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Hoy, 12 de noviembre cuando escribo, hace 64 años que murió Don Juan Negrín, aquel canario que presidió  el último Gobierno del Frente Popular y que quiso prolongar la Guerra, cuando ya la sabían perdida, e incluso contra la opinión de los líderes de su partido, el PSOE: Largo Caballero e Indalecio Prieto.

El 30 de abril hizo público el programa que proponía a todas las fuerzas políticas para después de la Guerra, que contenía 13 Puntos.Por su interés, y antes de hablar del hombre que actuó siempre siguiendo las instrucciones de Stalin. el Dictador ruso, les reproduzco:

 

Los «Trece Puntos de Negrín» 

(Documento emanado del Consejo de Ministros de la República Española, reunido en Barcelona el 30 de abril de 1938, en el que se declaran los fines de la guerra. El documento, que pretendía una paz negociada, fue dado a conocer por doquier, dentro y fuera de España, y en diferentes lenguas.)

Asegurar la independencia absoluta y la integridad total de España, una España totalmente libre de toda injerencia extranjera, sea cual sea su carácter y origen; con su territorio peninsular y sus posesiones intactas y a salvo de cualquier tentativa de desmembración, enajenación o hipoteca, conservando las zonas de protectorado asignadas a España por los convenios internacionales, mientras estos convenios no sean modificados con su intervención y asentimiento. Consciente de los deberes anejos a su tradición y a su historia, España estrechará con los demás países los vínculos que impone una común raíz del sentido universal que siempre ha caracterizado a nuestro pueblo.
Liberación de nuestro territorio de las fuerzas militares extranjeras que lo han invadido, así como de aquellos elementos que han acudido a España desde julio de 1936 con el pretexto de una colaboración técnica que intervienen o intentan dominar en provecho propio la vida jurídica y económica española.
República popular representada por un Estado vigoroso que se asiente sobre principios de pura democracia, que ejerza su acción a través de un Gobierno dotado de plena autoridad que confiera el voto ciudadano emitido por sufragio universal y sea el símbolo de un poder ejecutivo firme, dependiente en todo momento de las directrices y designios que marque el pueblo español.
La estructura jurídica y social de la República será obra de la voluntad nacional libremente expresada mediante un plebiscito que tendrá lugar tan pronto termine la lucha, realizado con plenitud de garantías, sin restricciones ni limitaciones, y que asegure a cuantos en él tomen parte contra toda posible represalia.
Respeto a las libertades regionales, sin menoscabo de la unidad española; protección y fomento del desarrollo de la personalidad y particularidad de los distintos pueblos que integran España, como la imponen un derecho y un hecho históricos que, lejos de significar una disgregación de la nación, constituyan la mejor soldadura entre los elementos que la integran.
El Estado español garantizará la plenitud de los derechos al ciudadano en la vida civil y social, la libertad de conciencia, y asegura el libre ejercio de las creencias y prácticas religiosos.
El Estado garantizará la propiedad legal y legítima adquirida dentro de los límites que impongan el supremo interés nacional y la protección de los elementos productores . Sin merma de la iniciativa individual, impedirá la acumulación de riqueza que pueda producir la explotación del ciudadano y sojuzgue a la colectividad, desvirtuando la acción centralizadora del Estado en la vida económica y social. A este fin, cuidará del desarrollo de la pequeña propiedad, garantizará el patrimonio familiar y se estimularán todas las medidas que le lleven a un mejoramiento económico, moral y racial de las clases productoras. La propiedad y los intereses legítimos de los extranjeros serán respetados y se examinarán, con miras a las indemnizaciones que correspondan, los perjuicios inventaridados causados en el curso de la guerra. Para el estudio de esos daños, el Gobierno de la República creó ya la Comisión de Reclamaciones Extranjeras.
Profunda reforma agraria que liquide la vieja aristocrática propiedad semifeudal que, careciendo de sentido humano, racional y económico, ha sido siempre el mayor obstáculo para el desarrollo de las grandes posibilidades del país. Asiento de la nueva España sobre una amplia y sólida democracia campesina, dueña de la tierra y de quien la trabaja.
El Estado garantizará los derechos del trabajo a través de una legislación social avanzada, de acuerdo con las necesidades específicas de la vida y de la economía española.
Será preocupación primordial y básica del Estado el mejoramiento cultural, físico y moral de la raza.
El Ejército español, al servicio de la nación misma, estará libre de toda hegemonía de tendencia a partido , y el pueblo ha de ver en él el instrumento seguro para la defensa de sus libertades y de su independencia.
El Estado español se reafirma en la doctrina constitucional de renunciar a la guerra como instrumento de política nacional. España, fiel a los pactos y tratados, apoyará la política simbolizada en la Sociedad de Naciones, que ha de presidir siempre sus normas. Ratifica y mantiene los derechos propios del Estado español y reclama como potencia mediterránea un puesto en el concierto de las naciones, dispuesta siempre a colaborar en el afianzamiento de la seguridad colectiva y en la defensa general del país. Para contribuir de una manera eficaz a esta política, España desarrollará e intensificará todas sus posibilidades de defensa.
Amplia amnistía para todos los españoles que quieran cooperar a la intensa labor de reconstrucción y engrandecimiento de España. Después de una lucha cruenta como la que ensangrienta nuestra tierra, en la que han resurgido las viejas virtudes del heroísmo y de idealidad de la raza, cometerá un delito de alta traición a los destinos de nuestra patria aquel que no reprima y ahogue la idea de venganza y represalia, en aras de una acción común de sacrificio y trabajo que en el porvenir de España estamos obligados a realizar todos sus hijos.

 

                        Y ahora vayamos a la biografía del Doctor Negrín, pues no hay que olvidar que además, o antes, de ser político, socialista y «lacayo» de Stalin, fue un eminente hombre de ciencia, catedrático de la Universidad de Madrid, y reconocido por todo el mundo.

 

  Fue el único ciudadano de las islas Canarias que llegó a la presidencia del Gobierno de España. Hijo primogénito de Juan Negrín Cabrera, próspero hombre de negocios canario, muy bien relacionado comercialmente con Europa, y de Dolores López Marrero, natural de San Mateo, en la isla de Gran Canaria. Su familia era muy conservadora y de creencias católicas muy sinceras. Su hermano Heriberto fue sacerdote claretiano y estuvo a punto de ser asesinado por milicianos de la FAI en Alicante durante la Guerra Civil por el mero hecho de ser fraile, siendo rescatado y evacuado a París por el diputado socialista Juan Simeón Vidarte, mientras que su hermana Lolita hizo los votos seglares. Su madre terminaría instalándose en Lourdes después de la guerra junto a los dos hermanos.

Negrín estudió las primeras letras en su ciudad natal en el colegio privado «La Soledad», y obtuvo las máximas calificaciones en el Bachillerato, a la edad de 14 años. En 1906 su padre le envió a estudiar medicina a Alemania. Comenzó la carrera a los quince años, primero en la Universidad de Kiel (1907) y luego en la de Leipzig (1908), vinculándose a su ya célebre Instituto de Fisiología y a la prestigiosa figura de Ewald Hering. El 21 de agosto de 1912, a los veinte años, obtuvo el grado de Doctor, con una tesis sobre el tema «Zur Frage nach der Genese der Piqûre-glycosurie». Además de dar a imprenta en los dos años siguientes varios trabajos de investigación sobre Fisiología en revistas alemanas, algunos con su maestro E. T. von Brücke, trabajó como asistente numerario en la misma Universidad. Con la movilización de sus superiores durante la Primera Guerra Mundial, asumió nuevas responsabilidades docentes, aunque no llegó a aceptar el puesto de «Privat-Dozent» que le ofrecieron, prefiriendo regresar a España. En Alemania cursó también la carrera de Químicas casi entera, y aprendió inglés, alemán y francés, traduciendo del francés al alemán L’Anaphylaxie de Charles Richet. Poco después dominaba también el italiano y el ruso, y más adelante llegaría a conocer diez lenguas, algo insólito.

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El 21 de julio de 1914 contrajo matrimonio con María Mijailova Fidelman, perteneciente a una acomodada familia rusa natural de Ekaterimburgo, que estudiaba también en Leipzig. De los cinco hijos que tuvo el matrimonio fallecieron las dos niñas menores. Con el tiempo, estas desgracias motivarían el distanciamiento del matrimonio y la entrada en la vida de Negrín de Feliciana López de Don Pablo, una de sus asistentes, que se convertiría en su compañera.

 Y termino con lo que le dijo Azaña cuando ya habían perdido la Guerra y escapaban por los Pirineos casi a gatas:

             «Doctor Negrín, usted será un eminente hombre de Ciencia, pero usted ha sido un asesino, por permitir que hayan muerto miles de los nuestros».

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.