06/10/2024 23:50
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Tomado el poder por Castro y sus guerrilleros, empiezan a producirse ejecuciones masivas el las cárceles de la Cabaña y Santa Clara; la naturaleza totalitaria del régimen se iba perfilando y definiendo desde sus comienzos.

Una vez más, la palabra de un tirano, de un comunista siempre hay que ponerla en entredicho; en 1957 en unas declaraciones al New York Times, Castro declaraba: “el poder no me interesa, quiero volver a mi pueblo y ejercer de abogado”

Corría el mes de Junio de 1959, cuando anuló el proyecto de organizar elecciones libres, manifestando: ¡Elecciones! ¿Para qué?

La Constitución de 1940 que garantizaba los derechos humanos, fue suspendida, a partir de ese momento gobernó mediante decretos continuados, terminando por imponer en 1976 una Constitución inspirada en la de la URSS.

Promulgó leyes totalitarias contra el derecho de asociación; apartó del gobierno a los demócratas, apoyándose en su hermano Raúl, perteneciente al Partido al comunista, y en Guevara, bolchevique convencido.

Ante esta situación de incierto futuro y previsible arraigo del comunismo internacional, la oposición a cuenta de la reforma agraria, entró en franca rivalidad con la trayectoria política de Castro.

El dictador ordenó al ejército la toma y expropiación de 100 fincas en Camagüey.

En el otoño de 1960 fueron detenidos los últimos opositores tanto políticos como militares; la evidente catástrofe social y política que se cernía sobre Cuba, se tradujo en que 50.000 personas de la clase media tomaran la decisión de exiliarse, ciudadanos que en su día habían apoyado la revolución.

La represión se extendió a la clase obrera y a sus dirigentes sindicales; uno de sus lemas era :”el sindicato no es un órgano reivindicativo”

El próximo paso, fue en Mayo de 1961, cuando clausuró todos los colegios religiosos, confiscando sus edificios;  advertía con estas palabras: “los curas falangistas ya pueden empezar a hacer las maletas”, amenaza que no cayó en saco roto, en Septiembre fueron expulsados de Cuba cerca de 200 sacerdotes.

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El mundo artístico también sufrió los rigores del totalitarismo castrista. No escaparon a las admoniciones de esta índole: “dentro de la revolución todo, fuera de ella nada”

Fácil es adivinar el destino de los intelectuales que se oponían al régimen, como ejemplo, tanto Padilla como Reinaldo Armas fueron detenidos.

Este espécimen singular y monstruoso, refiriéndose a la Revolución Francesa decía: “ si el Paris jacobino había tenido un Saint-Just, La Habana tenía un Che Guevara”, versión latinoamericana del terrorista bolchevique Necháiev.

Este discípulo de la escuela del terror celebraba en su testamento lo siguiente: “el odio eficaz que hace del hombre una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar

Depuró a sus antiguos compañeros y colaboradores, Humberto Martos, en profundo desacuerdo con la “comunistización” del régimen abandonó sus funciones de general gobernador de Camagüey, por lo que Castro le sometió a un “proceso de Moscú en La Habana”; cumplió 20 años de prisión y sus familiares fueron encarcelados.

La oposición clandestina a la que se sumaron veteranos de la guerrilla se implantó en las montañas de Escambray; Raúl Castro fue el encargado de aplastarla después de 5 años de combates y recurriendo a la deportación de la población. Ocasión que Guevara no desaprovechó para llevar al paredón a Carreras, antiguo jefe de la guerrilla.

En esos años, en la cárcel de Lomas de los Coches fueron fusilados más de 1000 contrarrevolucionarios.

El poder judicial en pleno, pasó a depender en 1960 de la autoridad central, negando la elemental separación de poderes.

La dictadura criminal de Castro, con apoyo del ejército al mando de Raúl y un servicio de información eficaz y sanguinario pronto convirtió el paredón y los tribunales militares en un instrumento más del terror y la represión.

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El Departamento de Seguridad del Estado (DSE), se ocupó de la implantación de trabajos forzados, del control del sistema carcelario y de todos los ámbitos sociales.

La Dirección Especial del Ministerio del Interior (DEM), se encarga de la recluta de miles de chivatos para el necesario dominio de la población.

Durante los años 60 se puede establecer un balance de la represión, 10.000 personas pasadas por las armas y una estimación de 30.000 presos políticos.

La Unidad Militar de Apoyo a la Producción (UMAP), en el periodo 1964/67 remedó el Gulag soviético,— el descrito por el polaco Herling, superviviente del Gulag estalinista y primer intelectual que denunció las condiciones de vida infrahumanas de los campos de concentración y trabajo, en su libro “Un Mundo Aparte”;—donde se mezclaban todas las personas “potencialmente peligrosas” para la sociedad del Partido-Estado, incluidos los homosexuales, y donde a las “socialmente desviadas” se las sometía a una férrea disciplina de malos tratos, subalimentación y aislamiento.

Una de sus funciones era la “reeducación de los homosexuales” que previamente a su creación, muchos habían ya perdido su trabajo, fueron purgados en la universidad o eran juzgados en público en sus centros de trabajo.

Algunos de sus castigos consistían en cortar la hierba con los dientes o bien se les sumergía durante horas  en   letrinas.

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REDACCIÓN