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El saludo romano con el brazo alzado y mirando hacia el sol tiene un origen ibérico.
Los romanos no tan solo se apropiaron de la espada ibera, la famosa y mortífera “gladuis hispaniensis”, sino que además, adquirieron aquel sagrado y elegante saludo al sol, el “salutatio iberica”.
El sol, símbolo de vida por excelencia, era a quien se rendía culto por ser exactamente eso, quien da la vida.
En realidad, el saludo se ejecutaba con la espada, con esa misma espada corta de doble filo, la cual era alzada en señal de libertad, autonomía y fortaleza antes de defender la tierra.
Los romanos adoptaron aquel símbolo impresionados precisamente por el orgullo y la determinación de los iberos.
Una vez en la civilizada Roma, el levantar la gladius era ciertamente incómodo y peligroso, así que se dejó la espada de lado y se empleó tan solo la mano abierta como sustituto simbólico de la espada.
En el campo de batalla se seguía utilizando el mismo saludo ritual con la extensión propia de un hombre libre, su espada. La gladius ibera, y hacia el sol, hacia lo eterno, hacia la vida y por la vida.
Así pues tenemos que el saludo con la mano abierta simbolizaba la espada y todo lo que ello conlleva, dignidad, orgullo e independencia, además de una invocación reverencial hacia lo supremo.
“Ave Caesar”, que era lo que se exclamaba ante el rey, ante el Zar, ante el Kaiser, ante el líder, era algo más que un mero saludo. “Ave», quería decir “existe”. Al igual que “Ave María”, que significa que Maria existe y está presente tras mi invocación. Era eso, una invocación de magia empleada para establecer conexión con la deidad.
Con esa entidad sobrenatural con el fin de solicitar su asistencia, orientación, protección o poder. Palabras, gestos simbólicos, símbolos sagrados o herramientas específicas como la espada que se consideran apropiados para la entidad invocada y el objeto para el cual se hacía tal invocación.
El gesto es muy poderoso, ya que cuál antena, emite y recibe lo que se le demanda.
Era una invocación en toda regla y cuando no se hacía directamente ante el Cesar, se realizaba hacia el astro rey, el sol en señal de reconocimiento y respeto.
El saludo comunista, por el contrario, es precisamente lo opuesto. Un puño desnudo alzado desprovisto de la propia esencia de un hombre libre, su espada.
Los ideólogos detrás del comunismo entendían perfectamente lo que simbolizaba; un hombre desarmado.
Un hombre desarmado es un esclavo, ya que no puede defenderse, y era eso precisamente lo que pretendían, esclavos indefensos y sin orgullo.
Desarmado o desalmado, de no tener alma o de no poderla proteger.
Si el saludo ibero era hacia el sol, el comunista lo hacía en dirección a su opuesto, la luna, la noche. Simbolizada como un puño cerrado que no irradia luz sino que la atrapa. El sol simboliza el “Yang” en la tradición china (taoísta), es decir, lo masculino; mientras que la luna, sintetiza el “Ying” que es lo “femenino”.
De esta manera podemos entender las estrellitas en las banderas actuales, el sol naciente en la bandera japonesa imperial o la eswastika aria que simboliza el espíritu de “Surya”, el astro rey dador de vida.
Posteriormente, se negó la libertad de los hombres y los que luchaban no lo hacían ya por su tierra y familias, independencia y honor, sino por los capataces de sus antes independientes patrias.
Entonces se creó el saludo militar característico donde la mano apunta la propia testa.
Podemos entender perfectamente su significado oculto. El soldado se pone la espada en su propia sien en señal de estar dispuesto a ser sacrificado…
Así mismo y en relación, podríamos hablar del archiconocido símbolo de “la paz”. Ese símbolo que utilizan los pánfilos y descolocados pacifistas y que en realidad significa “rendición”. Es un árbol al revés, o lo que es lo mismo, un árbol muerto que no da frutos. Infertilidad. Muerte.
En oposición, está la runa llamada “Ælghiz”, que está formado del mismo símbolo rúnico pero a la inversa, enfocado hacia el sol. Un “árbol” simbolizando la tierra y siendo alimentado por la luz solar (el dios) que le otorga la vida y la continuidad. Esa runa se traduce por “defensa”, que en idioma nórdico se escucharía con “elk” o “reed”.
Y es que los hechiceros negros conocen perfectamente los símbolos esotéricos y tienen gran empeño en desactivarlos y que el pueblo llano los confunda.
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