21/11/2024 15:28
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Es innegable que una ola conservadora recorre el viejo continente, tanto en lo político, tras las elecciones en Suecia e Italia, como en lo cultural. Hace poco más de un mes asistí a una serie de conferencias en Roma, una semana después de la victoria de la derecha encabeza por Giorgia Meloni, y cada semana se realizan eventos en una misma dirección: hacer frente a lo políticamente correcto y defender nuestra civilización. Pero la conferencia celebrada el pasado sábado 12 de noviembre de 2022, “Esa Europa en la que creemos”, organizada por el Instituto Mihai Eminescu de Estudios Políticos Conservadores de la Alianza por la Unidad de los Rumanos (AUR) en el Palacio del Parlamento de Bucarest, quedará sin duda en el recuerdo de todos los asistentes. Se han hecho muchas conferencias similares y tan bien organizados como el evento de Bucarest, sin embargo, pocos lugares pueden rivalizar con el incomparable marco del parlamento rumano, el segundo mayor edificio del mundo detrás del Pentágono. Más aún, la sala en la que se realizó la conferencia, la única terminada durante el régimen de Ceacescu, fue utilizada por el Comité Central del Partido Comunista Rumano. Que este lugar haya sido el escenario de esta reunión de partidos patriotas y conservadores le otorga un sentido histórico y cierta justicia poética.   

El discurso de apertura correspondió al senador, presidente del Instituto Conservador Mihai Eminescu y del Consejo Nacional de AUR, Claudiu Târziu, que hizo un llamamiento para que los partidos conservadores fijen objetivos comunes y coordinen un plan de acción como único medio para frenar la decadencia de Europa: “Los conservadores europeos somos los anticuerpos contra la enfermedad llamada neomarxismo… Una revolución conservadora, en el sentido de una vuelta a la normalidad, está en marcha desde hace varios años en Polonia, Hungría y otros países europeos. Recientemente, esta revolución conservadora ha logrado también victorias históricas en Italia y Suecia. No hay duda de que ganará en Rumanía en 2024. Trabajando juntos, como conservadores europeos, podemos ganar en toda Europa”.

Álvaro Peñas y Claudiu Târziu

George Simion, presidente de AUR, destacó la presencia de importantes delegaciones de partidos conservadores de Europa y de personalidades rumanas, y afirmó nuestra Europa no tienen nada que ver con la de los que hoy dirigen la UE: “Nuestra Europa, nuestra forma de ver el mundo, se centra en la libertad cultural y religiosa. Su Europa, la Europa de los actuales burócratas de Bruselas, significa restricciones, totalitarismo. En mayo de 2024, tendremos elecciones para un nuevo Parlamento Europeo. Esperamos estar todos juntos para celebrar una gran victoria común. Las fuerzas patrióticas, conservadoras y soberanas de Europa y del mundo entero deben unirse para luchar contra la verdadera enfermedad actual que amenaza al mundo: el neomarxismo. Estoy convencido de que en 2024 la victoria será nuestra”.

Después de estos discursos, se inició la primera parte de la conferencia con distintas intervenciones. El eurodiputado polaco Kosma Zlotowski, de Ley y Justicia, hizo hincapié en la actual guerra de Ucrania, lamentando que Europa no hubiera escuchado antes sus advertencias sobre lo que representa Rusia: “Sabíamos que nada había cambiado en el Kremlin… Rusia defiende el mismo imperialismo. ¿En qué ha fallado la Unión Europea? Los conservadores y los representantes de los partidos de derecha conocemos la respuesta: las instituciones de la UE se han alejado de la realidad, arrebatando la soberanía de los Estados miembros”. Para Zlotowski es necesaria una fuerte alianza internacional, “cuento con que todos nos unamos en Bruselas en el próximo Parlamento Europeo”. A continuación, Michael Kleiner, presidente del Tribunal Supremo del partido Likud de Israel, apoyó la idea de una Europa de naciones frente al modelo de Bruselas: “Existe el deseo de una orquesta de un solo director. Esto perturbará el espíritu europeo. La alternativa es lo que quieren los conservadores, la alternativa en la que cada instrumento es diferente pero se hace oír a su manera, pero crea armonía. Los ciudadanos deben amar a su país para entender a los que también aman a sus países”. 

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El eurodiputado francés Nicolas Bay, de Reconquete, participó mediante un mensaje de vídeo en el que afirmó que hoy día la Unión Europea ha traicionado todas las ideas originales del proyecto europeo: “Lo que defendemos es la libertad de poder decidir el futuro de nuestros pueblos, de defender a nuestros pueblos y de poder centrarnos en los valores que fundaron nuestra civilización europea y cristiana”. Finalizado el mensaje de Bay, el príncipe Șerban Dimitrie Sturdza, diplomático y empresario, insistió en la necesidad de una plataforma común conservadora que haga frente a la dictadura de la UE: “Es extraordinariamente extraño para mi generación admitir que hoy el marxismo nos llega desde países que antes se consideraban libres. La Unión Europea actual es una dictadura parlamentaria europea, no una democracia. No quiero que Europa se organice en forma de Estados Unidos de Europa, sino como una comunión de Estados independientes y soberanos con su propio poder de decisión, y que el catalizador de estos Estados sea la fe y la cultura”. Tras las acertadas palabras del príncipe Sturza, llegó el momento de mi intervención, centrada en la idea de reconquistar el discurso de la verdadera Europa y que podéis leer íntegramente aquí.

El final del primer bloque correspondió al publicista rumano Traian Ungureanu y a Leena Meri, vicepresidente primero del Partido de los Finlandeses. Ungureanu incidió de nuevo en la importancia de la batalla cultural: “El marxismo en Occidente haría palidecer de envidia a sus patriarcas orientales. En qué otro lugar sino en las sociedades occidentales tenemos hoy un ateísmo radical, una no pertenencia global como forma de vida, un triunfo absoluto de la praxis que coincide con la muerte del pensamiento y una homogeneización total bajo el pretexto y por medios tecnológicos… Por eso creo que nuestro reto, nuestra misión, no es reinventar, sino hacer que la cultura europea vuelva a salir de donde fue desterrada”. Por su parte, la eurodiputada finlandesa criticó la idea de una Europa federal: “Tenemos una visión crítica de lo que ocurre ahora en la UE. Debemos tener autogobierno… No queremos que Europa se convierta en una masa informe, sino en una Europa que respete los Estados nacionales. Los partidos conservadores celebran sus victorias en un país tras otro, lo que nos anima a creer en una Europa dirigida por soberanistas”.

Claudiu Târziu con André Ventura, Diogo Pacheco de Amorim y Ricardo Dias Pinto

La segunda parte de la conferencia se inició de la mano del presidente de AUR, Sorin Lavric, que señaló que Europa se encuentra en una encrucijada: “La Unión Europea está al borde del colapso y debe ser reformada desde los cimientos. Será una unión de Estados soberanos o no lo será en absoluto. AUR quiere que Rumanía desempeñe un papel clave en la escena conservadora de Europa. AUR quiere que Rumanía siga los pasos de Italia, Polonia y Hungría, países donde la clase política tuvo la dignidad de enfrentarse a la burocracia neomarxista de Bruselas”. El siguiente ponente fue el eurodiputado Cristian Terhes, famoso por su denuncia de los contratos de las vacunas firmados por la Comisión Europea. Para Terhes: “La Unión Europea está borrando nuestra herencia judeocristiana y sustituyéndola por ideologías minoritarias… Estas élites de Bruselas, que no han sido elegidas por nadie, no tienen derecho a decidir nuestros destinos y debemos deshacernos de ellas”.

El presidente de Nazione Futura y de la Fondazione Tatarella, Francesco Giubilei, subrayó los grandes errores de la UE:  migración, medio ambiente y transición energética, e identidad. “Han fracasado no sólo en la cuestión de la inmigración, sino también en el del medio ambiente. Es un error que dependamos tanto del gas de Rusia. Es una cuestión que todas las naciones deben abordar. En cuanto a la identidad, tenemos una Europa que no recuerda sus raíces. Hay un intento de borrar la identidad y debemos rechazarlo”. A continuación, el profesor Radu Baltasiu insistió en la amnesia que sufren los pueblos europeos, manipulados por sus propias élites, y en que Europa pertenece a las naciones. Una de las medidas necesarias para salvar “la Europa en la que creo” es “volver al Tratado fundacional de Roma en 1957. Sentar las bases de la unión más estrecha posible entre los pueblos de Europa. Esta es la misión de la Unión Europea”.

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Frank Creyelman, del Vlaams Belang, habló de la importancia de la defensa de la singularidad e identidad nacional: “Formamos parte de la misma cultura, pero somos diferentes. Preservar las tradiciones nacionales es esencial y esta conferencia es de inmensa importancia, es importante enviar señales de que la soberanía es esencial”. Después del político belga, tomó la palabra Radu Ghidău, presidente de la Alianza Nacional Campesina de Rumanía, que afirmó que un país sin tradiciones es un país a la deriva. “La tradición es la base que dio origen a las naciones. El respeto a la tradición es la encarnación del amor a la nación y a la patria, es decir, del patriotismo. Hoy en día, aunque existe un deseo afirmativo de preservar las tradiciones, los valores tradicionales son objeto de un ataque concertado en nombre de una tolerancia equivocada”.

Zbigniew Krysiak, director del Instituto de Pensamiento Schuman de Polonia, ensalzó el papel del padre de la Unión Europea: “Schuman habló del amor a la patria. Si no amas a tu país no puedes amar a los demás. No se puede decir que amo a mi país, pero odio a otros países. Eso es una contradicción… Schuman dijo que la democracia en Europa será cristiana o no será democracia en absoluto. La democracia anticristiana será una parodia convertida en tiranía o anarquía”. El profesor Marian Munteanu, director del Instituto para la Memoria y la Identidad “Vieja Europa”, subrayó que “la vieja Europa está fuerte, viva, sigue dando consistencia a un enorme número de iniciativas y que no sólo volveremos, aunque nunca nos hemos ido, sino que quienes se preocupan por unir fuerzas aparentemente tan diversas, encontrarán el mejor instrumento de intervención en nuestras raíces comunes”.

El final del segundo bloque correspondió a André Ventura, presidente del partido Chega, que recalcó la importancia de la batalla cultural. “En nombre del pueblo portugués, creo que la batalla cultural es la expresión adecuada para definir los tiempos que vivimos ahora, y si queremos entender la dimensión de esta batalla cultural, debemos mirar a nuestras escuelas, a nuestras universidades, a nuestros campus, no sólo en Europa sino también en Estados Unidos, aunque ahora nos centramos en Europa. Yo mismo fui profesor universitario y, cuando empecé a dar clases, me di cuenta muy pronto de lo profunda y fuertemente arraigada que está la ideología de izquierdas en las universidades de nuestro país. Cuando fundamos Chega, decidimos que la batalla cultural sería para nosotros una batalla fundamental”. 

Autor

Álvaro Peñas