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Compartimos por su interés un interesante y exhaustivo trabajo de Onésimo García que conmemora hoy día 5 de agosto 87 aniversario del milagro de la Virgen de África en el Convoy de la Victoria, un milagro poco conocido, pero que fue fundamental en la reciente historia de España. No se lo pierdan, es apasionante.

Presentación del autor del artículo del convoy de la victoria y el milagro de la aparición de la Virgen de África

El escritor Onésimo García, autor del libro «Las Reglas del Soldado de Cristo», deseando compartir un trabajo de investigación que lleva realizando desde hace tiempo sobre una información llegada a sus manos de que, la Virgen de África se apareció en el Estrecho de Gibraltar cuando, el 5 de agosto de 1936, el Ejército Expedicionario cruzaba el Estrecho desde Ceuta a Algeciras para prestar el apoyo de tropas, además del logístico y militar a la causa Nacional, quiere compartir parte del contenido de su próximo libro en el que está trabajando, que se llamará, «Hechos providenciales y milagrosos de la Santa Cruzada 1936-1939: el Convoy de la Victoria y la Aparición de la Virgen de África», dado que este 5 de agosto, coincidiendo con el aniversario de aquella gloriosa gesta y, sobre todo, por la aparición de tan excelsa Señora, quiere dar a conocer esta novedad, que, si bien era muy conocida en aquellos tiempos cayó en olvido. Trabajo que conllevó viajes a Ceuta, Melilla, visitas a archivos militares y regionales de Ceuta y a los militares de Segovia y Ávila, siendo donde se encontró mayores referencias en los periódicos Faro de Ceuta y del Telegrama del RIF.

Así pues, ahí entrega este trabajo esperando atraiga el interés de quien lo leyere.

El Milagro

(Por Vicente Recio. Franciscano)

Transcrito del periódico Faro de Ceuta. Año 5 de agosto de 1939. Página 41

Ha muerto la tarde

Ya del Cielo en la bóveda clara titilan algunos luceros de plata.

¡Ay, naos de Franco!

¿Do vais temerarias?

Preguntan los ojos floridos de lágrimas…

Y los cinco Navíos intrépidos con sus quillas simbólicas marcan cinco surcos de luz y de espuma en la inquieta extensión azulada.

¿Qué brisa los guía? ¿Qué magnética brújula marca a las Naos sin miedo de Franco los rumbos de España?

Y los barcos seguían hendiendo como flechas azules las aguas. De repente, tronar los cañones desgarra los sutiles cendales del viento con cuchillos de fuego y metralla.

Y Franco el Caudillo que altiva atalaya cual romero de viejos romances rezando escalara, al sentir los siniestros bramidos de los viles navíos piratas, entornando los ojos, y abriendo las agudas pupilas del alma rasgo la penumbra de la noche, y allá en lontananza dislumbró la figura radiante sin mancha, de la Virgen que, a guisa de escudo, rodela o coraza protegía a los barcos impares de España.

Y cinco querubes de gentil aposturabizarra henchían los vientos de salvas.

Los barcos sin honra, bermejos de sangre y de infamia, se alejan vencidos…

¡Amanece los cielos de España!

La Virgen de África salvó a España

(De Onésimo García)

Un cinco de agosto día de gloriosa hazaña fue Franco a orar piadoso ante la Virgen Soberana, pues del Paso del Convoy dependía la salvación de España.

En hora temprana asistió al Santo

Oficio de la mañana al Santuario de la Virgen de África a postrándose ante Ella, a la que tanto amaba.

El Ayuntamiento en pleno asistió al Santo Oficio que se celebraba; y pueblo fiel de fervorosa plegaria, su cortejo fue antes de emprender la gloriosa hazaña.

Los que miraban al Caudillo en su fervorosa plegaria decían que «le veían como un hálito luminoso que lo rodeaba».

Al Santísimo miraba cuando el Sacerdote lo alzaba, otras a la Virgen su Gran Soberana. Musitaba su oración a quien tanto confiaba pidiendo la protección de sus barcos y que fuese Ella su Capitana.

Salió confortado el Caudillo. Su gran corazón de confianza rebosaba, pues la Virgen poderosa había escuchado su fervorosa plegaria: «que hiciese el Todopoderoso por la Divina intercesión de Nuestra Señora que unos frágiles barquitos cruzaran el Estrecho, bloqueada por la Escuadra roja» que les amenazaba.

Unos dicen que se quedó en el Monte Hacho dirigiendo la gran hazaña; otros que en el Convoy fue según en Canarias expresara, al igual que, como en el Alhucemas, su vida arriesgara acompañando a las tropas que las guiaba y amaba.

De allí, de Ceuta partieron, perla del Mediterráneo llamada, las cinco naves de tan gloriosa hazaña que el cañonero Dato comandara.

Allí este cañonero que de Gloria llenó a España, al coloso se enfrentó cuando a los navíos atacaba.

En medio del enfrentamiento la Virgen Soberana se presentó en el Cielo dando ánimos y confianza a los que a Ella le invocaban. La vieron los capitanes, marineros y tropas Expedicionaria según escritos narran.

Temieron los marineros rojos al ver a la Gran Capitana, que a sus mandos mataron por ser fieles a su amada España; y en su gran desconcierto desistieron huyendo perseguidos por los aviones que los atacaban.

Se puso el Cañonero Dato protegiendo a la Gran Escuadra pues eran por su bravura los mejores de España.

Y allí iba la Virgen delante como Capitana guiando a las Naos fieles que la seguían deseando salvar a España.

Y así nos dice los testigos según los escritos narran:

«La vieron los marineros de los cinco barquitos, que con el Dato rizaba espumas en el peligroso mar de aquella irisaba lejanía de verde esperanza. En su alma, contempló a la Virgen Santísima aquel comandante jefe del

Convoy, Don Manuel Súnico. Eran cinco barquitos como de romance». El mejor romance, pues gracias a la Virgen se salvó lo mejor de España.

Ponerse enfrente fue el «Dato» ante la Escuadra pirata, haciendo huir a estos en tan gloriosa batalla que según narran parecía gobernada por la Gran Capitana.

Y así dicen las crónicas de que admirada la Virgen ante esforzada hazaña, guiados por capitanes invictos, gloriosos soldados del amanecer de España, se situó frente a las proas de las naves dejándoles expedito el camino de la victoria, de la victoria de España.

Esto también dijo Yagüe en su locución radiada al llegar a la Península, a la Madre Patria, al pueblo oyente que por la radio le escuchaba:

«No teníamos barcos de guerra, pero en los que iba a Algeciras, en sus proas iba España y la Virgen de África» la Gran Capitana.

Y así cuentan las crónicas que llegados al puerto deseado, fueron marinos, legionarios, falangistas y demás tropas del Ejército Expedicionario a una iglesia de la ciudad cerca del puerto que allí se encontraba, a dar acción de gracias, entonando el Te Deum con gran fervor y entusiasmo a Dios y a su Virgen Soberana Capitana.

Es esa Virgen Morena Gloria de Ceuta y de España, la perla más preciosa de cuantas hay en el Mediterráneo, la esperanza de los afligidos, consuelo de los desamparados, Madre fiel a los que se acogen bajo su Protección y Amparo.

¡Viva la Virgen de África! ¡Viva España y su pueblo! que ve en Ella su Amparo, su Guía, su Luz, su Consuelo e implorando su Gracia ante la Gran Soberana del Cielo, se postra ante Ella pidiendo la salvación de España y que venga su Reino!

¡Arriba España y su Glorioso Ejército! Que donde la Fe triunfa, triunfa su Gracia, triunfa su Amor, triunfa su Gran Reino.

INTRODUCCIÓN

Quisiera con este escrito, aprovechando el 87 aniversario de Paso de «El Convoy de la Victoria» dar a conocer algunos acontecimientos sobrenaturales que sucedieron, según consta documentalmente en los periódicos de la época, recogiendo los testimonios que se daba de ellos. Estos fueron, entre otros, los siguientes:

  • La niebla que se formó, que facilitó no fuesen vistos los buques del Convoy.
  • La aparición de la Virgen de África en medio de la batalla decisiva entre el Cañonero Dato y el destructor Alcalá

Galiano (AG)

  • Y luego, como iba Ella delante de los navíos, presidiendo el camino para que llegasen sanos y salvos.

Todos estos hechos providenciales y milagrosos se pueden leer en el siguiente enlace: Biblioteca Pública de Ceuta; Sección: Faro de Ceuta; años, 36, 38, 39, 43; mes: agosto; días: 6, 5, 5, 5 respectivamente; y en las páginas: 4, 5 y 8; y del año 43 la página 5. La del año 1939 por ser una tirada muy especial y muy extensa dejo al lector que por si mismo busque los datos de su interés.

También se encontró en el periódico Telegrama del RIF datos que complementan a los contenidos en el Faro de Ceuta pero, al no estar digitalizado, no se puede facilitar un enlace. Dicho periódicos se encuentra en la Biblioteca pública de Melilla en la Plaza de España.

Siendo este 87 aniversario del Paso del Convoy de la Victoria muy especial debido a que se va a exponer un trabajo de investigación en la que se tuvo que realizar viajes a Ceuta y Melilla en busca de información y visitas a archivos, incluidos los militares, se intentará hacer una recomposición histórica de los hechos según el material encontrado, que contradice algunas versiones hasta ahora conocidas y, sobre todo porque se va a sacar a la luz de nuevo el Gran Milagro de la Aparición de la Virgen de África, que cayó en olvido, de tal manera que, preguntando, buscando información en el viaje a Ceuta a la gente, e incluso militares, y a las personas de los archivos que se visitó, nada sabían de este evento, por otro lado bien documentado en periódicos de la época e incluso en cuadros, viéndose la Virgen apareciéndose frente al destructor Alcalá Galiano o en medio de la batalla. Estos dos cuadros a los que se hace referencia, se encuentran uno el Museo de la Legión y el otro en el Cuartel de Regulares González Tablas, ambos en la ciudad del Ceuta.

Intentando querer resumir todo este trabajo de investigación, el cual se inició al llegar a manos del que esto escribe, la noticia de que «La Santísima Virgen María se apareció en el extremo del barco, siendo vista por el Caudillo y por todos los militares que le acompañaban» y en el deseo de encontrarlo documentalmente, lográndolo con éxito, se gestionó la idea para dar a conocer este trabajo de una forma escueta y resumida, la idea de componer un poema en que resumiese esta historia. Y así, puesto a ello, se logró con buen éxito, a la que se tituló «La Virgen de África salvó a España», cuyos datos allí contenidos se encuentran explícita o implícitamente documentado en los periódicos mencionados y en otras fuentes encontradas.

Siendo necesario para poder conmemorar este 87 Aniversario del Paso del Convoy de la Victoria y la Gran Aparición de la Virgen de África salvando al Ejército Expedicionario de perecer y con ellos el triunfo de España contra el Comunismo, he visto conveniente antes hacer una recomposición histórica, para que el público en general recuerde esta parte de la historia tan olvidada, y del que dependía el rumbo de España en aquellas horas críticas en que España agonizaba.

EL PASO DEL ESTRECHO CONTADO POR LOS TESTIGOS Y REDACTORES DE LA PERIÓDICOS DE LA ÉPOCA AÑADIENDO DATOS NOVEDOSOS

FRANCO ORA ANTE NUESTRA SEÑORA DE AFRICA

Tomaré como base de esta redacción histórica los datos encontrados en los periódicos y otras fuentes, recomponiendo y situando en su sitio para que siga un orden cronológico y sea amena su lectura y apasione su historia, pues, para amar hay que primero conocer. Espero que, cuando termines esta lectura no salgas como entrases… Salgas amándola y sintiéndola, te llene, te complazca, te emocione… Ea pues y empecemos.

Faro de Ceuta, 5 de agosto de 1938, página 8, Artículo: El Caudillo y la Virgen de África. Extractos.

Varias noches de vigilia tensa había pasado Franco en el Cuartel General que instaló en Tetuán, cuando el avión nos lo trajo de las Islas afortunadas. En esas noches, llenas de zozobra había planeado lo que había de ser prodigiosa gesta de los mares: el paso del Convoy por el Estrecho.

Aquella mañana, clara, radiante, Franco vino de Tetuán a Ceuta.

Era hora temprana, Pero ya estaba de pie la ciudad toda. Las horas históricas que se vivían no eran las más propicias al reposo. Y así, cuando el General Franco, nada más llegar a nuestro pueblo, se dirigía al Santuario de Nuestra Señora de África, le presentaron cortejo el Ayuntamiento en pleno y gran número de fieles.

Se celebró el Santo Oficio de la Misa; misa que si por serlo reviste solemnidad y unción en aquel momento, en aquella hora en que el meridiano de la historia anunciaba portentos y milagros, era sin duda, la más solemne de las celebradas en el Santuario de la Patrona de la ciudad. Era, quizás, también, el primer desagravio del primer soldado de España a la Virgen morena, a la Patrona ceutí, a quien habían negado la ofrenda tradicional, que de siglos se venía haciendo, en acción de gracias, los hombres nefastos de la república.

Franco, hincado de rodillas ante Nuestra Señora de África nos parecía nimbado de un hálito luminoso, como si nos quisiera anticipar en aquel santo lugar, que el milagro iba a producirse.

Rezaba el Caudillo. Sus ojos no se apartaban de la venerada imagen. Sus labios musitaban oración tras oración, saliendo de lo hondo de su corazón cristiano. Unos momentos nada más dejó de mirar a la Patrona de Ceuta.

Cuando el Sacerdote alzaba la Sagrada

Forma. Entonces, humildemente, Franco inclinó la cabeza y sus ojos se postraron en tierra.

La figura de Franco, en el templo de Nuestra Señora de África no podía ser más simbólica. Era España; por él representada, haciendo acto de solemne de fe cristiana

Las personalidades que se hallaban en el templo cercanas al Caudillo oyeron su ruego a la Madre de Dios. Que hiciese el Todopoderoso por la Divina intercesión de Nuestra Señora de África el milagro de que unos frágiles barquitos cruzaran el Estrecho, bloqueada por todos los navíos de la escuadra roja, de la cobarde escuadra roja, que unos días antes, el 25 de julio, fiesta de Santiago, nos había probado que estaba vigilante con su ataque a nuestra ciudad.

Muchas de las personas que estaban en el templo ignoraban lo que el Caudillo pedía a la Patrona Ceutí. Fuese lo que fuese lo que Franco solicitaba a su Divina Majestad, sería santo y noble, sería por España y todos los corazones y todos los labios unieron sus súplicas a las de Franco.

El Caudillo salió reconfortado después de sus oraciones. Lo salió también toda la población ceutí que acudió a la solemne misa, tanto los que sabían como los que ignoraban la hazaña que había de realizarse.

Yo tengo la plena seguridad de que

Franco salió del Santuario de Nuestra Señora de África con la convicción de que el milagro había de realizarse. Fe el la victoria había sido la consigna del Caudillo desde la primera hora; fe que el tenía en grado sumo en los altos designios de Dios, en manos de cuya Madre puso la empresa y la gesta de España en aquella mañana histórica del 5 de agosto de 1936.

La salida del Convoy de la victoria, los milagros que se realizaron en su trayecto y su llegada al puerto de Algeciras

Periódico Faro de Ceuta. Viernes 5 de agosto de 1938. Página 4. Extracto de «El primer marino»

Hoy, al evocar nosotros aquella gesta marinera del 5 de agosto de 1936, unimos nuestros ruegos al de nuestros nautas. Y lo justificamos plenamente. Porque aquel día histórico, Franco fue el Almirante de la diminuta escuadra de que disponíamos en la primera hora de nuestra Revolución Nacional. Y nunca en la historia del mundo Almirante alguno, dirigió y logró que se realizase una proeza semejante y que había de ser decisiva, no ya solo para nuestra Patria, sino también para todo el mundo civilizado a quien el Komitern amenazaba bloquear entre sus estepas orientales, de un lado, y nuestra Península, a punto de convertirse en colonia bolchevique, de otro.

Bien es verdad que el Caudillo Franco no estaba solo en la empresa. Contaba con una ayuda que no tuvieron otros Almirantes. Franco la había impetrado unas horas antes y quien todo lo puede se la había otorgado para que el milagro de realizase.

Hacía menos de veinte días que el Ejército de África había lanzado su grito de guerra a la cuadrilla de Madrid. Las Plazas de Soberanía y Marruecos ardían en fervores patrióticos y solo unos débiles conatos de resistencia hubo que sofocar y fueron sofocados prontamente. Pero los que en las Plazas de Soberanía y en Marruecos era absoluto total, no lo era igualmente en la Península, donde, la traición de algunos jefes vendidos a la masonería, la debilidad de otros y el engaño de que fueron víctimas algunos, había hecho fracasar el Movimiento en muchas provincias. En otras aunque en principio el Ejercito se había hecho dueño de la situación se contaba con tan escasas fuerzas, que se haría dificilísimo resistir los posible ataques de los genizaros del Gobierno. Y todo se fiaba, en la Península, a la pronta y eficaz ayuda del Ejército de África, el mejor organizado, el más disciplinado, el curtido en la lucha de Marruecos y el que había sofocado la revolución sangrienta de 1934.

Pero… el Ejército de África estaba bloqueado. Los marineros de la Escuadra se había hecho dueña de los barcos después de asesinar a una oficialidad españolísima, que daba su vida por Dios y por España en los puentes de los navíos. Y esos barcos, el casi total de la escuadra española — que desde aquel momento había dejado de serlo para izar en sus mástiles la sangrienta bandera roja del soviet — vigilaba el pasillo marinero del Estrecho de Gibraltar, porque aunque ineptos, los que se habían hecho cargo de los mandos de los buques, sabían que si las tropas de África no llegaban a la Península, el santo Movimiento estaba condenado al fracaso.

Los enemigos de Dios y de España tenían todos los triunfos en sus manos, por lo que al mar se refiere. Un acorazado, varios cruceros, completa la flotilla de destructores modernísimos y potentes, los submarinos. España contaba en aquella hora con un cañonero, un torpedero y un par de guarda costas insignificantes.

Y Franco, Almirante de la primera hora, hizo el portento con ayuda de la Santísima Madre de Dios. Y a él, solo al Caudillo, se puede atribuir la responsabilidad y la gloria de la acción. Suya fue la responsabilidad y la gloria de la acción. Suya fue la responsabilidad y suyo es el mérito.

El Caudillo no obra nunca a la ligera. Consultó primero con todos los técnicos y los informes fueron desfavorables. Un convoy marítimo no tenía una sola probabilidad de llegar a las playas peninsulares. Pero Franco comprendía perfectamente que un retraso en el paso de las tropas de África podía ser decisivo. Y contra la opinión de todos, sin que dejase comprender los enormes riesgos, dio orden de que se forzara el bloqueo. Pero antes… de rodillas ante la Patrona ceutí impetró su protección. ¿Y cómo no había de concedérsela, Ella, la Virgen de África, que siempre ha sido y es bálsamo y consuelo de los que a Ella se acercan en demanda de algo noble y santo, como era lo España le pedía por boca de su hijo más preclaro?

Desde aquella hora en que el General Kindelán, jefe de las fuerzas Aéreas, con la emoción saliéndosele a borbotones por los labios, pero con la firmeza de un soldado presto a dar su vida por España, decía a Franco: «Mi general, el convoy llegó sin novedad», desde aquel preciso instante Franco es el primer marino de la Patria.

Por ello, repetimos, en esta efemérides histórica, nos suma al ruego de nuestros nautas, para que aquel a quien todo se lo debe a España, vista el glorioso uniforme de la Armada Nacional.

Antes de entrar a ordenar los datos cronológicamente para no estar mencionando cada vez de dónde se saca una u otra crónica, cuando pertenece a la misma página o periódico, se informará a manera de curiosidad que la páginas 4 y 5 del periódico del Faro de Ceuta, viernes 5 de agosto de 1938, se encuentra dividida en varias secciones siendo estas las siguientes: El primer marino, que ya se trató, Evocación, Hace dos años, La ermita de San Antonio, El convoy, Una descubierta en el mar enemigo, Se retrasa el paso del convoy, El convoy se hace a la mar, La Falange de Marruecos en acción, En el Estrecho, El enemigo, El Glorioso Combate, La fuga del barco rojo, Sin novedad el convoy, ¡Ha pasado el convoy!, Los bulos rojos, El martirio del Dato, Colofón.

Con el fin de no cansar al lector en la recomposición histórica cronológica de los hechos en mencionar de qué sección se saca, se procederá sin más a organizar los datos y evitar dar datos cansinos que, más que ayudar, antes estorba y evita la fluidez en la lectura. Así pues procedamos.

Datos sacados de las Varias secciones de la página 4, del periódico Faro de Ceuta. Viernes, 5 de agosto 1938

¡Que lejos y qué cerca, al mismo tiempo, aquel 5 de agosto de 1936! No hubo y quizá no haya victoria tan decisiva para una nación como la lograda en aquella tarde en que los rayos de un sol fuerte se quebraban en la bruma levantina.

Nota: nótese que aquí se refiere a la niebla que ocultó al Convoy, que fue atribuido a un milagro y protección providencial de la Virgen de África para que no fuese vista por la Armada Republicana. Y como se comenta en otras fuentes: «… y pronto se manifestó la protección divina pues una neblina muy espesa como pocas veces vista impidió que los ingleses de peñón gibraltareño lo divisaran pues, en este caso lo hubieran destruido».

Y sigue narrando el cronista

Un importantísimo convoy de tropas y material de guerra iba a cruzar un mar sembrado de peligros. Batían los tambores y ponían una nota aguda la fanfarria de las trompetas. Las tropas se hallaban embarcadas ya desde las primeras horas de la mañana, porque el proyecto inicial era que con el alba se hicieran a la mar. Los himnos de La Legión, de los Regulares y de la Falange — aún no había sido declarado himno Nacional la marcha granadera — lanzaban sus vibrantes estrofas desde los puentes de los navíos.

La ciudad se hizo toda ojos y emociones. Desde todas las ventanas y balcones, desde las azoteas, desde los muelles se atisbaba el puerto. Mas tarde los corazones latieron con ritmo más acelerado.

En principio se había acordado que el convoy marítimo iniciase su salida de Ceuta a las cinco y media de la madrugada del día 5 de agosto. Las fuerzas embarcarían a media noche. En la composición definitiva del convoy entraban, además del «Ciudad de Ceuta» y el «Ciudad Algeciras», de un andar aproximado a las 16 millas. El «Arango», de velocidad muy inferior, y el «Eduardo Benot», remolcador al servicio de la Junta de Obras del Puerto, de 12 nudos de andar. La protección del convoy así formado iba a estar a cargo del cañonero «Dato» y del guarda costas «Uad-Kert».

El comandante del «Dato», don Manuel Súnico Castedo, nombrado jefe del convoy, recibió la orden de que todo estuviese listo para dicha hora, en la noche del día 4. Inmediatamente designó a los tenientes de Navío Miquel, Boado y Corral, y al alférez de Navío, Lazaga, para mandar, respectivamente, el «Arango», «Ciudad de Ceuta» y «Benot».

Como era diferente la velocidad de los navíos se estableció un sistema de señales entre ellos, para ser utilizado en el caso en el caso de que cualquiera de las unidades del convoy fuese atacada o divisase algún barco enemigo. Otro caballero marino, el teniente de Navío, Planes, fue destacado a Punta Ciris, como auxiliar de la observación de tiro.

Pero en la misma madrugada del 4 al 5 de agosto el comandante del «Dato» recibía la orden de que se había aplazado la hora de salida del convoy, que se fijaba, por el momento, para las tres y media de la tarde.

A las cinco de la madrugada del día 5, nuestros bravos «cacharros» aéreos realizaron una exploración sobre aguas del Estrecho. Poco después regresaban a Ceuta e informaban a sus jefes que el navío pirata «Lepanto», alcanzado por una bomba de aviación, había entrado en Gibraltar para evacuar bajas. Había que esperar que abandonase el puerto inglés antes de que el convoy se hiciese a la mar.

Hay que destacar una y mil veces: el riesgo, las noventa y nueve probabilidades contra una de que el convoy tenía de llegar intacto a Algeciras. No ya el «Jaime I», los cruceros y los submarinos rojos, sino uno de los numerosos destroyers de que disponían los marxistas, tenían potencia ofensiva para hundir a todas nuestras unidades. Y la velocidad de los barcos rojos era doble que la de los nuestros. Pero Franco había dicho que el convoy pasaría… Y los caballeros marinos habían aceptado todos los riesgos y toda la responsabilidad de la empresa. Uno de los oficiales al recibir las últimas órdenes se despide de su jefe con estas hermosas palabras: «A sus ordenes, mi comandante, es bien fácil que al terminar la guerra nuestros retratos figuren en el Museo Naval».

Por fin, a la cuatro y media, se recibió la comunicación telefónica ordenada por el Caudillo, desde su puesto de mando de la explanada de la ermita de San Antonio: «Que salga el Convoy».

Comentario:

Aquí nos confirma que, en esta primera parte de la salida del Convoy sí estuvo Franco en ese momento en el Monte Hacho, y una vez asesorado por el General Kindelán, jefe de la aviación, según información facilitada por los exploradores aéreos de que no había buques republicanos a la vista, se vio el momento de iniciar ya la marcha del convoy sin demora, dando Franco la orden.

Y siguiendo la redacción:

Y mientras los navíos levaban anclas, mientras toda la ciudad se asomaba a ventanas, balcones y terrazas, las tropas expedicionarias prorrumpieron en vivas a España y a Franco, mientras las bandas militares interpretaban los himnos guerreros.

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El orden de formación, en abandonar el puerto de Ceuta era el siguiente: guardacostas «Kert», armado de un cañoncito; «Ciudad de Ceuta», «Ciudad de Algeciras» y «Eduardo Benot», todos ellos transportando legionarios, regulares, artilleros, infantes y especialidades de otras armas, así como gran cantidad de armas y material de guerra; y cerrando la marcha, el cañonero «Dato».

Con visivilidad media mar gruesa el convoy salió de Ceuta para Algeciras, poniendo proa a Punta Carnero.

Comentario:

En la sección «La falange de Marruecos en acción», de la misma página 4 nos informa que a bordo del «Dato» iban diecisiete falangistas de Ceuta, siendo la primera acción en que tomaban parte los falangistas de aquella parte del Estrecho.

Es muy curioso que fuesen en el «Cañonero Dato» donde, según todos los indicios, iba Franco, si aceptamos la versión de que embarcó «para ir con ellos», cumpliendo su palabra según manifestó en Canarias, al ser además de la nave capitana, el enlace entre el Convoy y el Mando de Operaciones en el Monte Hacho.

La curiosidad de este dato es porque ya había un antecedente documentado en que Franco recibió apoyo de protección de falangistas. Me refiero al caso concreto cuando estuvo en el Hotel Madrid en Las Palmas que, además de estar custodiado por la guardia militar, lo estuvo también de falangistas. Por lo que hace pensar que el motivo principal de ir en ese buque era por ser parte de la escolta de Franco. Oigamos pues este relato histórico comentado por el historiador Alberto Anaya, investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que, gracias a la custodia de la guardia militar y la de los falangistas, se frustró ser detenido Franco en el Hotel Madrid de Las Palmas, cuyos datos se pueden comprobar en el «abci-franco-gran-canaria» o ABC Las imágenes de los días de Franco en Gran Canaria podrían reorientar los estudios sobre el alzamiento:

Alberto Anaya recuerda que en la isla se proyectaron varios intentos de atajar sus propósitos golpistas, de los que tenían sospechas civiles afines a la República que, según teorías nunca demostradas, le prepararon el mismo 18 de Julio una emboscada que burló viajando por mar en vez de por tierra a Gando, el lugar donde tomó el «Dragón Rapide» hacia Marruecos.

También tenían indicios de esos planes las propias autoridades, que ordenaron que le siguieran en Las Palmas de Gran Canaria espías y policías que incluso preveían detenerlo en el Hotel Madrid, donde se alojaba en aquellas fechas, aunque finalmente renunciaron a sus propósitos debido a que el general estuvo «en todo momento escoltado por falangistas y por cuatro oficiales del Ejército».

«Entonces, al verlos allí con sus pistolas, los policías desistieron», explica Anaya, que destaca que el hallazgo de estas fotos es importante.

Si admitimos la versión de que se embarcó en el cañonero Dato, que era la nave capitana, después de dar la orden y supervisar la puesta en marcha del Convoy desde el Monte Hacho, ya recibido del General Kindelán el asesoramiento por parte de la aviación y esta transmitida al Caudillo de que la zona se encontraba despejada de buques republicanos y, por otro lado, hay un antecedente de un «modus operandi», de que se utilizó a miembros de la Falange para reforzar la ya tenida de la guardia militar, se puede deducir que la misión principal encomendada de esos falangistas era reforzar la escolta personal de Franco.

Según consta en las crónicas del periódico del Faro de Ceuta del 5 de agosto de 1938, los falangistas mencionados son: Ángel Daunis, que los mandaba, Edmundo Voigt, José Esteban Baena, Ramón Ochoa, Guillermo Raga, Agustín Muñoz, José Luis Bosque, Antonio Orellana, José Zaldívar, Francisco Paño, Antonio Paño, Enrique Márquez, Luis Crespo, Arturo Iglesias, Jesús Rodríguez Santander, Juan Lladó y Francisco Pérez Alemany.

Sigamos con la historia.

Al poco de hacerse a la mar, el remolcador de la Junta de Obras del Puerto «Eduardo Benot» hubo de virar en redondo y regresar a Ceuta, debido a la fuerte marejada que había en el Estrecho. Por otra parte la diferencia de velocidad de las otras unidades hicieron que la formación del convoy se convirtiese en una fila cortada por grandes distancias. Los dos barcos correos «Ciudad de Ceuta» y «Ciudad de Algeciras» quedaron en cabeza y, como se alejaban excesivamente de los otros y quedaban sin protección el «Dato» forzó sus máquinas para acercarse a ellos y protegerles en caso de ataque, pasando al «Kert» y colocándose justamente en el centro de la línea y quedando detrás el «Kert» y el Arango.

El Pueblo contempla como se oculta el convoy bajo la milagrosa neblina. ataque enemigo. Angustia del pueblo ceutí al oír la batalla. Es consolado ante la noticia de Yagüe: ¡el convoy a pasado¡ Acción de Gracias.

El manto dela neblina impedía ver, perolosestampidosdelaartilleríallegatanclarosy precisosalaciudad. Y la ciudad que había sido toda ojos se hizo toda oídos. Y se distinguían perfectamente los cañonazos de mayor calibre e incluso unas descargas de fusilería. Luego, nada. La inquietud y zozobra habían hecho presa en todos y nadie se atrevía a hablar. Minutos angustiosos, hasta que, el entonces teniente coronel Yagüe, por el simpático micrófono de Radio Ceuta llevaba el consuelo a los verdaderos españoles, dando cuenta del milagro y de que ni una sola baja habían registrado las tropas nacionales, arribadas ya a puerto algecireño en el combate sostenido con uno de los navíos corsarios. Los receptores de Radios captaron los tres vivas triunfantes del jefe de la Legión. La ciudad toda respondió a los vivas con el mayor de sus fervores.

Luego, en un desbordamiento de fe el pueblo en masa se fue a postrarse de hinojos ante su Santa Patrona, en acción de gracias por aquel portento que se había dignado concedernos y que era paso firme, decisivo, en la reconquista del solar patrio.

Detalles del combate

Cinco y cuarto de la tarde. Cuarenta y cinco minutos de travesía, cuando el vigía del «Dato» dio voz de: «¡Barco a la vista!». El capitán del Corbeta, don Manuel Súnico Castedo, enfocó los gemelos a babor y percibió perfectamente la columna de humo de un navío que se dirigía hacia el convoy viniendo de la entrada del Estrecho por la parte de Tarifa. Unos minutos después distinguía perfectamente el casco y la línea del buque, que era el destroyer rojo «Alcalá- Galiano».

Se tocó zafarrancho y cada uno ocupó su puesto de combate en el «Dato». También el «Kert» preparó su minúsculo cañoncito. En los correos los soldados expedicionarios preparaban sus ametralladora e incluso sus fusiles y bombas de mano.

El «Alcalá-Galiano», marchaba a toda velocidad de sus máquinas, en dirección al convoy. Se avecinaba el duelo, en el que todas las armas materiales eran favorables al buitre rojo; los materiales sí; pero no las morales.

El destroyer pirata rompió el fuego contra los barcos correos disparando sobre ellos con las piezas de proa. En el momento en que los primeros cañonazos rasgaban el silencio de la tarde, el grueso del convoy se encontraba, aproximadamente a unas cinco millas de Punta Carnero.

Testimonio del comandante Súnico narrando él mismo la batalla

Dejemos al comandante del «Dato», que sobriamente, con modestia que hace mayor su hazaña, describa la batalla:

«Al encontrarme como a unas cinco millas de Punta Carnero, apareció un destructor enemigo, que venía como de Tarifa, y que resultó ser el «Alcalá Galiano», arrumbado a la cabeza del convoy y a mucha velocidad. Hizo varias descargas con sus piezas de proa al correo que iba en cabeza. Y en ese momento metí a babor, atravesando la línea del convoy y marcando al «Alcalá» como a unos 45° por babor. El destructor metió a estribor, rompiendo el fuego el «Dato» al meter caña con el máximo alcance de sus piezas. Poco antes se había unido al convoy el torpedero «19» que había salido de Algeciras a nuestro encuentro.

El combate continuó a rumbo paralelos, próximamente y de vuelta encontrada. Apenas el «Dato» rompió el fuego, el destructor, que casi había centrado a los correos dirigió su tiro sobre mí; dada su velocidad al poco tiempo pasó tras el buque cola del convoy, como a unos mil quinientos metros de él; entonces metí la caña a estribor para continuar el combate a rumbos paralelos y de la misma vuelta. El «Kert» también rompió fuego sobre él con su pieza. Desde el «Arango» se le hizo igualmente fuego con ametralladoras y fusilería, ya que le pasó, como digo cerca.

En esta fase del combate fue muy preciso el tiro del «Dato», viéndose cómo los piques cubrían de muy cerca la amura de babor del «Galiano». Trató este de entrar en la bahía de Algeciras; pero, sin duda, debido a la precisión de nuestro tiro, metió para fuera, alejándose para Levante.

El combate duró, aproximadamente, una media hora, disparándose más de cien proyectiles».

El comandante Súnico, con su modestia, ha ocultado una frase que oyeron algunos de los falangistas que iban a bordo del navío. Fue en el momento en que nuestro valiente cañonero abría fuego contra el barco rojo, consiguiendo que éste, enmendase la dirección de sus cañones, hasta aquel momento dirigidos contra los correos, para hacer fuego sobre el «Dato»: «El tiempo que el “Dato” dure a flote quizás sea suficiente para salvar, sino todo, lo más importante del convoy». Sublimes palabras dignas de figurar con letras de oro en la Historia Naval del Movimiento.

Uno de los disparos del «Alcalá Galiano» contra el «Dato», rompió el cable de conducción eléctrica de éste, inutilizando el ascensor de proyectiles. Algunos bravos fueron tocados ligeramente por la metralla, entre ellos el jefe de los falangistas ceutíes, Ángel Daunis, si bien muy levemente. El contratiempo no hizo desfallecer a aquellos valientes y entre gritos de ¡Arriba España! Y ¡Viva España!, subían a brazo, por las escalerillas de proa y popa, las granadas necesarias para que los cañones del «Dato» no cesasen en su fuego. Hasta con anti-aéreos se disparó contra el destructor marxista.

Como señala el comandante Súnico a sólo kilómetro y medio de la popa del convoy pasó el «Alcalá Galiano», distancia tan pequeña que hizo posible que, además del cañoncito del «Uad Kert», disparasen también contra el buque enemigo sus fusiles y sus ametralladoras las tropas expedicionaria que iban a bordo del «Arango». Para demostrar el espíritu que animaba a aquellos hombres que habían de tomar más tarde Badajoz y Toledo y llegar hasta las puertas de Madrid, basta consignar que en medio de cánticos y vivas cargaron sus bayonetas, disponiéndose a vender caras sus vidas y a lanzarse al abordaje del «Alcalá Galiano» si se acercaba lo suficiente.

ElMilagro de la aparición de la Virgen de África y la huida del destructor Alcalá Galiano

Según consta en el poema de Adrián Guerra «A la Virgen de África» encontrado en la página 8 del periódico Faro de Ceuta, viernes 5 de agosto de 1938 nos dice en unos de sus párrafos que Franco dijo que se salvó el convoy por un milagro. La transcribiré completa si bien, según la creencia popular, da por hecho que Franco no fue en el convoy ya que ignoraba este hecho al igual, que en general, las tropas expedicionarias, que según documentos encontrados creyeron se había quedado en Ceuta dirigiendo las operaciones, máxime que salieron antes de que él se embarcase en el cañonero «Dato» según todos los indicios.

A LA VIRGEN DE ÁFRICA

(DEDICADA A MI MADRINITA AFRICA SÁNCHEZ)

Hay una Virgen en Ceuta que se llama la Africana, la más gentil ciudadana que yo he podido encontrar. Diademas orlan sus sienes, y es su carita morena como la raza aganera del África Occidental.

Se hizo amiga del Caudillo en el paso del convoy; milagro que a cantar voy con mi lírica canción. Era aquel cinco de Agosto cuando la escuadra pirata soñó comprar muy barata la sangre del español.

Al paso de nuestras tropas por las aguas del Estrecho, viene el pirata derecho de la mano de Satán. Serpientes de fuego y llamas contra los barcos vomita, y zumba, hiere y crepita en satánico bramar.

A su encuentro sale el «Dato» entre mil ondas de plata, y con ardor desbarata en Glorioso Amanecer, la fantástica ilusión del necio «Alcalá Galiano» que con el rostro muy ufano despreció su pequeñez.

Cruzan de uno y otro lado cascos de viva metralla entre Dios y Satanás. DelCieloesLugartenientenuestraVirgenaganeray del infierno la obscena serpiente, hija del mal.

Desde el Monte Hacho ceutí nuestro Caudillo divisa la pelea, y su sonrisa nos dice que se salvó el convoy por un milagro de la Virgen Africana, Generala y Capitana del Ejército español.

¡Viva la Virgen de África!, gritó Franco con orgullo, cuyo grito en el murmullo de las ondas de la mar, hasta Zaragoza fue. ¡Y desde entonces hermana es la Africana de la Virgen del Pilar!

Dejando, como quedó, dicho la salvedad de la creencia popular de que estuvo contemplado la batalla desde el Monte Hacho cuando, según datos encontrados documentados como el testimonio de Kindelán en su libro «Mis cuadernos de Guerra», el parte de operaciones hecho por Franco notificando a Mola las novedades de la operación, y alguna que otras fuentes que dan a entender todo lo contrario a lo que, hasta ahora el sentir popular siempre a creído y se ha transmitido, no solo dan testimonio del Milagro de la aparición a Yagüe, Súnico y otros, según consta en las crónicas periodísticas del Faro de Ceuta, sino que también el mismo Franco lo confirma diciendo que «se salvó el convoy por un milagro de la Virgen Africana»

Mas veamos cómo fue esa intervención divina conforme se nos narra en el periódico Faro de Ceuta, jueves 5 de agosto de 1943, en la página 5 titulado la crónica «El Milagro del Estrecho» de la que se expondrá un extracto de mismo:

La diminuta escuadra, en ella el Dato orgulloso, nave capitana, flameaba humos impacientes con descompensados latidos de calderas. Y sobre Ceuta, sobre el mar, en el meridiano angustioso de España, alentaba el milagro.

Nuestra Señora la Virgen de África estaba aquel día en el Estrecho. La vieron los marineros de los cinco barquitos, que con el «Dato», rizaban espumas en el peligroso mar que aquella irisaba lejanía de verde esperanza. En su alma, contempló a la Virgen Santísima aquel comandante jefe del convoy, don Manuel Súnico. Eran cinco barquitos como de romance. Y a su costado, la presencia heroica del cañonero.

El «Uad-Kert» iba seguido por el «Ciudad Algeciras», el «Ciudad de Ceuta», el «Arango», y el «Eduardo Benot». Estaba bravo el mar por allí dentro y los dos blancos correos — la famosa «Paloma» que trae y lleva adioses día por día — hubieron de avanzar valientemente. El corsario rojo, que estaba allí, abrió el fuego a mansalva, y el cañonero «Dato» interpuso su réplica heroica con propósitos de sacrificio. Treinta largos minutos y mortales minutos — que repercutían con emocionadas pulsaciones aquí, frente a la Ermita de San Antonio — duró elprimerduelonaval de la Cruzada, hasta que logró huir el «Alcalá Galiano» perseguido por las andanadas de la que ya merecía ser la escuadra de España, la iniciación de una escuadra que volvía a nacer en la Historia.

En las inmensas singladuras de los modernos convoyes intercontinentales de la presente guerra naval, no hallaremos otro ejemplo similar de valor heroico y de fe auténtica como en aquella maravillosa ocasión de España, cuando la Virgen de África velaba en el Estrecho.

Según documento encontrado del que, a no estar digitalizado ni publicado en editoriales se hace difícil dar referencia, nos dice:

Y otra vez la Santísima Virgen María se apareció en el extremo del barco siendo vista por el Caudillo y por todos los militares que le acompañaban.

Es decir, según este testimonio confirma lo que consta en el periódico que dice:

«La vieron los marineros de los cinco barquitos»

«En su alma, contempló a la Virgen Santísima aquel comandante jefe del Convoy, don Manuel Súnico»

Es decir, no está refiriéndose a una visión alegórica sino real y verdadera. Es decir, a ese milagro del que Franco, según refiere el poema arriba expuesto daba testimonio diciendo:

«Se salvó el convoy por un milagro de la Virgen Africana».

Es el mismo Franco el que da fe de esa visión, aunque no menciona cual fue de manera expresa, aunque sí lo haría el aquel entonces el Teniente Coronel Yagüe de manera pública y notoria en la locución radiada una vez llegado a Algeciras confirmando el éxito de la expedición. Así nos lo cuenta según consta en el periódico Faro de Ceuta. Miércoles, 6 de agosto de 1936, en la página 4 en el artículo «por el micrófono de la emisora local. El teniente coronel Yagüe pronunció otra soberbia alocución». Así nos dice en los párrafos números 38 y 39:

La noticia sensacional ya la sabéis.

Hoy, sin escuadras y contra la roja, tres de cuyos barcos han intentado oponerse, tres barcos llenos de soldados del Ejército de África han cruzado el Estrecho y han desembarcado en Algeciras.

No teníamos barcos de guerra, pero en los que iban a Algeciras, en sus proas iban España y la Virgen de África.

Es decir, que no solo nos indica que se apareció sino que luego iba delante de ellos guiándoles.

Veamos ahora como este mismo detalle nos lo dice el periódico Telegrama del RIF. Melilla 5 de agosto de 1938, en la crónica titulada «LA VIRGEN DE ÁFRICA Y EL PASO DEL ESTRECHO POR EL EJÉRCITO DE MARRUECOS». Se pondrá un extracto del mismo:

Hoy se cumple el segundo aniversario de la gran gesta realizada por nuestras gloriosas fuerzas al atravesar el Estrecho de Gibraltar, en un alarde de heroísmo insuperable, para llevar el sublime aliento de la victoria a las tierras de España. Embarcaciones inverosímiles para una hazaña de tal naturaleza, abrían con sus quillas afiladas las aguas inquietas del Estrecho, dejando en la estela de su imponente navegar, la ruta cierta, indeleble y magnífica de nuestra redención. Pues jamás se podrá olvidar, el día de la Virgen de África, cuando un convoy de tropas españolas, con escasísima escolta, pero en ella todo el corazón, toda la sangre fría, todo el valor de la España autentica, tradicional, legendaria, consiguió llegar desde Ceuta a Algeciras, ante una de las más grandes emociones que registra y ha de registrar la Historia de la Patria. La Divina Providencia, que no fue otra que Nuestra Señora de África, admirada ante hazaña de tal envergadura satisfecha de la augusta misión salvadora que llevaban esforzados expedicionarios, capitanes invictos, gloriosos soldados del amanecer de España, se situó frente a las proas de las naves para dejarles expedito el camino de la victoria. Y fue el viejo cañonero «Dato», tripulado por hombres de gesta, el navío que protegió el convoy. Y fue este cañonero que parecía ir gobernado por la Virgen de África, quien se puso enfrente de modernas unidades de la escuadra pirata, para escribir en ese memorable, inolvidable día, una página de gloria y de honor insuperable, para la Marina de guerra auténticamente española.

En otro párrafo de la misma crónica, concretamente el tercero, nos dice:

España se salvó aquel día, porque Dios guió los pasos de nuestro Caudillo, bajo la protección de la Santísima Virgen de África.

Es decir, si recopilamos todas estás informaciones de, por una parte Franco iba en el Convoy y la vio él y todos los militares que le acompañaban, por otro lado que la vieron Súnico y todos los militares y marineros, y por otro el, por aquel entonces, Teniente Coronel Yagüe también dando fe de ello, afirma que «en sus proas iban España y la Virgen de África», cuyo dato confirma el contenido del Telegrama de RIF, podría recomponerse así el hecho providencial y milagroso confirmado por Franco también que dijo «el convoy se salvó por un milagro de la Virgen africana», que vemos ahora esclarecidos cual fue, ya que no se refiere a la neblina sino a otro posterior. Así pues expondré cómo podría haber sido el hecho histórico conforme a toda la información encontrada, estructurándolo según consta y por otra sacando conclusiones lógicas de lo que pudo haber pasado. Ea, pues, y comencemos.

Relato histórico conforme a los datos novedosos encontrados sobre el Paso del Convoy de la Victoria y cómo fue la aparición de la Virgen de África

Como consta en las crónicas de la época, Franco, lleno de confianza de que Dios había aceptado su ruego de que a través de la Madre de Dios cual era «Que hiciese el Todopoderoso por la Divina intercesión de Nuestra Señora de África el milagro de que unos frágiles barquitos cruzarán el Estrecho, bloqueado por todos los navíos de la escuadra roja» saliendo reconfortado y con la confianza plena en que la Virgen había escuchado su ruego dándole señales interiores de ello, según una de la versiones, recibiendo una aparición celestial de la Madre de Dios diciéndole «Te aseguro que tú triunfarás y no habrá comunismo donde tú estés», y por lo tanto protegería el Convoy para llegar sanos y salvos a la otra orilla y poder así prestar el apoyo del que dependía el triunfo de la causa nacional, después de dar la orden de salida pospuesta para las 4:30 h. de la tarde, orden dada por Franco desde el Puesto de Mando de Operaciones situado en el Monte Hacho según costa en las crónicas: «Por fin, a las cuatro y media, se recibió la comunicación telefónica ordenada por el Caudillo, desde su puesto de mando de la explanada de la ermita de San Antonio: “Que salga el convoy”». Y una vez supervisado la puesta marcha del Convoy y buena marcha del mismo, siguiendo una lógica coherente, aceptando la versión de que fue en el Convoy, y que puede entenderse las palabras de Kindelán que dijo «cuyo mando directo tomó Franco», como una afirmación que lo tomó de manera efectiva embarcándose, se dirigió al puerto, para embarcarse en el cañonero Dato bajo secreto militar, por lo que en general el pueblo y gran parte de la tropa ignoraba fuese con ellos, creyendo que en todo momento estaba en el Monte, y así burlar posibles atentados de espías afines a la República. Podría ser que, en esta labor de protección jugó un papel muy importante en el trayecto o en puestos destacados de vigilancia, además de la guardia militar, los diecisiete falangistas que embarcaron en el cañonero «Dato», que fue justamente el último que embarcó y era la nave capitana. De ahí que en general, salvo Yagüe y algún que otro mando de los otros barcos lo ignorasen.

Hay que tener en cuenta que estas embarcaciones en los buques del Convoy fueron realizados en espacios donde no tenía acceso el público en general, es decir, en la parte lateral derecha del puerto sobre todo, fácil de llegar con prontitud desde el Monte Hacho, máxime que toda esa zona estaría restringida a personal no autorizado y fuertemente vigilado por seguridad militar y de la causa. Por lo que fue fácil dirigirse con prontitud en pocos minutos y embarcarse sin ser visto bajo fuerte protección militar y como se está viendo, bajo el refuerzo de protección con falangistas, Falange de la que Yagüe estaba altamente comprometido como se sabe, por lo que fue fácil que el mismo gestionará y eligiese a esos hombres para que le protegiese.

Una vez puesto en marcha, con la expectación y emoción y plegarias fervorosas del pueblo ceutí que en que «la ciudad se hizo toda ojos y emociones» y «desde todas las ventanas y balcones, desde las azoteas, desde el muelle se atisbaba el puerto» y de los soldados iba marchaban puesta la confianza en «la Virgen Africana» según así dejo constancia postales de la época donde se reza «Y la Virgen de África iba en nuestros corazones, quiso Nuestra Señora proteger aquel «Trozo de España que surcaban los mares» haciendo crecer la niebla para que no fuesen vistos de los enemigos «formando una espesa niebla que a medida avanzaba se formó», ya que la inicial era de visibilidad media.

Al ser detectados por la armada republicana, el cañonero Dato, por defender a los buques-correos, para atraer los disparos del destructor «Alcalá-Galiano», el cual dirigía sus baterías hacia donde estaban embarcadas las tropas y material logístico-militar, al verse atacado por las salvas del «Dato» se viró hacia él, produciéndose un enfrentamiento entre ambos, con la esperanza de que, aunque cayesen batidos, el tiempo que permaneciese a flote hacer tiempo para que, si no toda, gran parte de la expedición llegasen al puerto de Algeciras como el mismo dijese: «El tiempo que el “Dato» dure a flote quizás sea suficiente para salvar, sino todo, lo más importante del convoy.

Hay que advertir que, según vamos deduciendo, al ser la nave capitana y el enlace entre el Puesto de Mando de Operaciones del Monte Hacho y todo el Convoy allí iba Franco.

Fue en ese momento, cuando ya peligraban, y más el Caudillo que junto con todos con fervorosa plegaría pediría a la Virgen de África la salvación y el Milagro, la portentosa aparición de la Virgen de África que fue vista, por Franco, Súnico, los militares, soldados y marineros que le acompañaban, no solo en su embarcación sino en todas de la que de Yagüe da testimonio diciendo «en sus proas iban España y la Virgen de África. Y, por deducción lógica incluidos todos los del destructor «Alcalá- Galiano», llenándoles a estos de pavor y desconcierto, que dio como resultado, sobrecogido por la admiración y el temor a desistir en la lucha dándose a la huida, cuando humanamente tenían todas las de ganar, siendo atacados por la aviación y seguidos por el cañonero «Dato», llenos de santa bravura, de santo coraje, que tuvieron que desistir al ser más veloz el destructor. Recordemos cómo en la Resurrección de Cristo al salir del Santo Sepulcro y ser visto resucitado y a los personajes con apariencia celestial que se presentaron «produjeron tal asombro y temor en los doce soldados, que en su huida cayeron en tierra como muertos» De ahí la necesidad que también los del Alcalá Galiano la viesen para que desistiesen y huyesen como se narra «y, poco después, el derrotado navío rojo desapareció en dirección al Este».

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Y así, «al no poder continuar la persecución del destroyer rojo, porque su velocidad no alcanzaba ni a la mitad de aquél, el «Dato» se incorporó de nuevo al convoy». Y es aquí también cuando la Virgen, no solo se aparece durante el combate sino que «como Capitana», como Franco le había pedido que fuese, les iba guiando hacia las costas de España. De ahí que Yagüe y otros que se hicieron eco de ese milagro quisieran dejar constancia escrita y no solo oral, de que Ella estuvo allí y les guío, encabezando la comitiva para que llegasen sanos y salvos. Y por eso nos dijo Yagüe: «Hoy, sin escuadra y contra la roja, tres de cuyos barcos han intentado oponerse, tres barcos llenos de soldados del Ejército de África han cruzado el Estrecho y han desembarcado.

No teníamos barcos de guerra, pero en los que iban a Algeciras, en sus proas iban España y la Virgen de África»

Inexplicable es expresar los que vieron tan gran milagro: inmensa gratitud que rebosaba sus corazones, lágrimas de agradecimiento y de amor, admiración grandiosa, sentimientos de amor efusivo… hacia la Madre de Dios. De ahí que, según testimonios escritos, al desembarcar la tropa exclamasen «¡Esto es un milagro!», dirigiéndose luego a una de las iglesias de la ciudad, salidos ya de la zona portuaria, para dar acción de gracias por tan grande protección de Cielo y haberse producido «El Milagro» de haber llegado sanos y salvos toda la expedición, entonándose el «Te Deum». Sus corazones rebosaban de una indecible, sincera, emotiva y sentida gratitud hacia la Virgen de África que tan maravillosamente les había salvado.

Más veamos ahora cómo fue las otras apariciones de la Madre de Dios apareciéndose en el Estrecho bajo la advocación de la Virgen de África a quienes les invocaban en medio del peligro, según consta en los anales de los milagros atribuidos a la Virgen tan milagrosa y que durante siglos no solo por tierra sino por mar a cubrido con su manto a quienes en Ella confían, y así darnos una idea de cómo pudo ser la aparición y con qué sentimientos de alegría unos y pavor otros, recibieron la aparición celestial.

Apariciones de la Virgen de África en el Estrecho de Gibraltar.

Se transcribirá a continuación la historia de dos apariciones de la Virgen de África en el Estrecho de Gibraltar: una del Testimonio de Telesforo Mimoso y el otro librando a la embarcación «Virgen del Carmen» de perecer en una tempestad. Este último testimonio se puede encontrar incluso en el periódico Faro de Ceuta del año, 5 de agosto de 1938, en la página sexta bajo el encabezado «Tradición y milagros».

Telesforo Mimoso y el Virgen del Carmen

Siguiendo el autor de Tradiciones y Milagros de Nuestra Señora de África, Patrona de Ceuta, recogemos dos narraciones semejantes referidas al Patrón Telesforo Mimoso y el barco «Virgen del Carmen».

Telesforo Mimoso era un hijo de Ceuta que con cinco marineros marchó a Algeciras para transportar a nuestra Ciudad un cargamento de carbón vegetal. Al doblar Punta Carnero les sorprendió un fuerte temporal de levante que llegó a volcar la embarcación a la que los tripulantes con grandes esfuerzos lograron alcanzar después de ser arrojados al mar por el ímpetu de las olas.

Sobre la quilla, perdida toda esperanza de salvación, invocaron fervorosamente a la Santísima Virgen de África, su Patrona. «Cinco días permanecieron así, a merced de las olas, no confiando más que en el auxilio de la Reina de los Cielos la que más de una vez la vieron sonriéndoles y dándoles esperanza de salvación».

Por fin, el último día, un barco noruego les salvó de la muerte segura. Los marineros, convencidos de la intercesión de la Virgen de África, pidieron limosna de puerta en puerta para sufragar una solemne función en honor de la Patrona, dejando en su Camerín un testimonio pictórico del milagroso acontecimiento.

El Virgen del Carmen era una pequeña embarcación que, matriculada en la ciudad de Barcelona y tripulada por siete hombres, estaba mandada por su Patrón, Pedro Foncuberta.

Se dirigía a Cádiz cuando en la noche del 6 de diciembre de 1869, al doblar el Cabo de Trafalgar, le sorprendió una terrible tempestad que puso en grave peligro la Vida de sus marineros.

«Corrían las horas, el temporal en vez de amainar creció más y más, estando en todas sus fuerzas, y los infelices náufragos amarrados a los palos que el viento hacía crujir y amenazar desplomarse, invocaron una plegaria a la Santísima Virgen de África; entonces ocurrió una cosa maravillosa; en medio de la oscuridad del espacio apareció un disco de fuego; se atemorizaron más los tripulantes del laúd, no comprendiendo lo que significaba; pero de pronto llenos de alborozo venagrandándose el disco en sucentro, despidiendo una luz celestial,  aparece la Virgen teniendo en sus brazos 

Jesucristo muerto.

La alegría inunda sus almasel llanto corre por sus rostros, y del fondo de sus pechos salen palabras de agradecimiento para la Excelsa Patrona de Ceuta.

Duró la hermosa visión escasos minutos, siguió el temporal en marcha; pero la embarcación respetaba por misterioso arcano, fue desde entonces empujada dulcemente hacia Cádiz, en cuya bahía dio fondo al amanecer con su tripulación y cargamento en salvo».

Estos dos testimonios y los vivos sentimientos de gratitud, al ser salvados tan providencialmente de una muerte segura, así como esas apariciones, relatan muy bien el fervor y agradecimiento que llenaban sus corazones todos los que fueron en el Convoy y vieron a la Madre de Dios.

Huida del destructor Alcalá-Galiano.

Parte de operaciones de Franco describiendo pormenores de la batalla del Estrecho. Llegada de las tropas a Algeciras. El acción de gracias.

Continuemos pues nuestra historia en la que, después de la visión celestial, o del Milagro que salvó al Convoy, al que se refería Franco, el destructor «Alcalá Galiano» desiste de seguir atacando al cañonero «Dato» y se da a la huida siendo perseguido por este y la aviación.

En la página 5 del periódico Faro de Ceuta, viernes, 5 de agosto de 1938, nos relata cómo fue la huida del destructor «Alcalá-Galiano»

Treinta minutos de lucha. Media hora en que Ceuta y Algeciras seguían con angustia las notas graves de los cañones, que retumbaban en el centro mismo del Estrecho. El destroyer rojo que inició una maniobra en dirección a la bahía de Algeciras, sin duda para cubrirla e impedir el acceso del convoy, al ver que cada vez eran más precisos los tiros del «Dato», viró velocísimo y emprendió la huida hacia Levante, perseguido por nuestros viejos aparatos que, a baja altura, le bombardeaban. También el comandante del «Dato» dio la orden de perseguir al «Alcalá Galiano», pero aquello sí que era imposible, porque la velocidad del destroyer rojo era infinitamente superior a la de nuestro cañonero, y poco después, entre rizos de espuma, el derrotado navío rojo desapareció en dirección al Este.

Era la primera y gran victoria naval de las armas de España contra la horda bolchevique. Cada caballero marino de minúscula escuadra española había probado su heroísmo, su temple y su patriotismo. Lo habían probado también los 17 falangistas y las tropas expedicionarias.

Telegrama de Franco al General Mola dando noticias de la batalla del Estrecho

A continuación se referirá como informó el General Franco a General Mola a través de un telegrama cifrado sobre los pormenores de la batalla del Estrecho.

«Día de hoy llevamos a cabo operación batir escuadra en el estrecho y pasar un convoy a Algeciras de cinco barcos con material y tropas, apoyados por la acción aérea y naval de un cañonero, un torpedero y un wad. Acción aérea intensísima y eficaz, logrando despejar camino, pero entrada en aguas inglesas de destructor acosado por aviones retrasó paso. Destructor desembarcó en Gibraltar 18 muertos, 28 heridos graves hechos por nuestros hidros, logramos que gobernador de Gibraltar le obligase hacerse a la mar teniendo que llevarse a cabo nueva preparación ante llegada otros barcos escuadra, que fueron disueltos y perseguidos por nuestros aviones, haciéndole importantes blancos y averías. Destructor Lepanto pedía medio auxilio urgente, resto escuadra y jefe ordenaba le socorrieran los demás. Fue visto escorado ruta a Málaga. Barcos escuadra dieron parte su jefe no haberlo encontrado. Destructor Valdés alcanzado bombas 100 kilos importantes averías. Destructor Alcalá Galiano, también perseguido y tocado. Últimos momentos del convoy hubo nuevo intento ataque por un destructor sosteniéndose combate y duelo con Cañonero Dato, obligándoles en combate a huir en que fue batido. La escuadra tuvo importantes bajas con muchos muertos y heridos. Por nuestra parte no tuvimos ni una sola baja ni daño en el material. Burgos, 6 de agosto de 1936. El Coronel de Estado Mayor»

En este documento informando el General Franco al General Mola nos dice que «Últimos momentos del convoy hubo nuevo intento ataque por un destructor sosteniéndose combate y duelo con cañonero Dato». Según referencia dada coincide con el suceso contado en la página 5 del periódico Faro de Ceuta. Viernes 5 de agosto de 1938, en que creyendo fuese un destructor republicano, siendo inglés, salió a batirlo. Después se presentó las debidas disculpas por el error y la aceptación del destructor inglés alabando la eficacia del tiro. Así nos lo narra:

Al no poder continuar la persecución del destroyer rojo, porque su velocidad no alcanzaba ni a la mitad de aquel, el «Dato» se incorporó de nuevo al convoy entrando todas las unidades en el puerto de Algeciras, sin nuevas novedades.

Apenas había el «Dato» atracado al costado del muelle algecireño cuando el vigía dio de nuevo la voz de «destructor a la vista».

Se creyó — y bien fundada era la sospecha — que era de nuevo el «Alcalá-Galiano» que venía a tomar el desquite de su vergonzosa derrota.

Nuestro bravo cañonero dando una prueba más de heroicidad no quiso permanecer en el puerto apoyado en las baterías de tierra, sino que bravamente se hizo de nuevo a la mar para presentar combate al navío corso. Apenas se divisó la línea del destroyer cuatro cañonazos lo hicieron correr y refugiarse en Gibraltar, cesando el fuego, al comprobar que se trataba de un destroyer inglés de parecidas características a las del «Alcalá-Galiano».

Reconocido el explicable error el Comandante del «Dato» lo comunicó a nuestra Comandancia para que se ofreciese al Gobernador de Gibraltar las excusas corteses y obligadas. El Comandante del destroyer británico dando ejemplo de gentileza caballerosidad no solo aceptó las disculpas sino que felicitó al Comandante de «Dato» por la precisión de su tiro, diciendo que la primera salva había sido ligeramente larga; cortas por poca la segunda y la tercera; y la cuarta había caído sobre la estela que dejaba el buque y gracias que este había acelerado su marcha.

Nuevamente entró el «Dato» en el puerto de Algeciras, donde ya habían desembarcados todas las fuerzas expedicionarias transportadas por el convoy. Y entonces, marinos, legionarios, falangistas, y demás tropas se encaminaron a la ciudad, donde entraron en una iglesia entonándose un tedeum en acción de gracias a Dios y a la Virgen de África por la victoria lograda.

Es curioso cómo en el telegrama cursado de General Franco al General Mola da tanta riqueza de detalles, incluso de lo acaecido con el destructor inglés. Pues, de haberse quedado en Ceuta no lo hubiese podido redactar con tanta exactitud de detalles ese mismo día y del mismo modo, sino desde la perspectiva vista y oída desde el Monte Hacho más las otras fuentes llegadas por telegrama cifrados, teléfono, etc. recibiendo el parte de operaciones redactado por otro oficial. Es decir, en ningún momento menciona ningún dato desde la perspectiva visión desde el Monte Hacho y dé a entender que estuviste allí. La redacción hubiera sido diferente.

También otro dato curioso es la notificación recibida por el General Kindelán que sí estaba en el Monte Hacho, y según se ve responsable jefe máximo en ese puesto. Nótese que quien toma el teléfono para recibir la noticia del paso del Convoy es Kindelán, lo cual da a entender, como quedó dicho, que era el responsable máximo del Puesto de Mando de Operaciones del lugar mencionado, lo cual, en caso de que estuviste allí Franco, dado la avidez de recibir novedades en un momento tan crucial y de nerviosismo vivido sobre el resultado final después de oírse la batalla en toda la ciudad, y no vista por impedirlo la niebla, lo lógico es que el mismo Franco cogiese y contestase al teléfono. Así nos dice el mismo periódico en la página 5:

Y por fin, sobre las seis de la tarde suena agudo y nervioso el timbre de uno de los teléfonos de la explanada de San Antonio. El General Kindelán se pone al auricular y en su rostro se dibuja una sonrisa triunfal. Luego, emocionado, pero correctamente cuadrado, da la noticia al Caudillo.

Mi General, sin novedad el Convoy…

Y agregó:

  • …después de sostener fuego sin importancia contra enemigo.

En esta conversación, suponiendo que sea verídica y no supuesta por el que eso redactó, ya que hasta ahora no hay ningún dato documentado que lo confirme, se puede deducir varias cosas, admitiendo que Franco ya estaba en Algeciras:

  • La primera: que, por lógica aplastante, fuese el mismo Franco quien informase directamente al General Kindelán dado el júbilo del acontecimiento, máxime como consta en le libro de Kindelán, «Mis Cuadernos de Guerra», fue el que le aconsejó «en forzar el paso del estrecho de Gibraltar, protegiéndolo con la aviación».
  • La segunda: la contestación a Franco fue recíproca, al estar al teléfono, dándole con fervorosa disciplina militar las novedades recibidas desde el Monte Hacho a través de los aviones que participaron en la batalla. Lo que aquí no se narra es lo que después siguieron hablando con efusiva alegría y en acciones de gracias al Cielo de quién dependía el éxito de la expedición.

Referencias del General Kindelán de Franco en la operación del Convoy de la Victoria

En el libro del General de aviación Alfredo Kindelán titulado «Mis cuadernos de Guerra» siendo como fue que estaba en el Monte Hacho, lugar del Puesto de Mando de Operaciones, no da muchos detalles de la presencia de Franco durante toda la operación en el lugar. Sí afirma, con todo, lo siguiente, que puede entenderse perfectamente una confirmación que se embarcó, tomando el mando directo del ejército expedicionario:

«cuyo mando directo tomó el general Franco y del que se destacó una columna de choque al mando del teniente coronel Yagüe, Jefe de la Legión.

Referencia al Paso del Convoy de la Victoria en el libro de Kindelán «Mis cuadernos de guerra». Página 85, párrafo 4:

A los hombres y elementos bélicos transportadas por vía aérea uniéronse los que bajo la protección de los aviones se transportaron por vía marítima (unos dos mil), y que con ellos constituyeron lo que se llamó Ejército Expedicionario de África, cuyo mando directo tomó el general Franco ydel que se destacó una columnade choque al mando del teniente coronel Yagüe, Jefe de la Legión; de esta columna formaron parte las primeras unidades que habían pasado el Estrecho, salvo alguna que fue necesario dejar al general pasado el Estrecho, salvo alguna que fue necesario dejar al general Queipo de Llano como refuerzo del Ejército del Sur. Muy pocas fuerzas se dedicaron a este cometido, pues pocas pidió este magnífico soldado, acostumbrado a compensar con su audacia y decisión la escasez de elementos como lo había demostrado en Sevilla al iniciarse el Alzamiento, donde su bravura heroica resolvió situación bien crítica.

¿Esta afirmando con que tomó el mando directo embarcándose en el Convoy?

Comunicación radiada del Teniente Coronel Yagüe dando la noticia de la llegada del Convoy. Manifestación de júbilo al conocerse la noticia

En el periódico Faro de Ceuta, viernes, 5 de agosto de 1938, en la página 5, nos narra esa manifestación popular. Se transcribirá íntegro. En esta narración se hace una alusión a que vieron a Franco después de bajar del Monte Hacho. Queda en el aire si fue una suposición lógica del redactor, o si fue realmente real esa presencia, entonces, ¿quién era esa persona a la que se parecía? Es de Dios resolver este misterio y esperemos que algún día, pues, tal vez se transmitió como suposición del periodista al redactar la crónica y se a creído hasta ahora que fue una presencia real.

También es de notar que cuando van a dar el acción de gracias a la Virgen Soberana lo lógico es que lo nombrase expresamente, como sí se hizo cuando fue antes de ponerse en marcha el Convoy según figura en el mismo periódico en la página 8, en el artículo «El Caudillo y la Virgen de África». Lo cual es muy extraño que no lo mencionase. Es más, debería haberse escrito con riquezas de detalles cómo entro, si le hizo algún ofrecimiento especial, etc., y nada se menciona

¿Por qué?

¿Era una táctica militar hacer creer que aún Franco seguía en Ceuta para despistar a los espías y posibles nuevos atentados y así quería que constasen en los periódicos? ¿O simplemente se recogió un bulo de boca en boca sin ningún dato que confirmase esa realidad? Ya que, en ningún dato oficial figura que Franco se quedó. Todo lo contrario, el Telegrama cursado por Franco a Mola el mismo día 5 de agosto con riquezas de detalles y la afirmación del mando directo de las tropas expedicionarias no mencionando en ningún momento que se quedó en el Monte Hacho, aunque por otro lado sí se confirma que si estuvo al principio pues, según las notificaciones que recibiese el jefe de la aviación Kindelán de las observaciones aéreas, dependía la salida o no. Y por lo tanto debía estar cerca de él recibiendo asesoramiento. Es el mismo Kindelán que quitando ya toda ambigüedad afirma se puso al mando directo de las tropas embarcándose bien entendido el sentido de sus palabras.

Después de todas estas aclaraciones procedamos a conocer cómo nos narra la crónica el suceso de la llegada a Algeciras y el júbilo del pueblo ceutí.

¡Ha pasado el convoy!

Apenas serían las seis y media de la tarde cuando el Teniente Coronel Yagüe dio a Ceuta la grata nueva. Los receptores de radio captaron la onda de la emisora local que traía en la voz varonil del Jefe de la Legión el laurel de la victoria. ¡Ha pasado el Convoy! ¡Viva España! ¡Viva España! ¡Viva España! Y los vítores y la gran victoria se repetían por todas las bocas y por todas las calles ¡Ha pasado el Convoy! ¡Viva España! ¡Viva España! ¡Viva España!

Y el buen pueblo ceutí se lanzó en masa a la calle y cuando vieron al Caudillo, iluminado su noble rostro por la sonrisa del triunfo, los vítores y risa de triunfo, los vítores y aclamaciones se sucedían incesantes en una loa del pueblo todo para quien tenía la responsabilidad y el mérito de la gesta.

Y después, la imponente manifestación, precedida de músicas y banderas, formando en ellas todas las Autoridades y todas las clases sociales se dirigió a la Plaza de África a postrase de rodillas ante la imagen de la Santísima Virgen de África, que había protegido con su manto a los hombres de España, a los cristianos y a los patriotas.

Horas y horas transcurrieron sin que el entusiasmo cediese un instante Gritos de victoria, vivas a Franco y a España, al Ejército y a la Marina, a los aviadores, a la Falange. Desbordamiento de la alegría de toda la población que no sabía cómo expresar su gozo. Y sobre todos los gritos uno que ponía de relieve la fe de nuestro pueblo en los altos designios del Todopoderoso: ¡Viva la Virgen de África!

Era ya más de media noche y aún continuaban nutridos grupos recorriendo las calles ceutíes expresando su alegría patriótica.

La cruz laureada concedida al comandante Manuel Súnico Castedo

En la sección «Colofón» del periódico del Faro de Ceuta, viernes 5 de agosto de 1936, se lee:

Dos años han transcurrido. Al comandante del «Dato» don Manuel Súnico Castedo se le ha concedido la Cruz Laureada de San Fernando. Las tropas expedicionarias lograron mil laureles para las banderas de España. Los falangistas del «Dato» han sido la solera de nuestra gloriosa Bandera de Falange de Marruecos. El «Dato» reconstruido — resucitado — ha logrado nuevos triunfos en las rutas. «El Uad Kert» ha prestado valiosos servicios a la Causa Nacional.

Y la Virgen de África aguarda hoy en su Santuario la devoción de su pueblo que no olvidará nunca el milagro que la Morena se dignó otorgar a España en el día de la festividad, hoy hace dos años.

Conclusión final

Esta es la verdad de nuestra Santa Cruzada contra el Comunismo opresor, que vino a quitar de España lo mejor del pueblo español.

Esta es la verdad de nuestra Historia. Esta es la verdad de nuestra Nación:

Que cuando el pueblo Cristiano español se levanta para defender su Fe atacada por el enemigo opresor, postrándose ruega pidiendo amparo, consuelo y perdón.

Y ante el fervoroso clamor y penitencia interior llena, la Madre de Misericordia acude con su intercesión plena. Y como en Caná pide el «vino de la buena nueva», librándonos de males para darnos vida llena.

Y así Franco que esto bien sabía, postrose ante la imagen milagrosa, su Luz y Guía. Motivos tenía, pues muchos milagros hacía. Y confianza plena tenía a la que tanto podía.

Y así en Tus Manos puesta y él haciendo lo que podía, tomaste el Mando que te ofrecía atendiendo la súplica que te pedía: «Capitana sé Tú, nuestra Luz y Guía. Ayuda a salvar a España que del Convoy dependía. Sé Tú Madre nuestra Capitana, nuestro Amparo y Guía.

Y así esta Madre, acogiendo los ruegos que con él, el pueblo entero te ofrecía, apareciste allí en el Cielo cuando más falta hacías, dando gran consuelo y alegría. Y al enemigo miedo que de pavor huía.

Poderosa fue Tu Ayuda, Tu Amparo, Tu Consuelo, Tu Guía…

Y así otra vez mira a España y a su Ejército lleno que en Ti confía, cuando veas peligrar la Patria, su Fe y su Vida.

Sé Tú de nuevo nuestra Capitana, Capitana de los Ejércitos que en Ti confía, cuando veas peligrar la Patria, su Fe, su Vida…

Poema: La verdad del Caudillo y de nuestra Santa Cruzada.

De Onésimo García

Terminado el 31 de julio de 2023

Onésimo García, autor del artículo «Conmemoración del 87 aniversario del milagro de la Virgen de África en el Convoy de la Victoria», autor asimismo del libro «Las Reglas del Soldado de Cristo» quiere ofrecer para finalizar también uno de sus poemas, en que se resumen de manera escueta y sencilla el contenido de ese su primer libro ya publicado, en que se dejará enlace donde poder conseguirlo, esperando que su lectura sea igualmente amena, edificante y de gran provecho. Próximamente saldrá una nueva edición corregida y ampliada del mismo con contenidos de gran interés.

POEMA

CUANDO SOLO HABRÁS DE ANDAR

(De Onésimo García)

Tiempo vendrá cuando solo habrás de andar. Los buenos consejos te llevarás. Y buenos hábitos que recordar.

La vida te cambiará, pues ahora te habrás de esforzar y conseguir lo que antes tenías con tanta facilidad.

Los enemigos te acecharán. Hacerte sucumbir intentarán. Pero si en ti echaron buenas raíces los consejos de las personas que te quisieron dar, te orientarán, ayudarán e incluso te levantarán si caíste en la debilidad.

De los errores aprenderás. Y también comprenderás lo que en su tiempo no quisiste escuchar.

Unos cayeron. Por desgracia permanecieron. Luces no tuvieron. Mas tú que la tienes no obres aceptando esas cosas que les ofrecieron.

Si en el buen camino quieres permanecer buenos hábitos has de tener. Pues el que no práctica y recuerda, se expone a olvidar lo que con tanto esfuerzo le quisieron enseñar.

Orar sea tu consuelo, fortaleza, luz y guía y gran anhelo.

En la tentación examina la ocasión. Mira la causa y aprenderás que quien eso examina mejor al enemigo conocerás y más fácil le vencerás y premios y gracias del Señor recibirás

Huye de la ocasión. Y en la tentación ponte en oración. Padre nuestro, Avemaría has de rezar y otras que el Divino Amor te ha de inspirar.

La vida es una lucha. Eso lo verás. Sólo se forja el carácter y la persona en la adversidad.

Reflexiona, busca la solución para ser siempre mejor.

Sólo se ama lo que se conoce. Y así no podrás amar si con el deseo no te quisieres iniciar.

Si quieres conocer para mejor amar al estudio te has de aplicar. En eso consiste la meditación: conocer y aprender de la Vida del Señor. Ahí luces, gracias, inspiraciones, ánimos y más cosas recibirás, y buenos hábitos que imitar. Pues si un modelo quieres tener primero le has de conocer.

No olvides los buenos ejercicios físicos, esos que todas las mañana has de ejercitar para el buen ánimo levantar.

Pongamos nuestro esfuerzo que luego Dios ha de actuar y nos ha de rociar con sus gracias e inspiraciones que nos ha de sublimar, levantándonos y apartándonos del mal camino que caímos por nuestra debilidad.

Y así en esta vida nueva, camino, salud, gracia y paz en el Señor has de gozar y de felicidad grande te has de llenar.

LAS REGLAS DEL SOLDADO DE CRISTO | ONESIMO GARCIA | Casa del Libro

Onésimo García

Onésimo García

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Ramiro

HONOR Y GLORIA para los militares y civiles que se jugaron sus vidas por el bien superior de la Patria.
LA PATRIA NO PUEDE NI DEBE OLVIDARLO.
Y yo me pregunto: ¿cuántos españoles, militar es y civiles, estarían dispuestos a jugarse su vida por España ahora…?

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Octogésimo séptimo aniversario. Todas las lenguas cultas mantienen una distinción entre ordinales, cardinales y otros numerales. Por supuesto, diga lo que diga la infame Cacademia «de la Lengua». El idioma es la patria.

Jose Antonio Malavé Calero

Resulta muy hermoso el estudio de Onésimo García sobre un milagro de la Virgen. No obstante habría que resaltar con cierto rigor, que el día 5 de Agosto del 36, Franco no era Caudillo de España ni Generalísimo de los Ejércitos, ni Jefe del Estado. Franco sólo era en esas fechas, Jefe del Ejército de Africa. Trasladado desde Canarias en un avión inglés y desde allí se unió a la sublevación de Mola y otros generales (Al Alzamiento), iniciándolo a través de un puente aéreo hasta Sevilla, con aviones Junkers 52 y un convoy marítimo.
Franco fue nombrado oficialmente Generalísimo, Caudillo y Jefe del Estado, el uno de Octubre del 36, en Burgos, por la Junta de Defensa, que presidía el General Cabanellas, el más antiguo de los sublevados. Hubo antes un nombramiento previo en Salamanca, que debió ser sobre el mes de Septiembre.

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