19/04/2024 18:48
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Cesáreo Jarabo Jordán. 30 de Diciembre de 1953 en Cuenca (España peninsular). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Estudios cursados en la Universidad de Barcelona. Autor de varias investigaciones históricas: Los Campamentos del Frente de Juventudes., El Aprendiz de Quijote. Ensayo sobre Don Quijote de la Mancha, El Primero de los Insurgentes. Historia novelada de Omar Ben Hafsun, El arrianismo a través de los tiempos, Los Cátaros, Priscilianismo, Inquisición, Genocidio (Estudio sobre el Tribunal de la Inquisición y exposición de los principales genocidios cometidos en el mundo), Nada en Común. Un repaso novelado a la Historia de España desde 1953 (año de mi nacimiento) con un poco de futuro ficción hasta 2016, La piratería en el Pacífico y su relación con el Tribunal de la Santa Inquisición de Lima (en colaboración con el Dr. D. Sebastián I. Donoso Bustamante, Movimientos centrífugos en España: Sertorio, Paulo, La Revuelta Comunera, Antonio Pérez, La Crisis del siglo XVII, Guerra de Sucesión, La conquista británica de España: sobre los Procesos Secesionistas en América, El Cantonalismo,1898. Un hito en la gran traición, La esclavitud en el mundo, El terrorismo en fechas, La Monarquía Hispánica y la integración de los indios y España bajo el poder árabe.

Este autor, junto a 15 escritores españoles y americanos, se unieron para escribirle un libro al rey y a las infantas de España, con el propósito de relatar las verdades históricas de los tres siglos de la hispanidad unidad bajo la corona española. En esta entrevista nos habla de su participación en el libro Cartas hispanistas al Rey de España (SND).

¿Qué importancia tuvo la ayuda o intervención extranjera, sobre todo británica en las independencias de América?

Directamente la podemos catalogar de vital. Condición sin la cual jamás se hubiese producido la destrucción de España.

Hay que tener en cuenta que, ya durante los siglos XVI y XVII la acción de las potencias extranjeras se centró en el desarrollo de la piratería, que no se trataba sólo de actos de delincuencia, sino que estaba organizada desde los estados europeos como Inglaterra, Holanda y Francia.

Las Compañías de las Indias Occidentales y Orientales, empresas constituidas por acciones, estaban directamente vinculadas a las coronas holandesa y británica, que las capacitaban para la toma de territorios en nombre de sus respectivos patrocinadores.

Poseían flotas armadas en las que transportaban todo tipo de mercaderías, desde baratijas manufacturadas hasta esclavos, y operaban a favor de sus respectivas coronas.

Pero al final, sus éxitos más importantes se limitan a propaganda, magnificada en el siglo XX por realizaciones cinematográficas.

Más importante que las acciones militares y terroristas acabó siendo la difusión de las ideas de la Ilustración, que inundaron España en el siglo XVIII.

Si bien es cierto que en el siglo XVIII España había caído bajo la órbita francesa y la acción militar contra Inglaterra daba un balance positivo para España, en el terreno de la política el curso era bien distinto.

La dinastía Borbón impuso en España un concepto radicalmente contrario al estilo español. Comenzó a tratar a la España transoceánica de manera diversa a como había sido tratada hasta el momento. No sería inmediato, sino paulatino, siendo que a partir de 1833 se impone un estatuto especial a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y el resto de posesiones en Pacífico que, caso inaudito, de facto las trasmutan de provincias en colonias.

No era sino la manifestación exacta de lo que ya era la Península: una colonia británica.

Esa actuación tuvo un punto de inflexión durante la invasión francesa, cuando Inglaterra, tras dos intentonas de conquista militar del Río de la Plata, dirige la armada que tenía dispuesta para una nueva intentona, no hacia el Río de la Plata, sino hacia la Península, y lo que es realmente curioso, para “ayudar” a expulsar a los franceses.

Ayuda” que se plasmó en situar al jefe de de esa armada, Arthur Wellesley, como capitán general de los ejércitos españoles en su lucha contra Francia, lo que comportó la eliminación de los fuertes dispuestos para el asedio a Gibraltar y el bombardeo de los núcleos industriales españoles, aún sin existir objetivos militares franceses que eliminar, todo lo cual le comportó el título de Duque de Ciudad Rodrigo y de Grande de España, que hoy detentan sus descendientes.

Y desde esa posición, el amparo de los elementos separatistas que, como José de San Martín, formaban parte de la camarilla de Wellesley, fueron licenciados del ejército en plena guerra, y tras su pase por Londres, llegarían a América para dar cumplimiento al plan Pitt elaborado para la destrucción de la España americana.

¿En que se concretó mayoritariamente, en ayuda militar, soporte financiero, suministro de armas, intervención naval, o todo a la vez?

Del mismo modo que la independencia de los Estados Unidos no hubiese tenido efecto sin la participación directa de España, la atomización de España tampoco hubiese tenido efecto sin la intervención británica.

Ese hecho, en principio, parece situar los dos acontecimientos en un régimen de igualdad, pero la apreciación es absolutamente errónea, porque España prestó una ingente ayuda financiera, política y militar, sin contrapartida alguna por parte de los Estados Unidos, a quienes, para rematar la jugada se les traspasaron las conquistas realizadas por Bernardo de Gálvez, mientras la acción inglesa llevó un camino radicalmente opuesto.

Inglaterra se apropió de los tesoros acumulados en los virreinatos, con cuyos fondos financió tanto a los países emergentes como al territorio que permaneció con el nombre de España, sumiéndolos en una deuda que ha durado hasta el siglo XXI.

Y no se limitó el pago al expolio de los tesoros públicos, sino que, a un lado y otro del Océano, Inglaterra se apropió de los medios de producción al tiempo que destruía la industria que durante siglos había servido los intereses de la población y dividió los virreinatos con el único fin de separar intereses y beneficiar el comercio británico.

Eso en lo económico. En lo militar, el apoyo también fue decisivo.

Los banderines de enganche abiertos en Inglaterra para reclutar tropas se vieron reforzados con el aporte de militares de toda graduación que conformaron unidades enteras cuya acción nominalmente estaba encargada a los “libertadores” y que, como en el caso de Pasto, llevaron a cabo auténticos genocidios.

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Y la marina, comandada por Thomas A. Cochrane, tendría especial significación, por ejemplo en la toma de Perú.

Así, la participación británica en la separación de la España americana abarcó todos los ámbitos; el primero consistió en el reclutamiento de los elementos que acabarían siendo identificados como “libertadores”.

Personajes de todo pelaje, desde contrabandistas que su actividad delictiva tenían consolidada relación con Inglaterra, hasta quienes tenían conflictos jurídicos en reclamación de títulos nobiliarios que no lograban alcanzar.

Serían los primeros en abrir la senda de la discordia, y quienes canalizarían toda la “ayuda” recibida para la consecución de sus objetivos. Ayuda militar, soporte financiero, suministro de armas, intervención naval; todo lo obtuvieron de Inglaterra.

Pero como queda señalado, el término “ayuda” tenía un carácter especial. Ya hemos visto que España dio toda esa ayuda a las Trece Colonias británicas en su lucha por la independencia. En el caso de Hispanoamérica sería necesario determinar quién ayudó a quién.

Mejor expuesta queda la idea por Pedro Muñoz, contemporáneo de los hechos, quien afirma:

Se han llevado cuantos intereses hubo en ambas Américas y han arrastrado cuantas riquezas de plata y oro se habían podido reservar y guardar en mucho tiempo.

Por los hechos señalados me atrevo a afirmar que fueron los conocidos como “libertadores” quienes ayudaron a Inglaterra en su labor de colonización y sometimiento de España, y no Inglaterra quién les ayudó a ellos en una supuesta emancipación de España.

¿Qué fue la Legión Británica de Bolívar?

Tras la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815, millares de soldados sin oficio inundaron las ciudades inglesas, en una situación de aguda pobreza a través de la cual se vislumbraba una revolución en Inglaterra.

La pena de muerte era la sentencia más habitual para los delitos más livianos, y la deportación a Australia y Nueva Zelanda mantenía en uso la flota esclavista que Inglaterra había mantenido hasta el momento.

Con esa situación de miseria, Inglaterra tenía a España como aliado nominal, siendo que en la práctica era colonia, y Luis López Méndez, enviado de Bolivar en Inglaterra, estaba encargado de gestionar la recluta de mercenarios desde hacía ya cinco años. El éxito de la misión era demorado por el hecho de la guerra contra Napoleón.

Vencido que fue Napoleón, los licenciados ingleses se encontraron con una triple tesitura: la de ser ahorcados por un delito nimio, la de ser esclavizados y conducidos a Australia, y la de engrosar un cuerpo de mercenarios que, con promesa de riqueza rápida, se alistasen para combatir a España en América, donde recibirían soldadas y tierras así como ascensos militares que tendrían reconocimiento en el ejército británico.

Con esas promesas resultó fácil el reclutamiento, cuyo adiestramiento sería llevado a cabo por oficiales con experiencia, siendo que en breve plazo se organizaron unidades de Húsares Rojos, Lanceros, Regimientos de Rifles, Húsares Venezolanos y cuerpos de artillería… Pero Inglaterra era aliada y amiga de España…

Finalmente hicieron acto de presencia en América, donde llevaron a cabo los más espeluznantes genocidios, acción en la que Inglaterra siempre ha demostrado capacidad sobrada. Los británicos destacaron en el saqueo y la usurpación, pero todo dentro de un cordial tratado con los “libertadores”, que tiene reflejo en el mensaje que Simón Bolívar dirigió a los habitantes de Nueva Granada de 30 de Junio de 1819, en que señalaba:

De los más remotos climas, una legión británica ha dejado la patria de la gloria por adquirirse el renombre de salvadores de la América. En vuestro seno, granadinos, tenéis ya este ejército de amigos y bienhechores, y el Dios que protege siempre la humanidad afligida, concederá el triunfo a sus armas redentoras.

Armas redentoras que masacraron las poblaciones; armas redentoras que sometieron a la Hispanidad entera; armas redentoras que, literalmente, vaciaron las arcas de los virreinatos y transportaron los tesoros para mayor gloria de Inglaterra; armas redentoras que exterminaron pueblos indígenas; armas redentoras bajo cuyo auspicio se hundió el mercado de toda la Hispanidad en beneficio exclusivo del mercado británico; armas redentoras que, necesitando bases militares, no dudaron en quedarse gentilmente con las Islas Malvinas o con la Guayana.

Como muestra de su actuación, sólo recordar el 17 de julio de 1819, cuando la guarnición del fuerte Magdalena, en Barcelona, se rindió ante la Legión Británica comandada por Rafael Urdaneta. Acto seguido, en uno de los episodios más sangrientos y cobardes de la Guerra, asesinaron a toda la guarnición, procediendo posteriormente al saqueo de la ciudad.

Eso fue la Legión Británica.

¿Cuál fue el papel de los nacientes Estados Unidos?

Estados Unidos le debe absolutamente todo a España; su independencia, su comercio, su territorio…

Pero Estados Unidos, como ya dijo en su momento Agustín Aragón, es un pueblo grande, pero no un gran pueblo, son un coloso, pero no una gran nación.

Y en consonancia con esas características, es su actuación.

En 1776, y gracias a España, alcanzaron su independencia, y no había acabado el siglo XVIII cuando estaban proponiendo a Inglaterra la toma de Cuba.

En 1795 España firmó con los Estados Unidos un tratado de amistad y límites de navegación, por el que se les permitía navegar el Misisipi, así como procurar la paz y armonía con los indígenas, asilo a barcos en necesidad, protección de los bienes particulares; se prohibían mutuamente atender a los enemigos del otro; se instauraba el libre mercado y navegación, excepto contrabando y material de guerra. En principio una pequeña cesión… a cambio de nada, y sin que los Estados Unidos hubiesen iniciado la devolución de las deudas contraídas con España durante su guerra de independencia, que hoy siguen impagadas.

Lo único que cumplieron fue la parte que les permitía navegar el Misisipi, y desde entonces su actitud hacia España es de enemistad manifiesta, con lo que podemos suponer qué papel jugaron en la destrucción.

Por otra parte, el 22 de Diciembre de 1797 se reunieron en París José del Pozo y Sucre, Francisco Miranda y Pablo de Olavide, y levantaron acta en la que acordaban los términos que ellos preveían para la sumisión a Inglaterra. En la misma se les garantizaba la posesión de las dos Floridas y de la Luisiana, a cambio de que los Estados Unidos suministrasen un cuerpo auxiliar de 5.000 hombres de infantería y 2.000 de caballería, y en 1805 Estados Unidos es la base de actuación de Francisco de Miranda para la invasión de Venezuela, con el beneplácito del secretario de estado James Madison y del Presidente Jefferson, llegando a fletar el “Leander” con el que, reforzado con armamento y doscientos filibusteros llevaría a cabo la acción.

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Para 1813, Inglaterra y los Estados Unidos ya habían recuperado sus relaciones amistosas, rotas con la independencia de las Trece Colonias, pero la guerra contra Napoleón continuaba y los Estados Unidos atizaban el movimiento separatista mexicano, cuya cabeza visible era Peter Ellis Bean.

Al llegar el año 1815 la pacificación de América es casi completa, a excepción del Rio de la Plata, pero la cosa empezaría a cambiar cuando Napoleón fue derrotado en Waterloo el 18 de Junio. Inglaterra fomenta el reclutamiento de voluntarios para combatir a España en América y se acelera la situación, lo que unido al gallinero en que se había convertido la península provoca un acto de puro mercantilismo: El 22 de Febrero de 1819 se vende la Península de Florida a los Estados Unidos, en cuyo tratado España hace expresa renuncia a las reclamaciones por los perjuicios causados por la expedición de Miranda, armada y equipada en Nueva York.

El tratado Adams-Onís es doblemente lesivo para España, ya que la cesión de La Florida, además de ser ilegal al contravenir la legislación española que prohíbe enajenar ningún territorio, no significó ventaja alguna para España, sino una nueva injuria, pues desde los territorios perdidos por España y ganados por los Estados Unidos, los corsarios enemigos veían ampliada su zona protegida, llegando a actuar desde Cayo Hueso, a pocas millas de La Habana.

Pero también acudieron al sur en apoyo de Bolívar, y para llevar a cabo actos de terrorismo; así, Alejandro Macaulay, agente usense en la Nueva Granada, dirigió una feroz represión contra los pueblos realistas insurrectos de Patía, Pasto y Barbacoas, donde las violaciones, los asesinatos, el saqueo y el incendio de propiedades fue la nota característica.

Pero en 1812, los pastusos, armados con palos y machetes lo derrotarían en Catambuco, dando muerte a doscientos de sus secuaces y apresando a otros cuatrocientos, entre los que se encontraba él mismo, que sería fusilado el 23 de enero de 1813.

Correría todo el siglo XIX en un permanente insulto usense contra España con la reiterada oferta de dinero por la compra de Cuba y con la creación y amparo del movimiento separatista en la isla, que tuvo su final en 1898, cuando el gobierno español, liquidó la presencia española en América y en el Pacífico mediando un conflicto bélico que a todas luces debía haber sido ganado por España, pero que las traiciones, instauradas en España a lo largo de todo el siglo, forzaron el resultado por todos conocido.

¿Sin la intervención extranjera se habrían producido las independencias de América?

La respuesta es sumamente sencilla y a la vez sumamente complicada.

La destrucción de España, que es lo que sucedió en 1824 y en 1898 es una labor que no se circunscribe a esos años… ni por delante ni por detrás.

Debemos retrotraernos al siglo XVI, a la piratería, a la leyenda negra… Debemos centrarnos en el periodo de la dinastía Borbón… Debemos ahondar en el reinado de Carlos IV… Debemos profundizar en la acción de los gobiernos que durante todo el siglo XIX desarbolaron España… Y debemos observar nuestro momento actual.

Debemos ser conscientes que España es colonia británica, hoy. Y debemos comprender que en esa situación de postración ante nuestro enemigo histórico se inició con el nombramiento de sir Arthur Wellesley como capitán general de los ejércitos de España el 22 de septiembre de 1812.

Si la unidad de las Españas se vio en manifiesto riesgo con la invasión francesa, la sumisión de España como colonia británica garantizaba que el fin del orden hispánico, la destrucción de la unidad, de la libertad y de la dignidad españolas estaban servidas.

La intervención extranjera, así, fue primeramente política, administrativa, educativa (o mejor anti educativa si comparamos el nivel educativo del pueblo español a mediados del siglo XVIII con el de principios del siglo XIX); posteriormente, y durante el siglo XIX, también tuvo carácter militar; y hoy… que cada cual juzgue.

¿Cuál es el balance general de las independencias de América?

En tres palabras: Esclavitud, involución, dependencia.

¿Cuál fue el papel de la masonería?

Determinante. Frente a la visión que nos presenta a la masonería como una institución cuyo origen se pierde en el tiempo, yo defiendo que la misma fue creada en 1723 cuando se redactaron las Constituciones de Anderson, que viene a servir de vehículo para aplicar los objetivos que la corona británica dejaba señalados en 1711 en el manifiesto titulado “Una propuesta para la humillación de España”.

Fue a partir de ese momento cuando el desembarco ideológico de los principios de la Ilustración empezaron a hacer mella en las élites, primeramente peninsulares, que acabaron trasladando esos principios a América. 

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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