13/06/2024 21:50
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Si el sistema quiere que Salvador Illa sea el nuevo presidente de la región catalana y prepara al pueblo para ello, lo será. No sería la primera vez que un socialista es elegido presidente de la Generalidad con el apoyo de los separatistas, recuerden a Montilla, y más ahora que el Frente Popular está más unido que nunca con el separatismo en distintos parlamentos locales, regionales y estatales, y con un proyecto común, la destrucción de España que odian los unos y los otros. 

Además, Illa es el candidato perfecto para ese puesto, es un inútil, mentiroso, antiespañol, es un corrupto y tiene responsabilidad manifiesta, la historia dirá si también culpabilidad, en la muerte de decenas de miles de españoles. Por lo tanto, lo tiene todo para ocupar ese retrete político que ha sido tanto en el siglo XX como en el XXI la Generalidad de Cataluña.

Illa es tan mentiroso que ha mentido también hasta para confirmar si era candidato del PSC a la Generalidad o no. Y lo ha hecho, diciendo una cosa y luego la contraria con tan sólo 24 horas de diferencia, pero le da igual, estos sujetos manejan la mentira con tal habilidad, soltura y rapidez que jamás les pasa factura, y no les pasa factura, porque el pueblo español actual se traga la mentira como el agua, es más, creo que el pueblo soporta y hasta le encanta la mentira porque no resiste la verdad. 

Illa ha mentido todos los días como ministro, como mentía como concejal y alcalde de la Roca del Vallés, por cierto, llegó a ser alcalde porque se murió el alcalde titular, es decir, que sus progresos políticos siempre han estado rodeados de muertes. Illa ha mentido en los cargos a dedo que ha ostentado en las instituciones catalanas antes de ser ministro de Sanidad, y mentirá como diputado autonómico, y quizás, por qué no, como presidente u otro cargo importante en el más que criminal Gobierno de la Generalidad que surja a partir del 14 de febrero.

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Pero el principal problema no es Illa, sino el pueblo que permite que un mentiroso compulsivo con mando en plaza como Illa, y los que ha tenido por encima y por debajo, haya sido Ministro de Sanidad en el momento de nuestra historia reciente en el que España necesitaba un Ministro de Sanidad competente y, como castigo, hemos padecido a Illa…y la gente salía a aplaudir al balcón, a él y a las mentiras de su jefe el profanador-enterrador y de su subordinado, el insufrible Simón. En España hay Illas, porque hay un pueblo hecho a la imagen y semejanza del Illa de turno.

Con relación al coronavirus hay dos grandes grupos de personas. Los que parece que se creen a pies juntillas todo lo que se dice sobre el coronavirus, y los que no nos creemos prácticamente nada, entre otras cosas porque sabemos que sujetos como Illa ya eran mentirosos para llegar ese puesto, y luego han ejercido de mentirosos las 24 horas del día desde el inicio de la llamada primera ola, y además no nos creemos prácticamente nada ya que, en innumerables ocasiones de esta crisis, las mismas personas han dicho una cosa y la contraria, por lo tanto, ha mentido al menos una vez, aunque luego hemos visto que mentían siempre.

Pero, desgraciadamente, ninguno de estos dos tipos de españoles parece reaccionar, ni los crédulos ante los mentirosos, ni los que siendo incrédulos parece que les da igual que les mientan, ya que, no hacen nada contra la mentira, y lo que es peor, contra las consecuencias de estas mentiras.

En España la crisis del coronavirus ha unido el hambre con las ganas de comer, es decir, ha unido la mentira, la ineptitud y el interés en destruir una nación, y las ha encumbrado a las principales instituciones del Estado para tratar la crisis, y la consecuencia ha sido muerte, pobreza, paro, dictadura sanitaria, cierre de empresas, supresión de libertades y enfrentamiento de los ciudadanos entre nosotros.

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Desgraciadamente parece que estas nuevas plagas sufridas por España y los españoles, traídas de la mano de un virus que les ha salido rentable a los enemigos de España, algún día sabremos si ha sido al revés, es decir, si los enemigos de España han traído de la mano al virus, dadas las consecuencias… parece, decía, que estas nuevas plagas tampoco sacan de su letargo borreguil a la mayoría del pueblo español. A unos, porque tanta mentira del régimen del 78 les ha bloqueado las entendederas y no diferencian la verdad de la mentira, y, a otros, porque, aunque saben que todos los políticos del sistema les mienten, no quieren enfrentarse a la mentira, ya que eso sería reconocer que se han dejado engañar en multitud de ocasiones, y, por lo tanto, que son un poco tontos, y también sería reconocer que son responsables de las consecuencias de estas mentiras.

Mientras el pueblo español, salvo los falangistas y pocos más que lo venimos demostrando a diario, siga siendo tan abúlico y tolerante con la mentira, habrá Illas descojonándose de los españoles, y con razón.