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Entrevista con Ruuben Kaalep, poeta y diputado estonio de EKRE (Partido Popular Conservador de Estonia). EKRE es el tercer partido político de Estonia y formó parte de un gobierno de coalición desde abril de 2019 hasta enero de 2021.

El gobierno de coalición en el que participó EKRE cayó debido a un escándalo de corrupción del Partido del Centro de Jüri Ratas. ¿Qué ha sucedido?

La caída del gobierno ocurrió justo antes del cumplimiento programado de dos de los principales objetivos acordados en el tratado de coalición negociado por EKRE: una propuesta de referéndum sobre la definición del matrimonio y un proyecto de ley para crear un mecanismo legal para iniciar referendos por iniciativas populares. Ambos habrían sido enormes pasos hacia una democracia directa como la que existió en Estonia durante los años 20 y 30. Sin embargo, esas iniciativas crearon una enorme reacción de los defensores de la democracia liberal que están presentes en los principales partidos, en muchas oficinas gubernamentales y en los medios de comunicación. Por tanto, el escándalo de la corrupción salió a la luz con el momento perfecto para frustrar las iniciativas de EKRE. El Partido del Centro tiene una larga historia de casos de corrupción, pero la magnitud del escándalo de Porto Franco sigue siendo sorprendente. No obstante, existe la sospecha de que la fecha de la divulgación del escándalo fue elegida por los organismos encargados de hacer cumplir la ley para frustrar la votación planeada sobre el referéndum matrimonial prevista para el día siguiente. Según una encuesta reciente de Norstat, el 35% de los ciudadanos estonios cree que esta acción fue una intervención deliberada en la política de los organismos encargados de hacer cumplir la ley.

El mes pasado el Partido del Centro firmó una nueva coalición con el Partido Reformista que ha llevado a Kaja Kallas al cargo de primer ministro. El Partido del Centro dimitió debido a su corrupción y ahora regresa al gobierno. ¿Por qué no se han convocado nuevas elecciones?

Según la Constitución de Estonia, las elecciones extraordinarias solo son posibles si el parlamento no nombra un gobierno, si el Primer Ministro es destituido por el parlamento, si el parlamento no aprueba un presupuesto estatal o si la propuesta de un parlamento es derrotada en un referéndum. Nada de esto sucedió esta vez.

Es probable que se hubieran iniciado algunas conversaciones preliminares entre el Partido del Centro y el Partido reformista desde hace algunos meses. Juntos tienen 59 votos en el parlamento, lo que constituye una mayoría. Irónicamente se ha creado una situación en la que el único partido que continúa en el gobierno es el mismo partido que causó el colapso del gobierno anterior debido a estar bajo investigación criminal.

EKRE es la tercera fuerza política y el principal partido de la oposición. ¿Qué espera de este nuevo gobierno?

Esperamos que sea un gobierno bastante pasivo sin muchas ambiciones ni nuevas iniciativas. Su primera prueba será manejar la situación del covid-19 y seguramente continuarán en la senda establecida por el gobierno anterior. Respecto a la continuación de los proyectos de finanzas, economía e infraestructura ya establecidos por nuestro gobierno de coalición, probablemente no habrá grandes cambios.

En otros ámbitos, el nuevo gobierno será más leal a la agenda globalista de la UE y a la democracia liberal. Han empezado con una iniciativa para adoptar leyes contra el discurso de odio, algo que vemos como una enorme amenaza para la libertad de expresión y que posiblemente está diseñada para ser utilizada contra EKRE y nuestros partidarios. En política exterior han anunciado planes para llegar a un nuevo tratado fronterizo con Rusia, consideramos esto como debilidad en su política hacia Rusia.

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Durante los casi dos años del anterior gobierno de coalición, ¿cuál ha sido el papel de EKRE? ¿Qué ha logrado su partido para Estonia?

EKRE le dio al gobierno anterior su rostro y gran parte de su sustancia y resistencia. Probablemente pasará a la historia como el “gobierno EKRE”. Desafortunadamente, como se ha mencionado antes, muchas de las principales promesas de EKRE no se lograron en la duración de este gobierno.

No obstante, EKRE ha logrado muchas cosas en el gobierno. Comenzamos el proceso de regulación de la inmigración de estudiantes y trabajadores poco cualificados. Fortalecimos la defensa nacional y restauramos el servicio de guardia fronteriza como una estructura autónoma. Muchas de nuestras políticas estaban dirigidas a apoyar a la agricultura y a las personas que viven en el campo. También bajamos los impuestos, iniciamos un proyecto nacional de construcción de carreteras de cuatro carriles para conectar todo el país y la electrificación de los ferrocarriles estonios.

¿Qué opina de la situación actual en Rusia y Bielorrusia?

Habrá cambios potencialmente enormes en ambos países en los próximos años, que influirán en toda Europa y potencialmente en la distribución global del poder. La esencia geopolítica de esos dos países es, por supuesto, muy diferente. Bielorrusia es un Estado-nación emergente que sufre un despertar nacional y alguna forma de etnogénesis. Una de las principales preocupaciones de los manifestantes es que el país no ha logrado afirmar su identidad nacional en las décadas anteriores, siendo en cambio más o menos una zona de amortiguación dominada por Rusia.

Por otro lado, las protestas en Rusia pueden indicar otro colapso de un imperio que ha permanecido esencialmente como lo que quedaba del estado de la antigua Unión Soviética. La identidad rusa es principalmente imperial, no étnica, y por tanto el proceso será muy diferente la de un despertar nacional como se ve en Bielorrusia. Sin embargo, también puede alentar a muchas naciones diferentes que viven en las fronteras de Rusia, incluidos finoúgrios, pueblos del Cáucaso y turcos, a afirmar sus identidades étnicas más activamente y defender su derecho de autodeterminación. La magnitud de las protestas en Rusia es claramente algo nuevo en las últimas décadas y todos los indicios apuntan a que el régimen del Kremlin lo considera una amenaza real para su supervivencia.

Estonia debería apoyar los movimientos nacionales y populares en ambos países, observando de cerca los acontecimientos e identificando todas las amenazas potenciales a nuestra seguridad.

¿Está EKRE a favor de la OTAN?

EKRE apoya la adhesión de Estonia a la OTAN como elemento disuasorio contra una posible agresión rusa. Sin embargo, a largo plazo, entendemos que nuestra defensa no puede basarse únicamente en la suposición de que los Estados Unidos y los países de Europa occidental acudrían en nuestra ayuda en todos los escenarios imaginables. Por tanto, hacemos hincapié en la necesidad de profundizar nuestros lazos políticos y de seguridad regionales, especialmente entre los países bálticos, el grupo de Visegrado y Ucrania.

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Aproximadamente el 26% de la población estonia es de origen étnico ruso. ¿Cuál es la posición de su partido al respecto?

Los rusos en Estonia no son un grupo monolítico. Alrededor de la mitad de ellos tienen la ciudadanía estonia, mientras que la otra mitad no la tiene. La mayor parte de ellos descienden de los inmigrantes que vinieron durante la ocupación soviética, mientras que otros tienen raíces en Estonia que se remontan a más de un siglo atrás. Algunos de ellos son muy patrióticos y leales a Estonia, mientras que muchos viven en la esfera rusa de información y se ven a sí mismos como enemigos históricos de Estonia.

Ha habido propuestas para dar automáticamente la ciudadanía a todos los rusos que viven en Estonia, algo a lo que EKRE se opone firmemente. En el sistema actual, es fácil pasar una prueba para obtener la ciudadanía para cualquier persona que entienda el idioma estonio, lo que es sin embargo un requisito importante. Creemos que una inversión estable y a largo plazo en el estudio y la enseñanza del idioma estonio es la mejor manera de sacar a esos rusos de su burbuja de información e integrarlos en la sociedad estonia.

Estonia comparte una visión común con los demás Estados bálticos y está estrechamente vinculada a Finlandia. ¿Cree que esta visión es entendida por los principales países de la UE, Alemania y Francia, o por las potencias emergentes, como Polonia y Hungría?

La visión de los países bálticos tiene mucho más en común con Polonia, Hungría y otros países de Europa del Este que comparten historia e intereses geopolíticos similares. El paradigma esencial, compartido asimismo por todos estos países, se expresa en la Constitución de Estonia, que deriva la soberanía y el poder del Estado de la misión de salvaguardar la etnia, el idioma y la cultura estonios. Esta visión de un estado-nación es diferente a la visión occidental de un estado principalmente como garantía de derechos individuales, o de una visión colonial e imperialista de la prevalencia del progreso civilizado más allá de la conexión étnica y cultural entre una comunidad y su suelo.

Esta diferencia fundamental se demuestra con enfoques muy diferentes de la inmigración, adoptados por los países de Europa occidental y oriental. Desde el punto de vista del pueblo báltico o de Europa del Este, es impensable cómo los líderes de Europa occidental pueden adoptar políticas que darían lugar a que los grupos étnicos nativos de sus países se conviertan en minoría primero en sus ciudades y, después de unas décadas, en todos sus países. Además, hay muchos otros puntos de divergencia en la visión nacionalista y globalista, y esos puntos están a punto de volverse más obvios en los próximos años, dividiendo así también las dos partes de Europa aún más.