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El único partido, con representación en el Congreso, merecedor de crítica es VOX. El resto, al estar completamente podridos y llevar tanto tiempo echaos a perder, no merecen ni consideración, ni crítica alguna.
Actualmente, VOX, y en solitario, tiene entre sus filas a personas con talento y principios dignos, pero ello: ni debe ser motivo para que se «vengan arriba» por su evolución electoral; ni para aparcar el espíritu crítico respecto de sus acciones políticas, ni tampoco para mejorar sus controles internos. Quisiera centrarme en este último aspecto porque los crecimientos tan rápidos van asociados a que, entre personas de buena fe, se infiltren vividores que se aprovechan, en beneficio propio, del tirón del partido. Esos «infiltrados» pervierten la imagen global del partido y desnaturalizan su mensaje.
La puerta de entrada a la política es amplia y con controles mínimos, pero lo que realmente define la calidad de las personas es como se sale y que se ha hecho durante el trayecto. Básicamente, hay dos tipos de salidas: el comportamiento, para mi, ético y coherente de dejar cualquier responsabilidad pública cuando se abandona el partido, por ejemplo el caso del juez Serrano (por cierto recomendable la entrevista realizada por D. Javier Navascues al citado, en este mismo medio y publicada la semana pasada). Al contrario, tenemos personas que abandonan el partido pero no renuncian a su puesto de privilegio, manteniéndose en él para seguir cobrando sus emolumentos, en el Congreso o Cámara local o autonómica, y lucrandose por haber formado parte de una organización, ahora violentada. El vacuo argumento de que se mantiene el puesto en defensa de sus votantes, sería válido, si como en sistemas electorales de otros países el voto fuese nominal (listas abiertas), pero en España no se da tal circunstancia porque se vota al partido y, si te vas, es una usurpación mantener el escaño.
Este último comportamiento denota fallos en los procesos de selección de los candidatos, y en los procedimientos de vinculación (a lo mejor existen, pero ver por escrito el compromiso de que si se abandona la formación también se tiene que renunciar a los puestos institucionales ilustraria perfectamente el carácter de quien comete ese tipo de actos). Puedo admitir que los partidos políticos son auténticas máquinas de triturar carne humana, incluso los menos duchos en esta materia como VOX, pero las traiciones y navajadas traperas, que pueda sufrir en su actividad política un perjudicado, nunca justificarán una salida «en falso» porque meterse en el lío es, siempre, una decisión personal (aunque sea todo lo bienintencionada que se quiera). Ha sido ejemplar el juez Serrano, pero otros casos no, y eso siempre, para bien o para mal, quedará en su Debe / Haber y en su conciencia (aunque quienes cometen este tipo de fraudes electorales tienen poco de ella).
Todos los procesos de selección son complejos e imperfectos, por ello deben disponerse acciones y mecanismos que corrijan sus desajustes. En el resto de partidos políticos (más bien «partidas» se colocación y enchufismo) impera el ordeno y mando, y quien ostenta el poder amolda la organización a sus criterios, configurando un magna servil pero carente de inteligencia y vida propia. Ese ni es el camino, ni puede coadyuvar a crear la necesaria capilaridad en una organización que aspira a transmitir sus principios y sus propuestas a toda España. La crítica (entendida como análisis y valoración pormenorizada de algo) es útil, y sólo personajillos melindrosos se sienten intimidados ante ella. Lo que nunca debe admitirse es el aprovechamiento espurio y la traición.
Sentí decepción al leer el comunicado de VOX Badajoz publicado el pasado jueves, día 3/9/2020, sobre la significativa baja de afiliados y que, al descender de 500 en dicha provincia, no pudieran acogerse al proceso de elección de los Comités Ejecutivos Provinciales. Teniendo en cuenta que llegaron a contar con casi 800 afiliados, demuestra que alguien lo ha hecho mal (se que en Tenerife ha ocurrido lo mismo). Quienes hayan sido «bendecidos» para gestionar el partido en dichas provincias tienen un serio peso en su gestión. Sus decisiones y actuaciones deberían ser escrupulosamente revisadas porque deben conocerse las causas y las responsabilidades para evitar su reproducción.
Por último manifestar mi incondicionalidad hacia el Doctor Juan Luis Steegmann de VOX, por todas sus actuaciones parlamentarias, la atención que me brindó, y otras referencias de personas conocidas y criterio contrastado, que subrayan su enorme solvencia y calidad personal.
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