquiales…

A los tres años ingresa también en el PSOE. Nos dice Aróstegui:

… se había convertido ya, definitivamente, en un obrero consciente.

Será que también los hay “inconscientes”. Se refiere por supuesto a la “conciencia de clase”, que es saberse “portadores de la objetividad histórica”, repetimos.

Se produjo un cambio radical en mi vida. Abandoné toda diversión y distracción que no tuviera un objetivo cultural o instructivo. Entregué todas las energías físicas e intelectuales de que podía disponer a la defensa y propaganda del ideal voluntariamente abrazado.

Sus primeros objetivos son el trabajo a destajo, los salarios bajos y pagados en las tabernas.

emprendería una cruzada contra la apertura de las tabernas en domingo.

Caballero se mostraba ferviente partidario de «la supresión de las corridas de toros en domingo y el cierre de tabernas, pues en dicho día ni unas ni otras favorecen necesidades».

Menudo aguafiestas. Algunos detalles más de su carácter:

Caballero sería un modelo de dirigente obrero cuya actividad y ascenso como tal se explican mejor por su valía para la organización, su dedicación constante y su cerrado sentido de la misión obrera.

 

desbordante capacidad de trabajo, capaz de ocuparse de múltiples tareas a un tiempo

 

…. celoso guardián de su vida privada y familiar,

 

… sequedad de su carácter y la persistencia de su ironía.

 

… hombre ordenado en extremo, eficaz gestor, de escasas palabras, frío, con tendencia a la burocratización, terco hasta el extremo en el mantenimiento de sus posiciones, algo autoritario y celoso de su papel. Un hombre que desprendía una sinceridad y una pasión por su obra que fueron el fundamento de un carisma inigualado por ningún otro dirigente obrero.

 

Apariencia:

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En una foto fechada en 1900, dedicada precisamente a su mentor y maestro, Pablo Iglesias, le contemplamos pulcramente vestido, con cabellera completa aunque no muy recia, cejas pobladas y amplio y bien recortado bigote al estilo de la época. En actitud serena, risueña y optimista, con cierto dejo de satisfacción que encaja mal con la imagen tópica de su sequedad y frialdad de rasgos.

 

No parece ya la imagen de un obrero, incluso de élite, sino la de un empleado de mesa y pluma. Su figura no oculta tampoco una fuerza interior contenida.

 

Caballero vestiría ya desde entonces el atuendo de un dirigente que parecía cuidar su imagen. Por lo general, con terno que incluía chaleco y, con frecuencia, el sombrero. A veces faltándole una última pasada en el planchado… Y siempre con una muy fea corbata, en opinión de un dandi a su modo como era Indalecio Prieto.

En resumen: un hombre de partido, socialista y obrero, pero nada español.

  1. Luz en las tinieblas (1890-1917)

 

Describe el comienzo de su vida sindical y pública. Aróstegui pone al principio del capítulo la anterior cita pretenciosa de Caballero en que “la redención de la Humanidad solo puede hacerla la clase obrera”. Creo que no es serio reproducir semejante regurgitación -una intoxicación de marxismo averiado- sin desautorizarla.

Caballero pasa a presidir la Agrupación Socialista Madrileña y la Casa del Pueblo de Madrid y después la UGT:

A poco de comenzar el siglo, Caballero habría de dejar de ejercer su oficio de estuquista para dedicarse por entero a la vida pública.

Trabaja siempre junto a Pablo Iglesias. Por cierto:

«Solo un escaso número de trabajadores manuales alcanzaron posiciones directivas en los partidos de la Segunda Internacional».

Los organismos de resistencia, labor casi exclusiva de obreros; los partidos socialistas, labor en mucha parte de obreros, pero en tanta o más de hombres de las profesiones liberales».

En efecto, los partidos obreristas son simpre dirigidos por agitadores con unas manos muy finas, no por obreros.

Sobre el oportunismo de Caballero:

… a la altura de 1915 Largo Caballero escribiría que era un «convencido intervencionista»

 

Proceden revolucionariamente, y por tanto dentro de la línea de la más estricta pureza del ideal socialista, todos los que colaboran en las instituciones creadas por el Estado para intervenir en los problemas planteados por la lucha de clases. Hacer otra cosa, propagar lo contrario a esa colaboración, es, aunque no se quiera, hacer la apología de la «acción directa».

 

La colaboración de los socialistas dentro de los Gobiernos burgueses no es idéntica a la colaboración en las instituciones antedichas, pues en los primeros se contribuye a fortalecer y perfeccionar los elementos coercitivos de que dispone la clase capitalista para sojuzgar a la clase trabajadora.

 

En consecuencia, el reformismo de Caballero apoyaba por ahora la penetración en las instituciones de gobierno, porque, si se considerase perniciosa la colaboración de los socialistas en las corporaciones donde se preparan las leyes de carácter social, lógicamente debemos renunciar a toda acción política, pues en los Parlamentos, Diputaciones y Ayuntamientos no solo se hace crítica del régimen capitalista, sino que se coopera también a hacer y perfeccionar las leyes de todas clases.

Un completo oportunista, como se verá más adelante. Por ejemplo, este revolucionario es vocal del Instituto de Reforma Social desde su creación en 1904:

En su condición de vocal del IRS asistió ciertamente, algo que él se cuidó siempre de destacar bien, junto con los demás vocales obreros, al proceso de elaboración de muchas disposiciones legales de diverso rango sobre las relaciones laborales que se gestaron en aquella casa.

 

… bastantes de las leyes que Caballero propondría en su etapa de ministro de Trabajo muchos años después, y la consagración de instituciones, como los Jurados Mixtos, por ejemplo, habían sido tratadas por él desde los primeros años de su contacto con instituciones directas de reforma social, convertidas en asesoras de toda la política social, como era el Instituto.

 

La experiencia del Instituto de Reformas Sociales no tardaría en ir acompañada de su primera incorporación a una actividad pública de distinto tipo: la política representativa en las instituciones de gobierno,

 

Fue concejal del ayuntamiento de Madrid:

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Con cierta sorna, menciona que el alcalde don Alberto Aguilera dijo en cierta ocasión, en referencia a Iglesias y Caballero, que «ha entrado en la Casa ¡la pareja de la guardia civil!»[53]. De hecho, su experiencia como diputado provincial, que se abrió en 1911, tuvo las mismas características; su labor, según testimonio propio, fue sobre todo crítica con corruptelas y privilegios y se orientó a «enderezar entuertos».

 

Caballero narra con acritud su encuentro con un diputado de la familia del arquitecto Arturo Soria, «creadores y caciques de la Ciudad Lineal», que no era modelo de probidad. Y añade: «Esta familia, por su conducta despótica con los obreros, daba trabajo suficiente para una minoría socialista»[54].

 

Se casa y tiene su primer hijo, Ricardo Largo Álvarez, del se sabe poco, como de su mujer, Isabel Álvarez Fernández. Con su segunda compañera, Concepción Calvo, tendría varios hijos.

Una curiosidad:

… en 1914, Largo Caballero formalizaba la licencia que le permitiría la construcción de una casa unifamiliar en el nuevo espacio de la Dehesa de la Villa donde la urbanización en ciernes hacía la operación posible[56].

 

el célebre «hotelito» en el que iba a transcurrir gran parte de la vida en España para Caballero y su familia. Hotelito en el que se dieron algunas incidencias políticas significativas, como su detención tras octubre de 1934, y que iba a ser objeto más de una vez de las críticas de enemigos del dirigente que le acusaban de vivir con lujo, cuando en realidad se trataba de una muy modesta vivienda unifamiliar que aún hoy se mantiene en pie. Más tarde la familia se trasladaría a una vivienda en la calle de Viriato, al parecer por razones de seguridad.

Pues sí, me parece era una casita sin más y no hay escándalo en ningún caso.

En 1909 tienen lugar los disturbios de la Semana Trágica. Se pude decir que empieza la agitación contra el régimen de la Restauración. En el año 1910, llega el PSOE  al Parlamento al ser elegido Pablo Iglesias. En septiembre de 1911, la UGT presidida por Caballero acordó un paro general. Canalejas, jefe del Gobierno, decreta el estado de guerra el 19 de septiembre. José Canalejas sería asesinado a finales de año.

Y de ahí pasamos a 1917, con la huelga revolucionaria famosa. Pero esa parte del capítulo 2 del libro la dejamos para el próximo día.

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