26/04/2024 20:49
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El pasado 16 de mayo se daba a conocer parcialmente el último informe PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study)[1] derivado de las pruebas realizadas en 2021 a alumnos de 4º de Educación Primaria –de 8 a 10 años– en 500 centros educativos españoles. Publicado un avance de los resultados, se espera el documento completo para el próximo 29 de mayo.

Por lo pronto, los datos constatan un empeoramiento de la comprensión lectora en edades tempranas. Algo que, más allá de darnos una imagen puntual en un momento concreto, confirma una tendencia tan triste como lógica; a saber: el progresivo deterioro,  agudizado en las últimas décadas, de todo lo relacionado con la lectura, la escritura y la comprensión de textos.

Obviamente, la causa principal de la deficiente comprensión lectora de los niños es que leen poco y, además, no ponen atención en lo que leen; pero es que tampoco en el hogar se inculca el hábito de la lectura y ya es habitual que padres “con estudios” no tengan libros en casa y no compren libros a sus hijos. ¿Se han fijado en que el modelo arquetípico de vivienda del “triunfador” moderno es el loft minimalista sin una maldita estantería? Mucho “estilo”, mucho “concepto abierto”, cocina y grifos “de diseño”, iluminación LED, carísimos equipos de sonido, amplios vestidores, domótica y todo tipo de señales que denoten un “gusto” sofisticado… pero libros, ni uno. Basta ver cualquier serie, película, anuncio televisivo o videoclip de los últimos veinte años ambientado en la actualidad o en un futuro próximo, y fácilmente se advertirá esta escandalosa ausencia.

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Por supuesto, sabemos que la pérdida del hábito de la lectura está ligada al uso constante del teléfono móvil y a la omnipresencia de pantallas a nuestro alrededor; que la necesidad de una estimulación audiovisual permanente conlleva una merma de la capacidad de concentración, y que por falta de uso se debilita la memoria. Pero, aparte de factores ambientales como los citados y la “falta de tiempo” en nuestro acelerado mundo moderno, la pérdida de la sana costumbre de leer también se debe, en gran medida, a unas leyes educativas que –presuntamente, en aras de una sociedad mejor– han desplazado los contenidos en favor de la innovación metodológica. Donde se tiende a hacer desaparecer los libros y donde el foco de la Educación no se centra ya en el desarrollo de las capacidades del alumno con miras a una vida adulta independiente, sino que se dirige al adoctrinamiento sensiblero de unos futuros “ciudadanos” ignorantes, inseguros y dóciles, eternamente sometidos a la tutela del Estado[2].

A todo ello ha contribuido notablemente la introducción y asentamiento en el ámbito educativo de determinados mantras pseudopedagógicos[3] que, ajenos a la adquisición de conocimientos, han contaminado por completo el medio docente, socavando la labor del profesor y pervirtiendo la función de la escuela.

¿Seremos capaces algún día de liberarnos de los políticos y neopedagogos que, con un enfoque cortoplacista y utilitario de la Educación, sólo ven en ella la herramienta para formar peleles indefensos y adeptos a sus consignas?

[1] El “Estudio Internacional de Progreso en Alfabetización Lectora” es un estudio internacional sobre el rendimiento en lectura en niños de 9 a 10 años realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA). Se lleva a cabo cada cinco años desde 2001. España participa en este estudio desde 2006.

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[2] “La literatura es peligrosa para quienes desean una sociedad mansa y manipulable. El hombre, en cuanto razona, es más difícil de manejar”. (Javier Gómez de Liaño, Libertad Digital, “A propósito del Día del Libro”, 24 de abril de 2023).

O, como diría el gran humanista Vicente Gómez Martínez Espinel: “Los libros hacen libre a quien los quiere bien”. (Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón, Madrid, 1618).

[3] Desde la jerga buenista de la “empatía”, “inclusividad”, “sostenibilidad”, “igualitarismo”, “visibilización”, “empoderamiento”, etc., a la “perspectiva de género” y ciertas agendas que hoy impregnan “transversalmente” todas las materias en todas y cada una de las etapas educativas.

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Aliena

A ver, la causa primera de la falta de comprensión lectora es que cada vez se enseña a leer a edades más avanzadas ( yo sabía leer a los tres años perfectamente, porque me enseñaron en mi casa, pero en el colegio se hacía cuando el alumno tenía cuatro años ), a veces no antes de los ¡seis! En segundo lugar, el método, que ya no es el silábico sino mediante dibujos, una barbaridad en cualquier idioma y muchísimo más con el español; esto hace que los niños no sean capaces de entender los conceptos abstractos. Es verdad que todos los factores señalados agravan el problema, pero no son su origen. En cuanto al hábito de lectura, bien, siempre ha habido lectores voraces ( yo misma, mis padres ) y gente que sólo cogía un libro cuando se veía obligado, aunque no tuviesen un teléfono móvil y ni siquiera un ordenador; pero si no había más remedio, comprendían los textos perfectamente. También olvidan ustedes el vocabulario cada vez más reducido, más exiguo, que se utiliza en la actualidad, impuesto sutil y menos sutilmente en radios, televisiones e incluso doblajes ( escuchas uno antiguo… podemos llegar hasta los años 90 con muchas reservas y es una maravilla de limpieza, corrección y variedad; comparen con la jerga ramplona, gramaticalmente descabellada y «Spanglish» que se escucha en al actualidad ). Incluso quien sea lector se dará de bruces con las «nuevas e imprescindibles traducciones» que consisten en utilizar la palabra más común y moderna posible desechando cualquier variante un poco más inusual, poética, matizada, que es de inmediato tachada de «palabra en desuso».

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Para la sociedad española hay dos comportamientos que están muy mal vistos: expresarse bien y tener razón.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Mileniales y los que le siguen nacidos de madres fumadoras y drogatas. Las mismas que no saben hacer unos garbanzos y se llevan los niños a desayunar a la cantina. Aparte, la importaciòn de poblaciones con un CI inferior, por lo que estos datos debieran haber sido estratificados por clase social y origen nacional. También la población está desnutrida en micronutrientes. Por mucho que los ufanos médicos digan cosas tales como que la estatura de las generaciones actuales es una prueba de su buena alimentación, la realidad es otra. De una buena alimentación en macronutrientes, no en micronutrientes de los que depende el cerebro, el sistema inmunitario y más. Mucho azúcar, muchas guarradas, mucha harina refinada y muchos colorantes artificiales que, como el amarillo 5, se sabe que producen hiperactividad y falta de atención. Aparte el flúor, las fuckunas, etc.. Hay también estudios que demuestran que la exposición a cambios constantes de foco de atención en las pantallas y medios audiovisuales distorsiona la capacidad para prestar atención sostenida, que es lo que la lectura y el cálculo necesitan. Han hecho de la mente de los niños saltimbanquis y macacos.

Los sociatistas, encantados, más imbéciles para su cortijo. La Iglesia católica actual, también, más personas «humildes», sin sentido crítico y aborregadas. La iglesia catetólica está vendida el Príncipe de Este Mundo. De otro modo, hubiera denunciado hace mucho los transgénicos y la pérdida de valor nutricional de las variedades de granos actuales.

Ramón

Tiene usted mucha razón en todo lo que dice…
Cuando llevaba a mi hijo al colegio, me sorprendía mucho ver a ¿madres?, que le compraban un bollicao, o cualquier porquería envasada a su hijo, para que desayunara, en frío, y en invierno, y luego ellas se iban a la cafetería a ponerse tibias de cafés con leche, croasants, etc.
Y yo me preguntaba que comerían esos pobres chicos en sus casas…

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Gracias.

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