23/11/2024 21:16
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Días atrás leímos y escuchamos decir que la multitudinaria manifestación que este domingo convocó en Madrid el Partido popular, constituía una suerte de golpe de Estado contra el poder legítimamente establecido y, en consecuencia, a tenor de esas opiniones, manifiestamente ilegal.

A lo que se ve, quien atribuyó a esta concentración tal consideración no se molestó, siquiera, en buscar el concepto de golpe de Estado, que, por supuesto, nada tiene que ver con una manifestación del sentir popular; en este caso de repulsa a esa voluntad destructora del Partido socialista que, con tal de hacerse con el poder, no duda en recurrir a los medios que sean necesarios, incluso los de pactar con aquellos que en su día, sí protagonizaron una intentona de golpe de Estado y con todos aquellos -comunistas, filoterroristas, separatistas, etc.- que anhelan y tienen como único objetivo programático la destrucción de España.

Convendría recordar a los que han tildado esta concentración como un pretendido golpe de Estado lo sucedido el 14 de abril de 1931, fecha en la que la izquierda, tras la celebración de unas elecciones municipales que ni tan siquiera ganaron, proclamaron, de forma unilateral, la República, modificando la legalidad vigente por aquel entonces, sin que por ello se avergüencen; antes bien todo lo contrario, ya que para ellos  aquella acción estaba sobradamente justificada e, incluso, de ello presumen sin recato, convirtiéndola en todo un referente icónico de libertad y de manifestación popular del sentimiento del conjunto de los ciudadanos que anhelaban un cambio de régimen. Algo que, por supuesto, a tenor de los resultados de aquellas elecciones no se sostiene.

Volvemos de nuevo a la carga con esa pretendida “superioridad moral” de una izquierda desnortada y caduca para la que el fin -seguir en el machito- justifica los medios empleados, sean estos los que sean.

El pueblo español, tanto de derechas como de izquierdas, está legitimado, y así lo reconoce la legalidad vigente, a manifestarse pacíficamente, y mostrar su descontento con los gobernantes cada vez que lo consideren oportuno y, por tanto, nadie está capacitado para limitar o coartar ese derecho, principio que la izquierda, muy amiga de salir a las calles para poner de relieve su parecer, ha defendido siempre lo que provoca, de inmediato, una duda razonable: ¿el salir a manifestarse a las calles es solo patrimonio de la izquierda? Convendría aclarar este extremo:

Parece que estos, que ahora tildan de pretendido golpe de Estado cualquier protesta que se dirija contra el poder, se olvidan de los graves disturbios habidos en Cataluña en 2017, promovidos, precisamente, por esos -unos delincuentes convictos y confesos- cuyos votos necesitan para encaramarse nuevamente al poder a cambio de destruir España, de trocear nuestro suelo y de consentir que nuestra Patria se parcele tras más de cinco siglos de historia común.

Tienen razón esos que argumentan que el absurdo, el esperpento de permitir la utilización de las lenguas regionales, cooficiales solo en sus territorios, en el Congreso de los Diputados constituye, más allá de toda duda, una forma de desunir al convertir el Palacio de San Jerónimo en una suerte de “Torre de Babel” que, no olvidemos, de acuerdo con la Historia sagrada, Dios confundió la lengua común, utilizada por todos los que la estaban construyendo para evitar así que se entendiesen, esto es, para separarlos logrando que aquel objetivo común que los unía se abandonase.

En una Nación seria, más allá de una vulgar república bananera, cuyo ejemplo parece que se ha convertido en el paradigma de los actuales gobernantes, no pueden tener cabida aquellos cuya base ideológica y programática se sustente sobre el principio de destruir el Estado y, mucho menos, que estos tengan la capacidad de determinar su futuro y, caso de existir, los llamados Partidos nacionales, esos que presumen de tener vocación de Estado, no pueden recurrir a sus apoyos bajo concepto alguno, incluso el de seguir gobernando.

En este caso, si tal cosa sucediera, el resto de los españoles estaríamos legitimados a defender el orden legalmente establecido, a defender la Constitución y la obligación moral de evitar la destrucción de España.

Es preciso evitar que a manifestaciones como la celebrada hoy en Madrid se le tilde, con un gesto de cobardía injustificable, de un acto de partido para que, de esta manera, la izquierda, esa de la “superioridad moral” de la que carece, no pueda hablar de golpe de Estado. Se trata de una muestra pacífica del sentir de muchos millones de españoles que no estamos dispuestos a que se venda España por las migajas de unos votos que, en un país serio y normal, quienes los emiten no estarían legitimados para ello.

Termino con un recordatorio que a muchos les hará reflexionar. Se trata de un fragmento de la obra “En Flandes se ha puesto el sol”, escrita por Eduardo Marquina y estrenada el 27 de julio de 1909. En ella, uno de sus fragmentos reza así: “¡Por España!; y el que quiera defenderla, honrado muera; y el que, traidor, la abandone no tenga quien le perdone, ni en tierra santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos».

Ahora, allá cada cual con su conciencia y, sobre todo, con su juramento o promesa.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Geppetto

Los españoles deberian protestar contra este gobierno ilegitimo armando la marimorena, no yendo de romería a la calle Goya de Madrid
Cuando la izquierda vea que enfrente tiene españoles decididos y con pelotas se acabara tanta historia.
No se quien fue el estúpido que acuño la frase esa de la «“superioridad moral” de la izquierda , que es cuanto menos ridicula, si la izquierda chulea a la derecha es porque esta se pasa la vida pidiendo perdón por todo, planten de una maldita vez cara a esa chusma y veremos que sucede

Aliena

Bueno, no hace falta irse tan lejos, menuda la que montaron las izquierdas, encabezadas por Zapatero y con un oficial u oficioso portavoz que fue Rubalcaba, aquel día 13 de marzo de 2004; esto no lo sé vía hemeroteca sino que lo recuerdo. La izquierda siempre ha sido igual, no es que Sánchez sea la espina de la rosa, no. Por otro lado, también recuerdo las manifestaciones, verdaderamente multitudinarias, convocadas por el PP de Rajoy durante la primera legislatura del gobierno de ZP, cuando Rajoy tenía a un lado a Ortega Lara y al otro, a María San Gil. ¿Sirvieron de ALGO? En inmortales palabras de Jardiel Poncela: «Ah, bueno, pues por eso».

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