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Entrevista a Mariann Őry, redactora jefe y responsable de la sección de exteriores del diario conservador húngaro Magyar Hírlap.

Usted se encarga de la política exterior en el Magyar Hírlap. ¿Qué opina de la visión que proyectan los medios de comunicación extranjeros, especialmente en Europa Occidental, sobre Hungría?

Está muy distorsionada, pero hemos tenido una década para acostumbrarnos a ella. Por citar un buen ejemplo, el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP) publicó un informe en 2014 en el que se afirmaba, sobre los medios de comunicación alemanes, que “la información de numerosos medios de comunicación es sencillamente incompleta y unilateral, y en el peor de los casos profundamente errónea”. Según el informe, “la calidad de los reportajes podría mejorar si la información difundida se comprobara de primera mano y se examinara de forma crítica mediante conversaciones con expertos políticamente independientes, o que alberguen opiniones políticas diferentes, y si la consulta de la investigación se ampliara más allá del pequeño círculo de húngaros famosos de habla alemana o de exiliados húngaros en Alemania para incluir a otros académicos y expertos reconocidos”. Siete años después, el diagnóstico es el mismo para los medios de comunicación occidentales en general. En muchos artículos de los medios de comunicación occidentales encontramos el mismo pequeño círculo de expertos y políticos una y otra vez, los mismos atributos, los mismos clichés. Tanto los políticos húngaros como yo misma hemos tenido experiencias en las que los periodistas extranjeros parecían realmente interesados y entendían nuestros razonamientos, pero su artículo final era el mismo reportaje unilateral y sesgado de siempre.

La imagen que muchos medios de comunicación venden de Hungría es la de un país autoritario, e incluso hay películas al más puro estilo propagandístico como “Hola, Dictador”.

Es más que ridículo que se niegue constantemente la existencia de la prensa húngara de oposición y se repruebe a los medios conservadores, mientras que en ciertos países occidentales incluso los medios estatales publican reportajes muy sesgados sobre Hungría con opiniones subjetivas. Utilizan palabras como autoritario, ultraderecha o incluso fascista con tanta frecuencia que pierden completamente su significado. Y, por supuesto, no se molestan en explicarlas.

Sin embargo, en Hungría, como en Polonia, hay muchos medios de comunicación contrarios al gobierno. ¿Hay algo de cierto en estas afirmaciones sobre la persecución de los medios en Hungría?

“No se puede nombrar un solo sector de los medios de comunicación en el que el más difundido, el más visto, el más escuchado, el más leído sea amigo, simpatizante o apoye al gobierno”, como dijo el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, a un medio de comunicación rumano. Tenemos una serie de medios de comunicación liberales, de la oposición, en todos los sectores, y no sufren ningún tipo de persecución.

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¿Quién cree que está detrás de todas estas campañas?  ¿Comparte la opinión de Viktor Orban de que George Soros es el principal responsable de esta campaña?

Si echa un vistazo a la escena internacional de las ONG, el dinero de Soros está en todas partes. Siempre que hay un tema que va en contra de los objetivos de la red de la sociedad abierta: inmigración, control de fronteras, pederastia o transparencia de las ONG, Hungría se enfrenta a un ataque coordinado de ONG, centros de investigación y grupos de presión. Cada vez que un país va en contra de su agenda, la red empieza a moverse. Hoy Polonia y Hungría, mañana Eslovenia y básicamente cualquiera.

Muchos políticos de Europa Occidental juzgan con dureza a los países que sufrieron el comunismo y señalan como totalitarios a quienes lucharon contra el totalitarismo, como Viktor Orbán o Janez Jansa. ¿De dónde cree que viene esta superioridad moral? 

Nuestra región es miembro de la UE desde 2004, pero todavía se nos dan sermones y se nos desprecia. Los políticos alemanes, holandeses y de otros países occidentales hablan de nuestras naciones como si fuéramos polizones o parientes pobres. Nos acusan de tratar a la UE como un cajero automático mientras ignoramos las normas. La cuestión es que los fondos de la UE no son caridad. Hungría y los demás países de la región abrieron sus mercados, y de estos países sale más dinero hacia Europa Occidental que el que entra. En cuanto a las normas de la UE, hay procedimientos de infracción en varios casos contra básicamente todos los Estados miembros. Ninguno es perfecto. Pero están imponiendo una agenda liberal a todo el mundo y este no es el club al que nos hemos unido. Políticos como Mark Rutte, que quiere que Hungría se ponga de rodillas, o Katarina Barley, que habló de matarnos de hambre, deberían ocuparse de sus propios problemas. Tienen bastantes.

Hablando de totalitarismo, la Unión Europea ha tomado una deriva cada vez más autoritaria por la senda de lo políticamente correcto. Hungría no tenía soberanía bajo la bota soviética y ahora se le pide que la ceda a la bota globalista. ¿Qué piensan los húngaros de lo que está haciendo la Unión Europea en estos momentos? ¿Se sienten engañados o desilusionados?

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La gran mayoría de los húngaros están a favor de la UE según todas las encuestas europeas y húngaras. Pero también son bastante críticos con la dirección que han tomado las instituciones. Los húngaros no quieren ser tratados como miembros de segunda categoría de la UE. Estamos especialmente alerta cuando nuestra soberanía está en peligro. Pero esto no es algo exclusivo de los húngaros. El fracaso de la UE en la gestión de la migración y la crisis del coronavirus impulsó el euroescepticismo en toda Europa. Pero una vez más: abandonar la UE no está en la agenda de Hungría, el objetivo del gobierno es fortalecer la Europa de las naciones y evitar los Estados Unidos de Europa.

Usted sigue la política de la Unión Europea y es muy crítica con ella. ¿Quiere la élite de Bruselas dirigir la Unión a unos Estados Unidos de Europa?

Exactamente. Hay una burocracia cada vez más alejada de la realidad y las instituciones acaparan cada vez más poder para sí mismas. Algunos políticos occidentales apoyan la idea de destruir aún más la soberanía introduciendo el voto por mayoría en las decisiones de política exterior. Se trata de una falsa tendencia que no hará a Europa más fuerte, sino todo lo contrario.

Fidesz ha firmado un documento con partidos pertenecientes a los grupos ECR e ID que podría ser la base de un nuevo grupo en el Parlamento Europeo. ¿Cree que es posible que otros partidos conservadores del PPE de Europa Central y del Este se unan a esta iniciativa?

Es difícil decirlo en este momento, pero estoy segura de que hay partidos dentro del PPE que están observando los acontecimientos y podrían tomar la decisión de unirse a una nueva comunidad política más adelante. El PPE se ha convertido en otro grupo liberal de izquierdas, ya no existen muchas diferencias entre ellos.

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Álvaro Peñas