09/10/2024 10:31
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El hombre tiene una dimensión individual y una dimensión social que se desarrolla a través de sus relaciones, desde la más cercana al individuo, como es la relación de amor sobre las que se construye la familia, a las relaciones con los vecinos, compañeros de trabajo, amigos o gente con la que te encuentras caminando por la calle, viajando en un tren o esperando a que te atiendan en la cola de un comercio.

Unirse, asociarse es lo que hacemos las personas para solucionar problemas y acometer actuaciones que sobrepasan de la capacidad individual, dando lugar a las sociedades mercantiles o culturales y al concepto abstracto de sociedad, que al acoger a todos los ciudadanos de la “polis” hizo nacer en Grecia el concepto de lo “político”, lo que afecta al común de los convivientes. Cuando una actuación afecta al conjunto de la sociedad la calificamos de social.

Como es natural las actuaciones sociales que, por afectar a los ciudadanos que conviven, son por su naturaleza políticas, requieren contar con fondos económicos para llevarse a cabo y el disponer de esos fondos, que no dejan de ser fondos ajenos recaudados en muchos casos contra la voluntad de los contribuyentes, es algo que en muchos casos permite a los que ejercen la actuación política extralimitarse en cuanto a sus funciones. Esa extralimitación es la que, partiendo de lo social, nos lleva al socialismo.

A lo largo de los últimos dos siglos se han desarrollado dos formas de socialismo, el socialismo nacional, es decir nacionalsocialismo y el socialismo internacional, que defendieron las  internacionales socialistas. El nacional fue derrotado en la segunda guerra mundial, en la que se enfrentaron los nacionalismos contra los internacionalismos, incluyendo éstos últimos tanto a los socialistas como a los partidarios de la libertad absoluta del comercio y de la empresa. Se derrotó al nacional socialismo, pero subsistió el socialismo soviético.

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Es evidente que las necesidades de la convivencia necesitan ser atendidas para solucionar problemas, pero, sin embargo, los que ejercen el poder con harta frecuencia se extralimitan en sus funciones invadiendo campos de decisión que pertenecen a la esfera privada, y creando tensiones y, en múltiples ocasiones, problemas donde no los había. Limitarse a solucionar problemas: eso es lo que hoy justifica lo social, y por el contrario la invasión de competencias de la autonomía personal asumiéndolas el Estado fue lo que llevó a cabo el socialismo nacional, los nazis, o el socialismo soviético, ambos fracasados.

Como las necesidades perduran es necesario mantener los impuestos y los presupuestos públicos y como en el ámbito de la política siguen teniendo presencia las tendencias socialistas o comunistas postsoviéticos, estas formaciones participan de la administración de los presupuestos públicos, que además siempre han dirigido su propaganda a las personas más desfavorecidas económicamente, para conseguir un halo de promotores de la justicia social. Pero el tiempo ha dejado meridianamente claro que lo que pretenden los socialistas y comunistas postsoviéticos, es cambiar las mentalidades de la sociedad, para lo que es necesario perpetuarse en el poder y así actuar sobre las personas que, con sus impuestos, les mantienen en el poder, y esto lo hacen en lugar de limitarse a atender esos asuntos que provocaron la necesidad de la existencia de un poder que trabajara para solventar los problemas de la “polis”.

Los socialismos en su afán de cambiar costumbres o formas de pensar, disponen actualmente de los poderosos medios de comunicación, de la red de internet y de las redes sociales sobre las que actúan simultáneamente los Estados y las multinacionales económicas que ya no tienen enfrente a ningún poder proporcionado a su inmensa fuerza.

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La población debe ser consciente de que esa extralimitación del socialismo actuando sobre aspectos morales que afectan a la libertad, como es el caso de la enseñanza, no respetando el principio de subsidiariedad al imponer una educación y con ello una forma de pensar a las generaciones que año a año van llegando, o sobre otros ámbitos como son la defensa de la vida o la libertad de conciencia de los profesionales, es únicamente posible gracias a los recursos económicos, que se obtienen de gravar con impuestos directos e indirectos a la misma población que sufre sus excesos. Estas extralimitaciones generan enfrentamiento social y dañan la convivencia y es necesario que todos nos preguntemos: ¿con qué derecho puede una persona decidir asuntos de la esfera privada que afecten a otra? ¿es acaso el hecho de ocupar circunstancialmente una posición de poder? ¿para qué actuaciones se les proporcionan los recursos económicos?

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REDACCIÓN