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Entrevista con Omer Hamzić, profesor de literatura, máster en Ciencias Sociales (Historia), doctor en derecho, publicista, ensayista y periodista. Ha publicado 14 libros, siendo los dos más importantes las monografías historiográficas: “Gračanica y el área circundante en la Guerra de Liberación Nacional y la Revolución” (1988) y “Gračanica y el área circundante entre las dos guerras mundiales – desarrollo socioeconómico, legal y político” (2012). Es autor de 109 trabajos historiográficos y más de 150 trabajos periodísticos, más de 115 reseñas, prefacios y críticas. Ha participado en 42 congresos científicos y profesionales en el campo de la historiografía. Es editor, redactor y autor de prólogo de decenas de libros y publicaciones en el campo de la historia cultural y la literatura. En el campo de la publicación, es el fundador, propietario y editor en jefe de la Revista de Historia Cultural “Gračanički glasnik”, publicada regularmente desde 1996, con dos números al año de 150-200 páginas en formato impreso y digital, indexado en la base de datos bibliográfica internacional CEEOL. 

Entre 2004 y 2010, el profesor Omer Hamzić y el historiador Edin Šaković realizaron un trabajo de investigación sobre las víctimas bosnias del crimen de Bleiburg en Gračanica. Su investigación fue publicada en los números 29, 30 y 49 de “Gračanički glasnik”. 

Equipo editorial de «Gračanički glasnik»: Rusmir Djedović, Omer Hamzic y Edin Šaković.

Las víctimas de Bleiburg son principalmente croatas y eslovenos, pero también hay bosnios, serbios, montenegrinos e incluso alemanes. ¿Hay una cifra aproximada de cuántos bosnios fueron asesinados en esta masacre?

Antes de responder a su pregunta, aclaremos que en nuestro ámbito el término Bleiburg, el crimen de Bleiburg, la tragedia de Bleiburg, abarca todos los asesinatos en masa, actos de tortura y otros crímenes cometidos por el victorioso Ejército Yugoslavo, liderado por los comunistas, sobre los prisioneros de las fuerzas militares derrotadas y refugiados civiles al final de la guerra y en el período inmediato de posguerra. Estos crímenes se cometieron principalmente en Eslovenia, pero también en otros lugares de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Serbia.

En cuanto a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial en los países de la antigua Yugoslavia, su número ha sido a menudo exagerado o minimizado principalmente por razones políticas. Esto ha sucedido con el campo de concentración ustacha de Jasenovac y con las víctimas de Bleiburg, especialmente por parte serbia y croata. Respecto a Bleiburg, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en que el número total de víctimas no supera las 80.000 personas, en su mayoría croatas. Las víctimas de Bosnia-Herzegovina, parte del Estado Independiente de Croacia desde el 10 de abril de 1941, eran bosnio-croatas, serbobosnios y musulmanes bosnios, que ahora se denominan bosnios. A diferencia de Eslovenia y Croacia, no se ha realizado ninguna investigación sistemática de las víctimas de Bleiburg ni de fosas comunes en Bosnia-Herzegovina. No hay estimaciones aproximadas del número de víctimas ni artículos publicados sobre este tema. 

Sobre la base de nuestra investigación, para ser honestos a una escala muy pequeña (en la zona del municipio y ahora ciudad de Gračanica), y sobre la base de datos de la estructura nacional del ejército croata, la información demográfica y otros datos, mi estimación es que al menos el 35% de las víctimas de Bleiburg eran bosnias (musulmanes bosnios), es decir, entre 25.000-30.000 personas. Dada la naturaleza totalmente inexplorada de la cuestión de las víctimas bosnias de Bleiburg, esta estimación debe tomarse con cautela. Hoy en día no se sabe casi nada de estos musulmanes bosnios que perdieron la vida “en el bando equivocado”, incluido Bleiburg. En todas las investigaciones anteriores y en la literatura publicada hasta ahora en Croacia y Eslovenia, muy raramente se les reconoce como miembros de una nación. En el mejor de los casos son una comunidad religiosa: musulmanes o croatas de fe islámica miembros del ejército croata o ciudadanos del Estado croata. Por tanto, están siendo incluidas, consciente o inconscientemente, como víctimas croatas en la literatura, durante las conmemoraciones en Bleiburg y en el discurso público en general. Esta es la fuente de tanta ignorancia sobre las víctimas bosnias de la Segunda Guerra Mundial. La cuestión de “Bleiburg y los bosnios” es bastante complicada y debería verse de manera diferente a la perspectiva croata, que trataré de profundizar más adelante.

Las víctimas son en su mayor parte militares, pero también había civiles. 

Sí, había civiles, pero su número es muy difícil de determinar. Durante esa desafortunada retirada hacia los Aliados Occidentales, muchos tiraron sus uniformes y se vistieron como civiles creyendo que esto les ayudaría a salvar la vida. Entre ellos había algunos criminales de guerra curtidos. No hay que olvidar que este ejército ofreció resistencia armada al Ejército Yugoslavo hasta el 15 de mayo de 1945, siete días después de la capitulación de Alemania. Entre el ejército regular en retirada también estaban aquellos vinculados de alguna manera al estado fallido (funcionarios, policías, etc.), así como familiares, en su mayoría esposas y mujeres jóvenes. Huyeron porque temían al ejército partisano, al que la propaganda pintaba como una fuerza que mataba a todo lo que se le ponía por delante. Durante nuestra investigación, grabé la historia de un superviviente de la tragedia de Bleiburg que, huyendo de los partisanos a través de un bosque cerca del puente Zidani y bajo una lluvia de balas, vio a una joven de Gračanica arrojar a su bebé recién nacido a un abismo llena de miedo y desesperación, ya que no podía cargarlo por más tiempo ni huir. Esta es solo una pequeña ilustración del horror por el que pasaron estas personas.

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Usted realizó una investigación por cuenta propia y sin apoyo estatal sobre la zona de Gračanica. ¿Qué le motivó a emprender esa investigación? 

Sí, comencé la investigación por iniciativa propia, bajo mi propio riesgo y gastos. No pedí la ayuda de nadie, especialmente del estado, ya que sabía que no la conseguiría. Como fundador, propietario y redactor jefe de “Gračanički glasni” organicé la investigación con los miembros del consejo editorial durante el período de 2004 a 2010. Hasta entonces, tenía cierto conocimiento de las pérdidas humanas y del sufrimiento de la población durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a mi trabajo como coautor de una extensa monografía histórica sobre Gračanica en la guerra (publicada en 1988), escrita con las fuentes disponibles, pero con ciertas limitaciones ideológicas de la llamada historiografía socialista. También me formé una vaga idea sobre el sufrimiento de la población por las palabras de mi madre, cuyo hermano (mi tío), como soldado croata, desapareció para siempre al final de la contienda. Sin embargo, la razón inmediata para embarcarme en esta investigación fue una lista manuscrita de todas las víctimas de la guerra en un pueblo cerca de Gračanica, que llegó accidentalmente a nuestra oficina editorial a mediados de 2003. Me sorprendió que el número total de víctimas era diez veces mayor de lo que pensaba anteriormente, y que más de la mitad desaparecieron en la retirada frente a los partisanos en la primavera de 1945. Comprendí que mis conocimientos eran muy escasos y solo relacionados con las víctimas del bando ganador. Sabía que, en ese momento, en Eslovenia y Croacia había mucha investigación sobre fosas comunes y asesinados al final de la guerra y en el período inmediato de la posguerra, y alentado por la lista antes mencionada, decidí hacer una lista parecida para todo el municipio de Gračanica, confiando en el personal de mi revista. De acuerdo con las posibilidades disponibles y la mano de obra, nos limitamos a la zona de Gračanica y solo a las víctimas bosnias.

¿Cómo hicieron la investigación? 

Al iniciar esta investigación me propuse dos objetivos: el primero, establecer por nombre y apellido una lista de todas las personas asesinadas del municipio (ahora la ciudad) de Gračanica en la Segunda Guerra Mundial y publicarla como “lista de víctimas” en nuestra revista. Sobre todo, por respeto a las víctimas, ya que no se permitió hablar de ellas o mencionarlas durante todo el período socialista. Nuestro segundo objetivo era utilizar esta investigación local para iniciar o alentar a otros investigadores e instituciones, más informados y en todos los sentidos más fuertes, a emprender investigaciones más amplias, profundas y ambiciosas sobre este tema.

Sabíamos que las fuentes relevantes sobre estos sufrimientos eran muy escasas (casi inexistentes), por lo que nos centramos en un trabajo de campo y en encuestas de personas mayores, en su mayoría familiares, literalmente de casa en casa y de calle en calle. Anteriormente, hicimos un cuestionario y entrenamos a un grupo de voluntarios que incluimos en el trabajo de campo. Comprobamos los datos obtenidos de los cuestionarios comparándolos con algunos documentos, registros de nacimiento y defunción, testimonios de testigos supervivientes y otros métodos auxiliares, con el fin de hacer nuestra “lista de víctimas” lo más completa y creíble posible.

¿Cuál fue el resultado de la investigación?

En una veintena de asentamientos rurales del municipio (ahora ciudad) de Gračanica, se recogieron datos personales de 744 víctimas de la guerra (soldados y civiles), de los cuales 382 (más de la mitad) perdieron la vida en el contexto del crimen de Bleiburg. Entre ellos hay una mujer y diez menores de edad. La verdadera magnitud de la tragedia se refleja en el ejemplo de Piskavica, un pueblo que solo tenía 45 casas y 182 habitantes antes de la guerra: 20 adultos de ese pequeño asentamiento fueron asesinados en Bleiburg. Posteriormente llegamos a los nombres de muchas víctimas no registradas en la primera ronda de investigación, por lo que, en el futuro, se necesitarán adiciones y correcciones a las listas ya publicadas. En este momento, el número total de víctimas del crimen de Bleiburg de la zona del municipio/ciudad de Gračanica se puede estimar aproximadamente en alrededor de 450 personas. Se trata de una pérdida demográfica muy alta, de cerca del 6,5% (11.950 habitantes según las estadísticas de 1933). Además de los datos estadísticos y los nombres de los muertos, esta investigación también recogió declaraciones y recuerdos de supervivientes. Debido al miedo irracional todavía presente del régimen, algunos narradores condicionaron que sus declaraciones fueran publicadas solo póstumamente. Hemos publicado los resultados en nuestra revista en forma de “lista de víctimas”. He escrito sobre este tema y publicado varios artículos en colecciones académicas de artículos. Así logramos nuestro primer objetivo. El segundo objetivo, por desgracia, no se ha logrado. En los círculos científicos y en el público de Bosnia-Herzegovina en general, esta investigación no tuvo una respuesta más amplia y fue vista como el “caso solitario de Gračanica”. Ha permanecido hasta el día de hoy como un “incidente”, como un intento que no alentó ninguna nueva investigación, ni el cuestionamiento ni la activación del público académico y general en Bosnia-Herzegovina. 

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¿El caso de Gračanica es extrapolable al resto de Bosnia-Herzegovina?

Según algunas de nuestras estimaciones, hay proporciones similares de víctimas (número de víctimas en relación con el total de habitantes y el total de víctimas en la guerra), en asentamientos de ciudades y municipios vecinos (Doboj Istok, Srebrenik, Lukavac, etc.), en cada aldea unas pocas docenas y en los lugares más grandes aún más. Por lo tanto, creo que el “caso Gračanica” es aplicable al resto de Bosnia-Herzegovina, especialmente cuando se trata del sufrimiento de los bosnios en Bleiburg. Aunque muchos no estarán de acuerdo conmigo, su dimensión y significado son completamente diferentes en comparación con el sufrimiento de los croatas. Mientras que Bleiburg es, para al menos la mitad de los croatas, un símbolo del colapso del ejército y el estado croata, es decir, una tragedia nacional, un Gólgota y en cierto modo un vía crucis, para los bosnios es solo una gran tragedia en la que murieron y sufrieron por un gobierno y un estado extranjero que se encontraba en el bando fascista equivocado, y no por su propia voluntad. Bleiburg no puede ser ningún Gólgota nacional para los bosnios, ya sea por lógica o por su fe musulmana. Bleiburg solo puede ser un símbolo de sufrimiento en la Segunda Guerra Mundial. Desafortunadamente, esta no fue la primera y única vez. Esto también lo confirmó la investigación de Gračanica.

¿Por qué no ha habido investigaciones parecidas en otras zonas del país? 

Es difícil responder brevemente a esa pregunta. En Croacia, Bleiburg sigue siendo un tema controvertido y causa de divisiones y disputas, aunque ha sido bien investigado y estudiado. En Bosnia-Herzegovina, estas divisiones son aún más profundas, los prejuicios son aún mayores y las disputas son más agudas, debido a la ignorancia y la falta de investigación. El gobierno no está interesado en investigarlo y la historiografía local también lo evita. Tan pronto como llegas a este campo, es posible recibir etiquetas como revisionismo de la historia, acusaciones de glorificar los crímenes, fascismo, etc. Al mismo tiempo, las víctimas de Bleiburg son dejadas en un papel completamente secundario. Las conmemoraciones en Bleiburg (bajo el patrocinio del parlamento croata) también son controvertidas, porque son más o menos “contaminadas” por iconografía ustacha y fascista, algo que ha provocado la reacción de las autoridades austriacas.

¿Qué consecuencias tuvo para usted realizar esta investigación?

Casi ninguna, excepto por la ausencia de apoyo y las provocaciones verbales esporádicas acusándome de revisionismo y de un “giro a la derecha”, aunque, para ser honesto, estaba y sigo en un espectro político de izquierda desde mi juventud hasta hoy. 

¿Se han descubierto fosas comunes en Bosnia-Herzegovina como las encontradas en Eslovenia?

Aunque hay serios indicios de que hay fosas comunes de víctimas de la represión comunista, por ejemplo, alrededor de Tuzla, Sarajevo y otros lugares, no se realizado ninguna investigación seria en Bosnia-Herzegovina a nivel estatal, nada parecido a lo que se ha hecho en Eslovenia y Croacia.

Estos crímenes se ocultaron en la antigua Yugoslavia y solo salieron a la luz tras la caída del régimen comunista. ¿Cuándo se empezó a hablar de ello en Bosnia-Herzegovina?

Tras la caída del régimen comunista los debates comenzaron más libremente en los entornos privados, en la familia, en conversaciones ordinarias. Pero faltaba una investigación sistemática y un tratamiento científico del tema. Lógicamente, este espacio vacío fue ocupado de la peor manera por la política. Un bando sigue acusando al régimen comunista y a sus actuales seguidores políticos, tanto por Bleiburg como por otras formas de represión, exagerando los crímenes y el número de víctimas, mientras que el otro bando relativiza o trata de justificar estos crímenes como consecuencias de otros crímenes, etc. En un enfrentamiento así, las víctimas como personas vivas y destinos humanos trágicos se colocan en un papel secundario o se olvidan por completo.

¿Se realiza en Bosnia Herzegovina algún tipo de conmemoración y homenaje a las víctimas bosnias de Bleiburg? ¿Hay algún monumento a los asesinados?

Por las razones mencionadas no hay conmemoraciones regulares de las víctimas en Bosnia-Herzegovina, ni hay memoriales a Bleiburg. El pasado mayo hubo una gran controversia por la celebración de una misa conmemorativa para las víctimas de Bleiburg en la catedral de Sarajevo.

¿Cuál es la opinión actual en Bosnia-Herzegovina sobre lo ocurrido en Bleiburg? ¿Qué dicen los políticos?

Las opiniones están divididas, principalmente en función de la etnia. Lo mismo ocurre con la política. Los políticos bosnio-croatas creen que este crimen comunista tuvo lugar sobre todo contra el pueblo croata, y que los perpetradores deberían ser condenados. Los políticos bosnios, e incluso serbios, están en contra de estas condenas y cerca de las opiniones de los partidos de izquierda que relativizan el crimen, por el hecho de que sus perpetradores (los partisanos) estaban en el bando antifascista.

Autor

Álvaro Peñas