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María Luisa fue la primera mujer caída en «acto de servicio» de la Falange en la guerra civil. Nace en Cádiz en 1.918 de padre anglosajón, su madre muere muy joven a los 31 años, y su padre se casa por segunda vez, pero también enviuda repentinamente al poco de casarse.
La familia se traslada a Puerto Real (Cádiz); María Luisa inicia su andadura política en el Partido Nacionalista Español (los legionarios del Dr. Albiñana), pero luego se afilia a Falange Española a primeros de 1.934 donde milita en la primera línea de compromiso junto con sus antiguas amigas Mercedes Formica y Luisa María Aramburu, ambas dirigentes posteriormente de la Sección Femenina de la Falange.
María Luisa fue nombrada Jefa Local de la Sección Femenina de la Falange de Puerto Real, realizando funciones de enlace en la provincia de Cádiz, auxilia a los camaradas presos, y a sus familiares y amigos. Cuando fueron detenidos, después de un mitin en Cádiz, Miguel Primo de Rivera (hermano de José Antonio) y otros falangistas, les proporciona unos colchones y ropas, y acude diariamente a las cárceles de Puerto Real y Puerto de Santa María para visitarles, en estos paseos conoce a Eustaquio Ávila Taylor, que era el Jefe de las milicias falangistas de Puerto Real, que también sería encarcelado en 1.936, y se hacen novios.
Eustaquio Ávila Taylor, ”Tutti”, como le decían sus camaradas, nace el 14 de Septiembre de 1.913 en Puerto Real; ingresa en la Falange el 15 de Noviembre de 1.933, falangista de primera hora pronto se destaca participando en diferentes actos y mítines. Cuando Eustaquio es detenido en 1.936, María Luisa actuaba como enlace personal suyo con las escuadras de milicias, pero la guerra les separa, y liberado de la cárcel, Eustaquio participa como Jefe de Centuria en la Bandera de Falange de Cádiz mandada por Manuel Mora Figueroa.
Hombre alegre, sencillo, de gran bondad y valor, es herido por primera vez en la toma de Málaga, siendo reclamado para ofrecer sus servicios en retaguardia, pero María Luisa le convence para volver al frente, participa en la ofensiva de Villanueva del Duque (Córdoba) del 6 al 16 de Marzo de 1.937 en una actuación con un enemigo muy superior en número con mucha artillería y dotado de armas automáticas luchando a cuerpo limpio, que causaron numerosas bajas, con un imponente temporal de lluvias y viento, no cediendo un palmo de terreno, demostrando una abnegación sin límites; consiguiendo la Medalla Militar Colectiva (B.O.E. nº 82 de 16 de Marzo de 1.939).
Eustaquio es herido gravemente en combate y muere en el hospital de Peña Roya (Córdoba) el 29 de Marzo de 1.937 a los 23 años de edad. María Luisa durante la guerra hace los cursos acelerados de Enfermera y participa como voluntaria en la Navidad de 1.936 en el hospital de Ronda (Málaga) donde se niega a ser retirada a un puesto de menos peligro ante la ofensiva enemiga.
De Ronda pasa a Villaviciosa de Odón (Madrid) a los lavaderos militares, lavando, cosiendo y remendando uniformes, después como enfermera en Navalcarnero (Madrid) interviene en primera línea de fuego durante la batalla de Brunete (Madrid), posteriormente se hace cargo de la enfermería del Puesto de Socorro de Seseña (Toledo).
María Luisa era una mujer generosa, abierta, desinteresada, encarna el espíritu de servicio y el estilo de la Falange. Rechaza huir del pueblo que está siendo destrozado por la artillería y un continuo cañoneo que causa caos y destrucción, para quedarse a cuidar de los heridos. Seseña era entonces una pequeña villa situada entre Madrid y Aranjuez, importante nudo de comunicaciones ferroviarias, que prácticamente quedó destruida por la aviación y la artillería enemiga, al frente del Puesto de Socorro estaba María Luisa que cuidaba a los heridos que por su extrema gravedad no habían podido ser evacuados.
El 23 de septiembre el calor es sofocante, casi no se puede respirar, los combates no cesan y el Puesto de Socorro casi entre ruinas recibe el fuego directo del enemigo, a pesar de lo cual María Luisa va de un herido a otro consolando a los heridos. A petición de un soldado herido, casi moribundo, que le solicita un pedazo de papel para escribir una última carta a su novia, María Luisa sale del Puesto de Socorro para cumplir con el deseo del herido, a pesar de que es consciente que tiene que cruzar un camino batido por la artillería, cumple el encargo y al regreso se produce una extraña pausa en el combate, María Luisa corre llevando en la mano el trozo de papel y en ese momento se abre ante ella un surtidor de polvo, metal y muerte, es alcanzada por la metralla de una bomba hiriéndola gravemente.
María Luisa es evacuada al hospital de Griñón (Madrid) donde muere a causa de las gravísimas heridas días después, concretamente el 29 de Septiembre de 1.937, seis meses después de la muerte heroica en combate de su novio Eustaquio Ávila Taylor, a los 19 años de edad. María Luisa legó su pequeño patrimonio a las obras sociales de la Falange.
Sus camaradas Irene Larios y Carmen García del Salto, Jefas de los servicios de enfermería y lavaderos del frente de la Falange, trasladan su cuerpo a Puerto Real, donde es enterrada. Muerta en acto de servicio, se le rindieron honores de caído, y fue distinguida con la «Y de Oro Individual» a Título Póstumo, la más alta distinción de la Sección Femenina de la Falange, se la concedió como ejemplo de sacrificio continuo, en ayudar a los primeros falangistas, alentar a los presos y sufrir con los soldados en el frente frio, hambre y sed.
Su cuerpo está enterrado en el sepulcro de Muertos por la Patria en Puerto Real, junto a su novio Eustaquio Ávila Taylor. Sirvan estas líneas en recuerdo de la memoria de María Luisa Terry y su novio y camarada Eustaquio Ávila, que vivieron y cayeron unidos por el amor y unos mismos ideales por los que fueron capaces de entregar su juventud y sus vidas.
(Foto inédita de María Luisa Terry del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul)

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REDACCIÓN
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