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Martín García de Cerezeda fue un soldado español, arcabucero, natural de Córdoba, que luchó en los ejércitos del emperador Carlos I de España y V de Alemania, entre la década de 1520 y principios de la de 1540, principalmente en los teatros de guerra del norte de Italia y en Túnez Se halló presente en la batalla de Pavía en la que fue capturado el rey de Francia, Francisco I y en numerosos asedios y combates durante muchos años

Se le recuerda especialmente, en la historia por ser el autor de una excelente Crónica militar titulada «Tratado de las campañas del emperador Carlos V», en 2 tomos y casi 1000 páginas. Es una obra donde, además de la narración detallada de los hechos militares, se aprecia perfectamente el espíritu y la manera de ser y comportarse de aquellos soldados españoles de los Tercios, que han llegado a convertirse en figuras legendarias de nuestra historia.

Es una obra con una minuciosidad y un detalle como pocas, donde el autor, cuenta lo que vivió pero sin falsas vanaglorias propias y llena de elogios hacia otros compañeros de armas . Una obra que emociona en muchos momentos, como cuando reivindica el valor de los soldados de la «nación española» en numerosos momentos, así como su religiosidad.

Otra  preciosa Crónica del Siglo de Oro hispánico, que desmiente a aquellos que desde nuestros días retratan a conquistadores y soldados de los Tercios, como mercenarios incultos o prácticamente asesinos a sueldo. Por el contrario, eran soldados que sabían muy bien por qué ideales luchaban. Otra cosa es que esos ideales resulten políticamente incorrectos para muchos, en nuestros días.

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Hoy, en cambio se nos dice que tenemos la generación de jóvenes mejor preparados de la historia, pero en lo referido, por ejemplo, a los soldados, ninguno de los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, que se han hallado presentes en los conflictos militares en Irak, Afganistán o cualquier otro escenario internacional, ha sido capaz de escribir ni una sola letra sobre sus vivencias y menos aún una crónica detallada.

Pero en aquellos tiempos tan denigrados por algunos, España sí disponía de jóvenes soldados, con coraje, pero también con cultura.