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Hoy es 18 de julio, una fecha histórica que a todos nos debería hacer reflexionar para intentar dar respuesta a algunas preguntas que, con solo recordar esta efeméride, se plantean de inmediato. ¿Cómo sería España caso de que el movimiento que nació en aquella jornada no se hubiese dado o, simplemente, no hubiese triunfado?, ¿habría sido igual la transición a la democracia?, ¿cómo serían los españoles de hoy?, incluso, yendo más lejos, rebasando nuestras fronteras nacionales, cabría preguntarse cómo sería Europa de no haber triunfado aquel movimiento.

Preguntas que, a buen seguro, otros antes que yo se habrán formulado; preguntas que deberíamos hacernos todos, especialmente en estos tiempos de oscura ingratitud en los que, unos desalmados, pretenden, por odio y sectarismo, borrar todo vestigio de aquella memorable fecha y lo que es más grave todavía, eliminar cuarenta años de historia de España que trajeron consigo prosperidad y que dieron paso al proceso de democratización surgido tras la muerte del General Franco.

Tras aquellas elecciones manipuladas de forma descarada por la izquierda, celebradas en febrero de 1936, había comenzado el proceso de sovietización de España cuyos prolegómenos ya se habían dejado sentir en el movimiento revolucionario de 1934, encabezado por socialistas y comunistas, cuya pretensión no era otra que la de derrocar a la República para convertirla en una República “popular” al más rancio estilo soviético.

Basta con echar un vistazo a la prensa de la época para darse cuenta de cuáles eran las intenciones reales de la izquierda con sus constantes y persistentes amenazas de guerra civil caso de que sus propuestas no obtuviesen el respaldo de las urnas. Por tanto, de no haber triunfado el Alzamiento del 18 de julio y a la vista del pucherazo de febrero de 1936 y el acceso al poder del frente popular, el proceso de sovietización se habría acelerado y a imitación de la URSS las libertades se verían cercenadas y todo aquel que pudiese oponerse a las intenciones frente populistas o bien, ingresaría en prisión al igual que José Antonio, o bien, sería “paseado” como sucedió con Calvo Sotelo. Simplemente, cualquier disidente sería eliminado como ha sucedido en todos los países en los que ha triunfado este movimiento genocida y totalitario.

Por otra parte, de haberse sucedido los acontecimientos de la forma que conocemos y haber estallado la II Guerra Mundial, tal vez el resultado no habría sido el mismo y, caso de serlo, España habría quedado en la órbita de los países afines a la URSS lo que supondría una permanente amenaza en el sur de una Europa que quedaría limitada, por sus dos flancos -el telón de acero y España-, por potencias afines ideológicamente y controladas económica y militarmente desde Moscú. De haber sido así, hoy nada sería igual en Europa.

En cuanto a España, quedaría sumida, al igual que el resto de países que fueron aplastados por la bota soviética, en la pobreza más absoluta y la limitación de derechos y libertades se convertiría en una constante mientras no fuese capaz de liberarse de su yugo opresor.

Por supuesto, la recuperación económica, el milagro español, no se habría dado y jamás llegaríamos a ser la novena potencia industrial del mundo. El fenómeno del turismo sería una quimera y, en consecuencia, el progreso no habría llegado a una España sumida en la pobreza y en la desesperanza.

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No se trata de planteamientos teóricos, basta con echar un vistazo a los países que quedaron en la órbita soviética y todo lo sucedido tras la finalización de la II Guerra Mundial y durante la llamada “guerra fría” para comprobar, fácilmente, que nuestra Patria sería una prolongación de lo que fueron las naciones que quedaron ocultas, nunca mejor dicho, tras el telón de acero y subyugadas por la odiosa doctrina bolchevique.

Por otra parte, la posición geoestratégica de España provocaría cambios de mucho calado en la concepción de lo que durante estos años hemos conocido como el mundo libre. Además de quedar la Europa libre, como se ha señalado, cercada por sus flancos, la Unión Soviética habría tenido bases de proyección en el Atlántico con posibilidad de presionar el flanco oriental de América, tanto la del norte como Hispanoamérica, ya no solo desde el punto de vista militar y económico, sino también como una base avanzada para proyectar su ideología al continente americano.

Además de esto, tendría controlado el acceso al Mediterráneo occidental a través del Estrecho de Gibraltar. ¿Alguien se imagina la Base Naval de Rota o a las Aéreas de Torrejón o Zaragoza ondeando en ellas la bandera roja con la hoz y el martillo?

El soviet conocía muy bien las posibilidades que le ofrecía una España satélite, una amenaza que los europeos, tan estúpidos como siempre, tardaron muchos años en ver, aunque al final se dieron perfecta cuenta del grave riesgo que tal situación entrañaba y, poco a poco, volvieron a mirar a nuestra Patria con otros ojos, circunstancia que fue reconocida por mandatarios europeos de prestigio internacional.

Es necesario imaginarse a Europa, a la conclusión de la II Guerra Mundial, limitando al este por los países del telón de acero, todos ellos de la órbita de Moscú, y al sur por otro de idéntica ideología y dependencia, con las puertas abiertas al Atlántico y con la capacidad de bloquear el Mediterráneo por su acceso por el Estrecho de Gibraltar. En resumen, la vieja Europa se vería ahogada y cercada por todos sus flancos. ¿Sería todo igual a como lo conocemos ahora? Estoy seguro de que no.

En consecuencia, aquel Alzamiento del 18 de julio no solo salvó a España de su ruina total, tanto moral como económica, sino que también salvó a Europa de un futuro incierto, ahogada por una ideología liberticida y criminal.

Aquel 18 de julio desbarató los planes comunistas de adueñarse del mundo y fue aquí precisamente, en España, donde ahogó sus ansias de dominio como sucediera algo más de un siglo antes cuando otro sátrapa, Napoleón, pretendió hacerse dueño y señor de Europa.

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Aquel 18 de julio, con la derrota del comunismo opresor, se salvó la civilización occidental, de ahí este insano y rencoroso deseo de borrar cualquier vestigio de esta gloriosa fecha.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".