13/05/2024 18:02
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Se sigue discutiendo a fecha de hoy si José Antonio ordenó ,sin ningún tipo de fisuras, que la Falange apoyara al Ejército en el levantamiento armado contra el Gobierno del Frente Popular de la República. Después de estudiar todos los documentos existentes y las manifestaciones de los protagonistas, llegamos a la conclusión de que José Antonio, preso entonces en la Cárcel de Alicante, aun con serias dudas, ordenó a la Falange el alzamiento junto al Ejército, en lo que creía que iba a ser una «intervención quirúrgica», o si lo queremos llamar de otra forma, un golpe de Estado, sin que en ningún momento pudiera suponer que esta acción derivaría en una fratricida Guerra Civil.
Veremos en primer lugar que las fotos que publicamos, inéditas las dos, se corresponden a las «últimas circulares» de órdenes enviadas por JOSE ANTONIO a todas las Jefaturas de Falange desde la cárcel de Alicante, desde hace tiempo se conocía su contenido, pero nunca se habían publicado los originales de las mismas.
Obviamente digo «últimas» circulares porque la «supuesta» circular del 17 de julio del 36, (llamada Carta a los Militares) nunca ha sido hallada y su autenticidad ha sido negada por altas Jerarquías de la Falange de entonces, conocidos historiadores, e incluso por el «recopilador» de las Obras Completas de José Antonio.
Como se observa en la primera Circular del «24 de junio del 36» , José Antonio ordena que bajo ningún concepto se llegue a ningún pacto ni con el Ejército ni con fuerzas derechistas para que la Falange apoye el Alzamiento, porque ello supondría la «total desaparición de la Falange aún en el caso de triunfo», ya que únicamente se conseguiría «el día de mañana desfilar ante los fantasmones encaramados en el poder».
José Antonio seguía considerando que la Falange no debía actuar «formando parte como comparsa en un movimiento que no va a conducir a la implantación del estado nacional-sindicalista….. sino a reinstaurar una mediocridad conservadora y burguesa orlada para mayor escarnio con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules».
Por último, ordenaba a cualquier Jefe o dirigente de la Falange, que cualquier proposición de levantamiento que recibiera fuera rechazada y que si concertara pactos locales con elementos militares o civiles sin orden expresa del Jefe Nacional, serían fulminantemente expulsados de la Falange.
En cambio, sólo 5 días después, en la «última circular del 29 de junio» el Jefe concreta claramente las formas y requisitos para que las Jefaturas Territoriales y Provinciales se levanten en armas contra el Régimen de la Segunda República, apoyando el movimiento militar.
Las órdenes son claras y precisas, los Jefes Provinciales o Territoriales deberán entenderse exclusivamente con el Jefe Superior del «movimiento militar», la Falange intervendrá formando sus unidades propias con sus mandos naturales y su distintivos de siempre (camisas azules y banderas de Falange).
Únicamente la Falange podrá transferir un máximo de una tercera parte de sus militantes para que queden bajo el mando del Ejército, y se proveerán de armamento largo.
Por último, se establecía que los Jefes Militares debían prometer a los Jefes de Falange, que en sus territorios la autoridad civil solo podría retenerla el Ejército durante tres días, para luego pasarla a la Falange.
Estas órdenes, de no ser renovadas, quedarían completamente sin efecto el 10 de julio.
Es difícil de entender como en tan solo cinco días José Antonio cambia de parecer y ordena el apoyo al levantamiento militar contra el Gobierno del Frente Popular.
No olvidemos que José Antonio llevaba en prisión más de 4 meses, aunque es cierto que tuvo libertad de contactos, parece que en esos 5 días distintos enlaces (Mayalde, amigo del Jefe y diputado de la CEDA y sus dos pasantes Garcerán y Sarrión) le comunican que el General Mola ha aceptado sus condiciones para que la Falange apoye la «intervención quirúrgica», como así llamaba José Antonio a la insurrección contra el Frente Popular.
Pero también existen otros datos, que como mínimo nos llevan a la conclusión de que José Antonio, entre finales del mes de junio y el 18 de julio, mantuvo serias dudas en que la Falange apoyará abiertamente el levantamiento armado contra la República Frentepopulista.
Así vemos, que en un conocido ensayo nunca rebatido, el famoso escritor Carlos Rojas nos dice:
«Que el día anterior al alzamiento, José Antonio se entrevista en la cárcel de Alicante con un amigo personal suyo, que no era falangista, llamado » Juan Vidal Quiles» y le pide que vaya a Barcelona con órdenes de que la Falange no se sume al alzamiento».
Este amigo personal del Jefe se reúne con Luys Santamarina, y le transmite las órdenes de José Antonio, Luys no las cree y le tacha de cobarde, Juan Vidal para demostrarle su hombría, se suma a la insurrección de la Falange catalana, a pesar de no ser falangista.
Los Guardianes de la Memoria Azul hemos investigado y efectivamente «Juan Vidal Quiles» se alzó en armas en Barcelona junto con las milicias falangistas, a pesar de que no consta en ningún listado oficial de la Vieja Guardia Catalana, ni tampoco consta como caído.
También es muy curioso que el Jefe Territorial de la Falange catalana «Roberto Bassas» y el Jefe Provincial de Barcelona «Juan Rivas Seva» no se alzaron en armas, a pesar de los requerimientos de Luys Santamarina.
¿Falta de coraje o acatamiento a esa supuesta orden de José Antonio?
En todo caso solo se alzaron en Barcelona menos de 100 falangistas.
Es cierto que en Madrid ,el día del alzamiento, el camarada» Manuel Mateo», al que José Antonio le había traspasado el mando de la Falange junto a su hermano Fernando y a Manuel Hedilla, no tenía conocimiento alguno de la orden de que los falangistas debían sublevarse y entrar en el «Cuartel de la Montaña» y eso a pesar de que se encontraba en una imprenta en la calle Ventura Rodríguez, (justo al lado del Cuartel), confeccionando el» No Importa», periódico de la Falange en la clandestinidad.
El propio» Manuel Mateo» se acercó a las puertas del Cuartel de la Montaña y a los falangistas que se encontraban allí les dijo: «que cuando viera a José Antonio, le iba a decir que en Madrid solo se había alzado su Despacho», y ello por cuanto los dirigentes políticos de la Falange que se encontraban allí eran Rafael Garcerán y Manuel Sarrión, ambos Abogados y colaboradores del despacho de José Antonio.
En el Cuartel de la Montaña solo se alzaron menos de 180 voluntarios de Falange.
Los Guardianes de la Memoria Azul estamos convencidos de las» dudas» de José Antonio en apoyar la «Insurrección armada» contra el funesto régimen del Frente Popular, pero es totalmente cierto que el 99% de la militancia falangista y casi la totalidad de sus jefes, apoyaron el alzamiento militar con sumo agrado.
Pero no es menos cierto que con anterioridad a las dos circulares que publicamos, José Antonio pidió consejo a los miembros de la «Junta Política» de la Falange, que se encontraban presos en la Cárcel Modelo de Madrid, y una parte de la Junta (curiosamente encabezados por Julio Ruiz de Alda) le aconsejó no apoyar el alzamiento militar y en cambio otros miembros, siguiendo el criterio de » Manolo Valdés» le dijeron que la Falange si debía apoyar el alzamiento, tal como nos cuenta el propio Valdés Larrañaga en sus memorias.
También es verdad que José Antonio tuvo contacto directo con militares en Alicante para que la Falange se sumará al alzamiento, e incluso les llegó a decir que «para ello, si fuera necesario, pegaran un tiro al General García Aldave», militar que al final se «rajó» y por ello no triunfó el alzamiento en Alicante.
Lo que es cierto y José Antonio era totalmente consciente de ello, es que de no triunfar el alzamiento en Alicante, él nunca volvería a salir de la cárcel en la que se encontraba, como así fue.
Desde el 29 de junio hasta el 18 de julio, José Antonio estuvo sumido en un mar de dudas, al adivinar que el apoyo de la Falange al Ejército y a otras fuerzas derechistas, en un alzamiento armado contra la República, no le iba a permitir construir un nuevo Estado en el que sus 27 puntos programáticos triunfaran, como luego desgraciadamente sucedió, y que además la insurrección no sería una» intervención quirúrgica» sino que se convertiría en una guerra civil fratricida.
En recuerdo a todos aquellos camaradas que perdieron su vida aquel 18 de julio o durante los 3 años posteriores de Guerra.
(Fotos inéditas de las dos «últimas circulares » de órdenes de José Antonio, del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul)

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REDACCIÓN
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