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No sé si estoy loco, porque loco hay que estar para pasarse un fin de semana de agosto, con casi 50 grados y en Córdoba capital, leyendo una biografía de Santiago Carrillo. Pero, confieso que «El zorro rojo» ha merecido la pena, ya que el gran historiador Paul Preston, desmitifica al que fuera líder del PCE y descubre y hace hincapié en las mentiras sobre Paracuellos: «Las mentiras son tan infantiles, ya que es una ridiculez decir a estas alturas que él no supo nada de los hechos, siendo como era en aquellos momentos el responsable del Orden Público y el que nombró como responsable de las «sacas» a su amigo Serrano Poncela».

                  Para Preston las ejecuciones de Paracuellos constituyen » la mayor atrocidad cometida en territorio republicano durante la Guerra Civil española».

                Preston, «Príncipe de Asturias» de Historia Contemporánea y Director del «Centro Cañada Blanch» ha redactado casi 900 páginas para analizar la represión durante la guerra y la inmediata posguerra.

               Y la lectura de «El zorro rojo», sin embargo, abrió el baúl de mis recuerdos y de él he sacado y he vuelto a leer lo que yo mismo escribí cuando todavía vivía. Esto:

Hay una cosa que jamás podrán conseguir los políticos, borrar páginas de la Historia. Sería imposible que Francia borrase a Napoleón, como lo sería que Rusia eliminase a Stalin, o Alemania a Hitler, o Italia a Mussolini, o España a Franco, o China a Mao…Y sería de tontos querer borrar a los personajes que han hecho Historia. Ya sé que muchos españoles de hoy quisieran cambiar la Historia de la 2ª República o de la Guerra Civil, o casi los 40 años del franquismo. Pero los hechos y los personajes son tercos y aunque se les borre del mapa siempre reaparecen. Uno de estos personajes es Santiago Carrillo. ¿Cómo podría borrarse de la Historia de España del siglo XX y lo que va del XXI a un personaje que entró en la política con 16 años y de ella vivió hasta su muerte con 96?
Pero, a la hora de hablar de Santiago Carrillo lo primero que hay que aclarar es que no hubo un solo Santiago Carrillo. Porque en realidad hubo tres Carrillos:
               1) El Carrillo revolucionario y stalinista.
               2) El Carrillo eurocomunista y oportunista.
            Y 3) El Carrillo demócrata a la fuerza y por conveniencia. 
Son tres caras bien diferentes. Son tres personas en un solo personaje. Por ello dividimos este mini-informe en tres apartados. Vayamos directamente con el primero:
1) El Carrillo revolucionario y stalinista.
Santiago Carrillo Solares, el hijo del socialista asturiano Wenceslao Carrillo, aparece por primera vez en la Historia en 1931 al proclamarse el 14 de abril la República, porque allí estaba como aprendiz de Redactor de «El Socialista» en la Puerta del Sol cuando se iza la bandera Republicana. Sólo tenía 16  años. Pero, es en 1933 cuando ya aparece en la primera página de los periódicos madrileños. Y lo hace como Director del Segundo Curso de la Escuela de Verano Socialista de Torrelodones. El día 1 de Agosto «El Socialista» decía en una nota que publicaba con el título de Al aire libre: «Hoy será inaugurado el II curso de la Escuela Socialista de Verano. Más de 100 jóvenes camaradas, reclutados en todas las provincias de España, van a vivir, durante unas semanas, en pleno campo, preocupados únicamente por diversos problemas teóricos y prácticos de nuestro partido. La iniciativa ha aclimatado gracia al fervor que en sus obras ponen los camaradas de la Federación Nacional de Juventudes…
 
El alma de la Escuela no es otro que el joven Santiago Carrillo, el más firme defensor de la «bolchevización» del Partido». Y en efecto lo era, porque él fue el que pronunció las palabras de apertura y él era el que presentaba a los conferenciantes, todos miembros destacados del Comité Federal del PSOE. 
Santiago Carrillo en su etapa más juvenil
 
El 5 de Agosto les dio una charla Julián Besteiro sobre «Los caminos del socialismo», que apenas si pudo terminar, ya que Santiago Carrillo le interrumpió airadamente cuando el todavía Presidente de la UGT (no ya del PSOE) atacó duramente a todas las Dictaduras posibles incluyendo la «Dictadura del Proletariado» y se mostró partidario de un «socialismo democrático», pues el joven Carrillo era ya en esas fechas un ferviente defensor del sistema que había implantado el comunismo en Rusia y un fanático admirador de Stalin. Besteiro salió entre pitos y abucheos. (Dicen que Besteiro le dijo a un compañero al día siguiente: «Ojo, con el Carrillito, que ese es capaz de traicionar a su padre por defender a Stalin». Y la profecía se cumplió en 1939).
También se enfrentó a Indalecio Prieto cuando el día 8 el líder socialista se atrevió a decir parafraseando a Jesuscristo: Nuestro Reino no es de este instante (o sea, que no era el momento de la Dictadura del Proletariado). Sin embargo, se entusiasmó  con las palabras de Largo Caballero, todavía Ministro de Trabajo , y ello porque el Presidente del PSOE se declaró abiertamente partidario de la Dictadura del Proletariado y contra la República burguesa. Largo Caballero llegó incluso a pedirles a aquellos jóvenes
presentes y a todos los jóvenes socialistas de España que se fueran preparando para hacer la Revolución con las armas en la mano si las Derechas se hacían con el Gobierno en las ya convocadas Elecciones Generales. Fue entonces cuando Santiago Carrillo saludó a voz en grito y coreado por los demás jóvenes a Largo Caballero como «el Lenin español».
Indalecio prieto en un mitin
Y alma fue también del V Congreso de las Juventudes Socialistas, que se celebró en la Casa del Pueblo de Madrid el día 18 y siguientes del mes de abril de 1934. En él tomaron parte 164 delegados, representando a 40.758 federados. Carrillo fue el responsable de la ponencia de «Posición Política y Misión de las Juventudes en un Estado Socialista». Dos puntos destacaron de los que se aprobaron al final: 1º Su adhesión más entusiasta a los principios a la táctica del Partido Socialista Obrero Español, tanto  más cuanto que su actual posición revolucionaria es vivamente compartida por la totalidad de los jóvenes socialistas.2º Su firme creencia en los principios de la revolución proletaria y en que los momentos actuales no permiten otra salida que la insurrección armada de la clase trabajadora para adueñarse del Poder político íntegramente, instaurando la dictadura del proletariado. Otra de las conclusiones que se aprueba decía «que las Juventudes Socialistas, en caso de guerra imperialista sumarán sus esfuerzos a las demás organizaciones antiguerreras para transformarla en Guerra Civil».

Al terminar el Congreso se produjo la elección de una nueva Comisión Ejecutiva y Santiago Carrillo salió como Secretario General, con 16200 votos a su favor (Presidente fue Carlos Hernández y como vocales aparecieron dos personajes que serían importantes en el tema de Paracuellos: José Cazorla y Segundo Serrano Poncela). Carrillo fue también designado Director de «Renovación» y Delegado a la Internacional de Moscú.

Santiago Carrillo en una concentración de las JSU
Y a partir de ahí «el niño de Wenceslao Carrillo» fue la sombra y mano derecha de Largo Caballero, hasta el punto que ya empezaron a llamarle el «delfín» del Lenin español. Y él es el encargado de organizar en Madrid el «Golpe Revolucionario» que planificaba el Comité Federal del PSOE, con Largo Caballero y Prieto a la cabeza. De ahí que «cuando Prieto dijo ya en México, al terminar la guerra civil, que gran parte de culpa de lo que había pasado en el Socialismo español durante 1933 y 1934 ( y a partir de ahí hasta el desastre total de 1939) la habían tenido las Juventudes Socialistas no se equivocaba. Porque la verdad histórica es que fueron los miles de jóvenes agrupados en la Federación de las JS quienes más influyeron en la radicalización del PSOE. Es cierto también que eran los jóvenes, por su ímpetu y su entrega apasionada, quienes movían a las masas y quienes dominaban la calle. También fueron ellos los que cometieron más -así las llama Prieto- durante las (1934 y 1936) y los que hicieron que la lucha por el poder se transformase en una sanguinaria batalla a vida o muerte. Esto lo comprendió Largo Caballero antes que nadie y por ello se sirvió al máximo de Carrillo en la organización de la «Operación Transvase» (o sea, trasvasar ya descaradamente el socialismo al comunismo).
 
Es curioso pensar -diría mucho más tarde Indalecio Prieto- que este hombre llamado Santiago Carrillo Solares fuese ya en 1934, con tan sólo 19 años, el alma y motor de la radicalización y bolchevización del Partido Socialista Obrero Español. Porque de lo que no cabe duda es de que Santiago Carrillo dominaba a las Juventudes Socialistas en aquellas fechas y que fueron esas Juventudes las que animaron primero, apoyaron después y arrastraron luego a Largo Caballero por la vía de la revolución hacia la dictadura del proletariado. Pero, el «Golpe Revolucionario»socialista y nacionalista, que al final pasaría a la Historia como «Revolución de Asturias», estalló el mes de Octubre a nivel nacional, aunque sólo triunfó unas horas en Cataluña (el Presidente Companys aprovechó para declarar la independencia) y unas décadas en Asturias. Fue un fracaso total y, naturalmente, los responsables más directos fueron a la cárcel. Entre ellos Largo Caballero y Santiago Carrillo, y en la cárcel permanecieron hasta el triunfo del «Frente Popular» en Febrero de 1936. Durante esos meses de cárcel tanto el «Lenin español» como su «delfín» fueron radicalizando sus posiciones, como ellos mismos dirían a la hora de la liberación : Largo dijo que salía «más rojo que entró» (fue ésta la primera vez que un líder de izquierdas se llamaba a si mismo ROJO) y Carrillo todavía más radical gritó: «Hay que ir ya urgentemente al exterminio de los enemigos de la clases trabajadora y del pueblo».
 
Carrillo iba ya más acelerado que el propio Largo Caballero. Por ello aceptó rápidamente la invitación que le hicieron los representantes de la Internacional Comunista de España de viajar a Moscú con los directivos de las JJ.SS. y JJ.CC. para negociar su unificación. Y aquello, y la entrevista que le concedió Stalin acabó volviéndole loco, pues quedó deslumbrado por la Rusia Soviética y embobado por el dictador de todas las Rusias.
Carrillo vuelve a Madrid cuando ya parecía que la Guerra Civil era inevitable y ya no duda, incluso contra el Presidente de las Juventudes, Hernández Zarzalejo, y otros directivos, en implantar la reunificación en una sola Federación, la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas). No tardaría ni un mes en que «el Carrillito» (como le llamara Besteiro) se hiciera militante del PCE.
Tan fanatizado estaba ya que en el mes de Junio del 36 publicó con su firma en «Renovación» un «Decálogo del Joven Socialista». Eran estos puntos:
1. Los jóvenes socialistas deben acostumbrarse a las movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en fondo.
2. Cada nueve formarán la década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado izquierdo.
3. Hay que saludar con el brazo en alto y el puño cerrado, que es signo de hombría y virilidad.
4. Es necesario manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos. Manifestarse militarmente para que todas nuestras actuaciones lleven una atmósfera de miedo o de respeto.
5. Cada joven socialista, en el momento de la acción, debe considerarse el ombligo del mundo y obrar como si solamente de él depende la victoria.
6. Solamente debe ayudar a su compañero si éste ya no se basta por sí solo.
7. Ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos revolucionarios la democracia  interna de la organización en un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el jefe de cada grupo.
8. La única idea de hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto o bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente.
9. Cada día, un esfuerzo nuevo, en la creencia de que al día siguiente puede sonar la hora de la revolución.
10.Y sobre todo armarse. Como sea, donde sea y «por los procedimientos que sean». Consigna:
Ármate tú, arma si puedes al vecino, mientras desarmas a un enemigo.
Sin embargo, el 18 de Julio y la sublevación militar, y por tanto el comienzo de la Guerra Civil, le cogen en París, donde se había trasladado como miembro de una Comisión nombrada por el Gobierno que había ido en busca de apoyos de la izquierda francesa y la compra de armas. Naturalmente, todos volvieron a Madrid en cuanto recibieron la noticia ,aunque parece ser que el joven Carrillo se quedó allí casi un mes más, por tanto no se sabe a ciencia cierta si el ya comunista participó con armas en la mano en algún frente de batalla. Lo que si está claro es que cuando el 4 de Septiembre es nombrado Largo Caballero Presidente del Gobierno allí a su lado está Santiago Carrillo, como líder absoluto de las Juventudes Socialistas-Comunistas, que ya agrupaban a más de 200.000 jóvenes. Un mes más tarde , y con las tropas de Franco ya en la Casa de Campo de Madrid, el Gobierno Largo Caballero decide trasladarse a Valencia, ante el temor de caer prisioneros de los «nacionales».
 
Es entonces cuando se forma la Junta de Defensa de Madrid, con el General Miaja como Presidente, integrada por representantes de todos los partidos que componían el Gobierno. Santiago Carrillo, en representación de la JSU, aparece como Comisario de Orden Público, teniendo como suplente a José Cazorla, vocal en la Directiva y amigo suyo. Como Comisario de Evacuación aparece Francisco Caminero del Partido Sindicalista. La misión del Comisario Carrillo estaba bien definida: mantener el orden público en una capital en la que todo era desorden y desórdenes, por la masiva llegada de gentes de Extremadura y Toledo que huían aterrorizadas ante el avance de las columnas de legionarios y moros ,y por el miedo a que las tropas de la Casa de Campo entrasen en Madrid. La Comisaría, y por tanto Carrillo, tenía otra misión fundamental: la de «limpiar» de enemigos la retaguardia (y enemigos se consideraron los 200 y pico mil que votaron a las Derechas en las elecciones de Febrero). Se tenía miedo a la «Quinta Columna» que operaba en la capital. Y por ello, y con la aprobación del General Miaja, la dos Comisarías (Orden Público y Evacuación) fueron las encargadas de trasladar a los presos políticos de la Cárcel Modelo y de las demás cárceles de Madrid a lugares más alejados del frente y donde dominase el Gobierno de la República.
La Junta de Defensa de Madrid
Y ahí comenzó lo que pasaría a la Historia como «La Matanza de Paracuellos». Pero como esto se alarga y la biografía de Santiago Carrillo no ha hecho nada más que empezar (Sólo tenía en ese momento 21 años).
 
Bien, pues ya tenemos al joven Carrillo (sólo 21 años) como Comisario de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, que preside el General Miaja. Hay que situarse en Noviembre de 1936, el mes de «La Matanza de Paracuellos». No, no se asusten, no voy a entrar en analizar lo que fue aquello, ni siquiera en la polémica de las cifras de asesinados ( para unos, los verdugos, sólo fueron unos 2000; para otros, las víctimas, fueron más de 10.000), porque considero que eso ya está suficientemente estudiado.
Lo que no está muy claro, o se ha intentado que no estuviese claro, fue la responsabilidad real que tuvo en los hechos Santiago Carrillo. Así que detengámonos un momento y analicemos el contexto en el que tiene que actuar la Junta de Defensa. En primer lugar, el contexto europeo: en Alemania, Hitler y un nazismo cada vez más fuerte y más dictatorial; en Italia, Mussolini y su facismo aspirando a crear un Imperio; en Francia e Inglaterra, unos Gobiernos débiles y divididos…y en Rusia, Stalin y la Revolución Comunista que quiere expandirse por el mundo. Y todos enfrentados y a sabiendas que antes o después tendrán que luchar con las armas en las manos. Y España ambicionada por los distintos dictadores. En el contexto interior la situación no puede ser más incierta para la Junta de Defensa. En tres meses las fronteras de las dos España están ya más o menos fijadas: Cataluña, el Levante, Madrid, el País Vasco, Asturias (menos Oviedo), Castilla La Mancha y parte de Andalucía han quedado dentro de La República. En el resto dominan los nacionales. Pero, lo más grave para el General Miaja y su Junta de Defensa es que las tropas de Franco han dado un salto más y ya están en el Hospital Clínico, o sea a menos de 500 metros de la Cárcel Modelo, donde están presos gran parte de los Jefes y Oficiales que no estaban con los rojos y políticos importantes simpatizantes de los sublevados y además el Gobierno y el Presidente de La República han huido (sí, huido) hacia Valencia y por tanto Miaja se encuentra en una encrucijada vital y temiendo que en cualquier momento los soldados del General Varela entren y tomen Madrid.
 
En esa situación Miaja deja manos libres a sus Comisarios y él se centra en lo que considera más urgente: la cuestión militar, el reorganizar las pocas fuerzas que han quedado en la capital y detener como sea a las fuerzas franquistas. Y en ese panorama es en el que hay que situar a Santiago Carrillo, un Carrillo más comunista ya que los propios comunistas, pues desde su viaje a Moscú sólo piensa en implantar la dictadura del proletariado, aunque sea siguiendo los métodos de su adorado Stalin. Es decir, exterminando al enemigo declarado y a los dudosos. Y esas son las directrices que marca a sus subordinados, entre ellos al Director General de Seguridad, en esos momentos Segundo Serrano Poncela, su compañero en la Directiva de las JS (Juventudes Socialistas). Pero, además tiene como colaborador al radical Comisario de Evacuación, el anarquista Caminero Rodríguez. Son las máximas autoridades que tienen que sacar de las cárceles de Madrid a todos los enemigos. Fueron las famosas «sacas» que acabaron en las fosas comunes de Paracuellos y Torrejón.
Segundo Serrano Poncela
¡Directrices! Nunca órdenes firmadas que dejen rastros comprometedores. Pero la Memoria Histórica no perdona. Según todas las fuentes consultadas Carrillo fue, sin duda, el Director de la Orquesta exterminadora y además un hombre convencido de lo que hacía. Como su Stalin había hecho y estaba haciendo en Rusia. ¡Ese fue el contexto de «aquello»!. Claro que el Carrillo posterior nunca quiso saber nada de aquellas directrices.
También había otra cosa rara en esta cuestión. 
Porque raro es que Carrillo fuese apartado de la Junta tan sólo 1 mes y 17 días después. Durante muchos años se estuvo escribiendo que Carrillo se había apartado voluntariamente. Sin embargo, la cuestión fue aclarada en los años 50 por el propio General Miaja en su exilio de México. «Me cargué a Santiago Carrillo y al Comisario de Evacuación-contestó el General a la pregunta del periodista americano James Word- en cuanto me informaron de lo que había ocurrido en Paracuellos. Porque mis instrucciones y lo que se acordó en la Junta eran las de evacuar a zonas republicanas más seguras a todos los militares y presos importantes que pudiesen engrosar las filas del enemigo si conseguían entrar en Madrid. Sólo eso: evacuar, trasladar. Aquello, la Matanza de Paracuellos fue un varapalo a mi conciencia. Por eso no quise ya ver más al joven Carrillo».
General Miaja
 
Y es verdad que existe poca documentación sobre las actividades de Carrillo durante los dos largos años de guerra que quedaban. Sí se sabe que cuando cayó Cataluña, ya en 1939, Carrillo estaba allí y que fue uno de los cientos de miles que cruzaron los Pirineos en busca del exilio. También se sabe que Carrillo no volvió a la zona roja ni a Madrid, como hicieron otros destacados comunistas.
La siguiente «noticia» que tenemos de Carrillo es ya la famosa carta que le escribe desde París a su padre, Wenceslao Carrillo, que había conseguido llegar a Londres. Fue una carta tremenda, que refleja muy bien al Carrillo de aquellos momentos (París, 15 de Mayo 1939).
Por su interés no hay más remedio que reproducir los párrafos que más le definen:
«He recibido la carta que me enviaste desde Londres. No pensaba contestarte. Pero luego he creído útil escribirte, para que conozcas las razones por las cuales he decidido romper toda relación contigo. La traición de Casado, Besteiro, Miaja, Mera, Wenceslao Carrillo y Cía. haestablecido una separación tan profunda entre, de un lado la masa del pueblo y las organizaciones y los hombres que le son fieles, y del otro, los elementos que, en el transcurso de la guerra, preparaban la entrega a Franco, que ya nunca podrá haber nada común entre unos y otros…Pero vuestro golpe contrarrevolucionario, vuestra traición por la espalda ha entregado al heroico pueblo español, atado de pies y manos, a Franco y a la GESTAPO. 
Y esto ha sucedido, precisamente, en un momento en que la solidaridad internacional para nuestro pueblo aumentaba; en que la presión de las masas laboriosas apretaba, animadas por nuestro ejemplo, y obligaban a los gobiernos reaccionarios de Francia y de Inglaterra a inclinarse cada vez más por una política de resistencia a los agresores fascistas, en que nuestra lucha encoraginaba a los proletarios y demócratas de todos los países y hacía retroceder a los capituladores… 
Y todos a una, Casado, Besteiro, Miaja, Mera y tú, y la prensa redactada por cobardes capituladores y fascistas, comenzasteis a lanzar cieno sobre mi Partido y sus jefes más queridos; injuriasteis a Pasionaria, la mujer a quien todos los españoles consideran como un símbolo en la lucha por la libertad, la buscasteis como lobos para detenerla y entregarla a Franco; injuriasteis a Pepe Díaz, el jefe querido de los comunistas y de los obreros españoles que los ha dirigido a través de las luchas difíciles en los últimos años, les dirige hoy, bajo la dominación extranjera, y les llevará en definitiva a la victoria; perseguisteis a Jesús Hernández, a Modesto, a Lister que queríais también fusilar… Todos los enemigos del pueblo os habéis conjurado para ir contra mi Partido y sus hombres. Oficiales de familias fascistas, como Casado, agentes de la reacción internacional, como el profascista Besteiro, militares ambiciosos como Miaja, aventureros de la F.A.I., caballeristas-trotskistas. Y entre estos tú, que, a pesar de ser un obrero, no has vacilado en traicionar a tu clase de la manera más vil… Y los obreros socialistas que algún día creyeron en la sinceridad del sedicente izquierdismo del grupo Largo Caballero -tu jefe e inspirador principal-, han comprendido que el izquierdismo-trotskismo de Largo Caballero, Araquistain, Baráibar, Zancajo y Cía.,agentes del fascismo, lleva al mismo fin que el prefacismo de Besteiro. Unos y otros jugáis el mismo papel triste de la traición al servicio de Hitler y Mussolini. Unos y otros sentís el mismo odio al gran país del socialismo, la Unión Soviética, y al jefe de la clase obrera mundial,  el gran Stalin, porque son la vanguardia y el amigo fiel de todos los pueblos que luchan por la libertad; porque han ayudado constantemente al pueblo español, y también porque han sabido barrer con mano de hierro a vuestros hermanos gemelos, los traidores trotskistas, zinovietistas y bujarinianos…
 
Cada día es mayor mi amor a la Unión Soviética y al gran Stalin, a los que vosotros odiáis y calumniáis precisamente porque han ayudado a España de una manera constante a través de toda nuestra lucha…
 
Cuando pides ponerte en comunicación conmigo olvidas que yo soy un comunista y tú un hombre que ha traicionado a su clase, que ha vendido a su pueblo. Entre un comunista y un traidor no puede haber relaciones de ningún género.» ¡El gran Stalin! ¡La gran Unión soviética!. No puede sorprender, pues, que fueran los jóvenes de las J.S.U. (Juventudes Socialistas Unificadas) ya dominadas por Carrillo las que llenaran Madrid de carteles y pintadas con aquel «¡Viva Rusia!» que llegó a suplantar incluso el «¡Viva España!».
 
Carrillo era ya un hombre de Moscú, tal vez un títere que manejaba el Embajador ruso Marcel Rozenberg y Mijail Koltsov ¿Y qué hace Carrillo desde 1939 a 1960 cuando, al fin, es elegido Secretario General del PC?. Veamos.
Carrillo y la Pasionaria
Aunque, como en toda la biografía de Carrillo, hay muchas contradicciones, según que las fuentes sean amigas, enemigas o sea él mismo. No hay que olvidar que Carrillo ha sido siempre un hombre escurridizo (según la propia Pasionaria) y siempre ha sabido 
escamotear sus responsabilidades. La astucia de Carrillo no tiene límites, según Lucas Reguilón (el último guerrillero de España).
       Según Enrique Lister, el héroe militar de los comunistas durante la guerra, en su libro «Así destruyó Carrillo el PC», Carrillo estaba ya en Moscú en Mayo de 1939.
 
Enrique Líster en 1992
 
Sigamos en parte su relato: » Yo llegué a Moscú el 14 de Abril de 1939. En la estación me esperaba el camarada Manuilski, miembro del Secretariado de la Internacional Comunista. Nos llevó a Carmen ,a la niña y a mí a su dacha en Kúntsevo, cerca de Moscú, donde habíamos de residir hasta septiembre, en que yo ingresé en la Academia Militar. El camarada Manuilski esperaba mi llegada para ir los dos al sanatorio de Barbija, donde estaban en tratamiento Jorge Dimitrov y José Díaz, y para donde salimos después de dejar a Carmen y a la niña en la dacha. Llegamos al sanatorio a las once de la mañana y partimos a las ocho de la noche porque los médicos ya nos echaron. Durante nueve horas estuve bajo el fuego de las preguntas de los tres… En el resto de abril y primeros días de mayo fueron llegando diferentes miembros de la dirección del Partido: Dolores lbárruri, Jesús Hernández y su mujer, Juan Camarera y la suya, Pedro Checa y la suya, Togliatti y la suya, Vicente Uribe y Modesto. Todos ellos se fueron alojando en la dacha de Manuilski. José Díaz salió de la clínica y también vino a alojarse allí con su mujer y su hija. Llegó asimismo a Moscú Santiago Carrillo, con su mujer y su hija, mas con gran sorpresa para mí no lo trajeron a la dacha ni lo llevaron al hotel Lux, donde estaban Enrique Castro y otros miembros del CC, sino que lo metieron en el hotel Nacional, y ello a pesar de ser miembro suplente del Buró Político, mientras que Camarera, Modesto y yo sólo lo éramos del CC. Pero ésta no sería mi única sorpresa en relación con Carrillo… En el libro Mañana España (pp. 73-79) recurre Carrillo a inventar fechas para querer demostrar que él no estaba en Moscú cuando esas discusiones tuvieron lugar. Carrillo llegó a Moscú, junto con su mujer e hija, en mayo de 1939, y no el 26 de diciembre como él afirma. De Moscú sale para América junto con su mujer e hija y Juan Camarera. El viaje lo hicieron a través del Japón. Toda esa estancia en Francia y Bélgica es falsa. Carrillo mezcla unas fechas e inventa otras según le convienen. Falso también su residencia en el hotel Lux. Vivió en el hotel Nacional. Falso lo de su trabajo como secretario de la Internacional Juvenil Comunista y lo de sus reuniones con el secretariado del Komintern. Y falso, asimismo, que la misión que él llevaba para América tuviese nada que ver con la organización de la juventud. La misión era otra…
 
Debo decir que yo casi no conocía personalmente a Carrillo. Le había visto dos o tres veces durante la guerra, ninguna de ellas en el frente; y un día en el parque Máximo Gorki de Moscú nos encontramos por casualidad al estar yo paseando con mi mujer y nuestra hija y él también con su mujer y su hija.
Y es que todos los miembros del Comité Central, empezando por José Díaz, el Secretario General no se fiaban mucho de Carrillo. Existía un estado de ánimo de repulsión hacia él, y no sólo por su pasado sino también porque había «cosas sucias en su conducta» (Togliatti). Y estaba la famosa carta a su padre y la traición a Largo Caballero, y la muerte de Trifón Medrano. Carrillo salió de Moscú con destino a América. En 1940 está en Estados Unidos y en América Latina permanece hasta 1944. En plena guerra llegó a Lisboa, procedente de Montevideo, y más tarde estuvo en Argelia.
 
El hecho es que en 1945 ya está en París. (En la capital francesa se casaría de segundas con Carmen Menéndez, con la que tendrá tres hijos, Santiago , José y Jorge). Eso sí, la familia Carrillo vive con una falsa identidad . Son la familia «Giscard». Y el justifica sus largas ausencias con una supuesta profesión de viajante de comercio.
Carrillo y Carmen Menéndez
Son los años de las «guerrillas» y del «maquis», aunque Carrillo no está muy de acuerdo con la política de lucha que le impone el comité central del partido (París ya le estaba aburguesando y lo haría mucho más después).
Pero, en 1953 muere Stalin, su ídolo, y Carrillo se desconcierta cuando los sucesores del Dictador ruso reniegan de él y piden perdón por las atrocidades que había cometido durante más de 30 años. Es cuando Carrillo comienza a rescribir su biografía y a defender la democratización del Partido. En contra de la dirección del PC habla por primera vez de una «política de reconciliación nacional», cosa que casi le cuesta la expulsión del Partido (había olido antes que nadie la nueva línea comunista de Nikita Jrushchov).
               2. El Carrillo «eurocomunista»
 
Y eso le lleva a ser elegido Secretario General en el VI Congreso del PCE (Enero 1960) que se celebra en Budapest.
Carrillo en el VI Congreso
Y Carrillo vuelve a ser otro Carrillo. Es el Carrillo «eurocomunista».Es el eurocomunismo que se inventan Enrique Berlinguer del PCI, Georges Marchais del PCF y Carrillo. O sea, el rechazo al modelo comunista desarrollado en la Unión Soviética y a la dictadura del proletariado. Fueron estos eurocomunistas los únicos que condenaron la invasión soviética de Praga en 1968. Carrillo era ya un burgués y un «demócrata de toda la vida». París bien vale una misa y los hijos eran ya universitarios en la Sorbona.
Así llegó el otrora revolucionario comunista y máximo defensor a ultranza de la Dictadura del proletariado al año 1975 y a la muerte de Franco.
 
        3. El Carrillo zorro de la Transición
Tenía ya 60 años y al parecer ya sólo quería «buena vida, jamón pata negra, marisco y tabaco, mucho tabaco». De ahí que no le fuera difícil a otro «zorro» de la política del cambio, Adolfo Suárez, reconducirle en 1977 y hacerle que renunciara a los principios que habían sido las columnas maestras de su vida: La República y la Revolución. Carrillo se quita la peluca y hasta entra en el Congreso de los Diputados, llevando de la mano a dos «sombras» de su pasado: Dolores Ibarruri, la Pasionaria, y Rafael Alberti. Ya sólo le faltaba hacerse amigo del «Rey de Franco», luego Rey de España, Don Juan Carlos I. Carrillo saldría elegido diputado también en 1979 y 1982. Pero, ya no era el mismo Carrillo y dentro del PC apareció una corriente crítica a su gestión y a su discurso y fueron estos, los «renovadores», los que le quitaron primero de la Secretaría General y luego expulsándolo del Partido ( 15-4-1985). Su vida posterior, y hasta los 96 años que tiene en la actualidad, ha sido la de un burgués bien situado ( con una vivienda de 400 metros cuadrados en una de las mejores zonasde Madrid) y que retirado de la vida política activa se dedica a escribir libros, dar conferencias y participar en tertulias radiofónicas o televisivas (todo muy bien remunerado). El 20 de Octubre del 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid.¡Las vueltas que da la vida!
Carrillo y Suárez
Curiosamente desde donde está instalada la Universidad Autónoma se ve muy bien Paracuellos del Jarama.

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