22/11/2024 07:02
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Bilderberg, 2020, aplazado. Poderosísimo conciliábulo de embaucadores de mancebía disputándose una rapiña: postreros despojos de la declinante humanidad. Pasaremos de la esclavitud a la extinción. Sin solución de continuidad. Todos los junios, desde hace varias decenios, una organización de delincuentes internacionales llamada Bilderberg con los más “distinguido” de la clase político-financiera del planeta, sus mejores y más avezadas chachas mundiales, para imponer fanáticas (bio)políticas.

Aviones privados, limusinas, hotelazo y (seguramente) macizas putas de lujo, salpimentado con excelente perico, Bilderberg, “congreso” del expolio de la humanidad, hiperdeuda mediante, entre otras opciones. Parasitaria aristocracia, reyes, banqueros, periodistas o empresarios se dan cita para lidiar el destino y depauperación de millones de personas en todo el mundo. Secreto absoluto, todo tan masónico. Con su megasecreto, sus sempiternas tenidas, te lo ponen en bandeja. De plata.

Muy mala gente con mucho poder

Pero, dejando de lado a los teóricos de las fantasías “illuminati”-reptilianas que se apuntan a un bombardeo para seguir viviendo del (gran) negocio “new age”, las cosas hay que denominarlas con exactitud: grupúsculo privado, elitista, de mafiosos y patibularios entes, confiscando la voluntad popular de la ciudadanía para imponer la disciplina monetarista más pendenciera del hipercapitalismo financiero internacional. No resulta baladí recordar que Bilderberg fue instituido por un miembro de la horrenda realeza holandesa, el siniestro príncipe Bernardo, militante en su mocedad de las SS y del partido nazi. Los antecedentes ideológicos, pues, armonizan perfectamente con la situación actual. Totalitarismo.

Tahúres, bien salvaguardados bajo decenas de metralletas y miles de maderos, atendiendo las imperiosas órdenes de los Rockefeller Boy’s. Hasta poseen la consuetudinaria delectación de tratarse con genocidas como el nonagenario terrorista Henry “Himmler/Beria” Kissinger, el cerebro de la Operación Cóndor (y de la Transición/Transacción/ Traición española). Operación Cóndor, inicuos golpes de Estado en el Cono Sur, años sesenta y setenta de la pasada centuria, responsable del asesinato, en todo el mundo, de miles de opositores políticos de izquierdas, además de liberales. Vuelos de la muerte y perros entrenados para violar detenidas, dos momentos señeros de los colegas militares del “filántropo” Kissinger.

Congregados estos truhanes, por ejemplo, en desacostumbrados parajes helvéticos, los amos del Universo, a su vez fragmento de otros (concéntricos y enredados) círculos de Poder, deciden, parcialmente, nuestro espantoso destino como especie. Ninguna casualidad durante los últimos tiempos: reunión Bilderberg, masas amorfas solazadas. Ahora acojonadas con falsas pandemias coronavíricas

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Emigrando a Marte

En la mafia global de Bilderberg, ni limpidez ni transparencia, todo se lidia entre bastidores, sin luz ni taquígrafos. El secretismo y la “omertá” es su “modus operandi”. En 2019, año clave, “representando” a España,  Ana Patricia Botín, Inés Arrimadas, Pablo Casado y Javier Monzón (Prisa). Once grandes temas de debate. Aislemos aparentemente el más peregrino. El décimo, por ejemplo, clave: el flemático y gélido espacio sideral. Una nueva carrera espacial. Rusia versus USA, dos clásicos. Agreguemos China a este turbador dúo. Quién lidere el espacio, someterá la Tierra. Nadie quiere perder su estatus. La geopolítica vira al cosmos. Extrañísima obsesión. Fines pecuniarios, el bellaco vellocino siempre detrás. Pero no solo. Punteemos algún detalle más para ir acomodando el puzle. La vida más allá de la Tierra. Desmesurado interés durante los últimos tiempos por el planeta rojo. La posibilidad de desarrollar algún tipo de vida en Marte. Viaje de ida, jamás de vuelta. Solo ellos abandonarán la inhabitable Tierra. Desafío Total, notorio momento de Verhoeven, nos recuerda que nuestros lunáticos mandamases también podrían acabar llorando en el planeta vecino.  ¿Estarán nuestras psicóticas élites preparándose para abandonar la Tierra? ¿Qué futuro le aguarda a la masa ovejuna en un planeta que se sabe perdido? ¿Saben algo que nosotros no sepamos y que jamás desvelarán? Obvio.

Del transhumanismo a la posthumanidad

Espacio exterior, inteligencia artificial, redes sociales, geopolítica. Con la inteligencia artificial continuamos invocando al demonio. Al Mal, como deseen, menos retórica teológica. Los humanos, antes de su extinción definitiva, vulgar batería de las máquinas. Ridículos cargadores biológicos para (re)iniciar la superinteligencia digital. Hal 9000, IBM zascandil, el ordenador antagonista de la obra maestra de Kubrick, un niño de teta al lado del aquilatado y profundo horror que entreveremos.

Las líneas fronterizas entre Silicon Valley y el Pentágono comienzan a difuminarse cada vez más. Olisquee Bilderberg  2019 y se desprenderá un hedor bélico. Neoguerra: amenazas cibernéticas y militarización de redes sociales nuclean la Agenda Setting de semejantes perturbados. Relativa confusión de tecnología y guerra. Siempre encastradas, por otra parte. Solo hace falta echar un vistazo a los invitados de este año. Transhumanismo, quid, he ahí el meollo. Nos hallamos en el limen, quicio desquiciado, de un cambio sustancial en el sapiens sapiens. La próxima generación será algo totalmente distinta, cuando no opuesta, de nosotros. Las denominadas tecnologías convergentes NBIC (biotecnología, nanotecnología, biotecnología sintética, robótica, inteligencia artificial y reproducción artificial, siglas en inglés) son las armas presentes y futuras para la aniquilación total del ser humano. El transhumanismo prefijará la posthumanidad.

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Libre y salvaje

El Nuevo Orden Mundial es hogaño una brutal concentración del Poder, desnuda potestas, en muy exiguas manos, lo que siempre desagua, como ya sabe el recuerdo europeo, en un fiero totalitarismo. Nazi, bolche, democrático. Lo mismo da. Falta libertad, esencialmente. Y ese asunto deviene innegociable. Casi todo está ya decidido. No todo. Perjuremos de los historicismos. El futuro, muy adverso. La artificialización de nuestras vidas es un jaque. Pero no es mate. Al menos, sin saber nada de nuestra propia muerte, sepamos vivir de una manera decente. Libre y salvaje. Libérrima. Asalvajada y asilvestrada. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.