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Basta recordar lo acontecido en nuestra Patria desde el aciago día en que el “execrable” Zapatero tomó posesión del cargo de presidente del gobierno de España, hasta el momento en que recogió el testigo como “okupa” de la Moncloa, el ilegítimo presidente y malhadado socialista, el lindo y felón Sánchez, para adquirir plena conciencia de que a España la están desgranando, gangrenando y destripando; hasta el punto de que un renacido catalán, un nuevo “Jack el Destripador” del actual tablero político español, va constituirse en árbitro y juez de los horrísonos destinos de España.
Permítaseme la digresión, para que el lector entienda la génesis del apelativo “execrable” que reiteradamente se utiliza para nombrar a Zapatero. La colosal animadversión que sentía Galdós hacia Fernando VII le llevó a calificarlo “como el monstruo más execrable que ha abortado el derecho divino”; pues bien, parafraseando al ilustre canario, la mordaz invectiva podría trasladarse al actual muñidor de las narcodictaduras iberoamericanas de izquierda radical, patrocinadas por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, con la misma literalidad y espíritu crítico, excepto el final: “…que ha abortado el derecho humano democrático y parlamentario”
Patria, deleitosa, grata y confortante palabra; Patria, concepto estimulante y elevado que la raposería depredadora de los enemigos de España ha trasformado en una noción hueca, inane y purulenta.
Han convertido España en una letrina y su nauseabundo olor nos impregna a todos por muy aseados que seamos, bien es cierto que los socio-comunistas, terroristas y soberanistas se manejan bien entre la inmundicia; el problema lo tenemos los españoles que defendemos la Constitución, el orden, la seguridad ciudadana y jurídica, la propiedad y la integridad territorial de la Nación.
Una pregunta que está en la calle que revela y manifiesta la evidente preocupación de la mayoría de españoles viene formulada de la siguiente manera: ¿ cómo una persona de tal evidente falta de principios morales y políticos, un personaje mentiroso que no conoce la verdad ni en su más mínima expresión, un sujeto despreciable y soberbio hasta decir basta, un autócrata sin escrúpulos, pagado de sí mismo, un mediocre funcionario e inepto legislador, un individuo cuya única prioridad son sus propios intereses, cómo un mandrias de tal condición que aplica la formula del fin justifica los medios puede llegar a la cima de la responsabilidad política para decidir el presente y futuro de toda la ciudadanía?
La respuesta está en que la democracia que nos hemos dado está incapacitada para preservarse de estos elementos disolventes y disgregadores, facilitando el uso y abuso discrecional y arbitrario de sus teóricas bondades al objeto de aplicar la piqueta contra los cimientos de las instituciones esenciales para el control democrático del poder.
Es cierto, que Sánchez y sus sayones no habrían alcanzado el objetivo deseado sin contar con los votos y posterior anuencia de una parte relevante de los electores.
De lo anterior se colige que es urgente limpiar la cabeza de muchos españoles, desprender la pátina casposa revolucionaria y decimonónica infiltrada en sus cerebros y aderezada con los atávicos vicios, envidias y pasiones de la lucha de clases y de la utópica felicidad que les proporcionará el fabulado paraíso socialcomunista.
De lo que se trata es de que la mayoría social tenga la fuerza de cohesión para resistir las ideas disolventes y los perversos fines de Sánchez y su Frente Popular.
Es necesario aplicar un lavado con altas temperaturas para que desaparezca la roña pegada a la piel de muchos electores, y para ello es condición necesaria e ineludible que se de prioridad a la verdadera cultura e instrucción pública, de modo y manera que la Nación disponga de ciudadanos orientados al servicio de los intereses tanto generales como particulares y familiares.
Los partidos políticos de la oposición a Sánchez y su cuadrilla,— entre los que se cuentan, aquellos que han practicado y predicado que “la sangre es más dulce que la miel” deben de ser relegados, ilegalizados por el Estado, por la democracia y por la totalidad de los españoles, un voto depositado en las urnas, es un voto de sangre, síntoma palmario y evidente de que la sociedad está enferma, engañada y manipulada. Desgraciadamente esto solo sucede en nuestra atribulada España,—deben reciclarse, presentar batalla ante la multitud de perrerías gubernamentales, ser ejemplo de honradez y determinación y, lo que es más importante, de unión de fuerzas y de sinergias preestablecidas y consensuadas. De no ser así, los partidos constitucionalistas deben de saber que no sirven ni a España ni a los españoles. El 23 de Julio ha dado la razón a los que así pensamos.
La revolución entre otras causas se hace inconscientemente por falta de convicciones de los partidos políticos de la oposición y de sus propias desavenencias.
Sánchez ha torpedeado todas las instituciones que le han salido al paso, y a las que no, se ha ido acercando a ellas para su control y posterior erosión.
Ha controlado la Fiscalía, ha contado con la colaboración de su fiel escudero, el indigno Marlaska, para dirigir sus ataques a la Guardia Civil tanto contra el coronel Pérez de los Cobos como contra el jefe de la UCO o la negativa a la Guardia Civil y la Policía para concluir con la prometida equiparación salarial con los Mozos de Escuadra; remodeló la cúpula de la Benemérita a su antojo e interés, eliminó la unidad antidroga en el Campo de Gibraltar, perdió competencias sobre Tráfico en Navarra, los mozos invadieron competencias en el control del mar.
El asalto a la Justicia se ha hecho patente con una serie de reformas, concluyendo con el nombramiento del presidente del Tribunal Constitucional, el peligroso y sectario Conde Pumpido, “el designado en su día como fiscal general del Estado para arreglar el problema del terrorismo y lo arreglé”, “voy a ser nombrado presidente del TC para arreglar el problema de Cataluña, y lo arreglaré”. Estas son manifestaciones del interfecto, poco o nada queda por decir de semejante “figura constitucional”
Harina de otro costal es la política aplicada a los Ejércitos apoyándose en las intervenciones de Margarita, la flor roja, en su competencia como ministra del ramo; estas han sido más sutiles, pero no menos interesadas para con el objetivo final del gobierno o de los intereses particulares de alguno de sus miembros.
Al calificar a los Ejércitos de “pasmados” quiero referirme a la apreciación subjetiva de que están “distraídos” de sus obligaciones y deberes constitucionales, lo que no es óbice para vislumbrar o adherirse a otro significado de la palabra como es el de sentirse atónitos o sorprendidos.
Qué duda cabe de que no se consolida ninguna revolución de corte comunista si no se cuenta con el concurso de la Fuerza; esto nos lleva a pensar que la temeridad aplicada a otras instituciones, en este caso, se obliga a mantener una cierta reserva y prudencia en las actuaciones del Frente Popular, el llamado gobierno “Frankenstein”
La lógica del proceso desintegrador exige dar tiempo para que madure el efecto de trasformación social e institucional.
Una vez explicada la utilización de la primera palabra, toca emplearse en la segunda “apodícticos”, algo ya se ha sugerido, se trata de que los Ejércitos no admiten dudas ni contradicciones, expresan una verdad, son innegables y decisivos en cualquier proceso o intención perversa o no.
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«La colosal animadversión que sentía Galdós hacia Fernando VII le llevó a calificarlo “como el monstruo más execrable que ha abortado el derecho divino”
Perez Galdos era un mason que odiaba a Fernando VII porque fue el unico rey que los pèrsiguio y les dio de palos, Fernando VII se unio al rechazo Ppal y les dio caña por haberle robado la soberanía en 1812, por haberle obligado a aceptar una Constitucion masonica en 1820 y por haberlo encarcelado antes de que los 100.000 hijos de San Luis, que eran 50.000 porque el resto eran españoles del ejercito de la FE le devolvieran el Trono.
Sánchez es un asqueroso socialista que esta haciendo la labor destructiva que empezaron sus antecesores en el Gobierno y lo que es seguro es no habrá 100.000 hijos de San Lis que nos saquen las castañas del fuego como antaño.
De manera que los españoles solo tienen un camino, defender lo que es suyo ahora que aun pueden.
En cuanto a que el Ejercito debe velar por los derechos constitucionales, mejor dejarlo porque el Ejercito por lo que debe velar es por ESPAÑA y el problema que teneis los españoles constitucionalistas es que, de verdad, no teneis ni puta idea de lo que es la Constitucion ni de lo que es España
No se entera usted de que TODOS los partidos son igualmente «constitucionalistas», TODOS, repito, porque la Constitución – que no es tal, no hubo cortes constituyentes – permite su existencia, les da carta de naturaleza, aunque después haga torpes intentos ( cuestiones de procedimiento ) para cortarles un poquito las alas. No cuela la matraca de «los partidos constitucionalistas» y menos la de «la Constitución-que-se-han-dado-ustedes».