28/03/2024 15:22
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En la bella ciudad gaditana de Algeciras tuvo lugar en el siglo XIV un gran asedio que se convirtió en una de las grandes campañas de la Reconquista. Es profundamente simbólico que sea allí donde ha tenido lugar el último asesinato yihadista. Ahora es España la que vuelve a ser conquistada. Entre 1275 y 1344 tuvo lugar lo que en nuestros días los historiadores de la Reconquista han llamado «La Batalla del Estrecho», una serie de invasiones contra el Sur de España, lo que dio lugar a una sucesión de duras batallas de las Coronas de Castilla y Aragón contra el Islam por el control del Estrecho de Gibraltar. Las fuerzas de Castilla tomaron Gibraltar en 1309 pero fracasaron en el primer asedio de Algeciras, en 1310.
La invasión marroquí más peligrosa fue la que tuvo lugar en la década de 1330, a cargo del Sultán Abul Hassan, quién se titulaba «Emperador del Maghreb» y gobernaba lo que se ha conocido como Imperio Benimerin. Era un poderoso imperio cuya capital estaba en Fez y que dominaba en aquel momento todo el Norte de África, (el anterior rey de Marruecos, Hassan II, padre del actual, era «segundo» porque se consideraba sucesor de este sultán medieval) Las fuerzas de Abul Hassan, con más de 60.000 hombres, 90.000 según algunas fuentes, desembarcaron en España, tomaron Gibraltar y sitiaron Tarifa. Además tomaron diversas ciudades andaluzas como Alcalá la Real, en colaboración con el ejército del rey de Granada y sitiaron Tarifa. Y el sultán disponía de al menos 100.000 soldados más en el norte de África Toda España, no sólo la Andalucía cristiana quedó en grave riesgo pues esta cantidad de soldados era muy superior a la que Castilla y Aragón poseían entonces. Alfonso XI y Pedro IV de Aragón unieron sus fuerzas ofreciendo el monarca de la Corona de Aragón su flota para unirse a la castellana e impedir más desembarcos en el Estrecho. Alfonso XI de Castilla y León organizó y reclutó su ejército para encargarse de la lucha en tierra.
Las ciudades clave del Estrecho quedaron en manos de los musulmanes o asediadas. Afortunadamente Tarifa resistió un largo asedio que culminó con la gran batalla del río Salado, cerca de Tarifa, en octubre de 1340, donde las fuerzas del rey de Castilla con ayuda de las tropas portuguesas, derrotaron a las benimerines y del reino de Granada. Pero la flota musulmana derrotó a la cristiana y desembarcó 30.000 soldados marroquíes más. Los benimerines seguían controlando Gibraltar y Algeciras, que en aquella época se consideraban la misma ciudad. Algeciras, la Al Yazira Al Jadra, de los musulmanes, el principal puerto de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar, se convirtió en la clave de la guerra. Los cristianos sabían que tenían que tomarla o el camino de las invasiones marroquíes de España continuaría abierto. Alfonso XI estableció con su ejército el asedio de Algeciras, con la ayuda de las flotas de Aragón y Génova en apoyo de la de Castilla, en agosto de 1342, un asedio que iba a durar dos años y que se convirtió en una de las batallas más duras de toda la Reconquista. El sitio de Algeciras que ocupa largos capítulos en la Crónica de Alfonso XI, y en el Poema épico de su reinado, ( en lo que se conoce como » la gesta de Algeciras’) y fue casi una guerra en sí mismo, en la que tuvieron lugar cientos de combates, por tierra y por mar que sería muy largo describir. Fue el primer asedio de la historia de España y uno de los primeros en Europa donde la artillería jugó un gran papel, en ambos bandos. Murieron miles de soldados y caballeros tanto cristianos como musulmanes. Al asedio acudieron miles de caballeros de toda Europa, pues la fama de Alfonso XI era grande desde la batalla de El Salado. Entre ellos algunos príncipes muy importantes, con sus hombres, como los ingleses condes de Salisbury y de Arby. O el conde de Foix francés.
Alfonso XI
Y también el mismo rey de Navarra Felipe III de Evreux con cientos de caballeros y soldados navarros. Finalmente después de dos años agónicos las fuerzas musulmanas, que quisieron romper desesperadamente el bloqueo, fueron derrotadas por las de Castilla en la batalla del río Palmones, cercano a la ciudad, lo que acabó decidiendo la rendición de Algeciras, el 26 de marzo de 1344. La conquista se consideró tan importante que Alfonso XI añadió a los títulos de los reyes de Castilla, el de «rey de Algeciras». El rey había participado personalmente en muchos combates, pues siempre fue un monarca guerrero. Durante el asedio, a finales de 1342, se produjo un intento de atentado contra el rey, cuando dos moros salieron de la ciudad, fingiendo querer negociar con Alfonso XI, pero siendo objeto de sospechas fueron pasados «al tormento» donde confesaron que su auténtico objetivo era matar al rey de Castilla. Se les encontraron «cochiellos corvos» como dice la Crónica real, entre sus ropas y Alfonso XI ordenó que fuesen decapitados. Sus cabezas fueron disparadas con cañones sobre la ciudad sitiada.
Los historiadores señalan que con la toma de Algeciras concluyó la batalla del Estrecho, con victoria cristiana, y además Alfonso recuperó también Alcalá la Real y las otras ciudades tomadas por los benimerines y los nazaríes, pero aún quedaba en poder de los moros el peñón de Gibraltar. Alfonso XI le puso sitio pero no pudo tomarlo pues murió en 1350, al ser víctima de la gran epidemia de Peste Negra que arrasaba Europa desde 1348. Fue el último gran rey reconquistador, antes de los Reyes Católicos. Gibraltar continuaría en poder de los moros y no sería tomada por las fuerzas del rey de Castilla hasta 1462. Algeciras todavía volvería a ser tomada por los moros a finales del siglo XIV , aprovechando éstos la guerra civil que había entonces en Castilla pero los cristianos la recuperaron fácilmente enseguida, unos pocos años más tarde. Actualmente es curioso- y también bastante triste- que, como han señalado algunos observadores, las relaciones entre España y Marruecos parecen reproducir la dinámica de los últimos tiempos de la Reconquista, concretamente las relaciones entre la Corona de Castilla y el reino musulmán de Granada, pero con los papeles invertidos.
El reino nazarí granadino era tributario de Castilla, aunque a veces incumplía el pago de sus tributos, lo que dio origen a fuertes guerras hasta culminar en la conquista del reino por parte de los Reyes Católicos. Pero en los periodos de paz, los embajadores y enviados de Granada viajaban a la corte de Castilla y entregaban sus tributos. Ahora es al revés, y parece que sea España la tributaria, en este caso, de Marruecos, y periódicamente nuestros Gobiernos, sean del color político que sean, viajan con frecuencia a Rabat, para llevar a cabo «Reuniones de Alto Nivel»(ya se anuncia otra muy próxima) donde se firman decenas de «acuerdos estratégicos». Es decir, en la práctica significa que España paga grandes cantidades de dinero a Marruecos. En definitiva, las «parias» o tributos de nuestros días, para supuestamente mantener la paz, aunque la entrada de marroquíes en nuestro país no se frena en ningún momento. En cualquier caso, como hemos visto, la verdad es que la guerra con Marruecos, por incómodo que sea recordarlo, es una de las constantes de la historia de España. Y Algeciras ha sido siempre un enclave estratégico.
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