22/11/2024 00:45
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Nos enteramos por las redes sociales que el podemita, que estrelló su coche contra un árbol en La Rioja el día de Nochevieja, y a horas intempestivas, utilizaba con frecuencia el término “zorra” para referirse a Dolores de Cospedal. El único objetivo era denigrarla. Ya lo ven, eso era el feminismo progresista: odio, insultos y menosprecio a las mujeres; todo ello basado en el analfabetismo, la envidia y la intención de dañar con mala fe. Mario Herrera, director general de Participación Ciudadana y Derechos Humanos de La Rioja, no solo vertía ese tipo de insultos. Al parecer se divertía con ello en las redes. ¡Ay si los degenerados hicieran piña!

En esta ocasión el karma le ha ‘vuelto el rabo’ y las redes sociales, Podemos-Rioja y otros órganos de su propio partido están apuntándole con el dedo y pidiendo su dimisión. Lo de ser casta se ha subido a la chepa de muchos de los líderes populistas, defraudadores y traidores a sus votantes. Desconocían lo que es la gestión y la alfombra roja del poder, de ahí que se agarren a ello como lapas o garrapatas a la piel. A fecha de hoy, aún no ha dimitido. A ver si es verdad que “los fuertes se destruyen entre sí — según Bernard Shaw– y los débiles continúan viviendo”.

No me sorprende que este espécimen sea capaz de defender la libertad de expresión para él, pero la confunde con odio y ataque visceral cuando eso mismo procede del prójimo. Es muy habitual y frecuente en demócratas de pacotilla. Lo mismo sucede con los escraches: cuando Podemos los practicaba eran “jarabe democrático” y, ahora que ellos son sujetos pasivos de esos, lo tergiversan y hablan de odio, amenazas y terrorismo.

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Sorprende que ese tipo de feminismo aún perdure en una sociedad desarrollada y madura como la nuestra: bien es verdad que, entre tanta gente, siempre suele haber algún degenerado o degenerada que se sale de la norma y de la justa y obligada convivencia. ¡Qué bajo caen muchos de quienes dicen defender a las mujeres y acaban denigrándolas, acosándolas psíquicamente y, tristemente en muchos casos, llegan a la violencia física!  

A veces son esos mismos que se cuelgan de la pancarta para salir en la foto y vociferan consignas variopintas, pero, finalizada la ‘cabalgata’ de protesta, corren como alma en pena a burdeles donde se denigra a la mujer o a otros ambientes nada recomendables en una sociedad normalizada y con valores formativos y educativos. ¿Es preciso volver a recordar los episodios de los altos cargos andaluces que gastaban dinero público en mujeres de moral distraída, prostíbulos, droga y orgías varias? ¿Acaso no era dinero destinado al empleo andaluz, pero que “lo desviaban sin darse cuenta”? García Martínez, Vicente (GAR-MAR) decía que “Más mérito tiene el que hace avanzar un paso por medio de una sonrisa, que el que hace avanzar ciento a fuerza de latigazos”.

Quiero pensar que, desde el ministerio de juguete y divertimento, al que llaman Ministerio de Igual-Da, cuya titular merece un artículo aparte y exclusivo, pondrán el grito en el cielo y abrirán la puerta trasera de la política para que salgan los cafres e indeseables. El tal Mario Herrera no se cortaba en las redes sociales diciendo barbaridades contra los demás: “Señora Cospedal usted es un especimen a investigar, tiene apariencia de ser una zorra pero escupe como una víbora”.

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Ahí es nada. ¿Va a proteger esas burradas Irene Montero como si fuera libertad de expresión? ¿Es eso lo que proponen y/o defienden desde su ministerio de juguetería feminista y celebraciones de fantasía con retoños? ¡Ni un vaso de agua merece un animal de bellota que piense así! Y resulta que se definen como feministas. ¿Es eso el feminismo a la española? ¿Es esa la formación que se imparte con miles de euros destinados en forma de ayudas a los chiringuitos socialistas, feministas y comunistas? Pues si es así, paren que me bajo.

Autor

Jesús Salamanca Alonso