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Hace ahora medio siglo, en 1970, se publicó el II Informe FOESSA sobre la situación social de España (el primero es de 1966), dirigido por el zamorano Amando de Miguel, que tuvo una gran acogida, lo cual para los autores «confirma, desde luego, el latente deseo que en nuestro país persiste por saber dónde estamos y a dónde vamos, no sólo en términos de coyuntura económica sino de estructura social.»

El retrato social de España en ese momento histórico quedará resumido en la Síntesis del Informe, publicada en 1972, libro que tiene puesta su mirada en el futuro, pues los autores confiesan que quiere ser «la anticipación de los problemas de lo que van a ser los inciertos, expectantes y otra vez románticos “años 70”»; y advierten: «Todo parece indicar que en las cortas décadas finales de lo que hemos dado en llamar siglo XX van a ser testigos de muchos acontecimientos cambiantes. Este año pasado de 1970 nos avisa, por ejemplo, a los españoles que por primera vez nos encontramos más cerca del año 2000 que de 1939».

Ya en las primeras páginas del informe destacan la diversidad regional de España y reconocen que «las fronteras históricas llegan a separar situaciones muy reales con el paso del tiempo. Llegan a cambiar hasta el paisaje.» Para el análisis, se parte de las 15 regiones históricas desdoblando operativamente 3 de ellas por su heterogeneidad: Galicia (costera e interior), Castilla la Vieja (Castilla y Sierra, área Soria-Segovia-Avila, en la que destaca la atracción que recibe de Madrid) y Andalucía (occidental y oriental). A la vez, se individualizan las provincias de Madrid y Barcelona.

La Región Leonesa aparece integrada por sus tres provincias, como establece el decreto de división provincial de 1833. A lo largo de todo el informe destacan las desigualdades regionales, en especial, en el análisis de la situación de población y desarrollo.

El Informe es categórico al examinar el desarrollo regional y las diferencias interregionales en renta per capita, cuando afirma:

 «La “España rica” está formada por la zona Nordeste (la histórica “Tarraconense”) y Madrid.

 

Pero la evolución futura que hemos presentado, sino que empezará a ser efecto de las medidas de acción planificadora o de “desarrollo Inducido»».

Al analizar la política regional de los Planes de Desarrollo (I, de 1964, y II, 1969) señala «una concentración de la acción planificadora en cuatro regiones: Galicia costera, Castilla y las dos Andalucías.

De todas las regiones más favorecidas por la iniciativa estatal, la que puede mostrar un éxito más inmediato es Castilla, al encontrarse en ella los tres “polos” de Burgos, Logroño y Valladolid, más el núcleo de descongestión de Aranda de Duero en la ventajosa situación intermedia entre Madrid y País Vasco.

(…) Incluso en Valladolid se puede notar un cambio de signo al convertirse, a partir de 1966, en provincia con saldo migratorio positivo.»

En contraste con el trato privilegiado dado a Castilla la Vieja, en su área Norte (Santander, Burgos, Logroño, Valladolid y Palencia), la Región Leonesa triprovincial queda incluida en la “España cenicienta” de nuestro desarrollo económico y prevé:

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«Hacia 1975, por tanto, la España industrial se situará en el lado nordeste de una zona limitada por una línea convencional, que atravesará la Península desde Asturias a Murcia.

(…) El área gallega, más León y Extremadura, constituirá, sin duda, la bolsa de mayor atraso y el nudo casi irresoluble del subdesarrollo español.»

Además, el Informe FOESSA de 1970 tiene la virtud de individualizar un área de subdesarrollo a escala europea: la “Lusitania interior”:

«A lo largo de las páginas anteriores, tanto al hablar del campo como de las diferentes regiones, se nos ha ido decantando una zona muy peculiar comprendida por las provincias interiores que forman frontera con la raya portuguesa. Se trata de una de las zonas más abandonadas, pobres y en decadencia de toda la Península.»

Para ella considera preciso elaborar una planificación internacional de desarrollo:

«Hoy en día muchos de los problemas de desarrollo regional han de ser resueltos de un modo transnacional. Por causas muy parecidas, Portugal y España se encuentran con el mismo reto de tener que desarrollar sus regiones interiores, peor comunicadas, que son justamente las que se miran a ambos lados de la frontera.»

 

«Lo que caracteriza verdaderamente a esta región es su dedicación preferentemente agraria:

El único centro con una cierta densidad industrial o de servicios es Salamanca, al que se añade en estos momentos Huelva.

Faltan buenas carreteras y es patente la ausencia casi completa de polos industriales, con la excepción del reciente impulso dado a Huelva.

Se impone un plan urgente hispano-portugués que se encare con el desarrollo de esta zona. La evolución espontánea de los dos países no hará sino agravar su situación. El problema más urgente es el de la red de transportes y comunicaciones entre las dos zonas nacionales. Luego vendría el aprovechamiento integral de los ríos para fines agrícolas y energéticos.»

 

Al estudiar las migraciones interiores, el Informe es claro: «dan lugar al proceso de urbanización: los municipios de menos de 10.000 habitantes se despueblan y se acrece la población que se dirige a los más urbanos.»

Tras subrayar que en el período 1964-69 se exagera aún más el impulso emisor de la Región Leonesa, vaticina:

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“En los próximos años, cabe anticipar una mayor atracción de las provincias que rodean a los centros de industrialización histórica: Santander, Burgos, Logroño, Navarra, Valladolid, Segovia…»

El panorama que dibuja para la Región Leonesa es verdaderamente sombrío, salvo que se tomen medidas decisivas.

El Informe señala:

“El dominio del medio empieza siendo planificación física y acaba en un planteamiento político; realmente comprendería un análisis de la situación tan profundo, por lo menos, como en este estudio hemos intentado, y una actuación política en muchos frentes. En un sentido más concreto, y para referirnos a la dimensión espacial que hemos querido dar a este capítulo, conviene retener la afirmación fundamental de que una política de integración del medio debe fijarse en:

(…)  3. La estructuración del espacio regional, desde la infraestructura física a los elementos más simbólicos y espirituales de la cultura regional.»

     Y concluirá:

“Se impone en la organización del Plan de Desarrollo una especie de “Comisión para el Futuro” que trabaje con otros plazos y otros métodos. Tendría que ser verdaderamente interdisciplinaria, trabajar con mucha publicidad y con gran libertad, sin compromisos políticos concretos, con representación de intereses que no fueran sólo los de la Administración y con medios desusados. Es claro que proponemos una cosa muy difícil, pero muy necesaria.»

La crisis económica comenzará un año después de la publicación de la Síntesis del Informe, en 1973; poco después, en 1975, se desencadena la crisis política y el inicio del cambio hacia la democracia, que llevará aparejado un proceso de regionalización del país que pasará por alto el Informe FOESSA de 1970. El proceso autonómico sacrificará la Región Leonesa y la pondrá en manos de Valladolid negándole su derecho constitucional a la Autonomía, a su propia personalidad e identidad cultural, histórica, etc., incluso a su propio futuro en plenitud.

Va siendo hora de cambiar el rumbo y exigir como Pueblo Leonés la aplicación integral de los Derechos Humanos y la Constitución, comenzando por lograr la Autonomía de la Región Leonesa como instrumento para alcanzar el pleno desarrollo en todos los sentidos. 

 

Autor

REDACCIÓN