09/05/2024 14:44
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Luis Baile Roy. Estudió en la Academia General Militar y la Academia de Ingenieros del Ejército, obteniendo el empleo de Teniente en 1979. Después de varios destinos y cursos de especialización en Educación Física, Transmisiones y CIS obtuvo el empleo de Coronel en 2007. En la reserva acabó la carrera de Ciencias Políticas y de la Administración en la UNED. Actualmente lleva más de 6 años dedicado a estudiar y escribir sobre el problema demográfico español y sobre temas políticos en general, en especial sobre políticas sociales. Además, siempre que puede, va a participar en la trashumancia de vacas negras ibéricas avileñas desde Navadijos (Ávila) hacia alguna finca de Extremadura o norte de Córdoba y la correspondiente vuelta en verano. También le gusta disfrutar de las largas escapadas en autocaravana por Marruecos y Europa. Ha escrito el libro “Vacío demográfico en España” y todos los domingos publica un artículo en su blog: Blog sobre Demografía y Política | El Baile de los Domingos

En esta entrevista analiza los aspectos más interesantes del libro Sistema electoral español. El cambio necesario – SND EDITORES

¿Por qué un libro sobre el sistema electoral español?

En una democracia el sistema electoral es una pieza clave en muchos sentidos. De los parámetros de un sistema electoral depende el que haya una proporcionalidad determinada, es decir una correlación entre los porcentajes de votos y los escaños obtenidos por un partido.

Jugando con esos parámetros se puede dar ventajas a ciertos partidos, perjudicando a otros, con lo que se podría decir que una determinada democracia es de una calidad “mejorable”. Eso independientemente de que haya otros factores, como el respeto por la división de poderes, o las posibilidades de participación ciudadana, que también influyan en la calificación de esa democracia.

¿Por qué hay una gran distancia entra la actuación de los políticos y lo que piensan los votantes?

Como digo en la introducción del libro, es una sensación personal, es algo que detecto entre la gente con la que me relaciono. Me parece que nuestros representantes en Las Cortes dedican la mayor parte de su tiempo y esfuerzo a cuestiones que no preocupan tanto al común de los mortales. Por ejemplo, sinceramente creo que el lio que se ha montado con la ley del “solo si es si” o la ley “Trans”, es totalmente artificial, ese debate no está en la realidad de la calle, en la gente trabajadora que tiene que sacar una familia adelante. No digamos la ley del “bienestar animal” o como la hayan llamado que tiene soliviantados a agricultores, ganaderos, veterinarios, criadores de animales, etc.

Se montan en la burra de la ideología y tiran para adelante, con orejeras, pese a quien pese, pasando por encima de los que no les han votado y de los que sí. No tienen valor para consultar el parecer de la gente, mediante referéndum, sobre todas esas leyes. Pero de las verdaderas necesidades del pueblo, de los serios problemas con los que nos jugamos el futuro de la nación, a medio y largo plazo, no tratan o lo hacen tímidamente y siempre siguiendo dictados preelaborados en otras latitudes, normalmente pensados para el beneficio de vaya usted a saber quién.

¿Por qué las Cortes Generales han perdido buena parte de la influencia en favor del Poder Ejecutivo?

En este libro no he tratado la ley de partidos políticos, pero ese es otro caballo de batalla con el que habría que trabajar. Actualmente vivimos en una curiosa partitocracia, definida por el culto al líder de cada partido, por una democracia interna prácticamente nula, con una militancia cada vez más escasa y manejable, y con muy poca cantera para cubrir con personal cualificado los cargos públicos de responsabilidad. Todo eso por no hablar de los temas de financiación legal e ilegal.

Este panorama conduce irremediablemente a disponer en Las Cortes, pero particularmente en el Congreso, de muy pocos parlamentarios de verdadera valía. Si sumamos a eso el factor de la disciplina de voto en el seno de cada grupo parlamentario y la dependencia del grupo parlamentario del líder del partido, el resultado es poco y pobre debate y sumisión a los dictados del partido. En las diversas comisiones parlamentarias, donde los diputados podrían polemizar con más ahínco y libertad, aparte de llevarse el correspondiente complemento a final de mes, tampoco sacan los pies del tiesto.

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Y cuando se trata del partido o partidos que están formando el gobierno todo esto se traduce en la absoluta dependencia del grupo parlamentario respecto del gobierno y por lo tanto tenemos, grupos de 90 o más parlamentarios que, aparte de fijarse en cuantos dedos levanta el portavoz del grupo y apretar el botón adecuado, poco más han de pensar. Porque, repito, a las comisiones van habitualmente enseñados.

¿Qué otras irregularidades se dan en el sistema democrático actual?

Bien, a mi no me gusta decir a nuestro sistema como “democrático”. Yo prefiero definirlo, siendo optimista, como “sistema de gobierno representativo”. Me explicaré.

Tal y como he expresado en la respuesta anterior, el Poder Legislativo está de hecho, en gran medida, sometido al Poder Ejecutivo. Esta última legislatura es un claro ejemplo de ello, y se nota hasta por la actitud servil de la Presidente del Congreso. Por lo tanto no es muy adecuado denominar a nuestro sistema como “democracia parlamentaria”, aunque teóricamente pudiera definirse así, la realidad no se corresponde.

Por no entrar en cuán representativo es el gobierno en nuestro sistema político, me referiré a otro de los grandes déficits de nuestro sistema político, a la falta de independencia del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. Por abreviar, piénsese que un sistema verdaderamente democrático se debe basar en una división de poderes, que garantice un sistema de contrapesos entre ellos, para evitar abusos de poder en cualquiera de ellos. Ese principio no se cumple en nuestro caso. De la dependencia del Poder Legislativo del Ejecutivo ya he hablado, pero ahora pensemos en el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, dos Instituciones que deben controlar a los otros dos poderes, pero curiosamente sus miembros, los “controladores”, son designados por los “controlados”. Blanco y en botella: corrupción garantizada.

¿Por qué se da una gran disfunción, tanto en el Congreso como en el Senado?

Primero, es evidente que el Congreso se ha convertido en una cámara de representación territorial, donde los grupos parlamentarios que representan a partidos separatistas e incluso algunos parlamentarios de pequeños partidos localistas, han adquirido una importante capacidad de presión y hasta de chantaje, para poder anteponer sus intereses territoriales, de todo tipo, al interés general. Así, el Congreso ha perdido gran parte del carácter que debería tener, como cámara de representación de TODOS los españoles, en la que todos los diputados son representantes de TODOS los españoles. ¿Ve usted a los parlamentarios de Bildu o de Junts per Cat convencidos de ser representantes de TODOS los españoles? Pues eso.

Segundo, el Senado tal y como está funcionando en la actualidad es una cámara absolutamente prescindible. No es más que una cámara de segunda lectura que luego puede ser toreada por el Congreso. Sin embargo, si se le diera el carácter que propongo en el libro, podría convertirse en una verdadera cámara de representación territorial, al estilo de un senado alemán mejorado. Una cámara muy necesaria en un sistema político descentralizado como el nuestro.

Incluso afirma que los partidos localistas están sobre representados y tienen una importante capacidad de chantaje. ¿qué soluciones propone para acabar con estos abusos?

Como vemos en el Congreso de los Diputados hay una fragmentación importante, si no recuerdo mal hay diputados de 16 partidos diferentes en el hemiciclo. Desde hace tiempo los partidos mayoritarios, con más posibilidades de formar gobierno, se ven obligados a pactar con otros partidos para conseguir apoyos parlamentarios que les ayuden a sacar adelante la legislación que proponen. En la última legislatura incluso se ha formado un gobierno de coalición, que también ha necesitado pactar con otros grupos parlamentarios muchos de sus proyectos de ley.

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Pero el caso actual, no es nuevo. Otros gobiernos, tanto del PP como del PSOE, han tenido que recurrir al pacto para lograr una cierta gobernabilidad. Hay es donde entran a jugar esos partidos localistas, que son normalmente de carácter nacionalista o separatista, de derechas o de izquierda, incluso alguno heredero de terroristas.

La importante representación de estos partidos en el Congreso es consecuencia de la ley electoral actual. Por eso creo necesaria la reforma del sistema electoral y, en concreto, yo propongo una posible solución, hay otras muchas. Pero si se pretende tener un Congreso con un número de partidos más racional y con unos diputados que representen a TODOS los españoles, casi todas las propuestas de reforma del sistema pasaran por emplear una circunscripción nacional, con alguna barrera electoral más o menos alta.

Habla del cambio necesario, pero parece a que prácticamente ningún partido le interesa cambiar las cosas, no harán nada por ello…

Es cierto e increíble, los partidos perjudicados se han conformado, han aceptado sumisamente desde la transición una ley electoral que se engendró para favorecer a los dos partidos mayoritarios y a los nacionalistas. Los partidos perjudicados son los que, teniendo una implantación en todo el territorio nacional, se quedan en una segunda posición en cuanto a porcentaje de votos. Por ejemplo, cuando IU obtenía cerca de 1,3 millones de votos y obtenía 5 diputados, el PNV con 0,3 millones y llegaba a los 6 diputados, no protestaban por la ley electoral. Lo mismo pasó con UPyD y ha pasado con Ciudadanos, VOX y Podemos. Puede que piensen que no conseguirán nunca su objetivo, mientras los partidos beneficiados no acepten estudiar un posible cambio de sistema electoral, pero eso es rendirse antes de dar la batalla. Tienen la obligación de plantear el problema y de movilizar a la opinión pública para forzar ese cambio. Lo deben de hacer no solo por ellos, lo tienen que pelear por la salud del sistema político español y por los españoles.

Otra manera de acabar con el evidente chantaje, que tan chabacana y descaradamente llevan a cabo algunos partidos separatistas, es hacer cambios en la ley de partidos políticos, pero eso es harina de otro costal. Aunque no tendría nada de particular, en otros países de nuestro entorno tienen leyes bastante más exigentes que la nuestra, y que protegen a la nación de aquellos partidos que, explícita o implícitamente, tienen el objetivo de destruirla.

En España los partidos que han estado gobernando hasta ahora, todos, han pactado hasta con el diablo cuando lo han necesitado. No se han puesto un límite cuando se trataba de conservar el poder, como no se lo han puesto a la hora de asaltar el Poder Judicial.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Alejandro Toledano

Militar. Mucho tiempo libre para estudiar. Jubilación temprana con pensión alta. ¿Alguien espera algo del ejército?

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