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Les aseguro que felicitar es un placer que he practicado toda mi vida precisamente por serlo… No sé qué parte del mismo tiene su origen en los genes o es fruto de alguna experiencia tempranera. Creo que también influyó un libro leído cuando era un joven imberbe cuyos capítulos concluían todos con este estribillo: “No olvides ser caluroso en la aprobación y abundante en el elogio…” El libro se titulaba algo así como “Para hacerse amigos e influir sobre las personas”. Les puedo garantizar que la fórmula es eficaz.
En nuestro inigualable idioma universal, –el castellano o español– tenemos refranes que nos ponen sobre esa misma pista, por ejemplo: “A nadie le amarga un dulce”. Lo mismo un niño que un adulto, siempre reacciona positivamente después de una felicitación. Nos sentimos valorados y crece nuestra autoestima cuando los demás nos elogian. (Conozco también personas que se diría disfrutan abroncando, reprendiendo, criticando, humillando… ¡y me dan pena!)
Hoy, disfruto doblemente felicitando a un obispo. Nada menos que al de Santander, la ciudad que considero mi segunda patria chica, pues si bien me enorgullece ser palentino, me considero “medio montañés” por haber pasado allí los tres meses de “terror rojo”.
Monseñor Manuel Sánchez Monge, ha escrito en el “Diario Montañés” una verdad que debe publicarse: «La Agenda 2030 es una trampa» que busca un «sistema globalista que apunta hacia un gobierno mundial»
Estoy de acuerdo en que los obispos no deben meterse en política, pero lo que trata el señor obispo de Santander no es “política” sino “magisterio obligatorio”, en este caso, sobre la guerra a muerte de Satanás contra Cristo, pues la “Agenda 2030” no es sino parte del programa de la Sinagoga de Satanás para la consolidación del Gobierno Mundial, que ella entraña. La ventaja principal –o al menos una de las primeras– de haber vivido casi un siglo radica en “haber vivido los acontecimientos” y conocer personalmente la génesis de lo que han bautizado ahora como “agenda 2030”. Todo empezó con la «Victoria de los Aliados” que, en realidad, fue la “Victoria del Sionismo Globalizador”. En la Segunda Guerra Mundial no se jugaba el Gobierno del mundo por los nazis, ni mucho menos, sino la destrucción de la Madre de la Cristiandad, o sea, la reducción a la impotencia de Europa.
La Primera Guerra Mundial fue proyectada, organizada y dirigida por el Sionismo, como anuncio en mi libro “La piedra roseta de la Ciencia Política” y, con la victoria, pudo destruir el Imperio Austrohúngaro y desguazar Europa; y, además le sirvió para dejar inteligentemente la bomba de relojería que le serviría para provocar la Segunda, mediante los abusivos tratados impuestos a los derrotados,– en especial a Alemania–, que ayudaron a Hitler en la llegada al poder.
Con la victoria sionista de 1945 y el impresentable juicio de Núremberg vivimos –yo con diecisiete años—todos los tinglados montados por la Sinagoga tras su su triunfo. El primero fue la creación de ese centro tiránico mundial al que le pusieron el rimbombante nombre de “Organización de las Naciones Unidas” o sea “De naciones esclavas del Sionismo” –la canallesca ONU–, foco promotor de todas las degeneraciones impuestas al mundo en estos últimos setenta y ocho años.
Dicho esto –como información y desahogo– pasemos a la razón de este artículo.
Hoy es un día especialmente feliz como ya he dicho al constatar que el obispo de la ciudad –probablemente– más bella de España, condena sin remilgos del cinismo de los promotores de la “agenda 2030” por utilizar un lenguaje ambiguo que permite dar gato por liebre al pueblo ingenuo. Su intención es evidente: “crear un nuevo orden mundial” para cambiar los valores de siempre por otro nuevos e imponer un gobierno mundial — ni elegido, ni democrático–, que deje fuera a de la capacidad de influir a las instituciones de cuño cristiano.
Y deja claro que, con la venenosa agenda, intenta presentar la familia y la religión como planteamientos conflictivos; destaca, además, su propósito de impedir que la educación pertenezca a los padres; da por sentado que un objetivo principalísimo de la misma es promover el aborto y el uso masivo de anticonceptivos. Por otra parte asume «la terminología de la ideología de género y de la corrección política contemporánea: laicista y estatalita». Sánchez Monge explica que «tiene la intención de establecer el Nuevo Orden Mundial ».
Monseñor Manuel Sánchez Monge aprovecha para señalar que “hay algunas instituciones cristianas que asumen la Agenda 2030” so pretexto de “no quedarse fuera del foro público o no auto marginarse, buscando conseguir ayudas que se las negarían de no asumirla”… y les recuerda que “el apellido cristiano tiene exigencias ineludibles” Resumiendo, que el obispo de Santander ha demostrado ser lo que los católicos esperamos de nuestros pastores: valientes, claros y vigilantes para descubrir dónde están los enemigos de la Iglesia y de los hombres como ciudadanos libres e inteligentes.
Gracias Monseñor Sánchez Monge y mi más sincera felicitación por su gesto pastoral…
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.