04/05/2024 03:03
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No es fácil encontrar cuál puede ser el súmmum de la “degeneración”. Ciertamente  no me he dedicado a buscarlo pero es evidente la dificultad. Quien se proponga fijarlo deberá fijar antes las condiciones exigidas. De todos modos,  la intuición  me permite creer que no le resultará fácil  al ser humano caer más bajo  que quien haya perdido la vergüenza  y le importe  un rábano que la gente lo conozca, lo comente, se lo digan a la cara y no produzca en él la mínima reacción,  mostrándose inmutable a pesar del menosprecio general, Son gente cuya personalidad y conciencia  demuestran estar revestidas de ya de una piel de cocodrilo, sino que supera la dureza del carbono en su versión de “grafeno”.

Para un español que conserve los genes primitivos de su ascendencia  resulta complicado asimilar semejante  degradación, sabiendo que fue nuestro pueblo  quien elevó  el honor y la honra a la cumbre del respeto. Llegando a la ofensa de la ley divina –el quinto Mandamiento– antes que consentir ver manchada su honra, olvidándose  incluso el “miedo do al Infierno”. Lo llamaban “Orgullo castellano”… y no casaba demasiado bien con su Fe Católica.

Su amor a la honra fue  sin duda, la parte de su ser más difícil de “cristianizar”, Parecía  imposible hacerle entender que no se puede  enviar a un semejante a la otra vida por “quítame  esas pajas”,  Exactamente el polo opuesto a la actual degeneración de los políticos que nos gobiernan gente sin sentido de la vergüenza y de la dignidad del verdadero hombre, resultando ya normal toparse con humanos sin  “sangre en las venas”,  con la insuperable bajeza moral que hemos comentado. Especialmente entre ese colectivo de hombres públicos responsables de nuestro destino presente y futuro.

Lo peor de esta realidad es ver como  la Cristiandad que fue Europa va camino de su destrucción y camino de convertirse en lo que la periodista italiana llamó  Eurabia.  No está mal comentar esto el 28 de febrero cuando “Andalucía” celebra su fiesta como Comunidad.

Fiesta con coña”, diría yo… porque,  ¡mira que tener por “patrón” de la misma al tal  Blas Infante, un triste renegado de su Patria y de su Fe, convertido al Islam, soñando con volver a ver al moro invadiendo España!… ¿No han pensado mis queridos compatriotas andaluces lo que sería ver Andalucía,  con sus mujeres transformadas en “viudas  ambulantes” de negro betún,  cambiando las castañuelas por cuchillos, ayudando  a degollar “no creyentes en Alá y en su Profeta”? Pues, hoy es el Día para celebrarlo, como invita “su bandera verde”,  diseñada por el “Renegado”,

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¿Qué pecado ha convertido Andalucía para merecer semejante suerte? Menos mal que los andaluces no han picado y menos, tragado, el anzuelo de avergonzarse de su españolidad y, más bien,  son la región que con más alegría al  promocionar el nombre de España por el mundo, Es mucho lo que nuestro Pueblo debe agradecer a esta tierra de “María Santísima” por lo que esperemos de la Virgen del Rocío que nunca permita que  esa Región oiga los cantos de las “sirenas” separatistas –aunque el líder del PP andaluz,  quizás se empeñe en seguir los pasos de los “peperos” gallegos, mallorquines, y valencianos,  tomando la iniciativa de “ver rasgos diferenciales” …para crear otro problema a España..

Terminemos el tema de la “degeneración” abordado  al ver la indignación provocada en muchos españoles por la misma,  provocando que incluso los bien hablados, hayamos caído en la tentación de “mal hablar”, como reacción a la “inmutabilidad” de los “degenerados”  dejando de lado la corrección que reclama siempre  el lenguaje escrito. Porque hay momentos que sacan  de quicio al escritor al  toparse con la realidad de la degeneración señalada  y cae en  el epíteto crudo y duro, no recomendado pero sí merecido por  el tipejo (masculino o femenino) que ofende a Dios, a España, a la Sociedad y a quienes no podemos ni debemos aguantarlo. Por ejemplo,  esa degenerada chula que se ha reído de los signos nacionales de identidad y nadie le para los pies. Y así mil casos.

Y a buen entendedor, pocas palabras bastan. Y queda claro que no tener vergüenza es el colmo de la degeneración humana.

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Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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