21/11/2024 12:23
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Este mes en SND Editores, estos son los libros más vendidos. Si pinchas la imagen de cada uno accedes a la ficha del libro:

  1. Batallas Olvidadas. Y claves ocultas de la historia de España

    La historia de España está llena de gestas militares gloriosas. Y de todo tipo de hechos sorprendentes e interesantes, en su gran mayoría desconocidos para el gran público. Tal vez por ello un historiador internacional de gran prestigio como Stanley G. Payne ha calificado la historia de España, como única en el mundo, por su grandiosidad y su influencia en la historia mundial. Una historia donde abunda la gloria y también la desdicha, pero que da fe de la vitalidad del pueblo español en todo momento.

    La lucha por la veracidad en el conocimiento de la historia es hoy una de las grandes batallas que afronta nuestro país y el mundo pues la tergiversación de la misma y si no ello no es posible, su destrucción mediante el olvido, es una de las tareas fundamentales que intentan aquellos que intentan acabar con nuestras sociedades fundamentadas en raíces cristianas.

    Este libro por modesto que sea, pretende ser una contribución al conocimiento de la historia de España y a sentirnos legítimamente orgullosos de la historia de nuestro país, España, una historia con sus luces y sus sombras, pero siempre apasionante. Ruego comprensión a los amables lectores ante las limitaciones del autor del libro, pero estoy seguro que muchas de las gestas españolas y claves históricas poco conocidas y no pocas veces ocultadas sorprenderán y tal vez, emocionarán a muchas personas acostumbradas a oír hablar de la historia de España como una sucesión permanente de fracasos, despotismo y terribles crímenes.

    Soy consciente de haber sacrificado una posible unidad temática, una sucesión cronológica y un hilo conductor concreto en aras de una mayor agilidad y facilidad de lectura. En este libro se entremezclan batallas de la Reconquista, proezas de los Tercios, gestas de la División Azul, claves económicas, la lucha contra la organización terrorista ETA, la guerra de Cuba, tramas históricas de las política española, singularmente la catalana y muchos otros temas. Mi intención ha sido la de lograr escribir un libro de lectura lo más amena y ágil posible, a la vez que rigurosa, recopilando muchos de los artículos que he ido escribiendo en los últimos años. Si lo he conseguido o no, los lectores deben juzgar.

    Quiero expresar todo mi agradecimiento a Álvaro Romero, quién lleva a cabo una labor valiente y encomiable como director de un gran digital como es El Correo de España, en el que me honro en escribir. Álvaro protagoniza también una labor imprescindible en aras de la cultura, de la libertad y de la veracidad histórica al frente de SND Editores.

    También quiero expresar mi agradecimiento a Javier Barraycoa, amigo y maestro, quién lleva a cabo desde hace años una insustituible tarea como luchador intelectual y de activismo, en defensa de la hispanidad de Cataluña y de la auténtica historia de Cataluña, católica y tradicional. Javier me permitió escribir en el blog Somatemps, en la batalla cultural contra el separatismo catalán, la ideología totalitaria, que mientras proclama su supuesto amor a Cataluña, en realidad destruye sus raíces, negando sus tradiciones cristianas y su vinculación con España, empobreciendo a Cataluña al máximo, en todos los sentidos. La lucha por desenmascarar las falacias de los separatismos catalán y vasco es también uno de los propósitos principales del libro, como el lector advertirá enseguida.

    Me gustaría también agradecer a uno de los grandes historiadores de la División Azul, Carlos Caballero Jurado, quién tuvo la amabilidad de difundir y recomendar mis artículos sobre temática divisionaria.

    Y, por supuesto, a mi buen amigo Javier Navascués, compañero de luchas religiosas, culturales y políticas y uno de los mejores periodistas de España.

    2. Franco y la economía. Influencia militar en el primer franquismo (1939-1959)

    La política económica de los primeros años del franquismo estuvo fuertemente condicionada por la influencia del estamento militar, por lo menos hasta el Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959. Numerosos jefes, oficiales, generales y almirantes de los tres ejércitos participaron como ministros en todos los Gobiernos del general Franco o dirigieron importantes empresas públicas y privadas, además de organismos económicos e industriales de la máxima importancia como el Instituto Nacional de Industria.
    A través de las páginas de este libro veremos cómo y por qué se produjo una más que importante influencia del estamento militar en la planificación y la gestión económicas de un país recién salido de una Guerra Civil, aislado internacionalmente, que estuvo cerca de verse involucrado en la Segunda Guerra Mundial y que pocos años más tarde acabo por integrarse plenamente en el modelo económico occidental y en la órbita sociopolítica de los Estados Unidos de América.

    No debemos sorprendernos, pues después de todo nuestra izquierda historiográfica, tan bien colocada gracias a su sistema de reclutamiento clientelar en los departamentos universitarios y en las editoriales, tiene una deuda con Stalin… el único líder europeo que apoyo de corazón, con armas y bagajes (una expresión que en este caso es exacta, no literaria) a un régimen como el del Frente Popular español. Si, para nuestra izquierda, que sigue creyendo que el Frente Popular español fue la luz y la esperanza de la “humanidad progresista y avanzada”, los hechos están ahí: Stalin fue el gran amigo, el gran protector, del Frente Popular. Manchar su nombre no les apetece. Por mucho que fuera él quien ordenara el asesinato de toda la vieja guardia bolchevique, quien ordenara asesinar a centenares de miles de comunistas y oficiales del Ejército Rojo, o el responsable de la muerte de millones de campesinos por hambre y del encarcelamiento de decenas de millones de seres humanos en el Gulag. También él, como nuestro Frente Popular, era “un faro para la humanidad progresista y avanzada”.

    3. La dictadura del terror de Stalin

    En España y el autor es un perfecto desconocido, hasta ahora.

    ¿Casualidad?

    No, desde luego que no. Basta con leer los títulos de sus obras para intuir que Baberowski hace un retrato absolutamente negativo de la Unión Soviética de Stalin. Algo que la extrema izquierda alemana no podía tolerar, de manera que a partir de 2015 estudiantes de esta ideología empezaron a atacarlo brutalmente con acusaciones de extremista de derechas, racista, etc. Profesores de la misma ideología lo acusaron de “revisionista”, etc.

    Nada nuevo en Alemania, donde cualquiera que eleve el tono de las críticas a la Unión Soviética, al comunismo stalinista, mostrándole como el periodo histórico más criminal de la historia europea del Siglo XX, es convertido en un personaje peligroso, mas o menos como un peligroso fascista. El ejemplo de Ernst Nolte, contra el que se desencadenó la tristemente famosa «Historikerstreit» de 1986-1987, fue un buen ejemplo. Pese a su tremendo prestigio académico, se lanzaron contra él las acusaciones más brutales cuando tuvo el atrevimiento de señalar que los crímenes comunistas habían sido más grandes y -sobre todo- anteriores a los cometidos por los nazis.

    Contra otros autores lo que se estableció fue un cerco de silencio, como pueda ser el caso de Joachim Hoffmann. Autor de varios libros sobre los soviéticos que sirvieron como voluntarios en las Fuerzas Armadas alemanas en la II Guerra Mundial, y de una obra que debería ser un clásico, “La Guerra de Exterminio de Stalin, 1941-1945” sería su título traducido, sobre la forma en que el Ejército Rojo condujo su campaña contra los alemanes. Pero ninguna de sus obras está traducida…

    No debemos sorprendernos, pues después de todo nuestra izquierda historiográfica, tan bien colocada gracias a su sistema de reclutamiento clientelar en los departamentos universitarios y en las editoriales, tiene una deuda con Stalin… el único líder europeo que apoyo de corazón, con armas y bagajes (una expresión que en este caso es exacta, no literaria) a un régimen como el del Frente Popular español. Si, para nuestra izquierda, que sigue creyendo que el Frente Popular español fue la luz y la esperanza de la “humanidad progresista y avanzada”, los hechos están ahí: Stalin fue el gran amigo, el gran protector, del Frente Popular. Manchar su nombre no les apetece. Por mucho que fuera él quien ordenara el asesinato de toda la vieja guardia bolchevique, quien ordenara asesinar a centenares de miles de comunistas y oficiales del Ejército Rojo, o el responsable de la muerte de millones de campesinos por hambre y del encarcelamiento de decenas de millones de seres humanos en el Gulag. También él, como nuestro Frente Popular, era un faro para la humanidad progresista y avanzada.

    4. El terror de Stalin y la hambruna en Ucrania

    La obra expone dos períodos trágicos de la fagocitación de Ucrania por el Partido Comunista de Rusia, con Kagánovich como delegado del Comité Central del Partido en Ucrania. El primer período comprende los años 1933 y 1934, Ucrania padeció el Holodomor o muerte por hambre. Todo radica en el proyecto de Stalin de implantar granjas colectivas en Ucrania o koljozes. Aunque no era obligatorio entrar en el proyecto, de facto lo fue. Y supuso el exterminio de entre 3 y 4 millones de ucranianos. En toda la URSS 8 millones. Los que se adscribían a la granja colectiva debían entregar sus tierras, aperos, animales. Realmente Stalin quería alimentar a la población de Rusia con el grano de Ucrania. Aunque esta situación afectó asimismo a Kazajistán. Se pretendía incrementar la producción el 20% anual, si bien se hubo de reducir a cada 4 años. Además de alimentar al proletariado urbano de Rusia, se enviaban excedentes cargados en Odesa de millones de toneladas para obtener divisas y mejorar la industria. Las tierras del Volga, Urales, Ucrania… eran fértiles, lo que no era óbice para que pudiera mermar la cosecha según climatología, variando anualmente. Para llegar a los cupos de cereal recolectado enviaba Stalin brigadas de requisa y al mismo ejército, así como a la OGPU. El prejuicio de que los campesinos no producían lo suficiente o robaban alimentos llevó al extremo de nombrar tribunales o troiki que decidían si los agricultores ucranianos eran kulaks y si debían ser castigados con la deportación o la ejecución, in situ. El troiki estaba formados por un komsomol y dos funcionarios locales. Cuando la cosecha no aportaba lo estipulado por Moscú, Stalin hacía purgas dentro del Partido de Ucrania. Purgó de ucranianos el Partido comunista de Ucrania, su Politburó, ya que sospechaba de la existencia de trotskistas y contrarrevolucionarios por doquier. Esta persecución se recrudeció en la época del Gran Terror (1937-1938) en que las purgas alcanzaron al ejército, la policía secreta y el Partido. A instancias de Yhézov se llevaron a cabo millones de ejecuciones sumarias. El Gulag era un destino habitual o las minas de los Urales. Stalin, obsesionado con la existencia de nacionalistas, buscaba entre los polacos, judíos y kulaks posibles enemigos y los ejecutaba. Kosior, recibía quejas del Politburó de Moscú y Jarkov respecto a la imposibilidad de las cuotas de cereal exigidas desde el Politburó central en Moscú. Dividió al campesinado en “clases” y compensaba a los “campesinos pobres” que denunciaban a los kulaks. Pero ¿quién era kulak? No solo el terrateniente que había tenido 2 ó 3 jornaleros que trabajaban sus tierras, sino una familia que poseía una vaca que era requisada, se quedaban sin sustento y perecían. Se dieron casos de canibalismo y necrofagia, se cazaban niños; los vecinos se denunciaban. A veces se comían a los hijos o los padres invitaban a que los hijos se los comieran a punto de fallecer. Se dejaban morir, pues carecían de todo alimento (los comités de requisa se llevaban el propio alimento escaso que cocían los campesinos en sus casas). Era un genocidio contra Ucrania. Los niños morían dos o tres diarios en las clases, caían al suelo muertos desde su silla y pupitre. La gente moría al ir a trabajar y el campo hedía. Cuando los Gulags estaban llenos, para no alimentar a los presos se les ejecutaba. El partido en Ucrania elaboró “listas negras” de personas y pueblos. Solían verse famélicos o hinchados los vientres en estaciones, o donar a hijos a familias para que los llevasen a la ciudad, huyendo de la muerte segura de inanición. Yagoda fue enviado a Kiev para depurar el sabotaje. Se perseguía a los intelectuales o ellos mismos se suicidaban (Casa de los Escritores en Jarkov). Se quiso “rusificar” Ucrania. Por las noches la OGPU recogía cadáveres de las calles y los arrojaban a fosas, incluso a agonizantes que no habían muerto. Se culpaba a autoridades regionales y locales. La obsesión de agentes extranjeros y elementos antisoviéticos, llevó a firmar 2700 penas de muerte diarias en Moscú, siendo Molótov y Yézhov junto con Stalin los principales responsables. Se purgó a todo el Politburó de Ucrania, reemplazado por funcionarios rusos.

      5. Eta, ni olvido ni perdón

El autor de este libro afirma, igual que yo, que el perdón es una decisión personal que solo nos compete a cada uno de nosotros, en tanto que víctimas. Puede ser. Pero el olvido no es individual ni optativo. Ninguna sociedad se puede permitir el lujo de olvidar, ni el de blanquear o manipular la verdad. Algunos no estamos dispuestos a permitirlo. Y a fe mía que Jesús Longueria es uno de los que no está dispuesto a hacerlo, y este libro es su demostración.

Siempre he afirmado que las víctimas del terror, no somos solo los que llevamos en nuestra carne el mazazo directo de la muerte, la pérdida o la mutilación. Las víctimas del terror lo somos todo el pueblo español, acongojado, perseguido, asesinado por el mero hecho de serlo y de no estar dispuesto a tolerar que una mentira, una manipulación y una esquizofrenia se convirtieran en realidad.

Es por tanto a todo el pueblo español al que es exigible, en su conjunto, que no olvide jamás y también, por qué no, que ponga las condiciones colectivas para otorgar un perdón que no le ha sido solicitado. En las próximas páginas sabrán por qué.

Del prólogo de Martín Ynestrillas

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REDACCIÓN
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