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David venció a Goliat con una onda y una roca que impactó al gigante en la frente. ¡Qué se cuiden los filisteos demócratas de nuestro David Americano!

Nos cuenta el Antiguo Testamento que durante una de las múltiples batallas entre israelitas y filisteos estos últimos retaron al Rey Saúl a un enfrentamiento con su campeón Goliat, un gigante de 6 pies 9 pulgadas de estatura. Saúl se acobardó y pidió un voluntario que se enfrentara al gigante pero nadie se ofreció. Fue entonces que un hasta entonces desconocido pastor de ovejas llamado David se ofreció a enfrentarse al gigante. Este relato de David es similar a la decisión de Donald Trump de enfrentarse al Goliat de las élites políticas de ambos partidos que han hecho de Washington un pantano lleno de trampas, corrupción y fraude.
Es cierto que la contaminación de ese pantano ha existido durante mucho tiempo pero nunca con la intensidad, el ensañamiento y el descaro de los últimos cuatro años. Porque el control del Partido Demócrata por una izquierda militante y fanática ha llevado el debate entre ambos partidos a un nivel de terrorismo político.
En el último año, los terroristas de Antifa y Black Lives Matter se han apoderado de zonas urbanas en las ciudades de Portland y Seattle, han derribado monumentos de los padres de la patria, han incendiado una iglesia en la ciudad de Washington y han hostigado a los asistentes a actos en la Casa Blanca. En este último caso, siguiendo órdenes de la camarada alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, la policía metropolitana mantuvo un bajo perfil y los abandonó a su suerte. Durante todos estos incidentes el Partido Demócrata mantuvo un silencio cómplice.
Al mismo tiempo, es importante destacar que Antifa y Black Lives Matter no son los únicos terroristas. El establecimiento del Partido Demócrata no se ha escondido para calumniar y despotricar contra el presidente durante cuatro años. Ellos han sido los instigadores de los terroristas que han tomado las calles. Un par de ejemplos para ilustrar el caso porque mencionarlos todos sería muy largo. El racista congénito, ex Fiscal General Eric Holder, ha declarado: «Michelle Obama dice a menudo ‘Cuando ellos van bajo nosotros vamos alto’, No-No_No yo digo cuando ellos van bajo nosotros los pateamos». Una afirmación aterrorizante por el funcionario de más alto rango en la aplicación de la ley durante la presidencia de Obama.
El mismo tono agresivo ha sido el de la bruja que preside la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y de la polémica autoproclamada héroe de la resistencia, Maxine Waters. La Pelosi, refiriéndose a la invasión del capitolio por las turbas, ha dicho: «El hecho es que el presidente de los Estados Unidos ha cometido un acto de instigación a la insurrección». Y la Waters ha roto todos las reglas de civilidad cuando atacó a los funcionarios del gobierno de Trump en estos términos: «Cuando veas a un miembro del gabinete en un restaurante, en una tienda por departamento o en una gasolinera te le enfrentas y le dices que ya no son bienvenidos en ningún momento y en ningún lugar.»
Como si fuera poco, Trump fue atacado antes de ganar las elecciones de 2016 y está siendo atacado después de abandonar la Casa Blanca. Ha sido acusado de robarse las elecciones de 2016, de ser un espía de Vladimir Putin, de burlarse de los soldados americanos, de ser racista, de ser aliado del KKK y de gobernar en beneficio del privilegio blanco. Es un milagro que haya conservado la sanidad mental.  Cualquier otro ser humano con menos auto estima y fuerza de carácter habría perdido el juicio. He citado todo esto para poner en contexto el resto de este comentario.
Comencemos por estipular que Donald Trump puede olvidarse de este segundo juicio político (impeachment). Se ha demostrado que sus enemigos no tienen los votos para condenarlo. Necesitan 67 votos−los 50 demócratas y 17 republicanos−y obtuvieron solamente 5 traidores de «Nunca Trump». Puede, por lo tanto, concentrar sus esfuerzos en las campañas electorales de 2022 y 2024. Ya con eso tendrá bastante trabajo.
Para quienes creemos en el imperio de la ley, lo más doloroso ha sido la renuencia de los republicanos y de los partidarios de Trump a utilizar las mismas tácticas y las mismas armas con las que son atacados por sus enemigos de la izquierda. Sugiero que empiecen desde el principio. Los74 millones de americanos que forman el movimiento de Trump, incluyendo a los republicanos que lo apoyan, tienen que despojarse de sus inhibiciones en cuanto a la toma de las calles y a proporcionar una respuesta equivalente a los ataques de los terroristas de izquierda. Aplicar la Ley del Talión contenida en el libro del Éxodo del Antiguo Testamento: «Ojo por ojo, diente por diente».
Porque los terroristas de Antifa y Black Lives Matter interpretan la decencia como indecisión y la tolerancia como cobardía. Se robaron estas elecciones de 2020 y se sienten envalentonados para seguir robando. Para ellos, ser catalogados de ladrones no es una vergüenza sino una medalla de honor. Los patriota americanos que se propongan preservar los valores y principios heredados de los padres de la patria no pueden evadir la batalla. Por cada golpe, un contragolpe similar o superior al golpe. Ese es el único lenguaje que entiende esta gente que ha hecho de la intimidación y del fraude sus formas predilectas de ganar elecciones.
Por mi parte, considero de gran importancia que contemos con los medios de difusión de nuestro mensaje. Las mejores ideas son inútiles cuando no llegan a quienes puedan ponerlas en práctica. De ahí la importancia de contar con medios de prensa escrita, radial y televisada; así como de crear medios sociales similares a twitter y facebook. Pero antes de empeñarnos en esa tarea verdaderamente complicada es necesario neutralizar la artillería de quienes operan en la actualidad esos medios sociales.
Para ello, hay que despojar a esos operadores de la impunidad que les proporciona la indecente Sección 230 de la mal llamada Ley de Decencia en las Comunicaciones (47 U.S.C. § 230). No pueden ser demandados por sus errores o acciones lesivas a terceras personas. Nadie ha votado por ellos pero son más poderosos que el presidente de los Estados Unidos. Al extremo de que anularon la cuenta del Presidente Trump a través de la cual se comunicaba con sus millones de seguidores.
Una buena noticia dentro de este complicado entramado es que los «trompistas» y republicanos controlan las Cámaras de Representantes de 29 de los 50 estados de la Unión Americana. Ese es precisamente el organismo que tiene la última palabra sobre los instrumentos procesales que regulan las elecciones federales.
De acuerdo con la Cláusula Electoral de la Constitución Federal (Articulo II, Seccion 1, Clausula 2), las leyes estatales−no las federales−son las que regulan la mayoría de  los elementos de elecciones en los Estados Unidos; incluyendo las elecciones primarias, la elegibilidad de los votantes y la administración del Colegio Electoral del estado. Todo esto concede a los republicanos una ventaja a la hora de cambiar las leyes electorales que facilitaron el fraude de 2020. Porque, sin un cambio en esas leyes, los demócratas cometerían fraude de nuevo en las próximas elecciones de 2022 y 2024.
La lucha que he descrito será de cuesta arriba pero la alternativa ominosa sería la pérdida de la libertad. Además, en ocasiones, el débil puede vencer al poderoso y siempre hay espacio para  el milagro, tal como ocurrió con las elecciones de 2016. David venció a Goliat con una onda y una roca que impactó al gigante en la frente. ¡Qué se cuiden los filisteos demócratas de nuestro David Americano!
1-27-21
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REDACCIÓN