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A nadie se le ocurre la idea de un ejército donde se toman las decisiones de mando de forma democrática. Una decisión estratégica-operativa no se toma por mayorías, aunque si cabe, igual, el consenso y las discusiones técnicas que las propias Reales Ordenanzas acogen en varios de sus artículos. (Artículos 11,112, 113 y 117); y la orden de asaltar una posición no la somete un capitán a votación entre los soldados de su Compañía. Incluso la misma necesidad de reaccionar globalmente contra un enemigo, es decir, de ir a la Guerra, es tomada más fácilmente por una persona que por muchas.
Conviene advertir que algunos de los factores que han influido en los cambios operados en la jerarquía civil lo han hecho también sobre la militar, estudiados por Janowitz, de tipo sociológico y que son los siguientes:
a.- La importancia de las pautas de Carrera y la disminución de las diferencias entre las élites militares y civiles influyen sobre otra de las características como es el cambio en la autoridad organizativa:
«Es cierto que un gran sector de la institución militar se asemeja a una burocracia civil en tanto en cuanto se ocupa de los problemas de investigación, y logística. Sin embargo, esta hipótesis debe aplicarse incluso en áreas de la institución militar que se ocupan fundamentalmente del combate o del mantenimiento de la disposición para el combate.»
b.- Todo lo que se refiere a la especialización técnica y burocrática tiene su reflejo en las relaciones de mando ya que un Capitán de la Escala de Oficiales del Cuerpo General de las Armas, no puede orientar a un teniente jurídico sobre cómo ha de llevar un atestado por falta grave. Se ha pasado de un mando basado exclusivamente en el empleo, se saluda a la divisa, no al hombre, decía Janowitz, a un mando basado en la función.
c.- La creciente complejidad en los Ejércitos con constan de un intrincado entramado de armas, servicios, cuerpos, especialidades, técnicas ha elaborado su teoría organizativa.
Con todo ello la jerarquía es en las Fuerzas Armadas esencial, porque así lo exige la eficacia del sistema militar y de la Guerra.
Dice San Miguel:
«Un ejército en acción no es una república deliberante, es una república que obra en los momentos de una grande crisis. Si los impulsos fueran varios, sus movimientos carecerían de combinación, y sin ésta no habría objetos fijos y terminantes que operar, ni, por consiguiente, felices resultados (…).
Como es imposible que uno solo se deje oir a un tiempo por todos los individuos de un ejército, necesita dividir su autoridad con otros jefes que san el conducto de sus órganos, y las hagan ejecutar cada uno en la parte que le toca (…).
Se irá sucesivamente en progresión decreciente de mando militar hasta el último jefe, cuya autoridad económica y gubernativa se entiende directamente con la última clase, es decir, con la verdadera masa del ejército».
En el Decreto sobre el regimen disciplinario de los ejércitos franceses, de 28 de julio de 1975, se decía con una claridad mayor al artículo 12 de nuestras Reales Ordenanzas:
«L`organisation des armeés est fondeé sur la hiérarchie qui definit la place de chacun et son niveau de responsabilité par l´ordre des grades, et, dans chaque grade, par l´ordre d´ancienneté». (Artº 3).
Y esta vinculación entre Carrera jerárquica y carrera funcionarial, sabiendo que la jerarquía es anterior al propio régimen funcionarial, tanto militar como civil, es una buena pauta interpretadora como para poder afirmar con Nieto que la jerarquía es «legítima, es legal, y es transparente o manifiesta».
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