17/05/2024 02:27
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Vamos a descansar un poco de la historia de España echando una ojeada a la de la Nueva España, como se llamó México (pronunciado Méjico) durante trescientos años. Repasaremos el libro de José Vasconcelos, Breve Historia de México, cuyo texto se puede descargar aquí (el texto está digitalizado, así que no es de extrañar que en los extractos que traeremos aquí encontremos erratas).

Para empezar, recomiendo este resumen biográfico mínimo de Vasconcelos en filosofía.org (por no decir el de la omnipresente wikipedia). El resumen está por donde la tercera foto retrato de Vasconcelos. Antes de él hay un repaso lleno de ironías a su libro de la Raza Cósmica en la que se pone de manifiesto que V. tenía un punto de alucinado.

Tras leer su Historia de México (incluido el Virreinato de Nueva España) concluyo que México tiene la historia nacional más abyecta, más vil, más innoble de que tengo noticia. Ni que decir tiene: esto en ningún caso puede ser es una acusación a los mejicanos actuales, sino a las élites de su pasado, y presente en lo que les toque. No pudieron comportarse de forma mas ruin y malandrina. Traicionaron a su pueblo y a su tradición y permitieron que la gringada les despojara de la mitad del territorio y les gobiernara desde Washington y su Embajada en México.

Para mayor vergüenza histórica, antes de eso, la Nueva España tuvo tres siglos de historia gloriosa como territorio español, que no colonia, desde el que gobernaba -con las limitaciones de la época– toda la costa americana y el Pacífico hasta las Filipinas. Todo esto lo tiraron por la borda unos criollitos descerebrados que se pusieron al servicio de Inglaterra y los EE. UU. Como dicho, esto no es una condenación de los actuales mejicanos, que están recuperando demográficamente el sur de los EE.UU. mientras los españoles estamos entregando nuestro país al moro.

Lo que me llama la atención de este libro es que Vasconcelos se muestra ante todo un mejicano hispanófilo; rara avis en la ex Nueva España, caracterizada por inculcar institucionalmente el odio hacia la Madre Patria (no usan la expresión). Vasconcelos denunció en su día el proceso de colonización económica y cultural del gringo, porque su carácter anglosajón y protestante destruiría la esencia del ser mejicano.

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Como siempre, traemos una amplia selección de textos, al que añadiremos comentarios cortos, porque los textos se comentan solos.

Advertencia a la vigésimo segunda reimpresión:

… el proceso histórico del liberalismo capitalista, que durante el Siglo XIX y la mitad del XX, logra apoderarse de las conciencias de nuestros pueblos y no so1o de sus riquezas.

Juárez y su  Reforma, están condenados por nuestra historia, de igual manera Sarmiento y Alberdi en la Argentina, Pena en Venezuela, Santander en Colombia, han pasado a la categoría de agentes del Imperialismo anglosajón, cuya obra ha periclitado sin remedio.

Raúl Scalabrini Ortiz en sus obras sobre economía política argentina, demuestra la intervención de las casas bancarias judeo-británicas en asuntos de tanta trascendencia como la creación del Uruguay para arrancar a la Argentina la posesión del estero del Plata y dominar su economía

En el Prólogo leemos esto:

Imagine quien no quiera reconocerlo, que es lo que sería nuestro continente de haberlo descubierto y conquistado los musulmanes. Las regiones interiores del África actual pueden darnos una idea, de la miseria y la esclavitud, la degradaci6n en que se hallarían nuestros territorios.

Tan superior es la tradición nuestra a la de los peregrinos del Mayflower, como grande fue la Nueva España en comparación de las humildes Colonias del Norte.

… hoy ya so1o la ignorancia puede repetir el dislate de que los conquistadores destruyeron una civilización.

El mito Cuauhtemoc lo inventan Prescott y los historiadores norteamericanos, lo defienden los agentes indirectos del protestantismo que quieren borrar toda huella de lo español en América.

Sígase la historia del mapa y se verá que coinciden las reducciones [de territorio] con la aparición de los caudillos que solo piensan en el propio beneficio, en la propia dominación, y para lograrla no vacilan en ofrecer a quien lo quiera, ya sea Texas, ya la California, ya, mas tarde, el Istmo de Tehaantepec, bajo el Benemérito de las Américas, Benito Juárez.

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Quien de buena fe quiera enterarse y no sea un obcecado, un enfermo de su propio veneno, abra los ojos y compare esta ecuación que señalo: A medida que los títulos del gobernante aumentan (Benemérito de las Américas, Alteza  Serenísima, Jefe Máximo de la Revolución) el mapa se va  estrechando. El mapa crecia cuando los jefes de México se llamaban simplemente Hernando Cortes o Antonio de Mendoza.

Y en estos tiempos de hoy, no suelen hablarnos de otro modo los lideres de un supuesto indigenismo que, sin embargo, repiten el credo comunista aprendido del agitador judío de Nueva York o de Polonia, secuaces de Rusia, Desechad, pues, todo ese sentimentalismo a lo Prescott, a lo Lewis Wallace, sobre el dolor del indio que perdía su patria.

Los indios no tenían patria, y salvo uno que otro cacique opresor, mejoraron con la conquista.

Creo que no hace falta más para determinar las coordenadas culturales de Vasconcelos. A destacar las dos referencias a los pérfidos judíos que supondrían hoy en día el fin de cualquier carrera profesional. Y por si parece delirante la comparación de una esplendorosa Nueva España con aquellas míseras colonias de los puritanos, advertimos que está en preparació la revista al Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España, de Humboldt, de principios del s XIX, que lo confirma.

 

 

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