22/11/2024 01:17
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Mi vida la he vivido así: once años en Palencia, uno en Santander, catorce en Cuba, uno entre Francia e Italia y 67 en Cataluña. De1940 a 1945 viví en Gerona entre la  capital y el Ampurdán y,  sin esforzarme, aprendí hace ochenta años, el catalán porque,  allí, y en esos años,  era lo que el pueblo hablaba. Parece mentira que los catalanistas hayan logrado colar la trola de que “Franco prohibió hablar en catalán” Ni lo prohibió,  ni se dejó de hablar. Lo de “¡hable usted en la lengua del imperio!” ciertamente –yo  lo presencié–  se podía oír a los combatientes que se quedaron  en Cataluña como funcionarios, conductores de autobuses, etc.,  y que habían visto morir a sus amigos a su lado,  luchando contra los separatistas… ¡y no lo olvidaban!,  –y  a  alguno que pretendía “hacer méritos”–  pero, para de contar.

Las cosas como fueron. Además, no solo no se prohibió sino que se publicaban libros en catalán… y hasta se hacían películas. Si han visto “Judas, la Pasión de Esparraguera (1952)” — está filmada  en catalán– ¡en el apogeo del franquismo! y traducida posteriormente al español. Pueden comprobar que el “casting” y el título,  aparece en la lengua de Verdaguer.

Tras vivir en Cataluña desde 1940 hasta 2022,  conozco la región como pocos. He recorrido todas sus carreteras,  ciudades y grandes pueblos como profesional y empresario, tratando a miles de personas bien situadas, he discutido y plantado cara siempre en charlas y conferencias. Por todo ello puedo escribir con conocimiento de causa sobre esta hermosa región…

Lo primero que lamento es lo poco que se conoce a Cataluña fuera de aquí… Se diría que la mayoría de los visitantes pasan por  esta región españolísima pero,   ella,  no pasa por ellos.

A parte de haber vivido aquí más del setenta por ciento de mi vida, llevo casi sesenta y dos como  “catalán consorte”… Me case con una catalana de la “Cataluña profunda” e invertí mis dineros comprando las fincas y la casa pairal a mis suegros y creando empresas –que es como se integra uno–.

Cuando hacen programas de televisión sobre esta tierra podrían solicitar la opinión de gente que  pueda hablar conociendo el tema. Sobre todo cuando somos de otras regiones españolísimas como son Castilla, Andalucía o Galicia.

No es discutible esto: Un catalán no ve las cosas como un castellano o un gallego, pero los que aman a España –que son la mayoría–, tienen derecho a intervenir en la mejora de la Patria con matices propios. Lo bonito de España es que las cualidades de unas regiones “complementan” a las mil maravillas, las deficiencias de las otras. Esto antes,  el pueblo español lo daba por sentado. Recuerdo que en Castilla, mis conciudadanos, reconocían la “seriedad y organización” del catalán, los admiraban y respetaban, y en compensación,  los viajantes catalanes en general, eran unos enamorados del vivir de los castellanos y procuraban alargar su estancia allí. ¡Aquello era la verdadera España que hemos destrozado entre todos!

No olvidaré el día que,  en una visita del Barça  a Salamanca,  por primera vez vi algo que me hizo saltar del asiento… el público no vitoreaba a su equipo sino que gritaba “¡España!… ¡España!…”.  De eso quizás han pasado treinta años… Le dije a mi mujer: ¡ha ocurrido lo peor que podía ocurrir!…y lo ha provocado la estupidez de los dirigentes el Club (admirado por media Castilla) con su “Mescunclú”.

El cretino que invento hacer del futbol un arma del separatismo, no sabe el daño que ha hecho a Cataluña. Lo peor del caso es que no se enteran de nada  y siguen emperrados en hacer del Barça una bandera internacional “por la Independencia”.

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. Me ha movido  a escribir sobre Cataluña, la  lectura de artículo inteligentísimo de un  catalán y profesor de Universidad de Barcelona — Sergi Doria–  que le dedica un escrito a  Xavier Trías  aconsejándole bien.  No tiene desperdicio. Es una artículo de diez. Concretamente esta frase:

“Trías pertenece a una hipócrita burguesía catalana’  que ‘habla castellano en privado’, mientras impone el catalán los demás”-

Desde hace generaciones ha sido así: las familias bien “en casa” hablan en español puro y duro. Eso lo sabíamos todos cuantos conocíamos bien Cataluña.

Al regresar de Cuba,  y ponerme a trabajar, un día, hablando con mi jefe –que ante todo era amigo y dueño de la empresa—quise saber la razón de esa realidad que acababa de comprobar –una vez más–, pues le había llamado su mujer por teléfono y le contestó en castellano

Le pregunté directamente la razón de ese proceder. Él me lo aclaró rápido: –“¡Muy sencillo! Tu sabes que el “deje  catalán”  es muy fuerte, si lo  hablas constantemente; y como,  quienes tenemos empresas y negocios nacionales e internacionales,  debemos  relacionarnos mucho con el resto de los españoles, para que “no se nos note excesivamente el acento”  hablamos habitualmente en  castellano.” La verdad es que me sorprendió la respuesta. No se me había ocurrido.

Repito que esto no tiene nada de nuevo, lo que varía es la hipocresía. Antes se hacía por hábito, ahora se hace a sabiendas de que necesitan el español pero “quieren que los pobres” no tengan oportunidad de estudiar la lengua nacional, mientras ellos envían sus hijos a colegios privados y caros, en donde se la enseñan muy bien ese idioma detestado.

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Un  perfecto retrato de la burguesía “catalanista”. Pero no olviden que hay otra que es todo lo contrario, aunque como la gran mayoría en esta tierra elijan callarse y no hacer ruido. La postura suicida contra la que he luchado en vano y ganarme  el calificativo de extremista y exaltado. La humanidad ha olvidado las lecciones del Apocalipsis sobre semejante actitud: “Ojalá fueras fría o caliente, pero como eres tibio estoy a punto de vomitarte de mi boca

Basta por hoy ya que el tema da para mucho y valdrá la pena ayudar a entender Cataluña.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.