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14 de julio de 2010.

Ena Álvarez descansa al fin expuesta en la funeraria Caballero Rivero, lejos de su Cuba natal. En vida fue la causa 33/1960 y la 284/1972: por la primera cumplió seis años en Guanabacoa y Guanajay; por la segunda, dos en Villa Marista.

Fue el mismo Ernesto Che Guevara, tan idealizado por la izquierda de las generaciones posteriores, quien se encargaba personalmente de someterla a torturas y palizas sin detenerse por el hecho de que estuviera embarazada. La odisea de Ena Álvarez la relata su hija Engie para que no se pierda ni se olvide, porque sabe que la izquierda oculta los hechos que no le interesan, aunque para ello sea necesario manipular la Historia:  “La amarraba a una silla de oficina giratoria, le ponía una capucha negra en la cabeza y le daba vueltas y vueltas hasta que ella, desfallecida, caía al suelo con silla y todo. Vomitaba dentro de la capucha. Ella creía que se ahogaba. Escuchaba las risas sarcásticas y la voz del asesino diciéndole que si no hablaba la fusilaría”.

La misma Ena contó que la desnudaban para darle latigazos en la espalda, “No me daban agua ni comida. ¿Quieres agua?, me gritaban, si quieres agua pásale la lengua al suelo, tirándome agua fría a la cara. En invierno, desnuda, y recibiendo agua fría en mi cuerpo torturado era terrible.” La encerraban en una celda oscura diciéndole que las ratas hambrientas la iba a morder. Luego llegó el bayonetazo en una nalga, la infección, la fiebre y la supuración: “como tenía peste me echaban agua con la manguera. Estas son algunas de las torturas. Hoy no puedo seguir hablando. Recordarlas es revivir todo aquello”

A las mujeres torturadas por la tiranía castrista se les negaba la atención médica -muchas podrían haber sobrevivido a la brutalidad policial de no haber sido por esta circunstancia-, de modo que Ena Álvarez se encontró pariendo con esposas en las manos tras haber sido brutalmente pateada. Por fortuna pudo sobrevivir a sus heridas y a aquella terrible experiencia para dar testimonio de que en Cuba se torturaba y se tortura. 

Comenzaron en 1959, y todavía hoy no paran. Según los que pueden contarlo de primera mano, quien diga lo contrario, miente. Los ciudadanos cubanos se expresan en los foros: “Las torturas actuales no son solo físicas. Tener hijos y no tener leche o comida que ofrecerles es tortura. El abandono casi forzado de la isla en balsa o en un tren de aterrizaje es tortura. Una hija, prostituyéndose por comida o una visa, representa una tortura para la mayoría de esas jóvenes y para sus padres. Lo peor es vivir sin derechos, sin libertades, y sin esperanza. También eso es tortura”.

Muchos de los afectados por la brutalidad castrista esperan un Nuremberg  cubano: el ajuste de cuentas que muestre al mundo lo que está pasando realmente en Cuba, con toda su crudeza, con todo el peso del sufrimiento que los países afines al comunismo tratan de ocultar a toda costa.

Mientras, esperan que la comunidad internacional intervenga en favor del pueblo cubano, y que no se centren en el levantamiento del embargo, porque saben que no es el único -ni siquiera el principal- responsable de la situación que se vive en Cuba. Antes bien piden que quienes se están movilizando en este sentido hagan un ejercicio de sinceridad y reclamen el cese de la violación de los Derechos Humanos por parte de la dictadura, que exijan libertad económica para los ciudadanos  y la excarcelación de presos de conciencia o políticos. “Estos que exigen el levantamiento del embargo, si son sinceros, deberían sumarse a los cubanos que pedimos el fin de la tiranía y la opresión por parte de las autoridades cubanas contra los disidentes y el pueblo en general”.

Un compatriota de Ena Álvarez comentaba hace unos días que “los socialistas están asustados por la verdad”, con toda razón: el levantamiento en Cuba asusta al gobierno español porque muestra de forma descarnada a qué punto podría llegar España si los comunistas logran imponer su ideología. Cuando los cubanos piden ayuda al resto del mundo saben que a muchos países no les interesa que se descubra la verdad de la dictadura cubana. Los gobiernos de esos países, como es el caso de España, ni siquiera admiten públicamente que Cuba sea una dictadura. 

Para imponerla necesitan una juventud ignorante de  la verdad del marxismo, que lleve la imagen del Che Guevara tatuada o estampada en una camiseta sin saber -y sin querer creer- que era el mismo hijo de puta que ejecutaba homosexuales, mataba por disfrute y torturaba mujeres. Cuando iba conociendo el horror de lo vivido por Ena Álvarez, las torturas sufridas en el momento en que una mujer es más vulnerable, durante el embarazo, soy amargamente consciente de que el gobierno de mi país no habría movido un dedo por ella. Su caso habría sido silenciado, negado e incluso ridiculizado.

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El Ministerio de Igualdad en España no defiende mujeres que no sean de su cuerda, ni condena -no admite siquiera- torturas y muertes perpetradas por comunistas. El alumbramiento en aquellas condiciones de Ena Álvarez no conmovería a nadie, como no les conmueve lo que está pasando en Cuba.

Pedir la libertad de Cuba es pedir la de la comunidad iberoamericana sometida al marxismo, y la de España, por tanto se limitarán a pedir el levantamiento del embargo para que no se diga que no son solidarios, y seguirán llamándole bloqueo e insistiendo en que es la única causa de la situación de Cuba. Ignorarán que nosotros tuvimos en su día un verdadero bloqueo internacional, y  que a pesar de eso Franco puso a España entre las diez primeras potencias económicas.  porque si admitieran lo que todo el mundo ve -Cuba es, en este momento, el espejo más real del comunismo-, su proyecto de empoderarse en España, como en su día lo hicieran los Castro con Cuba, se iría a pique.

No cabe esperar del gobierno de España más que palabras vacías y perfectamente inútiles, y la negación de todos los horrores sacados a la luz por los cubanos, en todas direcciones y ante toda la comunidad internacional. 

 

Autor

REDACCIÓN