07/07/2024 19:40
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Después de cinco años de encontrarnos en esta tesitura de desintegración territorial gracias a Pedro Sánchez, deberíamos recordar aquellos comienzos desde la moción de censura contra Mariano Rajoy gracias a la guarrada del juez de Prada que permitió el asalto a España mediante la manipulación y la trampa. Una, repito,  guarrada en origen de la debe de sentirse muy satisfecho el togado de la secta socialista.

Mariano Rajoy no se iba a ir de rositas culminada una traición definitiva contra millones de ciudadanos, al rendir el Gobierno después de vagar erráticamente hasta caer desplomado, ebrio de estulticia, de orgullo criminal y repugnante conformismo. No era un caballero de la política, sino el peor traidor al que la Historia describirá con su cobardía y complacencia para arrojar España a las garras de una inmerecida incertidumbre. Al final al traidor se le premia con la impunidad cinco años después de entregar España hacia los derroteros de una destrucción por método de implosión monclovita.

Este gobierno sanchista impuesto mediante el servilismo y el dontancredismo del propio Mariano Rajoy se sirvió en bandeja por la traición contra España-siendo esta la mayoritaria al margen de la ideología y el color político que solo buscaba vivir en paz, sin sobresaltos y con la oportunidad de sacar la economía familiar adelante, que no es poca lucha-, nació abortado, deforme, democráticamente alienado, para subsistir como un cadáver viviente que solo el instinto de la depredación iba a mantener en movimiento hasta que terminase devorándose a sí mismo. El tiempo ha demostrado que se regenera cual parásito nutriéndose de España.

Un gobierno Frankenstein surgido de las sombras del oportunismo que no pasó  inadvertido al conjunto electoral, al que no se le dio legítima representación ni palabra para decidir en las urnas, es un fraude desde su concepción: la culminación de una aberración política que buscaba en un ventajismo inadmisible la imposición institucional contra la soberanía popular.

Pedro Sánchez era un presidente bastardo, ilegítimo por no cumplir las básicas premisas de un Estado de Derecho que elige a sus gobernantes. Representaba ya entonces una estafa de oscurantismo contractual bajo el prisma político de una picaresca repulsiva que pretendía justificarse con una práctica de latrocinio legalizado, robando el derecho soberano al sufragio. Un grupúsculo cantaba el trágala a los ciudadanos, cuya indignación debería haber bullido proporcionalmente a la comprensión del riesgo que se asumía, sin que nadie eligiese  a estos  desintegradores de la normalidad democrática. La plandemia fue una estrategia perfecta para sedimentar las bases políticas procedentes del guano de la trampa de la moción.

La razón presidencial de Pedro Sánchez ya entonces pasaba por los pactos secretos que le obligaban a acceder a un gobierno sin convocar  elecciones. Porque para pagar el crédito de los nacionalismos necesitaba el suficiente tiempo para cumplir los plazos, creando una posición irreversible de condicionamientos soberanistas ya anunciados en el absurdo de la España plurinacional. La traición pergeñada contra los ciudadanos pasaba por este Gobierno trampeado que podía dañar, por método de implosión, las estructuras básicas de nuestra democracia.

La presidencia del Gobierno había  sido ocupada temporalmente sin que nadie supiese lo que sucedería entre las cuatro paredes monclovitas, a expensas de grupos dispersos que brindaron apoyo a una moción de censura a cambio de que se satisficiesen inconfesables promesas de Pedro Sánchez. Un arribista al que se le arrendaban las ganancias con el percal de sumisión al Demonio por el que había vendido el alma preso de egolatría, irresponsabilidad y ambiciones que terminarán cavando su tumba. Estas concesiones a Satanás deberían acabar cobrándose el alma de un traidor… la de Mariano Rajoy incluida… pero todo indica que será España en su totalidad quien cargue con las culpas ajenas, ahora presa de una incertidumbre que podría llevar a un conflicto de imponderables  consecuencias.  Y todo por una moción de censura que aprovechó Rajoy para demostrar su cobardía y el nulo compromiso por la defensa de la España presa de sus enemigos.

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Geppetto

El gobierno de Sanchez va contra los intereses de los españoles…de cuerdo, pero no olvide meter en el mismo saco a Rajoy, ZP, Aznar,Felipe Gonzalez y Adolfo Suarez.
Porque todos ellos con S.M el Rey a la cabeza han destruido España

Aliena

Exactamente.

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