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El pasado miércoles, mientras Mario Draghi perdía en el senado el apoyo de tres partidos de su gobierno, Giorgia Melonia, líder de Fratelli d’Italia (FdI), se dirigía a sus simpatizantes en Roma y destacaba la incapacidad del gobierno de Draghi: “Después de un año hemos visto quién entiende la dinámica de nuestra democracia. Este parlamento de Cinco estrellas no resolverá los problemas hasta que no cambie. Ha habido tres gobiernos, tres mayorías diferentes: ¿hay alguna que haya funcionado? No. La historia nos ha dado la razón”. Giorgia Meloni se reafirmaba así en la decisión que dejó a su partido fuera del gobierno y como única fuerza de la oposición. Una decisión que mantiene a FdI como primera fuerza en intención de voto desde hace varios meses.

También mencionó la decisión de Draghi de pedir su apoyo al parlamento tras la negativa del presidente Matarella a aceptar su dimisión. Una decisión que según el expresidente del Banco Central Europeo fue motivada por el apoyo popular a su gestión: “Me sorprendió Mario Draghi, que viene aquí y dice: ‘Quería dimitir, luego la gente me pidió que me quedara y entonces decido quedarme porque los italianos me lo pidieron’. Cuando nació el (gobierno) Conte II pusimos 20.000 personas en la plaza y nos llamaron subversivos. Cien personas se manifiestan en la plaza de Turín y ha habido una movilización popular. En las democracias occidentales la voluntad de los ciudadanos se manifiesta mediante el voto libre y secreto, los desfiles se hacen en los regímenes”. Ante la derrota de Draghi, la líder de FdI señalaba: “Estamos listos. Esta nación necesita desesperadamente recuperar su conciencia, su orgullo y su libertad”.

Mario Draghi perdía el apoyo parlamentario y, por tanto, volvía a presentar su dimisión. El Movimiento 5 Estrellas, dividido y hundido en las encuestas, La Lega y Forza Italia (los socios en la coalición de centroderecha de Giorgia Meloni) le retiraban su apoyo y obligaban a Matarella a aceptar su renuncia. Italia celebrará elecciones anticipadas el próximo 25 de septiembre, ocho meses antes de lo previsto. Ante la próxima convocatoria electoral, si damos por validas las encuestas que desde hace meses presentan a FdI como primera fuerza política, la victoria se decanta claramente hacia la derecha. Fratelli con un 23%, La Lega con un 14,5% y Forza Italia con un 8,5%. Es decir, más de un 45% de la intención de voto y un triunfo sin precedentes para la derecha patriótica italiana. Una coalición a la que Giorgia Meloni ha pedido un compromiso real: “Cuando ganamos juntos gobernamos juntos, pero si perdemos nos quedamos en la oposición”.

Huelga decir que la convocatoria de elecciones y la perspectiva de que Giorgia Meloni pueda convertirse en primer ministro de Italia han desatado el pánico en la izquierda y el progresismo italiano y europeo. Una campaña que ya ha llegado a los medios españoles que publicaban titulares como: “Giorgia Meloni, la admiradora de Mussolini que aspira a convertirse en jefa del Gobierno italiano” (El Mundo) o “Giorgia Meloni, la ultra que puede liderar Italia” (La Vanguardia). La campaña habitual de insultos y descalificaciones, que no es nueva, acaba de empezar con un ímpetu renovado y las palabras “ultra”, “fascista”, “xenófoba” y “racista” irán asociadas a Giorgia Meloni hasta el mismo día de la cita electoral. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, hay otra acusación falsa pero más novedosa relacionada con la guerra de Ucrania, en la que se acusa al futuro gobierno de la derecha italiana de “orientación prorrusa” y de debilitar la postura europea ante Putin. En ese sentido, la desafortunada foto de Matteo Salvini con una camiseta del presidente ruso ha vuelto a circular por las redes sociales. La dichosa camiseta persiguió a Salvini incluso cuando acudió a un centro de refugiados ucranianos en Polonia y se produjo un desagradable incidente con un alcalde polaco. La Lega, que siempre ha mantenido una postura favorable a Rusia, ha optado por abogar por la paz en el conflicto de Ucrania, pero se mantuvo en el gobierno de Draghi cuando esté decidió enviar armas a los ucranianos. Por su parte, Forza Italia apoyó las medidas contra Rusia del gobierno italiano.

Pero ¿Cuál es la postura del partido de Giorgia Melonia? Hace dos semanas Fratelli d’Italia organizó una conferencia en Roma: “Italia y la Unión Europea en el futuro de la OTAN”. El acto, celebrado en la sala de los grupos parlamentarios de la Cámara de Diputados, contó con numerosas delegaciones extranjeras, militares italianos, expertos, analistas, embajadores y altos diplomáticos. Dirigida por el diputado Francesco Lollobrigida y el senador Giovanbattista Fazzolari, la conferencia tuvo cuatro ejes principales: La guerra de Putin, que ha mostrado el peligro de las “potencias orientales” y la “asociación estratégica global” entre Rusia y China; la OTAN como espacio común de las sociedades abiertas y las democracias liberales, y la ONU cada vez más débil y ahora paralizada; la Unión Europea, dividida y sin alma, que sigue siendo un “gigante con pies de barro”, carente de identidad política y de toda estrategia común de política exterior, defensa y seguridad; y por último, la OTAN y la Unión Europea, en el marco de una renovada colaboración atlántica y euroamericana, que deben reforzar su “complementariedad estratégica”, aunque debe ser Europa la que tome la iniciativa. En resumen, la conferencia se mostró partidaria de que la OTAN se mantenga y reequilibre con un mayor protagonismo de su “columna europea” y un mayor enfoque estratégico en el Mediterráneo. Para FdI, Europa debe reaccionar, dotarse de una política exterior, rearmarse y desarrollar infraestructuras y tecnologías militares. La guerra de Ucrania ha confirmado que es necesaria una estrategia global de un Occidente en el que Europa pueda desempeñar un papel diferente, asumiendo su responsabilidad y dotándose de unos instrumentos, un ejército y una política exterior que hoy no tiene. Desde luego, no parece un discurso que le pueda gustar al Kremlin.

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En los apenas dos meses que quedan hasta las elecciones veremos toda clase de noticias falsas encaminadas a desacreditar a Fratelli d’Italia y a Giorgia Meloni, que además encabeza el grupo europeo de Conservadores y Reformistas (ECR) y es una figura política de mucho peso en el ámbito conservador. La victoria de la derecha en Italia supondría un terremoto político en toda Europa y un nuevo y enorme inconveniente para los “chicos de la agenda” de Bruselas. Giorgia Meloni está lista, de eso no cabe ninguna duda, veremos si los italianos están listos para apostar por una verdadera alternativa.