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Esta es la quinta parte del repaso al libro Pilar Primo de Rivera: Recuerdos de una vida. Las partes anteriores están aquí.

Capítulo XI – El Castillo de la Mota

La restauración fue encargada a Pedro Muguruza, y en el 42 se decreta la cesión del castillo a la Sección Femenina.

La formación religiosa estuvo siempre orientada por Fray Justo Pérez de Urbel, siguiendo, paso a paso, el camino de la liturgia, orientación que se ha adelantado casi en veinte años, a las normas del Concilio Vaticano Segundo, como se ha dicho anteriormente, y que se implantó desde el principio con carácter de voluntariedad, excepto la misa de los domingos.

Pues no puedo alabarles el ejemplo en este caso.

Sigue una tanda de fotos históricas, con José Antonio en prisión, incluida la del famoso mono miliciano, y otra con el equipo de fútbol. También la foto de la mesa y taburete de su celda en Alicante. Hay otras de las milicias falangistas y del Servicio Social y la Sección Femenina en acción.

dos motivos que ligan definitivamente mi persona a Medina y a su castillo. Uno, cuando el Caudillo me concedió el título de condesa del Castillo de la Mota. Otro, cuando en 1940 recibí, de manos del alcalde, Aurelio Rojo, el título de hija adoptiva de Medina del Campo y la medalla de oro de la villa

El condado lo ostenta ahora un sobrino nieto de Pilar dedicado a la usura de alto nivel; no hace falta decir más (José Antonio, ¿estás contento con tu parentela?). Corruptio optimi pessima: la corrupción de los mejores es la peor.

El castillo siguió funcionando hasta 1977, al disolverse las organizaciones del Movimiento por Real Decreto Ley de 21-1-77, que ordenó la formación de nuevos órganos que recogerían los cometidos y contenidos de algunas delegaciones nacionales de Movimiento, uno de los cuales fue el Ministerio de Cultura que en 1982 ha publicado un folleto detalladísimo sobre el Castillo de la Mota, pero esta inmensa labor realizada por la Sección Femenina durante 37 años, desde que empezó la restauración del castillo, se la despacha con tres líneas en la página veinte, donde dice: «Que en el año 1939 se donó a la Sección Femenina el Castillo de la Mota, que lo restauró con todo respeto y rigor arquitectónico».

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La damnatio memoriae…

Capítulo XII – El descontento de la Falange

La Sección Femenina seguía con sus quehaceres… pero nuestro espíritu no estaba contento. Por los condicionamientos que consigo trajo la guerra, el régimen no era un régimen falangista, como habíamos soñado. Gran participación de los grupos capitalistas y de derechas, con escasos ministros falangistas, le daban un talante que a veces poco tenía que ver con nosotros, a pesar de que el nuevo Estado se basaba en los 26 puntos de la Falange.

Se alaba la acción, no obstante, de «muchos camaradas en altos puestos [que] hicieron lo que pudieron”. Y se citan, entre otros, a Raimundo Fernández Cuesta, “quien mantuvo siempre fiel e inteligente magisterio de la doctrina de José Antonio”; Girón, “promotor de las grandes reformas sociales”… Arrese, “que tanto batalló en defensa de nuestra política”, y “Miguel, mi hermano…”. La verdad es que quitando a Girón, no estoy muy seguro de ninguno de los otros.

Por otro lado, aumentaron este descontento los sucesos de Begoña que el año 42 que costaron la vida al camarada Domínguez y otros castigos infligidos por los estamentos oficiales a camaradas de la Falange. También aumentó en alto grado el traslado de José Antonio del Escorial al Valle de los Caídos, por motivos no muy explicables, de carácter monárquico, que sustentaba, sobre todo, el almirante Carrero Blanco…

Se tienen unas buenas palabras sobre Carrero Blanco en todo caso y se dice que la deriva de la Transición no hubiera sucedido con él.

Pero todo esto dejaba en la Falange una amarga y rabiosa desazón interior. Porque verdad es que no era el Caudillo quien nos daba de lado, sino algunos de sus colaboradores más influyentes, que tenían sus ideas particulares sobre el pasado y el futuro de España y no nos veían con buenos ojos, hasta el punto de que Miguel y yo habíamos decidido recuperar para la familia el cuerpo de José Antonio y alejarlo de actos oficiales, pero la Falange exigió como suyos, y con razón, sus restos y nosotros, finalmente, accedimos a ello.

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También por estos motivos de descontento, en el consejo del Castillo de la Mota, celebrado el año 1958, se planteó la oportunidad de continuar o no, a pesar de nuestra insatisfacción interna, en la Sección Femenina. Finalmente, pesó más en nuestros ánimos el quehacer… y aún incluso fue por aquel entonces cuando yo presenté mi dimisión al Caudillo. Franco no aceptó ni quiso ir a hablar de ello, y me dijo un camarada que le había con frecuencia que que yo le había afectado y preocupado mucho, cosa que entre tantas otras, tengo que agradecerle porque suponía de confianza en mí. Por estas épocas, más o menos, nacieron los Círculos José Antonio, para mantener la pureza de la doctrina. Fueron fundados por mi hermano Miguel, Jesús Fueyo, Luis González Vicent y Julián Pemartín…

Capítulo XIII – Leyes importantes

Queríamos conseguir logros concretos con la publicación de leyes que mejoraran la condición profesional de la mujer.

Uno de los más importantes logros conseguidos por la Sección Femenina fue la Ley sobre Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, promulgada en 1961, y defendida por mí en las Cortes

curiosamente, después de la guerra hay como un retraimiento a que la mujer aparezca en el campo público y se le presentan más trabas. Así, en cualquier oposición del Estado que se convocaba antes de esta ley de mil novecientos sesenta y uno, a los requisitos necesarios para opositar señala la palabra “varón”

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