20/09/2024 12:24
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La humanidad ha pasado por periodos de decadencia, pero nunca había decaído tanto como está sucediendo actualmente con la negación de la biología más básica. Son muchos los ejemplos de esto, aunque ahora me centraré en este caso concreto, de hace unos días. En los hospitales de Brighton y Sussex, ambos en Reino Unido, se ha prohibido hablar de leche materna porque no incluye a los transexuales y quieren que se diga “leche humana”. Se han creado además otros términos que sustituyen a los de siempre (que deben seguir siéndolos) como los siguientes: “perinatalidad” en vez de maternidad, madre o “persona gestante” en vez de madre, “progenitor” en vez de padre y otras estupideces por el estilo para ser más “inclusivos” y no incomodar a la comunidad trans porque se sienten excluidos.

Considero que es una completa y auténtica locura a nivel social el haber aceptado y permitido semejantes aberraciones de ese grupo con ideas anti sentido común. Asimismo, es una vergüenza para el colectivo de los médicos, quienes deberían conocer mejor que nadie las diferencias entre hombres y mujeres y protestar por la imposición de semejantes majaderías.

La sustitución de estas palabras significa la negación de la biología humana, es decir, que hay hombres y mujeres y que cada uno aporta valores diferentes a la prole. Me parece muy ridículo tener que escribirlo porque es algo obvio, no es necesario ser Einstein para entenderlo, pero ahora decirlo es revolucionario, como decía George Orwell así: “En un mundo de engaño universal decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.

Usar términos como “peri natalidad”, “cuerpo gestante” o “leche humana” es degradante para la mujer ya que elimina la esencia de ser mujer: que sólo la madre gesta a un bebé y tiene un estrecho vínculo con él (no es sólo un mero depósito donde crece el bebé sus primeros nueve meses), lo da a luz y le da de mamar. Es muy triste que esta gentuza, los ideólogos del género y todos sus adoctrinados, hayan banalizado este hecho biológico tan único, sagrado diría yo, y arrebaten a la mujer aquello que la caracteriza y la hacer ser mujer. Además de que priven al varón de ser padre, lo que es ser realmente padre, y lo degraden llamándole “progenitor”.

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Es muy triste y muy preocupante que esto esté sucediendo, que una minoría imponga su criterio a los demás, eso sí con mucho apoyo económico y ejerciendo mucha presión sobre la gente y señalando al disidente (del latín dis-sedeo, el que se sienta lejos, el que se aleja). Estamos dejando a las generaciones venideras un mundo con una población completamente aborregada y atocinada, incapaz de reaccionar y de decir basta ya de tanta porquería mental. Me parece increíble cómo se ha convencido a tantísima gente para que reniegue de lo más básico y acepte esta barbaridad como lo más normal y permita que sucedan este tipo de cosas, incluso los médicos. Por lo tanto, tendremos que ser los ciudadanos de a pie los que trabajan y/o estudian honradamente, con familias a su cargo quienes tengamos que frenar esta locura y volver a nuestra propia naturaleza.

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REDACCIÓN