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«Nuestra posición es muy clara», dice Pablo Iglesias Turrión. El a la sazón vicepresidente del Gobierno de España, se expresaba así, reiterando el contenido exacto de las comillas hasta tres veces, «nuestra posición es muy clara, nuestra posición es muy clara, nuestra posición es muy clara», por toda respuesta, a un periodista que le preguntaba sobre los compromisos adquiridos con los miembros de la formación parlamentaria EH Bildu.
Lo que no sabemos es en qué consiste tanta claridad.
Sí sabemos, que EH Bildu es el partido heredero de ETA y continuador de su legado y así nos lo confirmaba, igualmente esta pasada semana, el Presidente del Gobierno, al disculparse y ofrecer sus condolencias a los de Bildu, públicamente en sesión parlamentaria, por el suicidio en la cárcel del miembro del comando Donosti de la banda terrorista ETA.
Explicaciones que el exterrorista y actual coordinador de Bildu, Arnando Otegui, solicita al Presidente de España, como veremos más adelante.
Pedro Sánchez tenía la deferencia de explicar a los de Bildu, primero de todo, que estaba «profundamente» afectado. Por humanidad…, como no podía ser de otra manera… y todas estas frases hechas, sobreactuando y tirando de una comunicación no verbal penosa.
De cualquier modo, acción, reacción. De satisfacción y regocijo, la de Merche Aizpurua, que mostraba su complacencia asegurando que «el independentismo vasco» estaba condicionando al Gobierno de España. Llamando «independentismo vasco», entendemos, al asesinato indiscriminado de 857 personas y miles de víctimas, eufemísticamente llamadas colaterales.
Sánchez se disculpó con todo tipo de detalle. Primero se justificó, como ya es habitual en él, asegurando que tenemos la cuota más baja de suicidios en toda Europa, en lo que a cárceles se refiere. Ellos 7 nosotros 6 coma algo, por ciento, se entiende. No es comparable a las 650.000 personas que ha salvado de morir de coronavirus, pero puedo valer.
Y ya, desde su posición de salvador de la humanidad, más explicaciones concretas, específicas y la descripción rigurosa sobre el escrupuloso, cuidadoso, meticuloso y pulcro protocolo -me quedo sin sinónimos- que se llevo a cabo con el preso desde que entró en prisión, tras ser juzgado y declarado culpable por: colaboración con banda armada, depósito de armas y falsificación de documento oficial.
Dejando meridianamente claro que el etarra había tenido toda la consideración y más del Estado de Derecho.
¿Recuerdan ustedes a Pedro Sanchez dando una explicación remotamente parecida a los familiares de las más de 50.000 víctimas, según fuentes oficiales, por SARS-Cov-2?
La pregunta es retórica. En cuanto a las investigaciones de los hechos acaecidos…
Por un lado, el Presidente prometió a Otegui y Aizpurua que se investigaría, exactamente, qué había fallado en el protocolo que tenía que haber impedido que el etarra se suicidase.
Y por otro, con menos suerte y sin tanta o ninguna consideración por parte del Estado de Derecho, la Fiscalía, a cargo de la ex Ministra socialista de Justicia, denegaba admitir a trámite las 20 querellas criminales interpuestas por la sociedad civil, para investigar lo sucedido con los 50.000 muertos en la gestión de la pandemia, por, de o con coronavirus.
Si bien entendemos que lo que diga Otegui vaya a misa. Ya que aunque la mona se vista de seda…, mona se queda. Y la mona no es cualquier mona, es una mona que quiso protagonizar: «ETA, volvemos más fuertes»…
¿Quién fue Igor González Sola?
Miembro del comando Donosti, se ha publicado estos días que fue responsable directo del asesinato de Miguel Angel Blanco, sin embargo, él todavía no pertenecía al comando Donosti. Demagogia, la justa, no es necesaria.
Ya hemos señalado los delitos por los que fue juzgado y condenado. Por supuesto, como es también habitual en terroristas de ETA, después de descojonarse en el juicio, junto a dos de sus compañeros, cada vez que el juez hacía mención a las víctimas asesinadas por el comando al que daban cobertura. El buque insignia de los comandos terroristas en España.
Igor González Sola fue un «terrorista liberado», o lo que ellos denominan con el eufemismo «activista a sueldo», de ETA.
El comando Donosti fue uno de los más activos de la banda terrorista y, sí, entre las acciones que se le atribuyen destaca el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco, en julio de 1997. Un secuestro con chantaje al Estado y tiro en la nuca, ambas marcas de la casa.
Así publicaba «El País», hoy afín al Gobierno y sus socios, la noticia:
«ETA abandona a Blanco con dos tiros en la cabeza tras desoír el clamor de los ciudadanos.
El concejal fue hallado en estado agónico apenas una hora después de que expirase el ultimátum.
ETA no paró el reloj. Sobre las cinco de la tarde de ayer, unos cazadores en Lasarte escucharon dos disparos, y un perro -para agigantar la náusea- descubrió junto al puente viejo de cocheras, a las afueras de San Sebastián, el cuerpo maniatado y agonizante de Miguel Ángel Blanco».
Estas eran las hazañas del comando al que que Igor González se unió deliberadamente. A la altura de la más desalmada, putrefacta, pérfida, sátira, sanguinaria y violenta escena de novela negra.
Hoy, después de esa mierda de política antiterrorista orquestada por PP y PSOE, el que fue condenado por intentar reconstruir ETA, al mando de ETA, Arnaldo Otegui, -nexo vivo entre EHBildu y la banda terrorista ETA-, pedía explicaciones, mofándose de la pacífica convivencia que vivimos gracias a la generosidad sin fin de las víctimas del terrorismo de ETA en España. «Mientras no desaparezca la violencia del Estado, __decía el terrorista__ difícilmente se podrá hablar de convivencia democrática». Y el Presidente de España le correspondía con la mejor explicación que ha dado jamás en el Parlamento.
Respondiendo, igualmente, a la petición del diputado de EH Bildu, Gorka Elejabarrieta, que animaba en el Pleno del Senado al Presidente Sánchez, ya en plan compadreo, a cumplir «su palabra» y cambiar «la política penitenciaria española para adecuarla a los tiempos actuales y resolver la cuestión de los presos para avanzar en la construcción de la paz».
Esta es la palabra de Sanchez en la que confían los herederos de ETA, y con la que piensan construir la paz: el PSOE vota en contra de que Europa investigue 379 asesinatos de la banda terrorista sin resolver, aludiendo que consideran que «el terrorismo en España ya se ha acabado».
Al contrario de lo que ocurre con la Guerra Civil, a la que se está desenterrando literalmente, siempre con cámaras de por medio.
No me digan cómo ni de qué manera hemos llegado a semejante perversidad… «maldito baile de muertos», decía el gran Aute, y de muertos contra muertos, de bandos, de intereses partidistas, sectarios, y abyectos.
Lo cierto es que, siempre ha habido clases y clases de víctimas, también, y hoy por hoy, si nombras a las víctimas de ETA, a pocos días de que HBO ESPAÑA proyecte «Patria», te acusan de remover la mierda del pasado y te recriminan por ir contra la paz y la prosperidad; te largan que disfrutas con recordarlo y te calzan el apelativo de fascista por todo insulto institucionalizado.
Al final va a ser verdad lo que dice uno de esos memes que corren por Internet: si a la media hora de levantarte no te han llamado fascista, es que algo estás haciendo mal.
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