22/11/2024 00:42
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En la séptima parte de esta serie se dan detalles de las resistencias ofrecidas en otros puntos y pueblos de la zona: el Vértice la Mocha o Loma Artillera, cerca de Villafranca del Castillo, y Villanueva del Pardillo.

Defensa del Vértice la Mocha o Loma Artillera

Es una posición dominante situada cerca de Villafranca del Castillo:

Dada la situación dominante de esta Loma Artillera, era, y así lo fue en la Batalla de Brunete, el punto clave de resistencia para uno u otro bando, donde se librarían las más grandes batallas por su posesión, y fue una más de las posiciones nacionales que quedó en poder de los gubernamentales hasta el final de la contienda, no así varias posiciones intermedias, con lomas similares a la Artillera. Estuvo defendida por la 3ª Centuria de Salamanca. El relato del alférez provisional Toledano, uno de sus oficiales, permite reconstruir cómo fue la defensa de esta posición.

Toda la guarnición incluidos escribientes y cocineros duerme el 5 de julio en la posición. Por la mañana ven el fuego de la artillería que según sus estimaciones se dirige a Quijorna, los Llanos y Villanueva de la Cañada. Por la mañana ven las masas de infantería bajando de Valdemorillo. Se dan cuenta también de que Brunete ha sido tomado. Verdaderamente son unos espectadores de primera línea. Sobre las 12:00 h de la mañana les llega un refuerzo, dos compañías del 5º Tabor de Regulares de Larache, con dos capitanes al frente.

A mediodía van al Castillo de Villafranca, explorando sus alrededores, y con sorpresa ven que a sus pies, junto a la confluencia del río Aulencia con el Guadarrama, hay un numerosísimo contingente de fuerzas enemigas que con toda tranquilidad se están bañando en estos ríos, gastándose bromas y jugando entre ellos. (p. 282)

Los mandos de la posición dejan que el enemigo ocupe el Castillo de Villafranca; un error. El día 8 de enemigo se dirige hacia Villanueva del Pardillo y la loma Artillera. La rodean. El capitán -como en los otros casos- da órdenes de no malgastar munición y esperar a que se acerquen. Pero el enemigo no se acerca lo suficiente y el día se pasa sin disparar un tiro de fusil. El día 9 la artillería empieza a batirlos; tras el ataque de la aviación la infantería se prepara. Hace varios intentos, pero tienen que retirarse con muchas bajas.

La noche del 9 al 10 sigue el bombardeo y las bajas en la posición, que amanece completamente cercada. El día 10 es una repetición del día 9. La situación empieza a ser insostenible para los defensores, que llevan dos días sin comer, y lo que es peor sin beber con aquel calor. Escasea la munición y el capitán envía un enlace, que tiene que atravesar las líneas rojas, con un ultimátum a la superioridad: si no hay socorro la loma Artilelra caerá en poder del enemigo durante la noche. Así fue.

El capitán Dema, muerto en defensa de la posición, obtuvo la Cruz laureada por su heroica actuación:

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Cuando, muertos sus oficiales, no dispone ya de mandos subalternos que cooperasen en tan valiente actuación, dirige a su jefe el siguiente parte: “Situación insostenible; Martín, muerto; Moscoso, muerto. Si esta noche no viene gente, caerá la posición por muerte de todos. Arriba España.” (p. 288)

Al final, de la 3ª Centuria de Salamanca quedaron solo 14 falangistas; los demás, hasta 120, habían muerto (¡Presentes!) o estaban heridos y prisioneros.

Defensa de Villanueva del Pardillo

Era la posición más adentrada en el frente que cercó a Madrid. Estaba al norte de la Loma Artillera. La guarnición consistía en el batallón San Quintín, al mando de un comandante. El día 6 de julio comprueban que ha empezado un ataque a gran escala. Ese día el enemigo se situó a unos 800 metros del pueblo, con varios tanques. La artillería causa las primeras bajas. El día siguiente es muy similar: el enemigo no se decide al asalto, aunque ha acumulado unos 30 tanques. El día 8 todo sigue igual de nuevo, pero el 9 se intensifica el fuego de artillería y a las 11:00 h de la mañana toma el relevo la aviacion, causando muchas bajas. A las 14:00 h de la tarde vuelve a intervenir la artillería y los tanques, que empiezan a avanzar seguidos por una infantería calculada en 7000 efectivos. Están al mando del comandante de Caballería Casado, que siendo coronel al final de la guerra rindió Madrid (en realidad escapó por piernas al exilio).

La infantería se acerca al pueblo, a unos 300 o 400 m de él, y a las 16:00 h de la tarde, tras la preparación artillera, se deciden al primer asalto protegidos por los tanques que disparan y avanzan destrozando las alambradas. El primer ataque es despachado con gran número de bajas para los atacantes. A las 18:00 h de la tarde la artillería vuelve a abrir fuego sobre el pueblo y a las 8 la infantería sale de las vaguadas donde había estado y, de nuevo, amparada por el fuego de 30 tanques, se acerca el pueblo para tomarlo al asalto. Es nuevamente rechazada, con grandes pérdidas. Sobre las 24 horas se inicia un nuevo ataque, acercándose ahora por el este del pueblo; son rechazados de nuevo.

La noche es tranquila, pero a las 6:30 h de la mañana un gran contingente de infantería, calculado unos 8000 hombres protegidos por numerosos tanques se pone en movimiento. Llegan a las alambradas, pero son rechazados. Los defensores ven cómo aumentan sus bajas. Nuevo intento de asalto a las 10:00 h de la mañana, nuevamente rechazado. Nuevo ataque de infantería a las 12, brillantemente rechazado de nuevo. Y van no se cuantos…

Las órdenes del mando gubernamental debían de ser terminantes, porque un ataque sucede a otro; así vemos que, pasadas las 14:00 h de la tarde, no solo está en acción la artillería, con toda intensidad, sino que aparecen 12 aviones, que bombardeen el pueblo a placer al no tener reacción contra ella ni por la caza ni por los antiaéreos nacionales, y sobre las tres la infantería se pone, una vez más, en movimiento para intentar un nuevo asalto, pero en estos momentos aparece por primera vez la aviación nacional, que con un ametrallamiento hace, de momento, desistir de sus propósitos al enemigo. (p. 302)

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El asalto se reanuda al desaparecer la aviación nacional. De nuevo son rechazados, pero aumentan las bajas de los defensores, haciendo cada vez más difícil la defensa. Así, en las primeras horas del día 11 el pueblo pasa a poder de las fuerzas gubernamentales. Se añaden los testimonios de dos supervivientes:

Estaba constituido el batallón por cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras, con un total aproximado de 750 hombres. Tuvieron unas 200 bajas, entre muertos y heridos, y lograron salir hacia Las Rozas unos 100 hombres, por lo que quedaron en poder del enemigo, prisioneros, unos 500 hombres, varios heridos. (p. 303)

El comandante indica el día 9 que se dispongan para salir del pueblo, pero comprueban que están cercados. El día 10 el capitán al mando da la orden de resistencia a toda costa hasta donde lleguen las fuerzas y la munición lo permita. El día 11 este capitán da las órdenes para una retirada hacia Las Rozas. Salen unos 35 hombres, que recogen a otros 20, y llegan a Las Rozas a las 6:00 h de la mañana del día siguiente. Son trasladados después a Boadilla del Monte. Otro grupo de 30 hombres más sale por la noche y llega a Boadilla, y un tercer grupo es hecho prisionero.

Fueron formados en el pueblo; el que mandaba las fuerzas, sin saber quién era, aunque era un alto cargo, les habló de la forma más dura, incluso con blasfemias, después de haber tomado declaración a varios, pues decía que no le cabía en la cabeza la defensa que habían hecho, que no podía creer tampoco que, un batallón hubiera aguantado tanto tiempo; pero, a pesar de su enfado, les dijo: ¡Os felicito! y merecéis la laureada; pero, por las víctimas que habéis ocasionado, merecéis que os fusilen. (p. 307). 

En el próximo episodio acabará esta serie con el capítulo III del libro, en que se recogen diversas opiniones sobre la Batalla de Brunete.

 

Autor

Colaboraciones de Carlos Andrés
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