22/11/2024 01:05
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El día 7 de abril fue presentada la candidatura de VOX para la comunidad de Madrid, en la Plaza de la Constitución de Vallecas. La plaza roja, según los izquierdistas que tanto la usaron. Este lugar permanecía flanqueado de semejante ralea vocinglera y bochornosa, mucho antes de empezar el acto que como verdaderos energúmenos, sus miembros y «miembras», escupían sus consignas con un odio visceral.  No se podía escuchar más que sus berridos criminales e inconexos, esputando una bilis amarillenta fuera de lo común. No parecía que estuviéramos en España sino en Venezuela, como anuncio de lo que va a pasar si el 4 de mayo ganan las izquierdas. Verlo para creerlo. También era la cale borroca vasca, invocando a ETA. Pude ver el horrible rostro del odio a menos de cinco metros de él, y no tendría palabras para definirlo.

El comunismo ya ha conseguido imponer el miedo anulador de la personalidad y premisa indispensable en su hoja de ruta. Muchas personas normales viendo la ratonera, y el ambiente, se  dieron la vuelta, atemorizadas, sin poder ejercitar su libertad. No fue nuestro caso que desfilamos ante un atajo de féminas libertinas, o «féminacis» ataviadas de raros y renegados colores, hasta entrar al epicentro de la plaza. Pero antes de abrir la puerta del infierno esas féminas diabólicas se acercaron a una amiga que llevaba una bandera de España en la mascarilla y empezaron a atacarla con toda suerte de insultos hasta acercarse a ella, derribarla y escupirle encima. Un policía próximo ni se acercó siquiera a levantarla como que cuanto ocurría no tenía importancia ni iba con él.

Además del miedo el comunismo ha conseguido imponer la violencia. Y esto se vio tras acabar aquello en este tweet de Pablo Iglesias: «Hoy los ultras de VOX han ido a provocar violencia a Vallecas.

Abro hilo» seguido de otros y que demuestran claramente la inversión de todos los términos a su antojo: cambiar a las víctimas por sus verdugos.

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Aquello se veía que sería imposible celebrar acto alguno cuando los atacantes eran un número muy superior a los que habíamos conseguido entrar y respetuosamente esperábamos en torno al pequeño escenario central, el inicio del acto. Nadie disuadía aquel infierno asqueroso ni le ponía remedio. Nadie sabía para qué aquel despliegue policial inservible de grandes muñecos de paja. 

La retahíla de insultos y amenazas fue completa y reveladora, desde: «Madrid será la tumba de Abascal», hasta «vosotros fascistas sois los terroristas».

La llegada de los miembros políticos de VOX, al umbral, aceleró el ataque y se veían volar por el aire toda clase de objetos como nube de pedrisco que antes eran pequeñas gotas casi inofensivas. La policía continuaba sin intervenir y amordazada. Al final actuó aunque tarde cuando ya nada tenía remedio.

A partir de aquí basta ver las imágenes grabadas por distintos medios de comunicación y las piedras y adoquines mortales. Y los heridos o los que la providencia quiso que salieran indemnes.

  La tenacidad de los energúmenos, bien pagados para la ocasión, por los enemigos de España, locos y endemoniados como es su natural, no cesó su actividad incomprensible. Ni siquiera cuando nos fuimos que seguían persiguiéndonos por las calles cual alimañas inmundas. Otros gritando desde los balcones las propias estupideces comunistas. Jamás se ha visto nada igual. Esto es la Libertad que predica y alienta la izquierda… Desde el gobierno. Un gobierno depravado que ha conseguido todo esto como era su deseo. Esto no pasaba desde los albores de la guerra civil cuando los socialistas instaban al odio que llevó al asesinato de Calvo Sotelo por los escoltas de Indalecio Prieto. Un gobierno criminal que extiende su criminalidad por los cuatro puntos cardinales de la España en paz que era, hasta destruirla, arruinarla y dividirla en dos para enfrentarla con sangre cual hizo estallar la guerra civil en el 34 y el 36. Cuánto falta hoy para el atentado personal?

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Quien no cree en el demonio, es que no conoce a la izquierda.

Son más malos de lo que aún parecen. Siempre te sorprenden y ganan en el mal. Un mal que eligieron libremente por su propia voluntad. La perversidad de la izquierda está sembrada de mala gente. Individuos desesperados, esclavos de Satanas, atrapados por sus garras, sin principios, conciencia, moral y sin vergüenza. Siempre con malas intenciones. Basta con verlos o escucharlos. O sufrirlos. Se definen por sí solos y esta fue una clara demostración. Lo de Vallecas es un caso realmente preocupante y jamas visto en España. No aportará más votos a VOX sino más preocupación. Los votos no sirven de nada porque las elecciones no las gana el que vota, sino el que cuenta los votos, que decía Stalin, y vaya si este genocida lo sabía bien.

Señor, qué hemos hecho para merecer esto?

Parémosle ya los pies al demonio rojo tras lograr entrar en su guarida, y no dejémosle avanzar ni un palmo más. Destruyámosle sus madrigueras con el mismo fuego de su averno, antes de que ya no lo podamos contar. Eso simplemente es justicia. Y acudamos sin titubeos a la llamada de la Patria cuando más nos lo demanda. Mañana será tarde.

 

Autor

REDACCIÓN