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Tras el prometedor sueño con el que se fueron a dormir los madrileños en particular, y muchísimos españoles decentes en general, la noche del 4 mayo de 2021, tras el triunfo aplastante, inapelable, de Isabel Díaz Ayuso, fueron muchos los que despertaron al día siguiente y descubrieron que aquello había sido un dulce sueño, pero que, la pesadilla aún no había acabado. 

Fueron pasando los días, las semanas, los meses y los españoles decentes que, se habían ilusionado con el triunfo de la nueva líder del PP, acabaron sintiéndose decepcionados… Pues, los «dinosaurios» de la derecha española seguían aupados al poder, y no se habían extinguido.  

Sí, por desgracia, cada día que pasa (y ya ha transcurrido más de medio año), los españoles que, como decía, aquel 4 de mayo volvieron a ilusionarse y recuperaron la esperanza de que, en España pudiera cambiar el panorama político, empezaron a darse cuenta de que habían pecado de ilusos y de incautos, y acabaron percibiendo que no pocos de ellos continuaban ocupando los resortes de las mismas fuerzas políticas a cuyo triunfo habían contribuido en las urnas y, lo que es más grave, también se dieron cuenta de que los que prometieron acabar con las políticas social-comunistas, recurrieron a aquello de «donde dije digo, digo Diego»… Sin duda, es decepcionante que, quienes prometieron cambiar para avanzar, hayan llevado a la práctica aquello de «Si queremos que todo siga tal como está ahora, es necesario que todo cambie», como decía el «Gatopardo» de Giuseppe di Lampedusa. En España es posible que haya cosas cambien de un año para otro, incluso en meses, siempre que haya voluntad de quienes tienen capacidad de decidir, pero, lo que sí se demuestra, día tras día, gobierno tras gobierno (sea local, provincial, regional, o nacional) es que nuestros políticos no tienen intenciones de cambiar o mejor dicho, erradicar, ninguno de sus vicios a medio o largo plazo. Hace pocos días que el mundo se ha despedido de 20212, y hemos dejado atrás 365 días, pero, mientras tanto nuestro país parece que retrocede décadas y le pesa, le lastra, demasiado el pasado.  

Las recientes actitudes de los dirigentes de las dos principales agrupaciones políticas de derechas invitan a preguntarnos hasta cuándo seguirá atrapada España en el tiempo, como en la exitosa película de 1993 dirigida por Harold Ramis, donde su protagonista, encarnado por Bill Murray, se despierta cada día reviviendo lo mismo que el día anterior. Los españoles vivimos un tiempo cíclico en el que, hasta la gente supuestamente de derechas termina contagiándose del populismo que afirman tener intenciones de erradicar. 

 

Desgraciadamente, tanto los dirigentes del PP como de VOX, están ocupados y preocupados más en prolongar su estancia en las instituciones y de paso preservar sus privilegios, viviendo de espaldas a las necesidades y prioridades de los españoles que, en lo que anuncian con estruendo, a bombo y platillo, de desalojar a Pedro Sánchez y sus secuaces (socialistas, separatistas, comunistas, etarras) del Gobierno de España. 

Desgraciadamente, tanto Abascal como Casado, consciente o inconscientemente, están siendo los principales apoyos con los que está contando Pedro Sánchez para renovar su cargo y seguir siendo presidente del Gobierno de España, pues, con sus actitudes, tanto el uno como el otro, el mensaje que acaban dando es el de que, están aferrados al poder y priorizan sus intereses particulares por encima de las instituciones y el bien común. 

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Aunque los hooligans del uno y del otro, de Casado y Abascal, los sigan jaleando y los reciban en sus mítines al grito de «presidente, presidente», lo que sabe perfectamente cualquier español decente, algo más que medianamente informado, es que tanto el uno como el otro carecen de la capacidad de liderazgo que en estos momentos necesita España, como queda demostrado día tras día, por más que sean muchos los que estén por la labor de ir a votarlos, con la nariz tapada, como mal menor, para erradicar los continuos abusos de poder del Gobierno social-comunista y su intención de perpetuarse en el poder.  

Ni Abascal ni Casado están por la labor de concitar consenso en torno a lo que muchos españoles de bien, siguen considerando cuestiones irrenunciables: el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad, la defensa de la institución familiar y la derogación de la perversa legislación de género; la división de poderes, la independencia de la Justicia, el derecho de los padres a educar a sus hijos,  la necesidad de un gobierno limitado, la unidad de España y dar por difunto al «estado de las autonomías» y un largo etc. que conduzca a España a la senda de la sensatez. 

La única opción que tienen quienes hoy día se reconocen como gente de derecha en España, los liberal-conservadores (y los españoles decentes que dicen no serlo), es que se ponga en marcha un proyecto político a la manera de la CEDA, de la segunda república, hablo de una iniciativa imprescindible, pues, sin duda España está en un momento en el que más que nunca, se necesita una agrupación política que aglutine a todos los españoles decentes, a los que no tienen complejos y afirman sin tapujos que son de derechas, liberal-conservadores, democristianos… a los numerosos españoles decentes que, no se sienten representados en las instituciones, a los numerosos españoles decentes que consideran que la mayoría de las opciones políticas han renunciado a todo lo que muchos consideramos irrenunciable. 

Sin duda alguna, la victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4 de mayo en Madrid, supuso que muchos españoles decentes, que esta entonces estaban amedrentados, acobardados y sin esperanzas, vieran que hay luz al final del túnel, y acabaran comprobando que se puede vencer al social-comunismo, pero, lo que también es seguro es que, se reafirmaron en la idea de que; las terribles circunstancias que sufren España y los españoles, se podían haber evitado si en las últimas, las penúltimas y las antepenúltimas elecciones generales, regionales y municipales, las diversas «derechas» hubieran ido juntas, coaligadas. 

Transcurridos los meses, son muchos los que aún no tienen claro que Isabel Díaz Ayuso sea la persona más adecuada para liderar esa derecha refundada, ese bloque necesario, imprescindible que, desemboque en una sola candidatura en los próximos comicios; también hay quienes piensan que, habría que contar con Cayetana Álvarez de Toledo, e incluso otros apuntan la idea de que sea Marcos de Quinto quien encabece el proyecto… Es lo de menos (aunque el asunto tenga su importancia), pero, lo que sí está claro es que cada día que pasa es día más que se pierde y que, está ya siendo demasiado tarde para poner en marcha la maquinaria necesaria para evitar que Pedro Sánchez, con el apoyo de socialistas, comunistas, etarras y separatistas, renueve su estancia al frente del Gobierno de España. 

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Esa nueva derecha de la que venimos hablando, aparte de rodearse de hombres y mujeres, sabios, expertos y exitosos en la gestión de dineros ajenos, debe elaborar un proyecto claro, rotundo en el que se prevea la reforma de todo lo que, necesita ser reformado en el estado del bienestar, que en España es mucho. Es imprescindible que, ese nuevo gobierno de españoles decentes, sea un gobierno previsible, para que acabe infundiendo confianza. Y esa confianza sólo se puede lograr con gente capacitada, con experiencia exitosa, sobradamente probada, en gestión de dineros ajenos, y que, no tenga intención de hacer carrera en la política, para hacerse de un patrimonio. 

Esa nueva derecha española no debe tener ningún reparo, ningún complejo en cuestionar, y llegado el momento enfrentarse al consenso socialdemócrata, al acuerdo, más o menos tácito, respecto de que los derechos individuales pueden ser violados en nombre del «bien común», del «interés colectivo» –como ha sucedido durante el estado de alarma que hemos sufrido durante meses, debido a la epidemia del coronavirus- ese consenso de los diversos partidos con representación en el parlamento que, cuando gobiernan les lleva a violar los derechos individuales (el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad) a través de impuestos, redistribución de riqueza, y regulaciones de todo tipo, aunque hasta ahora ningún gobierno haya llegado a los extremos de los regímenes totalitarios del siglo XX, pese a que algunos como PSOE y Podemos no tengan recato alguno en manifestar claramente sus simpatías hacia ellos. 

E insisto, tanto Abascal como Casado vienen demostrando, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año que no son los más indicados, que no son las personas más capaces, par ilusionar, seducir y de movilizar a los buenos españoles, a los españoles decentes. Así que, mañana es ya demasiado tarde para que se echen a un lado y permitan a otros que lideren esa derecha unida necesaria, imprescindible para derrotar al social-comunismo… y si no son suficientemente generosos, habrá que obligarlos de alguna manera a que se aparten, pues, de lo que cada día están más seguros numerosos españoles es que, Casado y Abascal, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, son más de lo mismo y sin duda, no serán capaces de derrotar a Frankenstein. 

Autor

REDACCIÓN