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Dª Fabiola nació el 11 de junio de 1928 en el Palacio de Zurbano (Madrid), la entonces residencia de los Marqueses de Casa Riera, actual sede del Ministerio de Fomento. ​

Familia

Fabiola fue la cuarta de los siete hijos de Gonzalo de Mora y Fernández Riera y del Olmo, IV marqués de Casa Riera y II conde de Mora (18871957) y de Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz, Barroeta-Aldamar y Elío, VIII marquesa de Casa Torres, XVIII vizcondesa de Baiguer, condesa de la Rosa de Abarca (entre otros títulos) (18921981).​

Sus hermanos fueron: María de las Nieves, condesa de SástagoGrande de Españamarquesa de Aguilarmarquesa consorte de Monistrol de Noyamarquesa consorte de Peñalba y baronesa consorte de Beniparrell (19171985); Gonzalo, marqués de Casa Riera, marqués de Casa Torres, conde de Mora y vizconde de Baiguer (19192006); Ana María, duquesa de LéceraGrande de España, duquesa de Bournonville, marquesa de Fuentehoyuelo, marquesa de las Torres, marquesa de consorte de Rupit, condesa consorte de Castellflorit, condesa consorte de Salinascondesa consorte de Vallfogona, condesa consorte de Agrela y vizcondesa consorte de Alquerforadat (19212006); Jaimecaballero de la Orden de San Lázaro de Jerusalén (19251995), María Luz, duquesa de Medina de las TorresGrande de España (19292011) y Alejandro, conde de la Rosa de Abarca (19232004).

Sus padrinos de bautismo fueron su tío Fernando de Aragón, VIII marqués de Casa Torres, y la reina de España, Victoria Eugenia.

Estudios

En 1931 con la proclamación de la II República, la familia se exilió por razones políticas a decisión de su padre, amigo personal de Alfonso XIII. Residieron en FranciaItalia y Suiza hasta el fin de la Guerra Civil. A su regreso a España, los Mora recuperaron y restauraron su palacio de Madrid que durante la guerra había funcionado como cuartel de Dolores Ibarruri, conocida como La Pasionaria.

Fue educada en los colegios de las Religiosas de la Asunción en RomaParís y Lausana, y, en Madrid, en el Liceo Alemán. Cursó, luego, la carrera de enfermería técnica de la Sanidad Militar en la escuela de Carabanchel en Madrid entre 1957 y 1958, y realizó prácticas en San Sebastián y en el Hospital Militar Gómez Ulla. En 1955, había publicado anónimamente un álbum de doce cuentos de hadas (Doce cuentos maravillosos) que alcanzaría la popularidad con su traducción al neerlandés en 1961 al punto de que uno de ellos («Los nenúfares indios») conseguiría su propia atracción en el parque temático Efteling (Países Bajos) en 1966.

Además del español, la reina Fabiola hablaba con fluidez francésneerlandésinglésalemán e italiano.

 

¡TANTO MONTA, MONTA TANTO, FABIOLA COMO BALDUINO, DOS REYES CATÓLICOS!

No hay que olvidar, que el Rey Balduino, el día que tenía que firmar y refrendar la Ley Criminal del aborto, renuncio como Rey ese día, para no ser colaborador de tan monstruoso crimen.

Lo mismo que los pajarracos, que padecemos en España, por la inmensa equivocación de nuestro Caudillo. Dos Herejes, Perjuros, Traidores y malnacidos monarcas de una Dinastía Maldita, que lleva 322 años destruyendo a España y a sus pueblos de allende los mares.

Emotiva y multitudinaria despedida a Fabiola de Bélgica con sentimiento español

12 DE DICIEMBRE DE 2014 – 13:11 CETPOR 

 

Bélgica entera llora la muerte de la reina Fabiola. Todos los que la querían están hoy con ella en esta triste y multitudinaria despedida. Los más allegados han llenado la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, la misma que acogió las exequias del rey Balduino en 1993 y su boda hace ya 54 años, entre los que no faltan por supuesto los miembros de la realeza de todo el mundo. Un total de 1.300 personas, 400 de ellas ciudadanos anónimos que se inscribieron por correo electrónico en el Ministerio del Interior. Los menos allegados, que se contaban por decenas, han abarrotado las inmediaciones.

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El féretro con los restos mortales de la reina Fabiola abandonó por última vez el Palacio Real de Bruselas a las 9:15 horas en dirección a la Catedral. Felipe y Matilde de los Belgas con sus cuatro hijos encabezaban el cortejo fúnebre, seguidos por los reyes Alberto y Paola y el resto de la Familia Real belga que se trasladan al templo en nueve automóviles. La Reina y sus hijas, las princesas Elisabeth y Eleonore, visten de negro riguroso, y los príncipes Gabriel y Emmanuel llevan un sobrio traje gris. La reina Matilde se ha mostrado especialmente abatida en estas horas de inmenso dolor en la escalinata de Palacio antes de dirigirse a la catedral de San Miguel y Santa Gúdula con su marido, el rey Felipe, en el mismo coche. La actual soberana estaba muy unida a la reina Fabiola, que siempre protegió y apoyó a su vez a la esposa de su sobrino, y casi un hijo para ella.

 

 

También los cielos lloran en Bruselas su partida y los miembros de la realeza que se han desplazado en coche a la catedral se cubren con paraguas en su trayecto a pie hasta las puertas de la iglesia. Un continuo goteo de Reyes y Príncipes de luto llega al templo para arropar a la Familia Real de los belgasLos Grandes Duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo llegaron, seguidos por el príncipe heredero Guillermo y su esposa, la princesa Stéphanie. Y, con ellos, los demás miembros de esta gran familia de la realeza, le daban un cariñoso adiós a una reina española en un trono extranjeroMargarita de DinamarcaCarlos Gustavo y Silvia de Suecia, Beatriz de Holanda, el Duque de Braganza…, y del resto del mundo, Moulay Rachid de Marruecos, hermano del Rey; la emperatriz Farah Pahlavi de Irán, la princesa Sirindhorn Tailandia y la emperatriz Michiko de Japón, que emprende su segundo viaje al extranjero en solitario para despedirse de su gran amiga. Los Emperadores japoneses entablaron gran amistad con los reyes Balduino y Fabiola. Desde 1973 los hoy Jefes de Estado japoneses han visitado Bélgica en siete ocasiones y estuvieron presentes igualmente en el entierro del rey Balduino.

Los restos mortales de la reina Fabiola llegan a la catedral junto a la Familia Real belga. A los acordes de La Brabanzona, himno nacional de Bélgica, los carabineros portan el féretro de la Reina al interior de la iglesia, donde reposará ante el altar, cubierto por la bandera nacional y acompañado por el retrato en blanco y negro de la reina Fabiola con su marido, durante toda la solemne y nada convencional ceremonia de funeral. Un extracto de la Pasión de San Mateo de Juan Sebastian Bach acompaña al cardenal Danneels y al resto de oficiantes en su camino al altar y anuncia el comienzo del servicio religioso.

El cardenal Danneels ha querido dar consuelo a la Familia Real de los Belgas durante su sermón: «Ahora Fabiola está en casa, con Dios y con su marido», ha dicho. «Era una creyente innata. Tenía un carácter grave, pero también un sempiterno buen humor. Era suave, pero al mismo tiempo apasionada. Era diáfana, mas compasiva; sencilla, más elegante», ha descrito a la querida soberana y ha concluido que su muerte no es un final, sino un simple paso. «Yo ya vivo en el cielo» había dicho ella en una de sus muchas conversaciones con el prelado.

 

 

La solemnidad cede y la emoción preside a partir de ahora la ceremonia. La princesa Elisabeth, su hermano el príncipe Gabriel, el príncipe Amadeo, la princesa Luisa y el príncipe Guillermo de Luxemburgo se suben al púlpito. La Heredera, en perfecto neerlandés, ha recordado la pasión de sus tíos abuelos por la paz, mientras que su hermano ha subrayado la entrega de la Reina por los más débiles y los excluidos de la sociedad. El Heredero luxemburgués y el príncipe Amadeo de Bélgica han rendido tributo a la soberana por su capacidad para escuchar a todos, sin importar su origen o sus convicciones. Finalmente, la princesa Luisa, en inglés, la lengua natal de su madre, la princesa Claire, ha recordado igualmente a su tía abuela. Su padre, el príncipe Laurent, muy orgulloso de su hija, la ha felicitado aparatosamente tras la lectura. Una sobrina de la Reina ha intervenido asimismo en castellano.

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La música no ha ayudado a apaciguar el llanto. Las piezas, muy distintas unas de otras, pero todas favoritas de la reina Fabiola, conmovían inevitablemente a los que bien la conocían. Emocionantes momentos musicales, como la intervención del célebre cantante flamenco Will Tura, que ha cantado el tema Hoop doet leven (La esperanza hace vivir) que ya interpretara en el funeral del rey Balduino en 1993 y que simboliza en Bélgica la gran historia de amor entre el rey Balduino y la reina Fabiola. Los reyes Felipe y Matilde han roto a llorar al escuchar la poderosa interpretación de Tura. De las piezas clásicas se han encargado sobre todo el barítono José van Dam y y Sophie Karthaüser. También ha habido espacio para la música más ligera, como el Amazing Grace de John Newton o un fragmento del musical El hombre de la Mancha. El sentimiento español no ha faltado tampoco en la despedida de la soberana española. Un coro formado por españoles residentes en Bruselas ha emocionado al público, con la Salve rociera al son de las castañuelas

 

La reina Fabiola nunca perdió el contacto con la comunidad española en Bélgica y este ha sido su particular homenaje

 

Funeral Queen Fabiola

https://www.youtube.com/watch?v=0kjFVP2IGeE&ab_channel=laurentgrinsven

Autor

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Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.


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