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Hablar de Galicia es hablar de los celtas y de la tradición celta en la cultura del Occidente atlántico, y es hablar del reino más antiguo de la península ibérica, Gallaecia (siglos V – XII), que se conformó como tal reino desde los suevos, en la Hispania tardorromana, concretamente desde Hilderico en el siglo V, aunque el rey Miro (570-583) ya le da título en el siglo VI. Por tanto, se trata del primer reino de Occidente después de la caída de Roma, y por supuesto también de las Españas. De ahí la posesión de legitimidad que tomarán después por la fuerza los visigodos.

Las Cruzadas fueron una serie de campañas militares promovidas por la Iglesia en los siglos XI-XIII para conquistar a los musulmanes los territorios de Tierra Santa. En el 1101, el Papa Pascual II llamó a una Cruzada para enviar refuerzos militares al recientemente establecido Reino cristiano de Jerusalén, y en esta cruzada consta la participación de un ejército de Cruzados gallegos. Del mismo modo que en los ejércitos modernos todos los soldados de un país visten el mismo uniforme, en los ejércitos cruzados los diferentes contingentes nacionales se identificaban por el color de sus cruces.
El Conde Enrique de Borgoña, gobernador de los condados meridionales de Galicia, participó en las Cruzadas a Tierra Santa entre los años 1103-1105, inmediatamente después de aquella otra expedición gallega de la Primera Cruzada que mencionó el cronista Ekkehardus Uraugiensis. Sabemos que a su vuelta de Tierra Santa el Conde Enrique utilizó como armas heráldicas “de plata cruz firmada de blau”, una cruz azul sobre fondo blanco. Es muy posible que esta cruz azul fuese utilizada antes que el Conde Enrique como el color identificativo de aquellos cruzados gallegos que participaron en la Primera Cruzada, al igual que otros reinos europeos utilizaban otros colores. Cuando el Conde Enrique volvió de las Cruzadas en el año 1105, se encontró en casa con el mismo trabajo que acababa de hacer en el extranjero, ya que la mitad sur del Reino de Galicia estaba en línea de batalla con los territorios musulmanes lusitanos. Por tanto, es lógico deducir que a su regreso de Tierra Santa, el Conde Enrique siguió luchando en el Mondego con la misma cruz azul con la que había luchado contra sus enemigos musulmanes en Africa, dando continuidad histórica en el Condado Portucalense a una cruz azul utilizada primeramente por las tropas galaicas en las Cruzadas a Tierra Santa.

El 15 de Febrero de 1669 la Cátedra de Lugo presentó un documento a la Junta General del Reino de Galicia en el que afirma que: «(…) de aquí tuvo principio y se originó borrar el Dragón verde y León rojo (armas de los Reyes suevos que al tiempo tenían en este Reyno su corte), y trasladar al dorado campo del escudo de sus armas, la Hostia, no dentro de vaso Sacramental oculta (…)». Este documento fue recuperado en 1927 por el historiador Pérez Constanti en su libro «Notas viejas galicianas».

Tomando como base esta referencia histórica, y de acuerdo con la descripción de la Junta General del Reino de Galicia en 1669, se empezaron a reproducir a finales del siglo XX diseños de banderas modernas con campo o fondo dorado sobre el que aparecían dragones y leones. El diseño estandarizado más popular de esta bandera representa un «Dragón verde y León rojo» sobre un «dorado campo«, como describía claramente el memorial del Reino de 1669.Se trata de la bandera de la dinastía real sueva de Gallaecia.

Con casi un milenio de antigüedad, el Santo Grial es el símbolo histórico que ha venido representando más antiguamente al Reino de Galicia como institución política. El Santo Grial, o copa de la sangre de Cristo, aparece documentado por primera vez como armas del Reino de Galicia en un Armorial inglés del siglo XIII.
La representación gráfica de las armas del Reino gallego fue evolucionando continuamente a través de los siglos; del originario Grial cerrado en un relicario se pasó a su representación en forma abierta; el original campo azul de la bandera se diversificó también en rojo y blanco; y el original Grial en campo liso sin ningún añadido pasó a contener decoración diversa como ángeles y un número variable de cruces, entre una, seis, siete, o en campo sembrado.
La representación moderna estandarizada de las Armas del Reino de Galicia fue fijada en el año 1972 por la Real Academia Gallega. En el año 1571 el Reino de Galicia participó con su propia flota en la Batalla de Lepanto. La Armada gallega ondeó su propia bandera militar del Reino de Galicia en el combate naval, una bandera de campo morado, con el Grial en el centro y con un ángel a cada lado. La siguiente representación en un contexto militar del Grial sobre campo rojo de la que tenemos constancia aparece en el siglo XVIII, como Armas del Regimiento de Galicia. Este regimiento militar gallego tiene su origen en el Tercio de Lombardía del año 1534, y en sus intermitentes siglos de existencia participó en campañas militares en Escocia, Savoya, Piamonte, Argentina, España y Francia. La actual bandera de Mondoñedo, en la que también figura el Cáliz dorado sobre fondo rojo, es de igual manera la heredera del estandarte militar portado por el viejo Regimiento Provincial de Mondoñedo en la segunda mitad del siglo XVIII. Durante este siglo XVIII comienza a surgir otra nueva representación del Grial de Galicia, dentro de contextos navales, donde el cáliz dorado de color blanco va sobre campo blanco, acompañado por tres cruces rojas a cada lado. El uso de esta variante naval de campo blanco durante el siglo XVIII sembrará confusión en el siglo XIX entre autores que, ignorando el tradicional campo de color azul, empezarán a afirmar que la antigua bandera gallega era blanca, sin duda haciendo referencia a la bandera naval del Reino de Galicia utilizada en el siglo XVIII.

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Hablar de Galicia es hablar también del territorio con más topónimos por metro cuadrado, y con mayor riqueza toponímica de toda la península ibérica, pues en Galicia existen infinidad de topónimos galaicos (celtas, germanos-suevos y latinos). Para quienes gusten de investigar en la Edad del Bronce galaico son imprescindibles los siguientes autores: Obermayer, Bosch Gimpera, A. García y Bellido, Luis Monteagudo, especialista en Bronce atlántico, y Jorge Juan Eiroa, especialista en Prehistoria y en la cultura megalítica de El Argar. Sobre la génesis y expansión de la cultura celta es muy recomendable la obra del francés Henri Hubert: “Los celtas y la civilización céltica”. La cultura argárica es de la Edad del Bronce, y por tanto, contemporánea de las primeras invasiones indoeuropeas de la península, que además de por los Pirineos, también pudieron entrar por el Atlántico desde Bretaña e Irlanda, particularmente los celtas, aunque las grandes invasiones de estos entraron por los Pirineos. Las tribus celtas del noroeste de la península fueron los Lugones, que no tuvieron ninguna influencia de los iberos, a diferencia de otras tribus celtas del resto de la península ibérica, que bien hubiera podido llamarse península céltica. De ahí la raíz “Lug”, de origen celta, que da nombre al topónimo de la ciudad de Lugo, del latín “Lucus Augustus”. Los “lucus” latinos eran bosques sagrados… sagrados para los celtas, claro. Muy recomendable también leer “Cultos y divinidades de la Galicia prerromana a través de la toponimia”, de Joaquín Caridad Arias, 1999.También es muy interesante leer “A toponimia celta de Galicia”, de Fernando Cabeza Quiles, 2014.

Los estudios realizados sobre el origen de los pueblos europeos de la fachada atlántica, sin embargo, en muchas ocasiones no mencionan los textos de los manuscritos celtas referentes a estos primitivos asentamientos, además buena parte de ellos están escritos en gaélico (Gaeilge), por lo que empezaron a ser traducidos en el siglo XVII, unido al desconocimiento y la dificultad de aprendizaje de las lenguas celtas, pero esas fueron las primitivas influencias culturales que siguen hoy existiendo en los pueblos del Occidente atlántico.

Por tanto, Galicia comienza a ser poblada en el Paleolítico, en la Edad de Bronce se levantan los túmulos megalíticos, siendo los de la fachada atlántica de la península ibérica los más antiguos de toda Europa,  y hace 2500 años los celtas hacen su aparición en la Edad del Hierro, surgiendo una sociedad que vive en poblados fortificados en las alturas, los castros, y viven del pastoreo y la agricultura, así como de expediciones militares de pequeñas cofradías de guerreiros castrexos, de los cuales nos quedan algunas estatuas; esta sociedad castreña evoluciona a lo largo de los siglos y comienza a urbanizarse y ser cada vez más organizada entre sus clanes hasta que llega el Imperio Romano, durante la dominación algunos clanes luchan contra los romanos y otros pactan con ellos, hasta que cae el Imperio Romano y se levantan las murallas romanas de Lugo. En esa época los castros se vuelven a reutilizar, y llegan los suevos, que fundan el reino suevo de Galicia, el primer reino independiente de Europa, y que además es el primer rey católico (el resto de reyes germánicos bajo Roma eran arrianos). Los suevos llegaron en la Hispania tardorromana, y el reino suevo de Gallaecia era más extenso de lo que es hoy Galicia, pues incluía también Asturias. Recomiendo el libro “Bárbaros en Hispania””, de Daniel Gómez Aragonés, en el que se habla de los suevos. Y al reino suevo sucede el visigodo. Posteriormente, en el año 813 se descubrió la tumba del Apóstol Santiago.  Miles de personas peregrinaron a Santiago de Compostela buscando la absolución de sus pecados, lo que posibilitó que llegaran a Galicia y a las regiones por las que pasaba el Camino de Santiago nuevos conocimientos.

El 25 de julio celebramos además de la festividad del Apóstol Santiago, patrón de España,  el Día de Galicia, y el fundador del Dia da patria galega es Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao (1886 -1950), más conocido como Castelao, que fue un político, escritor, pintor, y dibujante gallego, que nació en Rianjo (Coruña) en 1886, y murió en Buenos Aires, en 1950, y fue una de las figuras más importantes de la cultura gallega, y uno de los padres del nacionalismo gallego, y del Partido Galeguista, fundado en 1931, junto a Filgueira Valverde, y Vicente Risco (1884 – 1963), autor este último, entre otras obras, de “Mitteleuropa” (1934), basada en un viaje que hizo el autor a Alemania en los años 30,  y toda la Generación “Nós”, que editaba la revista galleguista “Nós”, en los años 20 del siglo pasado. Vinculado al Partido Galleguista estuvo también al principio Alvaro Cunqueiro, que fue junto al también gallego Gonzalo Torrente Ballester, colaborador de la revista falangista “Vértice” (1937-1946). Alvaro Cunqueiro fue, de hecho, uno de los primeros miembros del Partido Galeguista, y después, durante la guerra civil, en 1937, militó en Falange.

Existe un dibujo de Castelao que representa una mano empuñando la cruz-espada de Santiago, que se publicó en la revista galleguista “Nós”, muy ilustrativo al respecto, porque con ese diseño se ve que Castelao quiso dar una representación tradicional al Dia da patria galega.

Los orígenes de esta celebración se remontan a 1919, año en que se reúne en Santiago de Compostela la Asamblea de las Irmandades de Fala (“Hermandades del Habla”), una organización nacionalista gallega que acuerda celebrar el Día Nacional de Galicia el 25 de julio del año siguiente. Hubo que esperar hasta mediados de los años 20 para que este día se celebrase en casi toda Galicia, así como en los centros de emigración gallega, que difundían la ideología galleguista y la tradición gallega mediante panfletos y música. En 1917 Vicente Risco, teórico del nacionalismo gallego, había fundado la revista “La Centuria”, considerada como un antecedente de lo que sería la famosa revista galleguista “Nós”, la mejor del momento.

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Tras ingresar en “As Irmandades de Fala” ese mismo año, pronunció su primer discurso en un acto de apoyo a Francesc Cambó, y a partir de entonces comenzó una brillante trayectoria política y literaria. El galleguismo tenía una base racista porque era consciente de la base racial celta y sueva de los galaicos. El pensamiento de Vicente Risco se basa en la crítica al progresismo, y a la modernidad, pues lo consideraba un abandono a las tradiciones naturales. También tiene posturas antidemocráticas además de anticapitalistas, y defiende una Galicia formada por los celtas y suevos, lo que le hizo admirar a países como Portugal e Irlanda, entre otros… El defiende una Galicia formada por campesinos y marineros, porque esa es la Galicia que guarda la esencia de la raza, y que glorifica a los tiempos pasados de grandes glorias gallegas. Fue un gran intelectual gallego de un gran nivel cultural, católico y antidemócrata, que pertenecía a la Generación “Nós”, que aportó a la literatura gallega grandes obras e incluso fundó el nacionalismo gallego en su obra “Teoría del nacionalismo gallego” en 1920.

A los 22 años se licenció en Derecho en la Universidad de Santiago, y en 1913 estudió Magisterio en Madrid, siendo alumno de Ortega y Gasset, y donde tuvo la oportunidad de conocer a Ramón Gómez de la Serna; posteriormente obtuvo la catedra de Historia en la Escuela Normal de Ourense, que dirigió durante largo tiempo.

Por otro lado, el periodista y escritor falangista Eugenio Montes (1900-1982), que era de Vigo, colaboró con la revista en lengua gallega »Nós‘, dirigida por Vicente Risco, en la que publicó poemas en gallego que aúnan la vanguardia con la tradición gallega. En lengua gallega publicó tres libros: un poemario, “Versos a tres cás o neto” (1930); un libro de relatos, “O vello mariñeiro toma o sol, e outros contos”  (1922); y un ensayo, »Estética da muñeira» (1922). Al tiempo que en la revista “Nós”, publicó también en otros diarios y revistas gallegos. Eugenio Montes acompañó a José Antonio en su viaje a Berlin en mayo de 1934, y a la Italia fascista en1935.

Durante la II República española se redactó el Estatuto de Autonomía, debido a la labor de intelectuales gallegos como Castelao.

La lengua gallega o galaico-portugués es una lengua hispano-romance, que deriva del latín, pero con infinidad de topónimos celtas y suevos, y con una literatura de una gran calidad. En la cultura gallega tenemos grandes figuras como la poetisa romántica del “Rexurdimento” Rosalía de Castro (1837 – 1885), poetisa del alma gallega, la escritora naturalista Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921), el mencionado escritor Alvaro Cunqueiro (1911 – 1981) o la soprano wagneriana gallega de los años 30, Ofelia Nieto.

El himno gallego fue escrito por el escrito y poeta nacionalista gallego Eduardo Pondal (1835 – 1917) con música de Pascual Veiga, se estrenó en 1907, y en su letra se menciona la “Nazón de Breogán”, la nación celta de Breogán, el mítico rey galaico según las tradiciones legendarias irlandesas recogidas en una compilación del siglo XI, el “Lebor Gabála Érenn”, que narra las diversas invasiones que habría sufrido la isla de Irlanda. Y el origen de la bandera actual de Galicia se remonta al siglo XIX, y está inspirada en la bandera de la Comandancia Naval de Coruña (1845), que en aquel tiempo era la capital de Galicia, una Cruz de San Andrés que a su vez estaba inspirada en la Cruz de San Andrés en la bandera escocesa, tierra donde San Andrés es el Santo Patrón oficial de Escocia. También en Galicia éste es uno de los santos más populares con 72 parroquias gallegas dedicadas a él y es realmente querido por sus habitantes. En 1891, la cruz de San Andrés coruñesa fue modificada para evitar confusiones con la bandera de la marina imperial de Rusia, que también tenía como bandera una cruz diagonal azul sobre fondo blanco. La modificación consistió en quitarle a la cruz uno de sus dos brazos diagonales, quedando así el formato de la bandera gallega moderna.

En lo referente a la política, la estupidez derechista y centralista permitió que la izquierda, de tipo leninista e internacionalista, que jamás estuvo presente en el galleguismo inicial, se haya apropiado de ese nacionalismo político gallego mediante la teoría del derecho de autodeterminación de los pueblos oprimidos. Por eso, el nacionalismo político gallego actual es de izquierdas. Ya que los ideólogos nacionalistas gallegos de derechas se entregaron a Franco y su testigo lo recogieron las mocedades galleguistas del Partido Galeguista en el exilio y la clandestinidad que vieron en el derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos, – que en aquella época comenzaba la descolonización – a llevar consigo las teorías de sus maestros a una nueva etapa, carente de toda base histórica dentro del nacionalismo gallego. En Galicia, como en Catalunya o Euskal Herria, la estupidez del centralismo franquista ha llevado a la base popular nacionalista a manos de una izquierda que se ha desligado del internacionalismo propio de los partidos comunistas, pero qué es tan mundialista como la derecha.

Como he comentado, importantes escritores falangistas como Álvaro Cunqueiro o Eugenio Montes escribieron en gallego, y estuvieron vinculados con el galleguismo antes que con la Falange. Solo desde una mentalidad centralista puede parecer ello una contradicción.

Autor

REDACCIÓN