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Son muchos los políticos detestables que nos ha dejado la política española a lo largo de estos últimos 40 años, pero no son tantos los que igualen el nivel de podredumbre y miseria humana que el alcanzado por Pablo Echenique, el actual portavoz de la organización comunista Podemos en el congreso de los diputados. Pablo Echenique es el «odiardor» profesional por excelencia. Un miserable que se dedica a tensionar la sociedad y a enfrentarnos los unos contra los otros. Vive del odio que genera y parece sentirse orgullosos de su ruin comportamiento. Pablo Echenique da pena y asco a partes iguales. Lo peor que se puede sentir por una persona es pena y en el caso de Echenique, esta pena viene dada por su primario comportamiento intelectual, que nada tiene que ver con su condición física. Carente de sentido de humor, todos su comentarios generan repulsión y buscan el enfrentamiento. Un individuo que no puede ser ejemplo de nada y que es multado por la inspección de trabajo por infracción «muy grave» por tener a su asistente sin contrato.

Sabemos que en la organización comunista donde milita Pablo Echenique, es raro que se dejen un artículo del código penal sin abordar, prácticamente, entre sus militantes y clase dirigente, no existe artículo que no les acabe afectando, sin embargo tienen una moral propia muy laxa, que les permite ver la paja en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio. Nos exigen al resto un comportamiento que ellos vulneran de forma sistemática y pretenden ser ejemplo de algo, cuando lo cierto es que ellos nos muestran el camino de lo que nunca deberíamos ser. Pablo Echenique es el matón del congreso, su babosa verborrea, su chulesca actitud y su comportamiento vergonzante, siempre desafiante, hacen de él un individuo con el que no se tiene la menor de las empatías.

Pablo Echenique se cree inmune y con el derecho a insultar y menospreciar a todo aquel que no coincida con sus maldita y criminal ideología. Se cree muy superior al resto y con el derecho a decirnos a los demás lo que debemos decir, hacer o pensar. Entiende que la libertad y la democracia deben estar supeditadas a su proyecto ideológico y si de él dependiera, prohibiría e ilegalizaría a toda formación, asociación o fundación discrepante con el partido político donde milita.  Ni cree en la democracia ni en la libertad individual de las personas, estas son solo herramientas a utilizar mientras los resultados electorales le sean favorables. Pablo Echenique es la viva imagen de la persona amargada, del rencor y del odio, es el claro exponente del dirigente de Podemos, con la envidia como bandera, es un individuo que cae mal y genera antipatía y animadversión.

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Para serles sincero, lo menos importante en Echenique es si cae bien o mal, si es simpático o por el contrario genera rechazo nada mas verle, lo preocupante es que es portavoz de una organización que odia y cosifica a todo aquel que no acepta su visión sectaria y excluyente de sociedad, que entiende la política como imposición y cree que existen debates que no deben ser abiertos, pues los da por superados sin permitir discrepancia alguna. No me cae bien Pablo Echenique, no me gusta ni él ni su organización. Me parecen prescindibles en una sociedad avanzada y moderna, donde el odio que preconizan no debería tener cabida. Siempre empeñados en dividirnos, siempre empeñados en tensionar y crispar, en insultar y en amenazar. Pablo Echenique cree en un modelo de sociedad donde no todos tenemos cabida. Su proyecto ideológico totalitario que nos desea imponer, es incompatible con la libertad y la democracia. Si de sujetos como Echenique dependiera el futuro de este país, les aseguro yo a ustedes que sobraríamos la mitad. No soporto a todos estos miserables que se les llena la boca de derechos que niegan a su rival político o ideológico, aquellos, que no pagan a sus empleados y aquellos que defienden a sus maltratadores, como si nada de esto fuera con ellos. La elección de Echenique como portavoz de podemos, va a juego con la organización que dirigen el maquiavélico Pablo Iglesias y la borrica Irene Montero.

Autor

REDACCIÓN