21/11/2024 11:27
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Uno de esos cantantes británicos con voz de sarasa y aspecto a juego, hace propaganda contra el país que lo acoge en medio de un concierto.
Un festival de música de tres días en Malasia ha sido interrumpido después de que el cantonto de «The 1975» criticara en el escenario las leyes que se oponen a la homosexualización forzosa (LGBTQx)  del país.
La banda británica, liderada por Matty Healy, actuaba el viernes en el festival Good Vibes de Kuala Lumpur.
En el escenario, la cucaracha llamada Healy criticó la postura del gobierno malayo sobre oponerse a la religión analcoiris  y afirmó que la banda había cometido un error al decidir actuar en un país de gente decente.
Aunque el país sea musulmán, los gobernantes fueron benignos y no lo arrastraron de su pelambrera ni lo ejecutaron públicamente como muchos habrían deseado. Simplemente, le invitaron a largarse y a llevarse su propaganda de invertido a su islita de ingles confusas.
No es que no conociera la ley malaya que impide hacer promoción del sexo anal, sino que fue «aconsejado» que hiciera el numerito y así recibiría una galletita, una palmadita en su cocotera perruna y una oportuna promoción.
Aquí el muchacho cucaracho inglés, antes de darle un beso a otro «moñas» del grupo:

Así es y así siempre ha sido. La industria musical es esencialmente propaganda en formato sonata. En este caso, sonata y fuga.
El manager de los Beatles (las cucarachas), era un tal Brian Epstein (¿el papi del de la isla / infierno pedófilo?) que fue quien se encargó de promocionarlos debidamente para que se conociera en el mundo entero a este grupo de gilipollas.
Aquí, como veían los soviéticos aquella decadencia occidental en aquella época: (2)
Pero Epstein tan solo era un ‘currito». La segunda gran guerra había terminado y necesitaban apaciguar a la nueva generación y que así se olvidara el sangriento conflicto.
Postguerra tras dos explosiones atómicas sobre población civil por parte de EEUU.
Los hijos de los verdugos debían ser modificados. Sabían que venían más guerras (Vietnam, Corea, etc.) y debían crear un grupo musical (y tantos otros después) que hiciera de propagandista/s.
La idea era que no se culpara a la angloesfera directamente como un todo unificado, sino que se entendiera que dentro del propio centro de poder, había disidencia.
Los satanistas produjeron a los Beatles (escarabajos peloteros) para controlar a la juventud y remodelar sus personalidades con drogas blandas – y no tanto – y melodías estúpidas.
La idea era volverlos ñoños y así poder empezarlos a descomponer psicológicamente e ir acercándolos a los zombis trastornados actuales. Woodstock (3): medio millón de jovenzuelos hasta las cejas de drogas durante 3 días sin dormir. Todo auspiciado y controlado por los amigos de Langley.
Obviamente, sabían que eso se exportaba al resto del mundo, ya que la cultura inglesa (angloamericana) se había convertido de manera incontestable en supremacista y representante de todo occidente.
Europa estaba bajo su bota y el resto del mundo iría siendo engullido irremediablemente con su ahora «poder blando».
Adolescentes gritones y niñatas frenéticas, se amontonaban histéricos alrededor de los mucharachas (muchachos cucarachas) británicos mientras vomitaban sus líricas revolucionarias con intercaladas palabras «activadoras» y sortilegios encubiertos.
Aquí  la nada sutil «simpatía por el diablo» (1,968) de los Rolling Stones (piedras rodantes, o avalancha):
Y la gente felizmente aplaudiendo y bailando…
Alguien debía sonreír con «satisfaction» desde algún lugar sombrío mientras la gente incauta ingería el veneno musical.
«Un mundo feliz» en «paquetes muestra» repartidos en  sus multitudinarios conciertos en forma de ácido.
Todo preparado por Tavistock (casualidad que esté en la calle de la Logia en Londres?) y las agencias de siempre (CIA, MI5, MI6). Un producto empaquetado para el consumo y el insumo humano de toda una generación.
Drogas blandas para ablandar los sesos y prepararlos para ser fragmentados psicológicamente. Luego vendría la segunda fase: fractura espiritual. La actual.
Operación «Chaos» implantando las drogas (LSD, marihuana y posteriormente, el resto) en la contracultura que ellos mismos habían diseñado.
«Lucy in the Sky with Diamonds»  haciendo alusión al LSD, aunque también a algo mucho más perverso: «Luzy» sería Lucifer, en el cielo – in the Sky – con diamantes (diamonds), que suena muy parecido a «demonios», «demons»). (4)
Ritmos satánicos ancestrales (culto a Baal y a Dionisos) puestos al día y para nuevas pseudo religiones y cultos perfectamente preparados para la modificación – y demolición – social que tenían planificada ya.
Lo dicho. Cucarachas infiltradas disfrazadas de «artistas» pervirtiendo culturas a través de sus «actuaciones».
(3) Wood Stock: Wood, como en Hollywood, es bosque y también barita – de barita mágica -, y stock, significa «mercancía» o «propiedad».
(4) curiosamente se pueden crear diamantes del cabello humano y de las cenizas de un cuerpo. ¿Sacrificado? ¿Lucy es la representación de una niña? ¿Quizás, de cualquier niña antes de ser sacrificada y convertida en diamante azul?

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REDACCIÓN
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