02/05/2024 16:37

Alvaro Romero

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Cuando dice que el Madrid era el equipo del Régimen. Miente sencillamente por los números. «En la época del Régimen, el Barça ganó más títulos que el Real Madrid«. Cuando escucho esas afirmaciones me pasa como a Santiago Bernabéu: «Cuando escucho que el Real Madrid es el equipo del régimen, me dan ganas de cagarme en el padre de quien lo dice».

Por si alguien no lo sabe, pero esto lo explica muy bien Fernando Paz (reconocido culé) en uno de sus excelsos artículos que ponemos al final del artículo.

– Franco frustró el fichaje de Kubala por el Madrid

-Intento obligar a que Di Stefano jugase con ambos equipos

-Salvó de la bancarrota al Barcelona

-Amenazo a Santiago Bernabéu cuando iba a formalizar el acuerdo para crear la Copa de Europa

Y no hablemos ya de las recalificaciones y otras lindezas del «Mes que un club». En fin que a Laporta le pasa lo que a Pedro Sánchez que cuando está acorralado tira del comodín de Franco y del Real Madrid. En fin que la vida continúa y el Barça está hoy poniendo todos sus esfuerzos en intentar que no le condenen por comprar árbitros durante 20 años. El Real Madrid poniendo todos sus esfuerzos en ganar la 15ª Champions…La vida sigue. El Barça acusado por la Fiscalía de pagar 7 M€ al CTA durante 20 años, y la defensa de Laporta, es decir que el Real Madrid es el equipo del Régimen y el que realmente robaba. Mañana el Madrid en semifinales de Champions y el Barça seguirá con la trágala.

Laporta intenta «politizar» la compra de árbitros: «Quieren destruir uno de los símbolos identitarios de Cataluña». La intervención ha finalizado con aplausos de los asistentes… El manicomio independentista catalán en todo su esplendor.

El Real Madrid debería tomar medidas contra Laporta porque está difamando e insinuando que el Real Madrid ha sido beneficiado por los árbitros durante toda la historia, pero Florentino y su buenismo no hará nada. Lo que hay que hacer es romper relaciones y denunciarlos por esa difamación que hoy hacen y que llevan meses criticando.

Resumiendo antes de pasar al artículo de Fernando Paz: : Franco, Tebas malo, El Real Madrid es el equipo al que favorecen los árbitros, El barça es inocente … Ninguna prueba, ninguna aclaración… Nada de nada y los socios aplaudiendo. Mientras tanto, el Real Madrid ya está en Londres para intentar alcanzar su undécima semifinal de Champions en las últimas 13 ediciones sin pagar ni un céntimo al vicepresidente del Comité de Árbitros UEFA.

EL ARTÍCULO DE FERNANDO PAZ (Historiador y reconocido culé)

¿Sabía usted que el FC Barcelona, que pasa por ser el club de la oposición antifranquista y esencia de los valores democráticos y nacionales de Cataluña fue, en realidad, el club más beneficiado por el régimen de Franco? ¿Sabía que fue salvado de una situación cercana a la desaparición por la voluntad del gobierno de Franco y del propio general? ¿y que, en justa correspondencia,  el club condecoró en dos ocasiones al Caudillo por su desinteresado apoyo?
   Corría el año 1950 cuando el club azulgrana tenía la oportunidad de fichar a un verdadero fenómeno del balompié húngaro llamado Lazslo Kubala, por entonces un deportista de 23 años y profundas convicciones religiosas que escapaba de la tiranía soviética instalada en su país. En torno a aquél gran jugador, el FC Barcelona (entonces Club de Fútbol Barcelona) armaría un equipo que pasó por ser el mejor de su tiempo, y que le condujo a conquistar cuatro ligas y cinco copas del Generalísimo. Consecuencia de los éxitos azulgranas, el estadio del club, sito en Les Corts –pese a sus 60.000 localidades- pronto se quedó pequeño.
   La construcción de un nuevo recinto capaz de satisfacer la demanda de los aficionados barcelonistas, comenzada en marzo de 1954, concluyó en 1957; pero, presupuestados 67 millones de pesetas, tres años después el coste se había elevado hasta casi los trescientos, en parte debido a la especulación. El club contaba con que podría enjugar la deuda, que alcanzaba los 230 millones, gracias a la venta de los terrenos de Les Corts, pero el ayuntamiento no autorizó la operación, y la entidad catalana sufrió durante unos años una notable carencia de medios económicos que le dejó en situación de inferioridad frente a sus rivales.
La verdad es que el ayuntamiento ya había favorecido al Barcelona con anterioridad, como el propio club reconoció en la junta general de socios del 11 de junio de 1955, al modificar la calificación de los terrenos previstos para el emplazamiento del estadio en construcción. Ahora, la entidad azulgrana pedía que el consistorio municipal recalificase también los terrenos de Les Corts de modo que, al permitirse la edificabilidad en aquellos suelos destinados a zona verde, se produjese una revalorización de los mismos.
   Durante largos meses, el ayuntamiento de Barcelona se negó a  otorgar un trato de favor tan evidente. Pero el gran número de presiones políticas que recibió, condujo a que en agosto de 1962 el pleno municipal terminara aprobando la recalificación necesaria. Se publicitó como un acuerdo entre las dos instituciones, FC Barcelona y ayuntamiento de la ciudad, ya que el club cedía determinadas propiedades que permitían efectuar algunas ampliaciones urbanísticas previstas, así como edificar ciertas instalaciones deportivas cubiertas. Pero resultaba obvio quién era el beneficiado en la transacción. Un año después, el FC Barcelona concedía la categoría de socio de honor al alcalde de Barcelona, José María de Porcioles. La recalificación había resuelto unos problemas económicos que de otro modo hubieran sido probablemente insalvables y abocado al club a una situación muy complicada.
Con la firma de Franco.
   Aunque desde ese momento el FC Barcelona dispuso del dinero suficiente para solucionar el problema de su deuda, algunas entidades recurrieron la decisión del ayuntamiento, poniendo en peligro la resolución municipal. El pleito parecía no solo alargar la querella, sino poner en peligro la viabilidad del plan de rescate de la entidad azulgrana en su conjunto, de modo que el club echó mano de uno de sus directivos, Juan Gich.
   Gich era un periodista hasta entonces dedicado al mundo de la cultura, y que había obtenido una cierta notoriedad pública a raíz de su amistad con personajes de gran relieve en la sociedad catalana tales como Salvador Dalí y José Pla. Pero lo más importante era la sólida relación personal que le unía a Torcuato Fernández Miranda, por entonces director general de Promoción Social. Porque, con el asunto embarrancado y muy serias resistencias al proyecto, la junta directiva del FC Barcelona llegó a temer que toda la operación trascendiese y se convirtiera en un escándalo de primera magnitud. Si alguien podía conseguir una solución definitiva en beneficio del club, ése era Gich.
   Fernández Miranda, hombre destinado a importantes responsabilidades y que sería una de las piezas claves, si no la principal, de la Transición, tenía contactos a muy alto nivel en el gobierno. Así que a Fernández Miranda no le fue demasiado difícil conseguir que la petición del club barcelonés llegase hasta el Consejo de Ministros. De este modo, el gobierno reunido en el Pazo de Meirás el 13 de agosto de 1965, aprobó definitivamente la ayuda que el FC Barcelona demandaba y acordó que la recalificación tuviera lugar, lo que fue publicado en el BOE correspondiente a fecha de 23 de septiembre de 1965 con las preceptivas firmas del ministro de la vivienda, Martínez Sánchez-Arjona, y la de Francisco Franco.
   En el lapso de unos días, Fernández Miranda era elevado a la categoría de socio de honor del club, si bien un cierto sentido del pudor aconsejó que el nombramiento fuera menos estridente que el del alcalde de la ciudad condal unos años atrás. Para entonces, la asamblea de socios del FC Barcelona ya había aceptado la oferta de una inmobiliaria que ofrecía 205 millones por los terrenos (aunque finalmente se obtuvieron 228 al terminar cediendo los derechos a la constructora Hábitat).
Dos medallas de oro para Franco.
   La década de los sesenta había sido magra en títulos para el club barcelonés, pero la masa social de la entidad catalana estaba en plena expansión, y un club de tal grandeza histórica y social necesitaba un recinto adecuado para sus otras secciones. De modo que en 1971 el Consejo Nacional de Deportes del sr. Gich acordó conceder a fondo perdido 43 millones de pesetas, lo que era una enormidad, al FC Barcelona para construir el Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo. Quince días antes de la inauguración de dichas instalaciones, el 13 de octubre, le fue entregada a Franco (y a Gich y a Fernández Miranda) la medalla de oro por la construcción de los dos palacios, de los que por cierto el Caudillo había sido nombrado presidente de honor. El Palau Blaugrana (bautizado así, en catalán) fue inaugurado en un acto envuelto en un gran calor popular que se desarrolló bajo la presidencia del vicesecretario del Movimiento, el falangista Manuel Valdés Larrañaga.
Agustín Montal, Presidente del F.C. Barcelona le entrega al Caudillo la Medalla de Oro del club 
   Casi tres años más tarde, aún tendría la junta directiva del FC Barcelona ocasión de agasajar a su Excelencia el jefe del estado con motivo de la audiencia concedida por Franco a los representantes del club azulgrana el 27 de febrero de 1974 a instancias del club. La visita estuvo encabezada por el presidente Agustín Montal, a quien acompañaron el delegado de Educación Física y Deportes, el señor Gich, y el secretario general del Movimiento, José Utrera Molina, así como los más altos cargos del deporte catalán y español.
   ¿El motivo de la visita y del agasajo? Condecorar a Franco con ocasión del 75 aniversario del FC Barcelona y entregar a Utrera Molina –quien puso de relieve en su discurso los valores culturales de Cataluña- la medalla conmemorativa de los recintos deportivos barceloneses a los que el gobierno había sufragado en tan gran medida, tal y como el presidente del Barça admitiese de buen grado.
   Quizá contribuyera a ello la euforia que presidía los actos de aquella junta directiva tras la victoria por 0-5 ante el Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu, apenas diez días atrás. La prensa catalana había querido ver en ello un relevo histórico y, segura de que el Barça habría de recoger el testigo de la hegemonía madridista, se había apresurado a enterrar al equipo blanco.
   Quizá por eso sonreían tan satisfechos en la foto portada de La Vanguardia los directivos del FC Barcelona que posaban junto a su Excelencia el Generalísimo Franco.

Autor

Álvaro Romero Ferreiro
Álvaro Romero Ferreiro
Madrid 1968. Hasta 2013 se dedicó al mundo de la automoción. En Mayo de 2013 comienza su andadura en el mundo editorial con la publicación de diarios digitales. Sierra Norte Digital (de 2013 a 2018)y El Correo de Madrid desde Mayo del 2018 y el Correo de España hasta la actualidad.
En paralelo funda la editorial SND Editores (2014) y el Canal "Con Ñ de España" en Youtube donde emite todos los días.
Es columnista y tertuliano habitual en varios medios de comunicación, entre ellos Mediterráneo Digital, Radio Inter y Radio Ya, Decisión Radio e Informa Radio.
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Florentino y su buenismo no HARÁN nada.

Hakenkreuz

Intentar utilizar al gran caudillo católico español Franco como comparsa arrojadiza futbolística por parte de unos y otros, es vomitivo, propio de no españoles patriotas.

Franco no fue aficionado al fútbol, ni se le conoce carnet de socio de club alguno. Ni siquiera mostraba simpatía por ningún club, salvo por la selección nacional, a la que, por desgracia, los futbolistas de Real Madrid o F. C. Barcelona no brindaron un esfuerzo honrado en absoluto, para hacerla más veces campeona. Ya se sabe que ni uno ni otro fueron de futbolistas patriotas verdaderos, y que siempre priorizaron sus clubes a la selección. Y eso ocurrió tanto con Di Stefano como con Javi Hernández, actual entrenador del segundo.

Franco acudía a las finales del Copa del Generalísimo y a los partidos de la selección nacional de fútbol. Su mayor alegría fue el triunfo de la selección nacional en la final de la Eurocopa de 1964 contra la URSS, por lo que todo ello significaba. Y ni sus parientes refieren afición más allá de ésta.

Hakenkreuz

Bien se puede decir que el equipo más afín al Régimen católico y patriota del Generalísimo Franco fue el Atlético de Madrid (y bien que lo ha pagado en democracia), llamado Atlético Aviación en la inmediata post guerra, admiración de los vencedores por la lealtad a Dios y a España de sus miembros (es un equipo de calvario, desde luego) y gestionado por ilustres falangistas hasta la llegada de don Vicente Calderón (q. e. p. d.). El Atlético de Madrid ganó nada menos que 7 ligas con Franco, fue subcampeón de Copa de Europa en 1974 tras quedar diezmado en semifinales en un partido cruzada en Glasgow en la que la furia española estalló con más testosterona que en ningún otro encuentro previo o posterior y en la que se mantuvo la puerta a 0 con 8 jugadores de campo, proeza de época y de españolidad mal que pese a culés y merengues.

Antes de la guerra, el Atlético de Madrid perdió en 1934 un futbolista que era ingeniero de minas en el sangriento intento golpista de revolución bolchevique en Asturias asesinado por los rojos. Sus jugadores fueron perseguidos por los rojos durante la Cruzada, mientras que los del Real Madrid, que cambió su nombre previamente por el de Madrid C. de F., más «republicano», fueron más proclives al Frente Popular, como bien confesó Santiago Bernabéu, que, según afirma, se pasó la guerra en una embajada, no en los frentes, y, luego, en zona nacional, le enviaron al frente como «cabo ojeador», es decir, chico de los recados.

Santiago Bernabéu siempre renegó de Franco, no creía en Dios en absoluto, era ateo, luego no podía ser franquista. En todo caso sería derechista, pero nunca partidario de Franco. Pero el Real Madrid, como él dice con una arrogancia vana propia de idólatras, no fue «el mejor embajador de España» con sus copas de Europa. No se lo creía él ni harto de vino. El mejor embajador de España fue el turismo, su patrimonio histórico religioso incomparable, sus gentes alegres y cristianas, sus privilegiados paisajes, las fiestas, los toros, su gastronomía sana, variada e incomparable, su clima privilegiado, su naturaleza exhuberante, su fe en Cristo y en la Santísima Virgen María, su seguridad inigualable en el mundo y muchos otros reclamos que el sensato valora como nadie.

El Real Madrid es el equipo de la Monarquía borbónica española (y hoy del PP), pues por eso lo lleva en su nombre desde Alfonso XIII, es un equipo democrático, un equipo de masas, incluso fuera de España, donde tiene mucho seguimiento y afición. Y el F. C. Barcelona, el equipo de la «república» que no existe, el abanderado de los equipos del odio a España y los españoles, seguido del Atlético de Bilbao, que comparte bandera con ETA, y otros.

El Real Madrid ganó cinco copas de Europa en un tiempo, finales de los cincuenta, en los que había más afición a los toros que al fútbol. Eso sí, a partir de entonces, el reclamo del balón fue imparable, y no solo en España. Y una de esas copas de Europa la ganó tras eliminar al Atlético de Madrid en semifinales por no estar vigente aún la regla del valor doble de los goles en campo ajeno. Como también ganó al mismo club dos copas de Europa, llamadas Champions League, recientemente, una con codazo de Bale impune en la cara a Juanfran en el remate del gol madridista y otra con un gol en fuera de juego no señalado del mismo jugador, Sergio Ramos, todo ello en medio de una campaña mediática que tildaba al equipo rival del «deportivo» y eficiente (menos con la selección) Sergio Ramos de patada tras patada, que no partido a partido, para llenar de tarjetas a sus jugadores a la más mínima e impedirles ganar, por lo que se ve, junto a su «rival» democrático, el Barsa de Negreira. Lo raro es que el Atletico tenga 11 ligas y 10 copas. Eso es todo un fracaso estrepitoso para esos dos clubes antifranquistas enorme.

Hakenkreuz

Muy bien lo que ha escrito, Aliena. Utilizan a Franco como si fuera la lepra contagiosa por verse asociado a él. Reniegan de Franco los que luego fingen hipócritamente defenderle. Ese es el «respeto» que tienen por Franco. De pueblo de viñadores homicidas, vamos. Como para fiarse de su partido político antifranquista VOX.

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