Ella sabe que despierta pasiones y se deja querer. Ellos, que apenas pueden sujetar los pantalones, se rinden a sus encantos.
¡Qué ejemplo! O mejor, qué contribución a la coherencia y a la honradez la de estos patéticos vejestorios sociatas que al final de sus vidas más que conmover, mueven al desprecio.
Donde dijeron DIGO durante años y vivieron de ello, hoy, apenas sin vida, dicen DIEGO, y se quedan tan panchos. ¿No podrían tener un mínimo de dignidad, rumiar sus heridas, arrepentirse de sus deudas y permanecer en silencio?
Pero no pasa nada. No pasa nada, porque en esta opereta que viene representando España desde hace cuarenta y cinco años, todo vale. España desde la transición lo soporta todo, y más. Estamos en España, señores, avanzadilla de los Estados fallidos de Sudamérica.
Al paso que vamos me da por pensar que el próximo de la serie, y ya son varias legiones, puede ser Felipe González, a quien no me resisto no llamar “señor X”, ya saben, el del GAL, a cuya banda si no la calificabas de “patriota”, que no fue mi caso, te ponían tus propios en el bando de la izquierda…
Qué ejemplo dio la España de Franco con aquellas sentencias de muerte dictadas con arreglo a Derecho y todas las garantías procesales, el 27 de septiembre de 1975, teniendo en contra a la hoy Unión Europea.
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Artículo breve, pero en el que se acierta en cada palabra, en cada una de las numerosas afirmaciones, la que pone el broche de oro, la final, inclusive. Lamento tener que admitir que personas muy próximas a mí y muy inteligentes en cuestiones de ciencias, caen como chiquillos ante el teatrillo, la farsa, el trampantojo. Ay… pobre España, siempre dando vueltas uncida a la misma noria.