27/04/2024 13:49
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Como acertadamente ha señalado Cayetana Álvarez de Toledo en su libro “Políticamente indeseable” el tablero político nacional está inclinado, de tal forma que en la parte superior en posición dominante se encuentra la izquierda, mientras que en la parte inferior en situación subordinada se halla la derecha. Esto es así porque la izquierda está firme y agresivamente comprometida con la imposición de su modelo socioeconómico, mientras que la derecha, con la honorable excepción de Vox, ha renunciado cobardemente a defender sus principios y valores por temor a ser expulsada de esa miserable guarida “progre” donde reina la uniformidad ideológica impuesta por el pensamiento políticamente correcto establecido por las élites globalistas en bastarda y paradójica conjunción con el neomarxismo identitario.

Una demostración palmaria del sometimiento voluntario de buena parte de la derecha a los postulados de la izquierda se ha vuelto a producir en los últimos días en relación al tema del aborto. Así, el líder regional de Vox y vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, en riguroso cumplimiento de los pactos establecidos entre PP y Vox para la formación de Gobierno en la región castellanoleonesa, anunciaba públicamente la puesta en marcha del llamado “Protocolo Provida”, el cual consistía no en penalizar la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) sino en proporcionar a la mujer embarazada que se estuviera planteando abortar la posibilidad, que no la obligación, de escuchar el latido fetal, visualizar los movimientos fetales mediante una ecografía 4D y recibir asistencia psicológica. Es decir, lo que se pretendía era tan solo proporcionar a la madre la posibilidad de recibir una información de vital importancia, para que a partir de la misma toda mujer embarazada pueda tomar libremente y con conocimiento de causa la decisión que le parezca oportuna en relación a la vida que lleva en su vientre. En definitiva, lo que se estaba planteando era la introducción de una suerte de consentimiento informado previo a la consumación de la IVE, algo que, por otra parte, es de obligado cumplimiento en cualquier otro tipo de intervención quirúrgica.

A pesar de lo razonable del planteamiento, la izquierda política y mediática salió en tromba a la palestra y, como si de una jauría se tratara, comenzó una de sus habituales e ignominiosas campañas de acoso y derribo con la intención de denigrar a la derecha en general y a García-Gallardo en particular. De hecho, en el colmo del abuso de poder, el Gobierno socialcomunista llegó al punto de enviar a la Consejería de Sanidad de CyL un requerimiento oficial en el que se amenazaba al Gobierno castellanoleonés con suspender la autonomía de la región mediante la aplicación del Artículo 155 de la Constitución.

El argumento esgrimido por el rojerío patrio, inmerso de lleno en la cultura de la muerte, es que el “Protocolo Provida” constituye una vulneración de los derechos de la mujer, ya que su cuerpo le pertenece. Dicho planteamiento incurre en una falacia evidente, ya que, si bien a toda persona le pertenece su cuerpo, también es cierto es que el nonato, por más que dependa de la madre, es un ser con entidad propia por presentar ya desde el mismo momento de la fecundación una dotación genética particular que lo individualiza y lo diferencia esencialmente de la mujer que temporalmente le da cobijo. Este hecho científico e incuestionable viene a desmontar radicalmente el planteamiento de la izquierda, por lo que la defensa acérrima del aborto solo puede entenderse como un elemento esencial del posicionamiento ideológico socialcomunista contrario a los valores propios de la cultura occidental y, más allá de todo eso, evidencia la enorme sensación de placer que cada uno de los 100.000 abortos que cada año se practican en España parece provocar en las filas de la izquierda, lo cual no viene sino a hacer patente la escasa sensibilidad que atesoran.

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Si bien la agresiva respuesta de la izquierda al “Protocolo Provida” no cabe calificarse de sorprendente, tampoco fue inusitada la pusilánime respuesta del PP a la algarabía montada por las huestes socialcomunistas. Así, tanto el presidente de la Junta de CyL, Alfonso Fernández Mañueco, como el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo tardaron tan solo unas pocas horas en desmarcarse del mencionado protocolo y paralizar su puesta en funcionamiento, faltándoles tan solo arrodillarse y pedir perdón en señal de arrepentimiento. Con su negativa a cumplir el acuerdo alcanzado con Vox en defensa de la vida el PP, una vez más, no hizo otra cosa que plegarse al discurso y exigencias de la izquierda, en una clara demostración de su absoluta carencia de principios éticos, su enorme cobardía ideológica, su notable incapacidad de actuación en materia sociocultural y su inquietante falta de lealtad tanto con sus socios de gobierno como con sus propios votantes.

Por si todo ello no fuera suficientemente lamentable y decepcionante, es necesario tener en cuenta que el aborto es una cuestión con numerosas aristas. Así, además de la problemática moral que acarrea la interrupción voluntaria del embarazo, la indudable repercusión psicológica que la práctica del aborto tiene en la madre y la enorme gravedad que conlleva cercenar la vida del nonato, también es necesario tener en cuenta que, dada su desmesurada magnitud, el aborto está contribuyendo sobremanera al invierno demográfico que España padece desde hace años. En este sentido, nos encontramos con que actualmente la tasa de natalidad en España es de 1,2 hijos por mujer, cuando el relevo generacional solo está garantizado con tasas de natalidad de 2,1 hijo por mujer, por lo que, de seguir con esta dinámica, en un futuro no muy lejano los españoles pasaremos a engrosar el censo de las especies en vías de extinción.

La solución defendida por las élites globalistas y el neomarxismo cultural al problema demográfico que padecen los países occidentales es la de sustituir a la población autóctona por inmigrantes, a pesar de que éstos tengan unos patrones éticos, religiosos, culturales y conductuales radicalmente diferentes a los actualmente presentes en las sociedades occidentales avanzadas. Evidentemente, detrás de esta solución se halla el deseo de acabar con la soberanía nacional, aniquilar los pilares morales de la civilización occidental, destruir la identidad cultural de los pueblos, garantizarse el apoyo político de una población sin capacidad crítica por falta de instrucción y, como no, conseguir mano de obra barata para seguir con sus opulentas y gozosas vidas.

En España, con Pedro Sánchez en el poder, el problema de la inmigración ilegal ha crecido hasta límites insostenibles, debido en gran medida al “efecto llamada” que conllevan las políticas implementadas por el Gobierno socialcomunista, las cuales llegan al extremo de la no aplicación de la Ley de Extranjería. De hecho, alrededor de 220.000 inmigrantes han entrado ilegalmente en España desde la llegada a la presidencia del Gobierno del psicópata monclovita, lo cual supone una debacle migratoria sin precedentes. A pesar del enorme problema que ello supone en términos de delincuencia e inseguridad ciudadana por la imposibilidad de integrar a la ingente cantidad de inmigrantes que llegan, el Gobierno socialcomunista se mantiene paralizado sin hacer nada para revertir la situación, llegando a la esperpéntica situación de que el ministerio del Interior tan solo tramita el 3% de las órdenes de expulsión dictadas. Esta insólita forma de proceder ha propiciado que hace tan solo unos días un marroquí con una orden de expulsión dictada hace 7 meses, en nombre de Alá asesinara a un sacristán y dejara heridas a cuatro personas más en Algeciras. Ante este deleznable hecho Santiago Abascal manifestó la imperiosa necesidad de controlar a las mafias de tráfico de personas con la finalidad de limitar y reordenar el fenómeno migratorio, es decir, se limitó a exponer un problema real y a proponer para su erradicación una solución factible. Por su parte, Núñez Feijóo se limitó a señalar el problema que suponía para el mundo el yihadismo islámico en contraposición a la ausencia de terrorismo católico, algo que hasta un ciego es capaz de ver. Evidentemente las críticas a ambos políticos arreciaron desde las filas de una izquierda incapaz de aceptar la realidad cuando ésta no está alineada con sus postulados. Pues bien, mientras el líder de Vox se mantuvo firme en su planteamiento a pesar de las críticas recibidas, demostrando así su fortaleza de carácter, el líder del PP sin llegar a desdecirse vino a la postre a excusarse ante todos aquellos que se sintieran ofendidos, evidenciando así una alarmante falta de solidez discursiva.

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En definitiva, si realmente el centroderecha español pretende afrontar la batalla cultural frente a una izquierda antiespañola, dogmática y excluyente es necesario: en primer lugar, tener claro que modelo de sociedad se defiende, que principios y valores se sustentan y que marco jurídico se quiere desarrollar en aras de garantizar la unidad nacional, la libertad, la igualdad y la prosperidad; en segundo lugar, trasmitir sin complejo alguno sus planteamientos a la ciudadanía; y, por último, acometer con fortaleza de espíritu y sin titubeos la necesaria refundación que la nación española requiere

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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José Luis Fernández

Los partidos de izquierda, tanto en España y como en los paises europeos, apoyan la inmigración (aunque sea ilegal y aunque proceda de paises culturalmente incompatibles con los europeos) no porque quieran destruir las naciones occidentales ni porque obedezcan las órdenes de la élite globalista sino porque odian todo lo que representa el Cristianismo y la Civilización Occidental.

Carlos H

Si en Madrid se expulsara ahora mismo a todos los inmigrantes en situación alegal que trabajan en hostleria (la inmensa mayoria latinoamericanos buscando conseguir papeles por arraigo) los primeros que pondrían el grito en el cielo serian los empresarios de hosteleria. No seamos hipócritas.

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